El fascismo ha demostrado un avance que podemos considerar inaceptable en nuestro país. Más allá del apagón cultural que sin duda nos afectaría en un gobierno de ultraderecha y de carácter totalitario, creemos que esto supera lo que atañe a los sujetos y es un fenómeno que atacará el tejido de nuestra sociedad, separándonos, haciéndonos aún más individualistas y exponiéndonos a una segregación social que viene desde la discriminación.
Grupos a quienes les ha costado obtener derechos sociales, como las disidencias y diversidades sexuales, y las mujeres –nada menos que un 51% de la población del país– son quienes están bajo mayor riesgo porque no sólo se trata de lo que piensan, sino de lo que son, estando su existir y su bienestar en riesgo evidente. El fascismo persigue lo que no desea ver, lo que es diferente y aquello que lo critica, entonces el disenso está en riesgo, y ahí no son sólo estos grupos, que para ellos es un riesgo vital, sino que la sociedad completa.
La candidatura con afanes totalitarios de ultraderecha no sólo ha demostrado un afán fascista consistentemente, sino también sus personeros han rayado vacas con pintura en aerosol, han dicho que las mujeres no tienen derecho a voto, e incluso han hecho gestos apoyando a quienes dejaron ciegas a cientos de personas desde el estallido. Es esa violencia, que a diario vemos online y a veces en las calles, la que se avala, y es ese actuar el que se verá impulsado, generando un clima de conflicto asimétrico, constante y silencioso en el país.
HumoNegro inició cubriendo rock y ha ido extendiendo su línea editorial hacia lo alternativo, durante 16 años, intentando con humildad expandir el horizonte hacia la inclusión y poniendo ojo en la inequidad de género. Es en medio de este afán humilde que llamamos a evitar ir en la dirección contraria. Es momento para estar contra el fascismo, sin complejos, sin peros, porque el apagón cultural y social puede ser más grande de lo que algunos creen. Aquí nos ponemos a disposición de mantener encendida la llama.
Pese a que su origen y concepto es otro, la canción “Heroes” de David Bowie dice que podemos ser héroes sólo por un día, pero también que lo podríamos ser por los siglos de los siglos. El domingo 19 de diciembre en Chile no sólo se decide quién será el próximo presidente, sino que están en juego los derechos y la dignidad de una gran parte de nuestra sociedad con la amenaza que representa uno de los candidatos.
El resultado de la elección es tan incierto, que, tal como lo indicábamos hace unas semanas en nuestra columna “Contra La Amenaza Fascista”, el riesgo de perder derechos fundamentales está a la vuelta de la esquina, además del inminente apagón cultural y un sistema de control totalitario al no darle cabida a la pluralidad, en caso de que la opción de ultraderecha resulte electa. Y, habitualmente, los seres humanos no somos conscientes de este tipo de peligros hasta que ya estamos lamentando las consecuencias.
Este texto no es un llamado a quienes van por la opción 2 para que reevalúen su voto porque sería extremadamente inútil. No hay argumento que se pueda esgrimir, por mucho fundamento que contenga, para hacerlos entrar en razón. Esto va dirigido a un grupo específico no menor que puede guiar la historia de esta decisión: las personas jóvenes que no creen en la política y que tienen derecho a sufragio.
Quienes alcanzamos la edad para tener derecho a voto a fines de los 90, recordamos vívidamente aquella etapa de floreciente juventud, donde afirmábamos que daba lo mismo participar en elecciones porque todo iba a seguir igual y que dichos procesos en realidad no servían para nada. Pese a que estábamos equivocados, de alguna manera el quehacer de la política y su nulo impacto –con el objetivo de mantener el statu quo– nos daba en parte la razón, sin embargo, con el tiempo nos fuimos dando cuenta de que todo es política, y cada dirección que nuestras vidas toman está supeditada a las decisiones de quienes nos gobiernan y le dan forma al tipo de sociedad en el que tenemos que desempeñarnos.
En base a lo anterior, en esta semana crucial hacemos un llamado a aquellos que no han participado de estos procesos, a los desencantados con justa razón, a quienes piensan que no marcan diferencia por ser sólo uno entre tantos, a que voten en esta segunda vuelta por la opción 1, Gabriel Boric. El poder que ustedes tienen juntos es el que realmente puede decidir las vías de cambio que la sociedad chilena necesita; si no quieren mantener el statu quo, no sean el statu quo.
Si gana la ultraderecha, ¿para qué fue toda la demostración de hastío que se expresó hace más de dos años? ¿Creen realmente que el candidato republicano se preocupará de sus vidas y velará por generar los cambios que necesita para mejorarla? A esta última interrogante la respuesta es un rotundo no. En el programa de Gabriel Boric hay una real intención de mejorar la vida del ciudadano común, y si no se cree en lo que está escrito en papel, al menos está la seguridad de que tiene el corazón en el lado correcto y una evidente empatía. Quizás van a sentir que en realidad no hicieron mucho yendo a votar, pero les aseguro que las personas que ustedes serán en el futuro mirarán hacia atrás y se sentirán orgullosas de que fueron héroes por los siglos de los siglos y no sólo por un día.