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Discos chilenos 2017 Discos chilenos 2017

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Discos chilenos destacados 2017

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Es imposible la tarea de igualar todos los lanzamientos en Chile en un año. Tal ejercicio desconocería las posibilidades desiguales en una industria que es lo suficientemente complicada de definir como unívoca como es la nacional. Entonces, nuestra tarea durante los últimos cinco años ha sido la de destacar discos chilenos, muchos de ellos que no han tenido espacio a lo largo del año en nuestro sitio, en una lista que los eleve y que disponga una vitrina brillante de material lanzado en un 2017 que fue especialmente bueno en ese aspecto.

Tenemos en especial discos con conceptos detrás, sea en el sonido (“Elipse” de CAF) o en la forma de construir las canciones (“Los Antiguos Astronautas” de Portugal). Además, existen álbumes de calidad en muchos géneros, y aquí está la cosecha que hicimos este año, basados en la mezcla entre calidad, potencial y buenas canciones. La invitación es a escuchar con la mente abierta, porque en un estilo diferente al que escuchas normalmente puede estar una agradable sorpresa, y esta lista está hecha para que te sorprendas y conozcas lo mejor del año.

  • Si quieres ir escuchando los discos, cada título y portada contiene un link directo a streaming gratuito; haz click y aparecerán. La lista está en orden alfabético.

Adelaida – “Paraíso”

La banda de Valparaíso volvió claramente decidida a subir la apuesta que ellos mismos hicieran con “Madre Culebra” un par de años antes. Con nueva integrante en las cuatro cuerdas, el trío no sólo mantiene al tope esa atractiva combinación de noise rock, grunge y shoegaze que los ha hecho tan reconocibles, sino que se aventuran a explorar nuevos matices y atmósferas que, sin sacrificar en nada la visceralidad y energía de la banda, hacen de esta nueva entrega un viaje mucho más luminoso y desafiante que su predecesor. Seductores en lo musical y tremendamente cercanos en lo lírico, “Paraíso” se instala sin duda, como uno de los capítulos irrenunciables de este 2017.

Aguaturbia – “Fe, Amor y Libertad”

Después de 47 años de silencio discográfico, el mítico conjunto que en los setenta liderara la movida rock psicodélica a nivel local, vuelve a los estudios para agregar un tercer capítulo a su alabado catálogo discográfico. Con un sonido contundente, la banda firma diez cortes que, haciendo gala de un estilo de cargada identidad rock blues, nos invitan –con un ánimo abiertamente feminista y letras en español esta vez– a revisar problemáticas relacionadas con los desafíos que plantea la vida en pareja y la forma en que enfrentamos el devenir de los días intentando no perder el norte. El espíritu rebelde y la pasión sin duda siguen ahí, es un gusto tenerlos de vuelta.

Austral – “Patagonia”

Metal Étnico. Así define su propuesta Austral, grupo oriundo de Santiago, cuyo primer larga duración explota una original fusión de trash metal con elementos propios del folclore del sur del mundo. Intentar la comunión de estilos tan distantes no siempre resulta bien, sin embargo, luego de recorrer los cincuenta y ocho minutos que dura este viaje, queda clarísimo que acá no sólo hay destreza instrumental (evidente en el trabajo de guitarras y percusiones), sino además un grado de respeto y compromiso con la idea de trabajar un concepto, que es francamente envidiable. Nunca antes la trágica historia del genocidio Selknam había sido musicalizado con tanta energía y pasión.

Bagual – “Nulla”

El tercer disco de la banda los pone en un lugar expectante en nuestro rock, sonando con un doom black metal que los asemeja a exponentes internacionales. Ese cruce de colores entre Deftones y Deafheaven, hace que suene familiar lo que crean, y en “Nulla” esto se exacerba con calidad en todos los sentidos. Este trabajo es más brutal, crudo, lleno de paisajes, de quimeras y cosas concretas. Cuando el riff domina tantas facetas del rock, se agradece tener una propuesta donde la distorsión y las figuras de cuerdas no se usan por virtuosismo, sino que para enriquecer las canciones. He ahí el triunfo de Bagual: evitar que el fondo se pierda entre tan buena forma.

Benjamín Walker – “Brotes”

El gran triunfo del segundo disco de este cantautor no es su sonido coherente, ni la producción preciosa de Javier Barría, sino cómo Walker encuentra confianza en sus conceptos y también en cómo evita lo preconcebido. En vez de abrazar ciertos géneros y esquemas, y seguirlos al pie de la letra, él decide escribir un libro nuevo, palabra por palabra, donde la comodidad y expresividad con la que interpreta terminan brillando más que los detalles estilo Godrich que Barría pudo meter para ilustrar a las letras y las guitarras que, a final de cuentas, son la fortaleza que Benjamín usa con sabiduría. Con sutileza, este trabajo cautiva oídos evitando modas y espejismos.

Cevladé – “Pinceles y Puñales”

El rap chileno tiene excelentes exponentes, pero pocos llegan a sacar materiales consistentes al nivel de Cevladé. No sólo se trata de un rapero dotado en entrega y rimas, sino que su capacidad de mezclar estilos, emociones y motivaciones lo pone entre lo más granado del género y la música chilena en general. Transparencia en sus letras, identificar la importancia de los sonidos orgánicos y la elección de samplers precisos, convergen en un disco que nuevamente tiene a Cevladé como el rapero más completo del país. Inteligencia, desgarro y sentido de la melodía son los conceptos claves que confirman la capacidad del “Demonio Maravilla” en su ruta a la trascendencia.

Cómo Asesinar A Felipes – “Elipse”

ElipseDesafiantes, cambiantes, permanentes. Los Felipes son una banda en constante peak creativo, que aún no declina, que aún no decepciona y que aún convoca, y para lograr esto es que deben correr las fronteras de sus posibilidades. En “Elipse” hay tiempos irregulares, una estructura en movimientos digna de la música clásica, y un verdadero discurso poético que cruza la obra completa. Si Cómo Asesinar A Felipes ya había desafiado a la canción y a la rima, en esta monumental y compacta labor se dan el lujo de hacer vanguardia sin alienar. Con un mensaje claro, directo y nunca simplón, CAF nuevamente saca parte del material más excitante del año. Una linda costumbre.

Como Talar Un Alerce – “Como Talar Un Alerce”

Latin jazz, bossa nova, lounge y folk podemos disfrutar en el álbum homónimo de Cómo Talar Un Alerce. Se trata de ocho cautivadoras composiciones donde los vocales han sido excluidos de forma deliberada (aportando únicamente como un instrumento más), con la intención de dar a la propuesta una transversalidad autónoma a los límites del lenguaje. José Antonio Mena junto a su guitarra acústica oficia como líder del proyecto, sin embargo, es la interacción con los aportes de Lucas Harcha (bajo; sintetizadores), Pascual Cortés (trompeta), Alfonso Vergara (clarinete) y Raimundo Santander (guitarra eléctrica) lo que finalmente hace de este trabajo una experiencia única.

Curasbún – “Aunque Les Duela”

El manifiesto que acompañó el lanzamiento de este disco de la banda de oi! y punk nacional, fue un mensaje sacado desde el manual del estilo, con el antifascismo y el antirracismo como algo central. Pero para que dicho mensaje pegue, debe estar acompañado del marco adecuado, uno que tiene mucho que ver con el estilo. Si bien el manifiesto debe ser sacado del pasado, en el sonido existe una evolución que hace que cada letra contra Pinochet, su legado y herederos, la fuerza policial y mucho más, sea sentida como algo real y con la rabia y angustia adecuada para ser creíble. Curasbún sigue haciendo punk vieja escuela, con un giro que hace que la rabia sea muy fresca.

Electrodomésticos – “Ex La Humanidad”

Ex La HumanidadLa banda liderada por Carlos Cabezas no pierde el tono. Firmando el periodo más prolífico de su carrera, Electrodomésticos da vida a un álbum oscuro y cinemático, pero al mismo tiempo familiar y acogedor. Sin abandonar el ánimo vanguardista, el conjunto (cuyas filas completan hoy Edita Rojas, Valentín Trujillo Jr. y Sebastián Muñoz) esta vez se aproxima a la composición en un estilo más cercano al formato canción tradicional, logrando por un lado seguir sonando a ellos mismos sin caer en el autoplagio y, al mismo tiempo, explorar fronteras que hacen más accesible y atractiva su propuesta a nuevos oyentes. Pasan los años y Electrodomésticos sigue estando en su mejor momento.

Emisario Greda – “Anhelario”

Cuando Emisario Greda se anunció como banda del tradicional sello Quemasucabeza, parecía extraño. Los ex Pujem eran parte de una escena alejada de convencionalismos, pero su disco debut muestra una propuesta que se aleja de escenas y erige su propio mérito. Una independencia atemporal rodea a este trabajo, donde la melodía es piedra angular. Proteger a toda costa la canción, pulir sus bordes y ser dignos de ella son gestos profesionales que necesitan un paraguas más amplio, y esa es una de las cientos de decisiones que destilan madurez del primer LP de Emisario Greda, entre armonías vocales e instrumentales que por su sobriedad hacen que cada compás signifique mucho más.

Fernando Milagros – “Milagros”

Fernando Milagros se ha convertido en un especialista a la hora de construir puentes sonoros. “Milagros” vuelve a cautivarnos con esa lúcida fusión de sonidos propios del folclore latinoamericano con ritmos cuyo domicilio se ubica abiertamente en el pop rock más tradicional. Sin tratarse de algo nuevo para el cantautor, lo que hace excepcional a esta entrega es lo directo, seductor y sobre todo la evidente transversalidad que baña a cada uno de los tracks del disco. Prueba irrefutable de esto, es la nada despreciable lista de colaboradores que anota el álbum, sumando estilos e identidades procedentes de México, Colombia y Perú. Un amable y cautivador caleidoscopio.

Filipina Bitch – “Animales Del Espanto”

Filipina Bitch hace su debut formal parándose justo en esa esquina donde lo visceral y espontáneo se adueñan por completo de la expresión artística. Es difícil clasificar la propuesta del cuarteto, puesto que tiene la virtud de transitar por varios estilos sin dejar de sonar coherente. Los pasajes de noise rock, punk, psicodelia e incluso stoner, conviven de forma natural y fluida sin atropellarse en ningún momento, dando como resultado un paisaje que es al mismo tiempo cautivador y amenazante. En tan sólo una jornada de grabación en el estudio, la banda se las ingenió para retratar de manera fiel años de experiencia musical. Así es como suena un álbum cuando está vivo.

Franja de Gaza – “Despegue”

En una apuesta que claramente busca expandir la oferta sonora que la banda mostró hace algunos años en formato EP, los oriundos de Conchalí presentan “Despegue”, su primer larga duración. En esta oportunidad, el quinteto baja el nivel de las distorsiones y, al mismo tiempo que mantiene un excelente trabajo en las guitarras (posiblemente la mejor carta que poseen), avanza de forma categórica a la hora de generar atmósferas y paisajes sonoros que van del vértigo a la calma sin perder un ápice de calidez y elegancia. Esto, que el conjunto ha llamado “Rock Galáctico”, básicamente es una excelente combinación de post-rock e indie, ejecutada con respeto y convicción.

Julia Smith – “Temporal”

Con la clara intención de crecer, Julia Smith vuelve a las pistas con un álbum que, si bien rememora muchas de las claves de eso que alguna vez se denominó “rock penquista”, en esta oportunidad juega definitivamente a expandir la paleta sonora que define al conjunto. Producidos por Mauricio Basualto (Los Bunkers), el quinteto nos regala una propuesta elegante, que de la mano de una excelente ejecución instrumental nos invita a recorrer seductores paisajes sonoros, yendo desde el new wave al power pop guitarrero, pasando en el camino por temas románticos de aire radial y otros que saludan al canto nuevo. De esos discos que sólo mejoran cada vez que se vuelven a escuchar.

Lanza Internacional – “Lanza Internacional”

En formato trío, con Mauricio Durán asumiendo el bajo, Francisco Durán en guitarra y voz y Ricardo Nájera en batería, Lanza Internacional comienza a escribir con el pie derecho su historia post Bunkers. Con un sonido directo, enérgico y contagioso, los oriundos de Concepción dan vida a un álbum que termina de explorar esa vertiente new wave, synth pop bailable que Los Bunkers sólo alcanzaron a mirar de reojo en “La Velocidad De La Luz” (2013). Las influencias de este magnífico álbum homónimo ya no miran hacia los sesenta, sino que apuntan derechamente a fines de los setenta y principios de los ochenta, saludando a gigantes como New Order, Devo y Talking Heads.

Las Modas Pasajeras – “Estaciones”

La consciencia de sí mismos es algo que define a este trío, con versatilidad y un mosaico refrescante de sonidos puestos. Más pop, más rock, más surfer, incluso, “Estaciones” le hace honor al nombre pasando por diferentes estados de ánimo, movimientos y tiempos, sin temer a que haya un olor a café de la mañana, mezclado con el cansancio de la tarde, mientras pasa un viento frío que desarme lo confortable. Además, el toque análogo que se evidencia tras una escucha acuciosa le da un tinte atemporal al disco, y retrata aún más a la banda que, en vez de dejarse llevar por lo actual, opera sin mirar al calendario, buscando y encontrando lo que mejor les sale, y les sale muy bien.

Lucybell – “Magnético”

El formato trío le es cómodo a Lucybell, pero a ratos la discografía no reflejaba este equilibrio bien logrado, y por ello es tan refrescante el resultado del primer disco de estudio en siete años del conjunto. “Magnético” renueva los pergaminos de la banda, sin robarle a su pasado o a otros para seguir adelante. El disco fluye sin sobrecargarse en una dirección, y opera como un “grandes éxitos inédito”. Quizás su mayor atractivo sea que Lucybell no descansa en su zona de confort para crear, porque hay intención genuina en que las ideas dispuestas sean parte de la vida de quienes escuchan. Un triunfo clave para una de las bandas rock más importantes del país.

Mantarraya – “Pornografía”

Exploraron el mar, y ahora lo hacen con el espacio. Aunque el nombre del segundo álbum de la banda penquista apunte a lo personal, entre sábanas, lo cierto es que musical y líricamente las ideas están puestas en lo que va más allá del techo, sea sintética u oníricamente. En vez de cerrarse en un sonido en particular, el quinteto usa todo lo que tiene a la mano para, en medio de ritmos dinámicos, samplers y sonidos orgánicos, crear algo más cercano a lo que pasa después de que la “Pornografía” opera, en un mundo de sueños, películas y mucha sabrosura. Uno de los discos chilenos que mejor entiende la lógica de cruzar estilos de este milenio, con gracia y sin prejuicio.

Martín Pescador – “Bitácora”

En formato rock pop cordial y fácil de seguir, las canciones que dan forma a “Bitácora” nos trasladan por paisajes sonoros que al mismo tiempo rebosan guitarras de espíritu indie folk, dando espacio suficiente para la intrusión de beats y loops propios del mundo de la electrónica, logrando dar lugar a una seductora propuesta donde las atmósferas se posicionan como evidente leitmotiv del conjunto. Por su parte, en lo lírico, el álbum se desenvuelve íntimo, interesante y personal, sin llegar a ser confesional. Con un sonido claro y un concepto compacto, “Bitácora” se alza a día de hoy, sin duda, como el trabajo mejor logrado del proyecto liderado por Ariel Acosta.

Niña Tormenta – “Loza”

El disco debut del proyecto de Tiare Galaz brilla donde otros palidecen. Hacer canciones “desnudas” con arreglos sencillos y acústicos, muchas veces es más difícil que lo más producido, porque es en la transparencia que cualquier vapor puede empañar la vista. “Loza” no cae en esos problemas, y es un álbum de excelente construcción y con terminaciones precisas, rescatando la voz bella de Niña Tormenta y lo acústico, además de ciertos sonidos atmosféricos, que le dan un halo mucho más celestial a un disco que habla desde lo cotidiano y sentimental, hasta el rescate incluso de lo tradicional, como en “A La Mar Vine Por Naranjas”. Uno de los discos chilenos más bonitos de 2017.

Paracaidistas – “Bruxar”

Pop juvenil, fresco y fácil de seguir. Las doce canciones que dan vida a “Bruxar” gozan de una vitalidad y energía que rayan en lo encantador. De la mano de una seductora mezcla de indie punk y noise pop, el conjunto (que anota dentro de sus puntos altos la maravillosa dinámica que se da entre Joaquín Saavedra y Mari Llovet en los vocales) nos invita a recorrer un paisaje honesto y liviano, donde, bajo un filtro de cándida inocencia, las cosas nunca parecen ser tan complicadas como para que una buena canción no sea capaz de sacarnos del mal rato. De esos discos donde cada track corre el riesgo de convertirse en single. Reconfortantes y necesarios.

Playa Gótica – “Amigurumi”

Al pop se le tilda de ser “ligero”, y por eso es tan deliciosa una propuesta como la de este cuarteto, que, desde una violencia instrumental donde se cruza el shoegaze y el post punk, deriva en canciones pop interpretadas por la mejor frontwoman del país hoy, Fanny Leona, llegando a una fórmula única, intensa, fuerte, ruda y bailable. Pocas veces un disco debut presenta una identidad tan clara y, a la vez, flexible, y he ahí la fortaleza en la escritura de las canciones y las capacidades de una banda donde cada parte resulta vital. El equilibrio de la fuerza en Playa Gótica permite la locura necesaria, y hace de esta una de las propuestas más vivas en mucho tiempo.

Poder Fantasma – “Todo Lo Que Quiero Decir Es Lo Que No Quieren Escuchar”

Con nueve canciones plagadas de energía y un controlado descontrol, Francisco Heredia (la mente que da vida a Poder Fantasma) nos invita a cambiar el switch adultocéntrico que lo rodea todo y a mirar las cosas desde otra perspectiva, esa de las voces que, por juventud o espacio, muchas veces no son tomadas en serio. Sintetizadores, teclados y guitarras distorsionadas se adueñan de este fantástico LP debut, que nos golpea con una propuesta fresca y llena de vida, una que podríamos catalogar como tecno punk pop (o algo así). La destreza con que Heredia logra manejar tiempos y matices líricos (alternando intimidad, crítica social y sentido del humor) es ciertamente excepcional.

Portugal – “Los Antiguos Astronautas”

Muchas veces la mejor manera de acercarse a la comprensión de un fenómeno es tomar algunos metros de distancia. Eso es lo que hace Portugal en esta entrega: toma palco y, sin ninguna prisa, nos entrega cálidas postales que apuntan a retratar ese viaje en el que nos vemos inmersos día a día, regalándonos finalmente una composición madura y lúcida, de indiscutibles tintes espaciales. Ya sea echando mano a beats que rememoran a Thom Yorke, letras que apuntan derechamente hacia el cosmos (“Pixel”) o a la sentida y acogedora interpretación de Mariano Hernández, “Los Antiguos Astronautas” se alza como una irrenunciable invitación a dejarse cautivar por la inmensidad.

Protistas – “Microonda”

Siempre había sido una banda de guitarras, con canciones basadas en el juego de figuras, solos y riffs, pero Protistas tuvo que cambiar con la salida de Julián Salas, y lo hace de la mano de una dinámica distinta, más directa, melódica y abierta. Aunque el sonido no cambió en la superficie, irrupciones como la de Niña Tormenta dejan en claro que hay intenciones distintas, con letras más relevantes, y lecturas sencillas. Más historias y paisajes dominan los parajes de una banda que en algún momento tuvo como punto fuerte la construcción de texturas. Ahora, en vez de ropajes preciosos, la música goza de un equilibrio minimalista, y ahí radica su inédita y familiar fuerza.

Recrucide – “The Cycle”

Precisión, excelencia, pulcritud, pueden ser sinónimos de la labor de una máquina, pero el nivel que ha alcanzado Recrucide llega a tal punto, que se les puede dar ese carácter porque, tras un gran disco anterior –el alabado “Svpremacy” (2014)–, la banda debía exigirse más. Y pese al riesgo que representa lo anterior, “The Cycle” es el resultado de la valentía y el trabajo con la tensión suficiente como para no desfallecer en el intento de escribir la propia historia. La discografía del conjunto se demuestra como una de las esenciales del género en Chile, eso habla de la solidez estructural que tiene lo que la banda ha construido, y aquello da para celebrar y escuchar con atención.

Slowkiss – “Ultraviolet”

Es decepcionante ver cómo aún los proyectos anteriores de Elisa Montes y Vicky Cordero definen un prejuicio hacia Slowkiss, cuando en sus tres años de existencia la banda ha conseguido un camino propio, como pocos, en un mundo como el del rock. Mujeres comandando una banda es algo para celebrar en un medio masculinizado como el nuestro, pero se les ha invisibilizado. La respuesta del cuarteto es rotunda: despachar sus canciones más potentes y enfocadas, con un toque único de ira y energía que no se decanta en gritos insignificantes, sino en riffs y vocalizaciones sentidas. “Ultraviolet” hace que se espere con ansia más futuro de una banda a la que se le debe escuchar en su mérito.

Tenemos Explosivos – “Victoria”

Sonido contundente, concepto claro y letras que ya se quisieran la mayoría de las bandas (incluyendo una serie de samples estremecedores). Tenemos Explosivos, para bien o para mal, nos tiene mal acostumbrados a entregas de un nivel superlativo. La base rítmica, cortesía de Matías Acuña (batería) y Álvaro Urrea (bajo), mantiene la tensión al tope durante toda la entrega, mientras que la excelente performance de Eduardo Pavez en los vocales, llena de matices y sentimiento el duro y sobrecogedor discurso por el que nos obliga a atravesar el conjunto. A no dejarse confundir por las barreras estilísticas del post hardcore, este es el tipo de discos que deberían escuchar todos.

Tomates Rocky – “Fábulas Y Relatos De Los Maestros De La Calentura Senil”

Lo de “Fábulas Y Relatos De Los Maestros De La Calentura Senil” es un viaje que golpea desde el primer contacto. Basta con admirar el arte de la portada para entender que lo que tenemos al frente no tiene nada de trivial. Masterizados por Chalo González, la fiesta a la que nos invita el grupo no da respiros, desatándose con todo desde el primer segundo. Mezcla de Fulano y King Gizzard & The Lizard Wizard, las dosis de psicodelia, rock setentero y delirio son avasalladoras. Las letras, por su lado, nos llevan por parajes que van desde lo lisérgico a paisajes anclados en el duro transitar urbano. Imposible no esbozar una sonrisa ante tanta energía y desenfreno.

Travis Moreno – “Travis Moreno”

El imaginario que moviliza a Travis Moreno es realmente digno de celebrar. Las ganas por crear son tan relevantes, que incluso sin guitarrista se las arreglan para dar vida a un álbum rebosante de psicodelia, rock progresivo y profunda admiración por la poesía como forma de expresión (dos de los cortes mejor logrados de esta entrega responden a este canon, de hecho). Con una propuesta más directa que en el pasado, el nivel mostrado en la ejecución de los teclados a manos de Andrés Sánchez y las múltiples personalidades que asume el versátil bajo de Felipe Ayala, hacen imposible no creer que los quillotanos están llamados a firmar sendos capítulos de aquí en adelante.

Trementina – “810”

Tras el éxito alcanzado por “Almost Reach The Sun” (2015), muchas bandas hubieran optado por repetir la fórmula, sin embargo, el conjunto oriundo de Valdivia no está para facilismos, lo de ellos es definitivamente especial. Teniendo muy claro dónde están sus fortalezas, la banda en esta oportunidad optó por abandonar el muro sonoro y las pesadas distorsiones en la guitarra, dando paso a un sonido liviano y cristalino, lleno de delicadas atmósferas que se encuentran sistemáticamente engalanadas por las angelicales intervenciones de Vanessa Cea en los vocales. Que desde nuestras fronteras nazca una propuesta dreampop de esta contundencia, es definitivamente un deleite.

Weight Of Emptiness – “Anfractuous Moments For Redemption”

Echando mano a una sólida base death metal, sobre la que se suman elementos del black, doom e incluso el metal progresivo, el quinteto de Santiago se dio maña para firmar este año uno de esos gratos e inesperados capítulos con los que cada cierto tiempo nos sorprende la escena local. Superando por completo las dificultades a las que se ven enfrentados los grupos que vienen del mundo de la gestión independiente, Weight Of Emptiness se anota un álbum contundente y arrollador, que alterna espacios de oscuridad y redención, destacando simultáneamente por el excelente nivel exhibido en la ejecución instrumental y la fantástica calidad de su sonido. De exportación.

Por David Martínez y Manuel Toledo-Campos

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Mejores discos internacionales 2022

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Mejores discos 2022


No importa si se trata de nombres nuevos o consagrados, no queda duda de que este año trajo consigo varias grandes obras en distintos estilos. 2022 queda atrás y es tiempo de nuestros recuentos revisando lo mejor en el cine y la música durante la temporada, siendo en esta ocasión el turno de los discos internacionales que más destacaron en los últimos meses. Desde figuras siempre presentes en este tipo de publicaciones, hasta nuevas incorporaciones, el año tuvo una diversidad de sonidos y conceptos que fueron ejecutados de manera impecable por los artistas acá presentes.

Como cada año, nuestro equipo propuso, escuchó, evaluó y seleccionó un cuidadoso listado durante todos estos meses, para así entregar los que son, a nuestro parecer, los discos más destacados durante el período del 3 de diciembre de 2021 hasta el 1 de diciembre de 2022. Más allá de subjetividades, consideren esta lista como una guía de los títulos que más disfrutamos durante este año, esperando también que puedan encontrar alguno que les llame la atención o, por qué no, a su próximo artista o disco favorito. Sin mayores preámbulos, los dejamos con nuestra lista de los mejores 50 discos de 2022.

Si quieres escuchar los álbumes, haz clic en la imagen de cada uno.


Diaspora Problems

Soul Glo

Acechando desde las tinieblas del under e influenciados por diferentes vertientes de la música negra, Soul Glo irrumpe en los radares mundiales vomitando energía a través de versos furibundos, con rimas y riffs que merodean en búsqueda de trifulca. Encausando múltiples estímulos del mundo callejero a través de la energía hardcore del sonido east coast, el cuarteto de Filadelfia incorpora además la agresividad y excentricidades del trap con naturalidad, redibujando esa ambigua etiqueta denominada “música urbana”. Transgresor en cuerpo y alma, “Diaspora Problems” refleja la mirada de un grupo de hijos de migrantes sobre la violencia y marginalidad vivida entre callejones y baldíos de nuestras metrópolis.


“And I Have Been”

Benjamin Clementine

Benjamin Clementine logra que los vacíos que deja el sonido minimalista se conviertan en un foco, casi como el lente encuadrando detalles al filmar una película. Melodía, letra, poesía, fuerza y ansia artística se respiran en cada rincón de su álbum más directo y accesible, pero no por ello menos elaborado. El manejo de melodías y relatos es algo que el artista implementa con maestría, acercándose a lo cotidiano y lo mundano sin dejar de sonar celestial, en especial en los arreglos, tanto vocales como de cuerdas, y en su propia voz. Pocas veces la pena, la angustia y las disputas internas suenan tan elegantes y brillantes, menos aún con este halo de integridad artística que baña de épica cada escucha.


“Malign Hex”

Meat Wave

Post punk y noise es lo que suda Meat Wave en su cuarto disco de estudio. Los de Chicago se vuelcan a una forma más primitiva y natural de ejecución, donde expulsan con mayor intensidad y velocidad una propuesta sonora que goza cada vez más de nuevos adeptos. “Malign Hex” es breve y veloz, un disco pensado sin mayores sobresaltos y con una estructura al grano, que no da pie a mayores sutilezas que acompañen bajo, guitarra y batería, sólo 10 certeros golpes al mentón entre un tímido baile. Es interesante cómo conjugan justamente los brillos del noise con las claves típicas del ensueño post punk que ya han revitalizado bandas como Protomartyr, Shame o Fontaines D.C. Si bien, Meat Wave no ofrece mayor originalidad, explota con destreza un recurso donde lo certero es clave, manteniendo una tensión constante y resolviendo con oficio con una receta básica.


“Melt My Eyez See Your Future”

Denzel Curry

Dando un nuevo paso en su ascendente carrera, Denzel Curry sorprende con “Melt My Eyez See Your Future”, su quinto larga duración y una demostración de las capacidades que el rapero tiene a la hora de gestar un relato coherente, potente y más orgánico que los estilos a los que suele recurrir, donde no solamente se expande sonoramente, sino que también presenta distintas caras de su multifacética presencia. Entre incontables colaboraciones y referencias a la cultura popular y la estética del hip hop más clásico, el oriundo de Florida se muestra diverso y establece de manera definitiva las bases para seguir su obra en el futuro, el que seguramente estará marcado por capítulos tanto o más interesantes que este.


“BADモード

Hikaru Utada

El autoconocimiento es algo que viene con el tiempo, desde experiencias e interactuar con otros, y Hikaru Utada entiende que esa reflexión no se termina. Por ejemplo, elle (en respeto a su autodefinición) primero se rebeló contra los pronombres de género y luego se definió como persona no binaria; la electrónica que dominó sus trabajos anteriores dio paso también a sonidos más orgánicos y, en medio, canciones bailables, pero llenas de tristezas compartidas. Empatía en dosis saludables y dolores en espacios seguros, entre el city pop, disco, R&B y más estilos que se complementan con composiciones que relucen la madurez en la voz de le artista, ícono del jpop no sólo en su forma de cantar, sino en la solidez estructural del LP.


“Where Myth Becomes Memory”

Rolo Tomassi

A través de un fluido viaje de intensidades, “Where Myth Becomes Memory” se perfila como la muestra del extendido proceso artístico recorrido por Rolo Tomassi. En su sexto álbum, los ingleses enfocan su mirada hacia los sonidos etéreos, tomando nota de géneros como el dream pop para añadirlos a la fórmula donde también habitan influencias cercanas al mathcore. En un vaivén permanente, la banda logra plasmar la dualidad de emociones que conduce este disco, donde pasajes agresivos conviven armónicamente con aquellos momentos de mayor sutileza e intimidad. Liderados por la dupla Eva Korman y James Spence, Rolo Tomassi consolida una etapa de crecimiento mediante un trabajo donde prima la melancolía y amplía sus horizontes.


“Zeal & Ardor”

Zeal & Ardor

Tras casi un año entre la publicación de su primer single promocional y el álbum, Zeal & Ardor hizo valer cada segundo de espera por su nuevo LP. Como si hubiese sido intencional, por cada mes de espera, Manuel Gagneux incorporó un estilo musical en su ecléctico proyecto, reafirmando su posición de vanguardia en el metal. Con naturalidad y sin tapujos, el músico logra combinar ritmos tan dispares como los son el blues y góspel con el black metal, dando por resultado un trabajo lleno de matices, a su vez reinventando aquellos cantos que por siglos alzaron al viento los esclavos traídos desde África, reconfigurando su sentir, en un ejercicio que para liberar almas está dispuesto a desgarrar carne.


“II”

Dead Cross

Una aplanadora sin contemplaciones es lo que entrega Dead Cross con su segundo trabajo de larga duración. El proyecto que ve a Mike Patton asomarse por las vertientes del hardcore punk al más puro estilo de la escena ochentera, entrega un disco muy claro en sus intenciones, sin escatimar recursos para desenvolver su carácter de una manera lúdica y violenta, con la siempre inquietante fuerza interpretativa del frontman. Una sección rítmica de lujo, coronada por las punzantes baterías de Dave Lombardo, hace de este disco un esencial no sólo de la temporada, sino que también de un artista tan relevante como Patton, que se encuentra en un prolífero y maduro punto de su extensa carrera con múltiples proyectos.


“BLUSH”

PVA

El trío londinense no revoluciona el género, pero sí refresca el panorama con “BLUSH”. La receta de la banda es simple: acercarse lo más posible a todos los recursos del synthpop, el dance, la electrónica y sus derivados, con diferentes estados de fervor, intensidad y oscuridad. Así, el álbum se mueve entre la voz de Ella Harris y Josh Baxter, quienes marcan sus diferentes ritmos y pausas. Dentro de la música electrónica y bailable, PVA propone nuevos aires que, si bien no son arriesgados, recuperan ciertos pasajes de un estilo que necesita reinventarse. En sencillos como “Bad Dad” la banda conjuga en extremo su destreza entre lo sintético y lo análogo. Para los fanáticos del género, PVA se enlaza muy bien con lo que hacían bandas como Ladytron, por ejemplo.


“Fear Of The Dawn”

Jack White

En una de las decisiones más inesperadas para un artista como Jack White, publicar dos álbumes este 2022 sirvió para analizar en profundidad su obra, principalmente con “Fear Of The Dawn”, disco más eléctrico y experimental en comparación a su sucesor “Entering Heaven Alive”. Acá, el guitarrista se expande sonoramente y entrega arreglos refrescantes a una fórmula que con los años hizo propia, funcionando para dejar contentos a sus seguidores de la vida, así como a los curiosos que busquen un nuevo álbum de rock en tiempos como estos. Jovial, atrevido y despojado de las etiquetas, el guitarrista muestra una de sus facetas más maduras y sólidas con otro capítulo en su larga carrera.


“Gnosis”

Russian Circles

Con su octavo trabajo, Russian Circles abraza mucho más el metal que en otros discos, demostrando cuáles son sus intenciones e influencias. Y es que el consejo de Kurt Ballou en la producción los ha llevado a nuevos límites sonoros y compositivos. “Gnosis” asoma como un disco breve pero intenso, lleno de capas y detalles. Esos riffs que antes Mike Sullivan administraba de manera más textural y con el uso de loops, ahora resuenan de manera más cruda y directa, siempre acompañados de profundos bajos, y una furiosa y ordenada batería. “Gnosis” es uno de los trabajos más duros de Russian Circles, donde la inspiración se centra en profundizar ese sonido más ligado al sludge y al post metal, trabajando por capas y haciendo del trío una experiencia más robusta.


“The Line Is A Curve”

Kae Tempest

Como un ejercicio de auto reconocimiento y una necesaria comprensión de su entorno, Kae Tempest irradia energía en su urgente rima con “The Line Is A Curve”, álbum donde las historias de carácter más contemporáneo toman forma y fondo mediante los contrastes propios de lo personal y colectivo, factores esenciales para comprender la narrativa y forma de interpelar que tiene Tempest en su trabajo. Con un hip hop que no teme incorporar otros estilos, la obra progresa dramáticamente mediante la interpretación de experiencias, análisis de la sociedad y sus conductas, además de una convicción muy en tono con la manera en que Tempest despacha cada palabra, siempre de forma prosaica, resiliente y lo más honestamente posible.


“Warm Chris”

Aldous Harding

La manera en que se funden arpegios acústicos y eléctricos junto a la suave voz de Harding, dan cuenta de su atractivo y sólido rango. En un contexto más minimalista, la compositora neozelandesa se atreve con toques de electrónica muy sutil, jazz y pop, casi emulando a Broadcast, con cuerdas y teclas como protagonistas. “Warm Chris” es cálido y sencillo, pero lo que lo hace robusto y completo es su paseo por esos elementos; una pizca de cada uno para un sonido original con su clásica receta de voz, la que se disfraza en cada track según lo que propone en su revoltoso folk. La experiencia a través de los movimientos que propone “Warm Chris” no hace recordar a primeras la música anterior de la artista, sino que funciona como invitación a un descubrimiento personal e íntimo hacia sus propias inquietudes, pero de forma tenue y pausada, dejando trazos de clásicos en cada compás.


“A Gut Feeling”

Cassels

Claramente no fue parte del plan, pero el resultado deja claro que el dúo inglés fue uno de los que se benefició con la pausa de la pandemia. Si bien, la propuesta de la banda siempre se sostuvo en base a riffs directos y contagiosos, el tiempo extra para trabajar en el nuevo álbum permitió que perfeccionaran la fórmula. Mientras en lo narrativo lucen más punzantes y críticos que nunca, es en lo musical donde la banda corre el kilómetro adicional, explorando estilos que van desde el math rock al post punk, pasando incluso por momentos de pop de una manera equilibrada y atractiva. Líderes de un revival desde antes de que este lo fuera, el tiempo de los hermanos Beck parece finalmente haber llegado.


“NOT TiGHT”

DOMi & JD Beck

El joven dúo DOMi & JD BECK irrumpe con un debut que mantiene en completo equilibrio la suavidad y frenética naturaleza de un sonido virtuoso, y construido en base a una naturalidad y estructura rítmica sin titubeos. Con “NOT TiGHT”, estos músicos llevan los elementos esenciales del jazz fusión hacia las nuevas generaciones, proyectando una infusión de estilos de los 70 con una mirada moderna y que carga con el peso del aprendizaje y desarrollo de dichas influencias. Desde un enfoque técnico, maduro y fresco, este disco demuestra el poder que la interpretación puede explayar para crear la esencia y alma de los sonidos, más allá de estructuras y reglamentos.


“Close”

Messa

Cual tormenta de arena en el desierto, Messa ha irrumpido en la escena global de forma inesperada con un trabajo que logra brindar nuevos colores al siempre penumbroso doom metal. Conjugando una propuesta oscura, cargada de misticismo, llena de matices melódicos y fuertemente influenciada por la cultura norafricana, el tercer larga duración de los italianos tiende puentes entre la modernidad y sonidos de raigambre tribal, enriqueciendo de texturas la propuesta autodenominada por ellos mismos como “doom escarlata”. De esta forma, “Close” consolida y hace destacar ese sello propio al lograr una comunión entre el género y elementos de dark jazz, drone e incluso música ajena a la tradición occidental.


“Lucifer On The Sofa”

Spoon

Tras aventurarse a utilizar el estudio como un laboratorio en sus últimos discos, Spoon vuelve a la creación mirándose a los ojos, transparente y aparentemente simple, y el resultado es brillante, con más rock & roll y la sencillez como emblema. La banda hilvana ideas escondiendo sus complejidades, con la habilidad que ha decantado teniendo a Britt Daniel como uno de los compositores más prolijos del rock actual. En paralelo, Mark Rankin logra que el sonido del disco comparta tal limpieza, sin perder potencia ni esa rugosidad que ya es una característica de las performances de Britt y Spoon. Uno de los mejores discos de, quizás, la banda de calidad más consistente del rock en las últimas décadas.


“Dragon New Warm Mountain I Believe In You”

Big Thief

Lanzar un álbum de veinte canciones puede parecer excesivo para una banda que habitualmente se mueve por un universo sonoro más bien pausado, sin embargo, tras recorrer los 80 minutos que dan vida al quinto disco de Big Thief, se hace evidente que el cuarteto no sólo resolvió el acertijo sin contratiempos, sino que además terminó firmando el que muy probablemente sea su mejor trabajo a la fecha. Con acertados pasajes de indie folk, country, dream pop e incluso trip hop, una aproximación narrativa impecable a cargo de la infalible Adrianne Lenker y una producción especialmente cautivadora en lo rítmico, “Dragon New Warm Mountain I Believe In You” se alza sin duda como uno de los momentos musicales imperdibles del año.


“Cheat Codes”

Danger Mouse & Black Thought

De aquellas sorpresas altamente satisfactorias es lo que entrega “Cheat Codes”. En la primera colaboración entre los gigantes Danger Mouse y Black Thought, la excelencia es un atributo que aflora desde todas las aristas posibles. La producción refinada de Brian Burton transporta al oyente medio siglo al pasado, con recursos interesantes, como el tono de teclados y beats propios del soul, hasta detalles como el ruido de los discos de vinilo. La lírica certera del MC de The Roots se complementa con invitados igual de consistentes, destacando el aporte onírico de Michael Kiwanuka o la emotiva participación póstuma de MF DOOM. Un sólido homenaje al linaje cultural afroamericano, con méritos propios de un clásico contemporáneo.


“Laurel Hell”

Mitski

Hasta 2018, Mitski había estado editando discos casi cada dos años. Para “Laurel Hell” sin embargo, se tomó cuatro años y el tiempo parece haberle sentado bien, porque su nuevo trabajo abandona por un momento la crudeza rítmica de sus entregas anteriores y se embarca sin consideraciones en los terrenos del synth-pop, el indie y el new wave de la mano de Patrick Hyland, su productor de toda la vida, acometiéndose en líricas más conceptuales e íntimas. Si bien, la producción musical es sólida, y por ratos la naturaleza intrínseca de los sintetizadores acapara rango sonoro y la voz de Mitski suena soterrada, quizás es parte de su plan de pseudo retiro por allá por 2019 y dejar que la música tome un rol más protagónico.


“Dawn FM”

The Weeknd

Tras dominar la euforia y la resaca con el todopoderoso “After Hours” (2020), The Weeknd sorprendió al encargarse de las consecuencias en su disco más humano en mucho tiempo. “Dawn FM” tiene una fluidez y coherencia que se cruza con la confusión, añoranza y hedonismo que dominan los tracks de un álbum donde no sólo se extiende en el sonido electrónico bailable y nostálgico que consolidó al artista canadiense, sino también configura una retórica compleja. Una radio, un viaje al infierno personal, y figuras como Quincy Jones y Jim Carrey se suceden en un trabajo que utiliza la división entre placer y dolor para otorgarle madurez e intención a uno de los artistas claves del pop de este milenio.


“You Belong There”

Daniel Rossen

Cuando un trabajo se posiciona bajo el rótulo de “álbum solista”, usualmente ofrece la oportunidad de abordar pasajes que evocan intimidad, ya sea desde su música como sus letras. Con una sobriedad solemne, que va desde su austera portada en adelante, Daniel Rossen es consciente de esta virtud. Las armonías vocales, el acompañamiento de cuerdas y vientos y, sobre todo, el cautivador rol de las guitarras, en partes iguales dan una excelente muestra de un minucioso trabajo de producción y las cualidades multi instrumentales del también vocalista de Grizzly Bear. Acompañándose de letras crípticas, las diez canciones que componen este disco articulan un sonido envolvente y sorprendentemente equilibrado.


“Super Champon”

Otoboke Beaver

Brutales como knockout. En un comprimido de estridencia, Otoboke Beaver amplifica una puesta en escena que, hace sólo tres años, se caracterizó por su explosiva ferocidad. El segundo disco de las kiotenses lleva la fórmula al extremo, con un buen puñado de canciones que ni siquiera alcanzan los sesenta segundos y un álbum que, en su totalidad, apenas supera los veinte minutos. No hace falta de mayores preámbulos para apreciar la habilidad de uno de los grupos más histriónicos dentro de la escena hardcore punk contemporánea. Desde la trinchera del ruido, este cuarteto de mujeres arrolla al oyente en una vorágine que, pese a su ritmo fulminante e impredecible, no deja de ser una experiencia divertida.


“How Do You Burn?”

The Afghan Whigs

Greg Dulli es un tipo que lleva cuatro décadas haciendo música, pero en vez de ser un “viejo zorro” y no aprender nuevos trucos, mantiene los oídos y el alma abierta para continuar adelante, con sonidos que motivan, prenden, emocionan, aterran y enamoran. La saga de retorno de The Afghan Whigs continúa demostrando versatilidad, letras genuinas, interpretaciones que reconocen la experiencia sin avejentar el resultado y, en esta última parada, además lo hacen sin caer en nostalgias como sería tan fácil hacerlo. Ni siquiera las últimas notas de Mark Lanegan instalan al disco desde la reminiscencia, sino que desde la reflexión, mirando hacia adelante, con dolor pero sin temor, y el resultado es inspirador.


“Sometimes, Forever”

Soccer Mommy

Uno de los desafíos que enfrentan los artistas anclados en la vereda del indie pop es cómo hacer para diferenciarse del largo número de proyectos que ocupan dicho espacio. En esa línea, el tercer trabajo de estudio de Sophie Allison funciona perfecto para poner a la cantautora por delante de sus pares. Ya no sólo se trata de un proyecto de narrativas íntimas conducido por una voz cálida, sino que en este álbum Allison toma sonoridades de corte dream pop, noise y algo de psicodelia, pero además decide sumar a la mezcla arreglos de electrónica. Con esto, no sólo logra darle novedad a su propuesta, sino que permite que el disco atraviese espacios de luz y oscuridad sin perder un ápice de consistencia. Único y cautivador.


“Autofiction”

Suede

Una de las cosas que siempre se le agradece a una banda con más de dos décadas de carrera, es que sea capaz de aventurarse en nuevas direcciones y no repetir la fórmula. Es justamente en esa línea donde el noveno álbum del quinteto se anota sus mayores aciertos. Completamente desmarcado del ánimo orquestal de “The Blue Hour” (2018), lo que hace este nuevo trabajo es invitarnos a explorar la faceta más cruda, íntima y urgente del conjunto, en un cautivador viaje que no sólo echa mano a sonidos que rememoran a grupos históricos del rock gótico, sino que además saluda a bandas contemporáneas de la escena post punk sin perder en ningún momento el innegable sello de los londinenses. Revitalizador y contundente.


“Renaissance”

Beyoncé

Después de seis años de silencio discográfico, Beyoncé vuelve con un álbum que se distancia radicalmente de lo que nos entregó en su última placa. Los 62 minutos que dan vida a “Renaissance”, por un lado funcionan como una suerte de homenaje a los grandes nombres del dance y el house de antaño, pero sobre todo se alzan como una celebración destemplada a la vida, a seguir adelante y a creer en uno mismo. Todo, con una Beyoncé arrolladora en los vocales, una producción impecable y una ejecución tan ridículamente contundente, que casi con seguridad está destinada a superar los límites del nicho para arrastrar a la pista de baile a cualquiera que tenga oídos y se cruce por delante.


“fawn”

Foxtails

Los de Connecticut sorprenden con un disco breve en apariencia, pero robusto en cuanto a una madurez en la producción y el sonido. Y es que, cuando la inquietud cruza el límite de lo “post” y lo experimental, es clave dar con aquellos elementos diferenciadores. En “fawn”, Foxtails propone un viaje más denso y oscuro, que se mezcla con una producción cruda, con baterías secas y un trabajo más detallado en las capas de guitarras. La voz como pieza clave se funde de manera orgánica con la banda. Por cierto, hay límites que Foxtails no cruza para mantenerse en el cerco de lo experimental de su propuesta cercana al screamo. Así, continúan su independencia sonora y a la vanguardia, gracias a las apariciones de arreglos de violín y sus referencias al jazz. Este disco mantiene a la banda en un estado under, pero aun así muestra sus cartas como referentes de un buen, inquieto y atrevido trabajo.


“Aethiopes”

Billy Woods

Como una declaración llena de simbolismos aparece “Aethiopes”, el inesperado nuevo trabajo de Billy Woods. El rapero neoyorkino sorprende con un disco en solitario donde no deja rimas al azar, alzándose como uno de los álbumes a tener en cuenta en el universo rapero de este año. Tremendamente directo y político, Woods es capaz de interpretar una directa lírica crítica del capitalismo, el colonialismo tardío y el racismo, con elementos ligados al country y al jazz, apropiándose de estas texturas históricamente arrebatadas (en el caso del sample del músico etíope Alemayehu Eshete en “Asylum”) o sus acercamientos al reggae en pequeñas dosis, entre otras sutilezas. Woods –que creció en Zimbabue– rescata así parte de la historia y el significado de su cultura con una intrépida propuesta sonora.


“Hiss”

Wormrot

Sin muchos preámbulos, pero con dosis desbordantes de energía, “Hiss” se encumbra dentro de los lanzamientos más sólidos del panorama extremo con una vorágine aplastante de poco más de 30 minutos. Seis años separan a este álbum de su predecesor, tiempo más que extenso donde el proyecto de Singapur trasladó su propuesta hacia nuevos horizontes de experimentación. Detrás de este telón de caos, hay un trabajo de complejidad y técnica difícil de emular; un torrente de composiciones donde la visceralidad se ejecuta con precisión milimétrica. Con cambios impredecibles, violines con tintes caóticos y la velocidad como constante, Wormrot se abre camino y demuestra que el grindcore aún es terreno para la innovación.


“Jodeki”

Tricot

Alejada de la convencionalidad que se da a nivel masivo en la música asiática, Tricot vuelve a hacer de las suyas con un excelente trabajo como “Jodeki”, donde saca a relucir su maestría al aportar una sustancia muy rica al pop de sus canciones, enfocándose como siempre en la técnica a la hora de ejecutar sus secciones instrumentales. Con una ejecución compleja y un sonido muy accesible, el conjunto japonés logra el equilibrio preciso para transmitir su fluidez hacia los auditores, trabajando con un constante sentimiento lúdico y de progresión en su desarrollo. Atmósferas sutiles, pero de una profundidad muy explícita en su forma y fondo, logran encontrar ese punto exacto entre la calidez y la estridencia.


“Heart Under”

Just Mustard

La oscuridad y los niveles que esta puede alcanzar es el concepto transversal del segundo álbum de Just Mustard, ajustando los oídos para ver entre las densas capas que se entrelazan, en espirales que hacen fútil el intento de distinguir sonidos particulares. Entre un rock evocativo a lo industrial y la voz de ensueño de Katie Ball, el disco hace lo suficiente para evitar el tedio y demandar ser escuchado sin detener el movimiento de las sensaciones, que nunca son de total comodidad, pero sí continúan intrigando al oyente en cada momento. Este álbum tiene vocaciones de fuera de este mundo, sin abandonar la empatía con el pavor, desorientación y atracción que puede sentirse ante tal nivel de perfección sonora.


“God’s Country”

Chat Pile

Hay belleza en el caos, un desorden sin aparente chance de control, porque hay un halo de impredecibilidad que intriga, como los protagonistas de una obra dramática sobrepasando el punto de no retorno, pese a las advertencias previas. Una espiral de suciedad, agobio, crudeza, y con luz en medio, es lo que expone el LP debut de Chat Pile. En medio de elocuentes aullidos, Raygun Busch transita entre poesía entrópica y la prosa directa, animando a descender en espacios que no están oscuros, pero sí tenues. De cerca, lo instrumental se mueve árido y polvoriento, calzando con los retratos en carbón y residuos contaminantes que conforman el concepto que cohesiona un disco que convoca desde lo sucio, doloroso y real.


“THE UNRAVELING OF PUPTHEBAND”

PUP

Si toda la música del mundo fuera dramaturgia, PUP podría ser fácilmente un discípulo actualizado de Bertolt Brecht. Porque en el sonido de “THE UNRAVELING OF PUPTHEBAND”, el cuarto larga duración de los canadienses, hay algo de performático, como una obra de teatro donde, tras un telón de fondo de punk y noise, se entrecruzan intentonas de electrónica e indie naïve con canciones de plano jocosas e irónicas sobre la facilidad de la construcción musical. Conceptualmente, además, abordando la autodestrucción, la displicencia humana y la fragilidad de las relaciones en un mundo virtual (incluso entre ellos mismos como banda, Stefan Babcok mediante) cosechan un disco que nadie esperaba, pero todos queríamos.


“As The Moon Rests”

A.A. Williams

Las estructuras del doom y el metal siguen presentes en el segundo largo de A.A. Williams. De un muy buen presente, la artista inglesa explora con más márgenes diferentes atmósferas y elementos que hacen de su propuesta un resultado denso y oscuro. Sin embargo, dentro de su registro contralto también hay destellos de luz que dejan entrar arreglos de guitarra acústica y otros elementos que enriquecen, pero no sobrepoblan su propuesta. A.A. Williams ha sido una compositora inquieta y ha llegado con nuevos aires a renovar la escena de música pesada, que ya empiezan a dominar artistas que con nuevas claves se aproximan a romper los límites del género.


“A Light For Attracting Attention”

The Smile

La primera toma de contacto con el debut de The Smile, el proyecto de Thom Yorke y Jonny Greenwood con el baterista de afrojazz Tom Skinner, resulta desconcertante, aunque no por ello menos interesante. Teniendo como referencia el incatalogable sonido de Radiohead, abundante en este trabajo por ratos, cabría preguntarse por qué todo esto no fue material para otro trabajo de los ingleses. La respuesta posible está en el imaginario percutivo de Skinner y en el alma explorativa de Yorke y Greenwood, entregando un trabajo que se arremolina alrededor de sonidos improbables, capas asfixiantes y oscuridad de bajo octanaje para fraguar un sonido que difiere de otro de los tantos proyectos de Yorke, por ejemplo.


“Fossora”

Björk

Para su regreso en larga duración, Björk optó por el camino de lo impredecible facturando un álbum que toma del ambient, la esencia musical de su país y de cosas que quizás parezcan extrañas a ojos y oídos de quien no le ha seguido los pasos en las últimas décadas (como el reggaetón, aunque sea sólo en un par de canciones), para darse un gustito y permitirse fracturar una nueva frontera. La intención musical de “Fossora” es más ubicua y menos dolorosa y rígida emocionalmente que sus trabajos anteriores, es un canto a la maternidad y al amor familiar, poniendo incluso a sus propios hijos a colaborar en él, y también un canto a la vida que brota desde la tierra sin rozar siquiera lo hippie.


“Everything Was Beautiful”

Spiritualized

En una dinámica del tipo “celebración/fin de ciclo”, justo 25 años después del lanzamiento de “Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space”, el disco más laureado del conjunto, Jason Pierce llega a sorprendernos con un álbum que, pese a ser breve, sabe rescatar de forma precisa el imaginario eterno que ha construido la banda, y además juega a golpearnos con los ingredientes que hasta acá han hecho de esta propuesta una firma sonora de identidad única. Innumerables capas de sonido, figuras musicales reverberantes y una melodicidad abrumadora, hacen imposible resistirse al viaje con que el spaceman nos invita una vez más a flotar por el espacio. Hace años que el space rock no sonaba tan contundente.


“I Love You Jennifer B”

Jockstrap

Ambicioso, desconcertante y profundamente pop, el debut de Jockstrap se escapa de las convenciones cada vez que puede, sin dejar de ser un deleite cohesivo, consistente y lleno de sorpresas. Con paciencia y confianza, las decisiones estéticas subvierten las expectativas respecto a melodías y armonías de apariencia sencilla, pero que Georgia Ellery y Taylor Skye convierten en mapas donde se sabe el terreno que se pisa, mas no el camino exacto a recorrer. Y he ahí lo impactante: el ánimo constante de descubrimiento, aprendizaje y reconocimiento de ciertos patrones que cierran el círculo, volviendo a esta aventura en algo que finalmente resulta más familiar y acogedora de lo que se pudiera llegar a anticipar.


“Most Normal”

Gilla Band

Explorando la inquietante irracionalidad del mundo de los sueños, en un desafío extremo en forma y esencia, los otrora Girl Band nos mantienen al borde de la convulsión con su particular forma de entender el surrealismo. Estrenando nuevo nombre, los irlandeses presentan una ensordecedora mezcla entre la irreverencia del no wave, el desenfreno del noise rock y la oscuridad del post industrial, que, más allá de su estética, revela la cruda realidad de un proceso de rehabilitación y búsqueda de estabilidad mental. Escapando de convencionalismos, “Most Normal” es un golpe de corriente para nuestros sentidos y férreo ejemplo de cómo la incomodidad generada por el caos puede convertirse en una virtud.


“Blue Rev”

Alvvays

A cinco años de distancia de su antecesor, el tercer álbum de Alvvays continúa recorriendo terrenos dulces y nostálgicos. Pese a que “Blue Rev” no implementa cambios significativos a la fórmula, se trata de un trabajo donde el encanto sigue latente, mediante canciones cándidas y envolventes. La apacible voz de Molly Rankin convive entre pasajes etéreos y enérgicos, donde la reminiscencia a tiempos pasados es una constante. Guitarras inspiradas en Johnny Marr y sintetizadores oníricos profundizan la identidad de un proyecto que rápidamente alcanza la consolidación, pese a las dificultades personales. En este disco, los canadienses prueban que hacer música fresca y llevadera no es tan sencillo como parece.


“Free LSD”

OFF!

El reciente LP de los californianos es la prueba perfecta de que a veces un pequeño puñado de innovación puede mejorar el nivel a una banda de manera exponencial. No es que en el pasado lo del conjunto no fuera arrollador, sin embargo, se movía dentro de un universo donde había mucho más para elegir. En esta oportunidad lo que catapulta a OFF! es la inteligente inclusión de nuevos ingredientes, que van desde la más cruda disonancia, hasta pasajes de corte jazz, que no sólo funcionan perfecto como una aplastante muralla de sonido punk, sino que además dejan el campo abierto para que la banda se aventure a dar vida a una historia extraordinaria. Ya no sólo pegan fuerte, ahora también suenan únicos.


“Baby”

Petrol Girls

Cual grupo guerrillero, Petrol Girls busca incendiar los esquemas que oprimen a las mujeres a través de un equilibrio entre creatividad musical y punzantes mensajes de protesta. En su tercer álbum, la agrupación inglesa mantiene vivo el fuego de las barricadas a punta de noise rock y post hardcore, cuya estridencia agita en lo alto las banderas del feminismo y el anticapitalismo, sin matices ni eufemismos, en tiempos de polarización que así lo exigen. Lejos de ser una respuesta coyuntural, la propuesta de la banda se nutre de décadas de lucha, tanto en el terreno social como dentro de la escena musical, siendo una de las grandes herederas en el siglo XXI del discurso y furia del movimiento Riot Grrrl.


“CLOSURE / CONTINUATION”

Porcupine Tree

El regreso de Porcupine Tree con “CLOSURE/CONTINUATION” luego de trece años de ausencia oficial, podría parecer un reseteo, pero en realidad es la última gran jugada maestra de Steven Wilson, sistemáticamente rechazando la idea de reunir a la banda durante más de una década para poner por delante sus proyectos personales, cuando por detrás había canciones como “Chimera’s Wreck”, que data de 2011, por lo que la trastienda del disco transmite perfectamente la sensación ambigua del título. Un LP macizo, potente, pero escasamente metalero –muy en la veta actual de Wilson–, con vocación melódica y sentido experimental por partes iguales, un disco de prog-rock para mostrarle a los no fans del prog-rock con orgullo.


“Once Twice Melody”

Beach House

Los mundos que describe Beach House van más allá de las palabras, pero en su disco más ambicioso, la banda encuentra más resonancia en las letras, desarrolla especificidades en medio de lo difuso, y con ello entrega atmósferas variadas, que expanden lo ya conocido. En cuatro capítulos, cada cual accediendo a una forma de articular mensajes y emociones, pero con la íntima majestuosidad de los arreglos (por primera vez incluyendo una orquesta a su sonido) como punto común. Expansivo en su espectro, “Once Twice Melody” reúne todo lo aprendido por Beach House en su historia, y se siente como un punto cúlmine en sus poderes creativos y a nivel de composición, siendo tan familiar como desafiante.


“Skinty Fia”

Fontaines D.C.

Con el arraigo cultural que les caracteriza, Fontaines D.C. regresa con “Skinty Fia”, el que puede considerarse como el hito más consistente dentro de una joven, prometedora y para nada despreciable carrera discográfica. Trasladando la agresividad hacia un segundo plano, este disco fluye con distinguida sobriedad en canciones como “Bloomsday” y “Roman Holiday”, sin dejar de lado la impronta poética y melancólica que bien sabe materializar Grian Chatten. Dialecto, anécdotas de la historia reciente de Irlanda y sutiles inspiraciones musicales, son el cúmulo de elementos con los que la banda tributa a sus raíces, en un interesante ejercicio que se mueve con códigos contemporáneos.


“Mr. Morale & The Big Steppers”

Kendrick Lamar

El disco con más expectativa de toda la carrera del oriundo de Compton es también su obra más compleja y personal. A través de 18 tracks, Kendrick Lamar usa a “Mr. Morale & The Big Steppers” como un vehículo para explorar su mente y alma, con luces y sombras, dando su opinión sobre los temas de relevancia en el mundo, pero también ofreciendo una mirada a lo más profundo de su ser, dejando entrever todas las fracturas que eso conlleva. Con un ritmo asfixiante e intenso, el rapero opta por no encasillarse en un género ni apuntar hacia ninguna composición en específico, entregando un desarrollo a través de distintas capas, con todos los conceptos y personajes que componen esta obra tan oscura como esperanzadora.


“And In The Darkness, Hearts Aglow”

Weyes Blood

Si en su disco anterior Natalie Mering le cantaba a los aparentes tiempos finales y al sobrevivir, en este siguiente estadio ella prefiere enaltecer los efectos de esas pérdidas, la soledad de quienes quedaron y la desesperanza que surge del acto de seguir creyendo. En un tono aún más etéreo y celestial que en sus trabajos pasados, Weyes Blood trata de encontrarle sentido común a la humanidad más individualista de la historia. Entre psicodelia, música atemporal y una voz privilegiada, la belleza de este álbum se equipara a la devastación emocional y simbólica a la que apela, denotando experiencias colectivas más que personales, esas que se siguen perdiendo de vista, incluso cuando ya se pudrió todo.


“Hellfire”

Black Midi

Lo de Black Midi ya no es sorpresa. Su meteórica carrera les ha permitido ganar el respeto de la crítica y el cariño de la comunidad melómana. Como piedra angular de su incipiente discografía, “Hellfire” viene a coronar su santísima trinidad del rock progresivo contemporáneo, balanceando a la perfección la esquizofrenia y elegancia de sus dos predecesores. Ayudando a tender puentes entre rock arty y las masas, lo nuevo de los ingleses destaca por su histrionismo vocal y desenfrenada orquestación, manteniendo un constante tono épico y teatral, sin perder de vista la cuota de comedia. Eclécticos, encarnando el todo en todas partes y al mismo tiempo, el trío hace propio el sonido de la vorágine del mundo moderno.


“Ants From Up There”

Black Country, New Road

Uno de los desafíos que tenía el conjunto inglés luego de su disco debut, era demostrar que podía superar el reto del segundo álbum. Por fortuna, si hay una pregunta que este disco responde de forma categórica, es que lo de la banda no sólo se trata de una propuesta musical contundente, sino que además tiene un espacio enorme para seguir creciendo. Precisos arreglos de vientos y cuerdas, un impecable manejo de los silencios, una paciencia casi infinita en la construcción de cada corte y la sobrecogedora interpretación vocal de Isaac Wood, hacen de este “Ants From Up There” uno de esos viajes que por momentos parecen saltarse los oídos de los que estamos al otro lado del parlante para llegar a conectar directo con el alma.


Ránking y textos por Manuel Cabrales, Javier Pérez, Manuel Toledo-Campos, David Martínez, Matías Muñoz, Danny Arce, Emilio Toledo y Claudio Tapia. Diseño de gráficas por Rodolfo Jofré.


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