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Mejores discos internacionales 2017
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5 años agoon
Desde 2012 que el equipo musical de HumoNegro ha venido jugándosela con los mejores discos del año. Parece una tarea sencilla, dada la cantidad de listas que pululan en internet, algunas muy valorables como otras de sospechosa calidad y procedencia, pero no lo es. Disfrutamos mucho seleccionando los mejores discos del año, eso es irrefutable, pero es difícil por la cantidad de lanzamientos que aparecen cada día.
Nos gusta la lista de discos que generamos cada año, más que nada por cómo la hacemos: es un proceso que comienza el 9 de diciembre de 2016 y termina en el 7 de diciembre de este año, involucra a todo el equipo y además es el resultado de gustos subjetivos pasados por una fórmula objetiva. Por supuesto que tiene sus limitantes, como todo ranking: no involucramos EPs, compilatorios, ni material en vivo, ni de covers o reversiones, sólo LPs oficiales lanzados en el año.
Tampoco segregamos por género, evaluamos la calidad de cada disco por su propia valía y como aporte al mundo musical; tampoco entramos en comparaciones con discos pasados de un mismo artista; y aunque cada placa tiene un número en esta lista, valoramos más su conjunto que sus individualidades (de hecho, en esta ocasión los primeros diez lugares se diferenciaron sólo por centésimas en su puntaje). Por supuesto, quienes están más arriba en el ranking han generado un mayor consenso en el equipo, sin embargo, acá no hay algo premeditado para que salga tal o cual artista en los primeros lugares, sino que –como se explicó anteriormente– es el resultado de la visión individual de 11 personas aunado en un todo final.
Como siempre, no hay discos chilenos en esta lista porque a aquellos los destacamos en ESTE ARTÍCULO.
Si quieres ir escuchando los discos, hay enlaces en el nombre del artista y en la portada que llevan a streamings gratuitos, y la mayoría también con la reseña que escribimos durante el año.
50°
Wire – “Silver/Lead”
Veteranos del rock alternativo, del punk en su etapa más temprana, Wire se ha posicionado como uno de los grupos más vanguardistas de la escena. “Silver/Lead”, su decimosexta producción en cuatro décadas, es la muestra fehaciente de la experticia que estos británicos han acumulado al reformular y adaptar su sonido a un panorama musical tan mutable como impredecible, facultad que, lejos de despojar a esta banda de su sello atmosférico característico, le proporciona una herramienta adicional, pues cada pieza de esta obra despide una estela etérea, una especie de narración cósmica intensificada por sutiles detalles que hacen de este un disco sólido y bien estructurado.
49°
Junius – “Eternal Rituals For The Accretion Of Light”
Una experiencia épica. Eso es lo que esta banda norteamericana de post-metal ha venido proponiendo y entregando satisfactoriamente desde su debut oficial en 2009, cuando decidieron emprender un viaje temático que no tardaría en transformarse en una trilogía conceptual. Una eficaz combinación entre pletóricas texturas sonoras y letras reflexivas que hablan sobre la trascendencia de la vida después de la muerte. Esta es, precisamente, la tercera pieza de este rompecabezas; un álbum donde la versatilidad de la voz de su vocalista, Joseph E. Martínez, se comporta como el perfecto conductor de una artillería instrumental tan hipnótica como vertiginosa.
48°
Él Mató A Un Policía Motorizado – “La Síntesis O’Konor”
Intensidad emotiva. El disco “La Síntesis O’Konor” es una obra rebosante de vitalidad; es un disco para saltar, para gritarlo, para llorarlo y para sufrirlo. Los integrantes Niño Elefante, Santiago Motorizado, Doctora Muerte, Pantro Puto y Chatrán Chatrán probablemente hayan hecho el mejor disco de lo que va de su carrera y se lo han hecho saber a todo Latinoamérica. Los temas que recorren el álbum van desde la identidad personal y el amor, al fracaso y la depresión, en un conjunto de melodías inolvidables. Con “La Síntesis O’Konor”, Él Mató A Un Policía Motorizado ha logrado encarnar un sonido indie de la más alta calidad y, tarea difícil, de la más alta autenticidad.
47°
King Krule – “The OOZ”
Si se pudiera definir la música realizada por Archy Ivan Marshall, se podría decir que hablamos de una especie de jazz trasnochado con leves pinceladas de hip hop. Si a lo anterior le sumamos su particular timbre vocal, nos termina entregando unas piezas lo-fi solapadas de gran calidad. Por momentos enérgico, en otros introspectivo, su tercer disco –el que parece la banda sonora idónea tanto para primaverales atardeceres como para invernales desvelos llenos de melancolía– consolida la incipiente pero fructífera carrera del cantautor inglés, quien ya empieza a coronarse como un verdadero monarca de la música alternativa de la gran isla europea.
46°
Depeche Mode – “Spirit”
Con una de las discografías más abultadas dentro del mundo de la música, Depeche Mode ha enarbolado a la electrónica como su bandera de lucha, convirtiéndola en un sello de identidad. “Spirit” viene a complementar esa gran biblioteca sonora con texturas musicales elegantes y envolventes, todo ello adornado por la prolífica voz de Gahan. La creatividad lírica y expresiva de la banda se vuelca y plasma de comienzo a fin en “Spirit”, volviéndose un disco que captura desde lo sensorial y lo emocional. Del trabajo de los británicos emana una genuina sensación de madurez, mezclada con la legitimidad propia del verdadero cancerbero de la electrónica en el siglo XXI.
45°
Trivium – “The Sin And The Sentence”
Trivium es la prueba viva de la perseverancia. Con un extenso recorrido en el cuerpo y un buen puñado de discos bajo el brazo, “The Sin And The Sentence” viene a aplicar todo lo aprendido y a engendrar uno de los mejores trabajos de la banda. El cuidado por cada detalle de las guitarras propone un metalcore con un tono pulcro, cuyo brillo no esconde los reiterados guiños al heavy metal de corte más melódico. La voz de su frontman, Matt Heafy, es otro punto a favor de la placa, paseándose por variados matices de intensidad que denotan su buen pasar. “The Sin And The Sentence” es un álbum prolijo que no hace más que augurar un futuro prometedor para la banda de Orlando.
44°
Mark Lanegan Band – “Gargoyle”
Como solista o como integrante de agrupaciones musicales, Mark Lanegan ha navegado por el extenso océano del rock alternativo destacando por su amplia experiencia en la composición, ejecución y producción musical. “Gargoyle” es el resultado de esa irreprochable trayectoria, y en él se deja entrever un esfuerzo por construir una atmósfera sonora oscura y decadente, todo adornado por una cancina voz de Lanegan, pero una que deslumbra por la coherencia con el concepto general del disco. La ajustada instrumentación y electrificación se oye en las diez composiciones que ciertamente transmiten la seguridad y seriedad con la que Lanegan acomete el acto de la creación artística.
43°
Primus – “The Desaturating Seven”
Primus, a esta altura del siglo, es una verdadera institución musical que nunca ha postergado una idea por intentar agradar a la crítica. En “The Desaturating Seven” tenemos otra apuesta por una estructuración conceptual del disco. Aparecen en él ritmos disonantes cargados de funk y retoques de metal, junto a una interesante apuesta por la experimentación instrumental en canciones que van in crescendo en intensidad y texturas. En tan sólo siete composiciones, Primus demuestra todo su virtuosismo a la hora de elaborar atmósferas musicales complejas y edificantes. Nadie, después de oír este trabajo, podría aducir un estancamiento en su creatividad artística.
42°
O.R.k. – “Soul Of An Octopus”
Con músicos de primera línea del rock progresivo, la banda O.R.k. muestra en “Soul Of An Octopus” más que una habilidad técnica desbordante: una sobriedad estética digna de escuchar. A veces resuenan influencias de Porcupine Tree, de Tool, otras las de King Crimson y del folk, se conjugan fórmulas conocidas del género junto a elementos experimentales de la manera más diestra, con una exactitud profesional y una producción con un tacto estético impecable. En términos generales, es un disco que recoge lo mejor de lo clásico del progresivo junto a la elaboración de elementos de vanguardia que, sin duda, da luces acerca del porvenir del género.
41°
METZ – “Strange Peace”
Acoples, distorsión y estridencia; noise rock puro y crudo. Así es como este trío ha logrado cimentar una sólida carrera, encontrando un punto de consolidación sonora de la mano de este tercer álbum, el que cuenta con la producción de nada más ni nada menos que de ese baluarte del rock alternativo que es Steve Albini. Y es que era cuestión de tiempo para que METZ llamara su atención, pues, como orgullosos herederos de todo el legendario sonido de Seattle de finales de los 80, con “Strange Peace” estos canadienses dan cátedra de cómo componer un rock visceral que remueve la totalidad de nuestras entrañas a punta de descargas eléctricas y verdaderos cataclismos sónicos.
40°
The War On Drugs – “A Deeper Understanding”
No se requiere de un entendimiento tan profundo para descifrar la fórmula de The War On Drugs: su modelo se desarrolla sobre una base aprendida de estandartes del rock americano, como Bruce Springsteen o Neil Young. Bajo esa premisa, el proyecto del siempre creativo Adam Granduciel arremete con una obra sólida, íntima y detallista, desentrañando las claves de ese denominado dad rock para darles frescura, brillantez y un sello propio que no necesita caer en plagios o lugares comunes. Con un trabajo tan bueno como sus anteriores, Granduciel vuelve a demostrar su talento en la producción, llevándonos por un constante viaje de emociones y experiencias personales.
39°
Ulver – “The Assassination Of Julius Caesar”
Al escuchar el presente de Ulver, cuesta creer que los orígenes de la agrupación se alojan en el black metal. Hace varios años ya que los noruegos tomaron un giro radical, dirigiendo sus inquietudes hacia lo electrónico y lo atmosférico. Sin dejar de lado el interés por las sonoridades oscuras, “The Assassination Of Julius Caesar” viene a marcar su metamorfosis más reciente, ofreciendo una placa cargada al synthpop y evidenciando el talento que tienen para visitar estilos sin sonar forzados. Causa sorpresa escuchar un disco con tanta cercanía a lo bailable e intencionalidad pop, dejando en claro que lo único permanente en Ulver es el espíritu ecléctico.
38°
Sepultura – “Machine Messiah”
Cuando se busca construir el presente, a veces es necesario recurrir al pasado, por lo que Sepultura decidió buscar esos agresivos riffs de los viejos tiempos para incorporarlos a la actual vereda sonora que recorren en esta renovada etapa de su carrera. Sin mediar en el prejuicio obligado de que toda banda sin sus integrantes originales no siempre hará el mejor de los trabajos, los brasileños optaron por seguir mirando al futuro, alimentando a una bestia que parece estar poco preocupada de sí su rugido es o no tan fuerte como antaño, sino más bien se conforma con seguir estando ahí, vigente sin la necesidad de recurrir a antiguas técnicas de auto revisión.
37°
Algiers – “The Underside Of Power”
Si se puede destacar algún disco por su contenido político, ese reconocimiento se lo lleva el nuevo trabajo de Algiers, quienes de la mano de una rupturista propuesta sonora plantean un férreo discurso contra el renacer de los movimientos ultra conservadores. Experimental por donde se le mire, “The Underside Of Power” combina excelentemente una diversidad de géneros, dentro de los que encontramos post punk, soul, trip hop, no wave y góspel. Pese a lo disímil de estos ritmos, la combinatoria nos entrega como resultado un producto sublime, en donde cada canción cautiva por la naturalidad y fluidez con la que se expone el contenido, tanto lírico como sonoro.
36°
Japanese Breakfast – “Soft Sounds From Another Planet”
El segundo LP del proyecto de Michelle Zauner destila versatilidad e intención. Habla del espacio exterior como oportunidad de sanar y escapar, pero a la vez se concentra demasiado en lo que pasa en la Tierra y cómo duele. En ambos casos, trenzados hasta que se hacen uno en la variedad de estilos que mueven al disco, queda claro que hay decepciones a la vuelta de la esquina disfrazadas de hermosas melodías, un poco de noise y bastante de honestidad. Otro valor del álbum es que, pese a narrar episodios profundamente imperfectos y con fuerza, mantiene un control preciso de todo, otorgando una sensación de seguridad que pocas veces se alcanza con música así de devastadora.
35°
Noel Gallagher’s High Flying Birds – “Who Built The Moon?”
Definitivamente no hay vuelta atrás. Si bien, desde el primer día de su aventura en solitario, el mayor de los Gallagher dejó claro que no pretendía revivir el legado de Oasis, “Who Built The Moon?” es la prueba indiscutible de que Noel evolucionó. Esto es precisamente mirar hacia delante, lanzarse al vacío y salirse con la suya, todo en poco más de cuarenta minutos. Mientras Liam sigue insistentemente mirando hacia The Beatles y los sesenta, las musas que rodean a Noel en este tercer álbum recogen sonidos anclados en el glam, góspel y rock espacial, para lograr dar vida a una provocadora fiesta cargada de beats bailables. Sólo queda pararse y aplaudir.
34°
Pond – “The Weather”
En este disco se encapsulan fantasías antiguas y se funden con un sonido contemporáneo. Melodías que llegan a lo onírico, juegos de voces futuristas y sintetizadores lo-fi son parte de “The Weather”, un disco que rescata la fluorescencia de la ciencia ficción de los setenta y ochenta. Pond logra un sonido que, en términos generales, podemos encapsular dentro del pop o de un rock más bien mesurado, con ritmos electrónicos y psicodélicos que se ejecutan de manera habilidosa y creativa. El resultado es evidente: un sonido orgánico que recupera un melodías del pasado para volverlo una síntesis fresca al frenesí post-futurista que es nuestro año 2017.
33°
Charlotte Gainsbourg – “Rest”
En estos tiempos, el acto de interpretar ha perdido valor e incluso se castiga a quien no crea sus propias canciones. A Charlotte siempre se le reclamó eso, con colaboradores como Beck o Jarvis Cocker, pero se pasaba por alto su vocación musical. Su tono susurrante y delicado, invita e intriga, y en su primer álbum en siete años esto queda de manifiesto. Además, ella escribe la mayoría de las letras del disco, impulsada por las muertes de Serge, su padre, y Katy Barry, su hermana, mezcladas por la adicción al alcohol, lo que dotó de ira y pena al disco que, entre tenebroso y bello, empuja a la reflexión y a escuchar, en ese atractivo borde del límite entre vida y muerte.
32°
Mors Principium Est – “Embers Of A Dying World”
Si bien el death metal melódico no goza de la misma relevancia que tuvo a comienzos de milenio, también es cierto que el último trabajo de estos finlandeses suena inspirado y con la misma energía de aquellos días. La banda nunca ha escatimado en recursos para enriquecer sus canciones y esta oportunidad no es la excepción, porque temas como “Into The Dark” o “In Torment” despliegan toda la cosmovisión de la música extrema que el grupo posee, creando una mixtura exquisita entre los azotes propios del death y los arreglos orquestales, edificando una muralla de sonidos que le otorga grandilocuencia y que los ubica en la vanguardia del estilo, del cual son uno de los pioneros.
31°
Robert Plant – “Carry Fire”
Esta nueva entrega de Robert Plant toma los elementos explorados en “Lullaby And… The Ceaseless Roar” (2014) y los mejora para demostrarnos que la vigencia y la musicalidad no tienen edad. La mezcla entre lo africano, lo oriental y su omnipresente ethos blusero que es parte de su ADN, despliega lo mejor de varios mundos con un sonido vibrante, original y sorprendente, capaz de vestir distintos ropajes pasando por el folk y la electrónica en partes iguales, envolviéndolo en un manto de atemporalidad que refresca el espíritu. “Carry Fire” es una muestra de cómo la madurez y la sofisticación pueden ser tan estremecedoras como el trueno más devastador del martillo de los dioses.
30°
Juana Molina – “Halo”
Experimentación sonora de primer nivel. En su última entrega, la argentina conjuga elementos de la electrónica, el folk y el trip hop junto a elementos del jazz y ritmos étnicos. El resultado es uno de los álbumes más interesantes del año en la música latinoamericana. En “Halo” se puede escuchar el despliegue del genio creativo de Juana Molina, tanto en melodías hábiles, como en “Cosoco”, y piezas misteriosas, como en “Paraguaya”, sin dejar de lado una emotividad profunda que se muestra en canciones como “Cálculos y Oráculos”. “Halo” es un disco brillante, difícil de encasillar, y parece que en eso mismo yace su principal virtud.
29°
Spoon – “Hot Thoughts”
Sin ser precisamente el disco más brillante de su carrera, Spoon logra facturar otro trabajo de gran calidad. La novena entrega de la banda de Austin pasea tranquilamente entre lo bailable, lo atmosférico y lo sintético, con una combinación siempre interesante de psicodelia, post-punk y hasta algo de jazz y dub, confeccionada a base de guitarras urgentes, sintetizadores futuristas, un gran sentido del ritmo y buenas letras. “Hot Thoughts” demuestra que la consistencia y la innovación son valores intransables para los comandados por Britt Daniel, aunque a estas alturas no tengan que demostrarle nada a nadie: su sólida discografía es argumento suficiente.
28°
Roger Waters – “Is This The Life We Really Want?”
Descontando la ópera “Ça Ira” (2005), tuvimos que esperar 25 años para que Waters nos regalara un disco brillante, donde el sonido de su banda madre se hace presente al son de los convulsionados tiempos que corren. Armado con un puñado de canciones que fácilmente podrían calzar en cualquiera de las obras que lo hicieron gigante en los años 70, en “Is This The Life We Really Want?” el bajista se adueña con sana nostalgia de la esencia de Pink Floyd que siempre le fue tan propia, y dosifica los elementos de manera perfecta para que el resultado no parezca un tributo forzado. Ladrillo a ladrillo, Roger Waters refuerza su legado con la que bien podría ser su obra decisiva.
27°
St. Vincent – “MASSEDUCTION”
Anne Erine Clark es una artista que sabe reinventarse constantemente en cada una de sus entregas. Siempre bajo una vanguardista comprensión sobre lo que es y cómo debe ser la música pop, este nuevo lanzamiento da un paso adelante en su incesante y experimental búsqueda. Más cercana que nunca a los ritmos electrónicos, el disco logra generar una particular comunión entre su característico modo de tocar la guitarra y las cibernéticas emulaciones generada por los sintetizadores. Bajo esta serie de logaritmos, más allá del látex y el neón, MASSEDUCTION es un álbum tan futurista como vintage, combinación solo posible gracias a la genialidad de St. Vincent.
26°
The Contortionist – “Clairvoyant”
En menos de una década, los estadounidenses de The Contortionist alcanzaron el reconocimiento de la escena del metal progresivo mundial gracias a una propuesta que, si bien partió ligada a sonidos más duros y cercanos a lo que majaderamente hacían muchos de sus coetáneos, hoy mutó hacia un estilo único y sobresaliente, donde abundan las sutilezas y el enfoque melódico predomina de manera asertiva. La canción homónima, “The Center” o “Return To Earth” dejaron atrás cualquier comparación odiosa y continúan el sendero trazado en el excelente “Language” de 2014; un camino que pocos se han atrevido a recorrer, pero que ofrece una recompensa superior, como lo es trascender.
25°
The Horrors – “V”
La audacia es un recurso perdido a ratos en la música actual, y por eso es que la valentía de la reinvención es algo digno de celebrar con su mero esbozo. The Horrors hace todo lo anterior y mucho más en su quinto disco, el excelente “V”, que en vez de cambiarlo todo, realiza una actualización a los códigos ya utilizados. La oscuridad y lo gótico se quedan, pero en vez de guitarras y ritmos crudos, las melodías y pulsos más cercanos a la electrónica ochentera se toman el registro. Hay valentía y sentido de la identidad, la que se refuerza a través del cambio, debido a que la banda inglesa se mueve con soltura y fuerza en terrenos que le parecían ajenos.
24°
Protomartyr – “Relatives In Descent”
Cuarto disco del cuarteto de Detroit y siguen sin dar ninguna señal que haga pensar que están perdiendo tensión. En esta oportunidad Joe Casey nos obliga a transitar por un paisaje árido y desolador (mucho más familiar de lo que quisiéramos), que nos empuja a mirar de frente demonios e incertezas que apuntan a cada uno de nosotros, tanto en lo individual como en lo comunitario. Musicalmente la banda funciona perfecta para acompañar el duro viaje en el que nos vemos envueltos, sencillos, pero contundentes y arrolladores como siempre, dejando muy pocos espacios para ganchos de corte radial. No se trata de un disco fácil de seguir, pero sin duda es uno de esos necesarios.
23°
Anathema – “The Optimist”
Desde Liverpool con amor. Anathema ha experimentado un largo proceso de metamorfosis que pareciera estar llegando a su fin. Muy atrás quedó aquella época en la que el death doom metal era el eje central de su flujo compositivo. La incorporación de elementos electrónicos, jazz, pop y prog a su base instrumental, ha hecho mucho más explícito el refinamiento de su técnica e inventiva. Un sonido sosegado, elegante y melancólico a la vez que reverberante, es el resultado de este sincretismo, en el que la dulcísima y evanescente voz de Lee Douglas termina por aportar una cuota de solemnidad a cada pieza en la que participa. Un trabajo tan conmovedor como estimulante.
22°
Leprous – “Malina”
Gozan del reconocimiento desde su primer disco del año 2009, gracias a la forma elegante y soberbia en que mezclan metal, progresivo y otros elementos para construir su propuesta. “Malina” es la cúspide del proceso creativo que han experimentado desde su génesis y que pareciera no tener techo, porque las expectativas frente a lo que harán en el futuro son más que alentadoras, debido a la contundencia de cortes como “Captive” o “Leashes”, donde la pericia y el talento de la banda quedan expuestos, sobre todo de Einar Solberg, quien ahora solo usó un registro de voz limpio, aumentando el atractivo de la obra y su alcance, pensando en llegar a una mayor audiencia.
21°
Ty Segall – “Ty Segall”
Lúcido y directo. En menos de cuarenta minutos, Ty Segall vuelve a moverse con éxito por ese peligroso terreno que mezcla revisionismo descarado y transgresión personal. En su noveno álbum de estudio, el californiano recoge influencias que van desde el glitter de Marc Bolan al rock pop psicodélico de The Kinks y Lennon, pasando por viscerales momentos de hard y garage rock. Se trata de una entrega compacta y, al mismo tiempo, llena de matices, alcanzando finalmente esa claridad que otras veces ha sido tan esquiva para el cantautor. Sin duda, uno de sus mejores trabajos, ideal para aquellos que hasta hoy no se han dejado seducir por este embajador del rock de guitarras.
20°
Elder – “Reflections Of A Floating World”
Con temas que bordean los diez minutos, siempre revestidos por largos pasajes instrumentales que nos sumergen en un variado mundo de enérgicos jams y riffs, este trío de Boston ha sabido redefinir a su antojo los límites dentro de su género. Con una exquisita e innovadora propuesta, tan agresiva como lisérgica, que incorpora elementos del rock progresivo a las densas atmósferas del doom metal y el stoner rock, Elder nos hace viajar a través de una diversa geografía de paisajes sonoros, mientras la lírica esboza un cuestionamiento sobre lo que es realmente verdadero en este efímero mundo.
19°
Foo Fighters – “Concrete And Gold”
Grohl y sus muchachos lo hicieron de nuevo. Después de “Sonic Highways” (2014) parecía que la banda volvía a perder el rumbo. Bastó, sin embargo, con anunciar que harían un álbum que iba a sonar como “Motörhead tocando el Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band” para que todos quisiéramos, al menos, volver a creer en los Foo. Concentrados esta vez (por fin) en lo estrictamente musical, el conjunto logra facturar un disco potente, coherente e interesante como propuesta sonora, lleno de guiños a la época dorada del rock. Para los amantes del cuarteto de Liverpool, un deleite, ya que están por toda la placa; para los seguidores del ex Nirvana, definitivamente un gusto.
18°
Run The Jewels – “Run The Jewels 3”
No es necesario ser explícito cuando todo el mensaje está ahí, latente y expuesto, y Run The Jewels lo supo muy bien con su tercer larga duración. La dupla asesina compuesta por El-P y Killer Mike se despacha un álbum agresivo, uno que dispara hacia todos lados, orquestando un relato que critica el caos político que se vive en el mundo por estos días, y generando una previa al inminente apocalipsis social que se asoma con fuerza. Sin dejarse capturar, los raperos desarrollan un disco hostil, genuino y, sobre todo, muy urgente, con los parámetros necesarios para contraatacar líricamente a las esferas de poder, esas que tanto abusan de nosotros de manera cotidiana.
17°
Mogwai – “Every Country’s Sun”
Mogwai nos hace sentir en carne propia la fusión entre lo retro y el avant-garde. La banda, que sin duda alguna es uno de los principales referentes del post-rock, nos entrega un trabajo ubicado entre el caos, la calma y el viaje astral. “Every Country’s Sun” es una profusión de sonidos donde temas estridentes, como “Battered At A Scramble”, contrastan de manera elegante con tracks como “Coolverine”, y encuentran el equilibrio en composiciones melancólicas que explotan en melodías vibrantes, como la homónima “Every Country’s Sun”. Una muestra de vaivenes sonoros en que la estridencia rockera de Mogwai se conjuga con elementos clásicos del krautrock.
16°
Godspeed You! Black Emperor – “Luciferian Towers”
La enorme variedad de influencias musicales presentes en la vida artística de los canadienses es un ademán que recurrentemente aparece en sus producciones. Junto a ello, la teatralidad y la elegancia de sus composiciones da cuenta de un esfuerzo colectivo por renovar viejos estandartes del rock, sin volverlos lugares comunes o simplemente arruinarlos. “Luciferian Towers” deslumbra al capturar los sentidos a través de composiciones épicas y enigmáticas, que crecen y se desarrollan con naturalidad. Atrevimiento, densidad instrumental, paisajes musicales y creatividad, definen por completo este trabajo que ciertamente viene a renovar una acaudalada trayectoria discográfica.
15°
The xx – “I See You”
Haber utilizado tan intensamente los medios de comunicación antes del lanzamiento de este trabajo, ciertamente tuvo sus beneficios, aunque no dejaba de ser una arriesgada jugada si es que algo, por mínimo que fuera, salía mal. “I See You” es una apuesta indie que entremezcla la teatralidad vocal de Romy, la intensidad tonal de la electrónica de Jamie, y los ajustados arreglos instrumentales de Oliver Sim. Este es un trabajo teatral y directo, reposado en la melodía, pero directo en la lírica. La mayor virtud de “I See You” es la atmósfera conceptual que sus sonidos construyen, transformándose en una producción elegante y fielmente ajustada a su género y origen.
14°
Converge – “The Dusk In Us”
Converge no sólo se dedicó a la nostalgia durante este año. Junto con lanzar un álbum en vivo que conmemora el aniversario de su afamado “Jane Doe” (2001), “The Dusk In Us” es la propuesta más reciente de la banda, donde su fórmula caótica e iracunda continúa remeciendo el panorama contemporáneo del hardcore. Como es habitual, Kurt Ballou es quien produce el imaginario instrumental de la banda, proporcionando pasajes tanto lentos como veloces, cargados de la intensidad brutal y disonante tan propia de los de Salem. Junto al grito desgarrador de Jacob Bannon, Converge sigue cargado de una potencia visceral que no ha dejado de deslumbrar desde comienzos de siglo.
13°
The National – “Sleep Well Beast”
La esencia oscura de la música de The National se reafirma a cada paso que avanzan. En un par de meses los norteamericanos fueron capaces de crear un disco elegante, adecuadamente calibrado en la instrumentación y arreglos, con líricas potentes que se sumergen en las más grandes batallas de la humanidad en la actualidad. Como quienes saben reelaborar sus influencias musicales, The National ha demostrado una gran capacidad de reinvención en el mismo terreno explorado, pues, sonando distinto en cada disco, podríamos reconocer y asociar cualquier canción de este trabajo a los oriundos de Ohio. Desgarrador, pero luminosamente creativo, son los conceptos que definen a esta placa.
12°
Soen – “Lykaia”
En el universo del progressive y post rock, y durante la última década, ha germinado una cantidad importante de bandas que ha logrado hacerse un espacio en la escena. Sin embargo, cuando aparece Soen con su prestigiosa alineación de miembros (Opeth, Testament, Sadus), un cúmulo de expectativas –no mal fundadas– asomaron esperando encontrar lo que precisamente se exhibe en este disco. “Lykaia” es un trance en sí, uno que invita y que magnetiza a través de una fórmula versátil y de una evidente belleza compositiva, donde lo impetuoso y parsimonioso se halla en la misma medida. Un trabajo sobrio que, exento de aparatosidad, logra brillar por sí solo.
11°
Mastodon – “Emperor Of Sand”
Hace años que Mastodon se posicionó como uno de los grandes nombres del metal contemporáneo, y este nuevo disco es sólo una prueba más de ello. Tras sufrir la pérdida de seres queridos en manos del cáncer, lo que se planteó como un ejercicio terapéutico terminó siendo una de las más grandes producciones dentro del catálogo de la banda. Con un magnifico uso de las capacidades vocales de sus integrantes, quienes trabajan entonaciones mucho más melódicas, la agrupación vuelve a pulverizar tímpanos sin abandonar su tradicional sonido lleno de brutalidad, velocidad y complejidad técnica. Tan progresivo como duro, “Emperor Of Sand” es sin duda uno de los grandes lanzamientos de 2017.
10°
Dead Cross – “Deas Cross”
La agrupación que une nuevamente a Patton y a Lombardo, despliega un nivel de brutalidad amenazante en un viaje de 28 minutos, capaz de destruir todo a su paso. Lejos de la faceta avant-garde explorada en Fantômas, esta nueva apuesta se basa en la mezcla de hardcore punk y thrash metal que avanza de manera apabullante con la fuerza de un huracán entre chillidos, sonidos guturales y un amplio espectro de voces que incluso abren paso a lo melódico, parte de la elasticidad del hombre de Faith No More. Más que un supergrupo, Dead Cross es un interesante estallido de caos y bestialidad en perfecto estado de gracia, demostrando que sus componentes están en mejor forma que nunca.
9°
Thurston Moore – “Rock N Roll Consciousness”
Luego de los excelentes resultados de “The Best Day” (2014), Thurston Moore parece ratificar el hallazgo de una segunda vida después de Sonic Youth, entregando un álbum lleno de matices y con un claro enfoque en riffs impregnados de un carácter volátil e hipnotizante. Gracias a la compañía de una alineación de lujo con Debbie Googe, Steve Shelley y James Sedwards, con “Rock N Roll Consciousness” Moore entrega un trabajo que no presenta mucha evolución en materia sonora, pero sí en términos de concepto y forma, estructurando una atrevida liberación de toda la creatividad encerrada en su mente, musicalizada de manera sólida y concisa, sin mayores pretensiones.
8°
Björk – “Utopia”
¿Cómo se rearma un alma tras quedar destruida? ¿Cómo reenfocarse en lo interno tras una tragedia? Björk crea un mundo nuevo, autopoético, desde su perspectiva del amor y de la convergencia humana. Se alía a Arca para producir este disco y, en vez de seguir un trayecto celestial –como hizo después de “Volta” (2007)–, se decide a resignificar lo terrenal. Carne, cuerpo o relaciones ya no son lo mismo para ella y se dedica, en parte de sus canciones más densas a la fecha, a su reconstrucción completa. Paradigmático es el uso de flautas, instrumento que, tal como la voz, depende de la respiración, uno de los resabios de la vida en plenitud, que es lo que celebra Björk.
7°
LCD Soundsystem – “American Dream”
A pesar de prometer un largo adiós, la espera fue breve para volver a tener noticias de LCD Soundsystem. Luego de anunciar su despedida, la que quedó registrada en un show en vivo grabado en el Madison Square Garden, fue cosa de seis años para que James Murphy volviera a ponerle ruedas a su proyecto musical y publicar el cuarto álbum de la banda, ofreciéndonos la fórmula a la que ya nos tiene acostumbrados: colgarse de variantes más bailables del new wave y el post punk al ritmo de sintetizadores, y adhiriendo alguna referencia al krautrock. “American Dream” es un retorno triunfal, demostrando que LCD Soundsystem aún conserva la capacidad de sonar fresco.
6°
Kendrick Lamar – “DAMN.”
Luego de la obra maestra que fue “To Pimp A Butterfly” en 2015, K-Dot adopta el alias de Kung Fu Kenny para entregar un álbum lleno de abrasivas rimas e imparable ritmo, pasando por sus raíces, su camino al estrellato y su estatus como referente del hip hop. En “DAMN.”, la naturaleza narrativa de su álbum anterior pasa a segundo plano, centrándose en lo que funciona como una muy buena colección de canciones, siguiendo un hilo conductor sin caer en los parámetros preestablecidos de un disco conceptual. Con invitados de lujo, como Rihanna o U2, Kendrick Lamar demuestra su capacidad para crear hits instantáneos, sin mermar la calidad tanto lírica como musical de su obra.
5°
Chelsea Wolfe – “Hiss Spun”
La oscuridad es un territorio vasto lleno de matices. Desde la publicación de “Abyss” (2015), Chelsea Wolfe se ha dispuesto a explorar este universo, transmutándolo y pariendo a una criatura híbrida, la que no teme en cruzarse con el metal de corte más letárgico, como el sludge o el doom. Quien comenzó su carrera dentro del darkwave, ahora vuelve a reafirmar su curiosidad por mutar sonoridades e inmiscuirse en ritmos más toscos, construyendo así un imaginario lleno de capas de sonido y voces etéreas con una lírica sombría. Valiéndose de una impronta de clásicos de la estética gótica, Wolfe logra abrir su propio sendero sombrío a pasos firmes.
4°
The Afghan Whigs – “In Spades”
Las sombras y las siluetas difusas a veces expresan mucho más que las palabras claras pero vacías. Es en los márgenes del significado donde Greg Dulli mueve con más experticia sus líricas, y donde The Afghan Whigs también alcanza una mayor relevancia. Entre el dolor y la lujuria, entre la duda y la certeza, “In Spades” conforma un paseo por la mente de Dulli, más maduro que nunca, y con la claridad para aceptar que se desconocen cosas, y que eso está bien, que ser sabelotodo no es siempre lo mejor. Ante las preguntas sobre la vida y la muerte -su guitarrista Dave Rosser murió poco después de lanzado el álbum-, la banda responde con uno de sus mejores trabajos.
3°
Steven Wilson – “To The Bone”
Despojándose de toda complejidad, la gran figura del rock progresivo actual ofrece un disco fresco, luminoso y lleno de melodías que sorprenden por su ductilidad y gancho en cortes como “Permanating” o “The Same Asylum As Before”, los mejores ejemplos de que el inglés sale de la zona de confort y dosifica esa misma genialidad, que antes se explayaba en verborreas musicales, para encausarlas en composiciones mucho más directas, incluso en pasajes más íntimos. Concebido para crear polémica, Wilson logra traspasar las odiosas fronteras de las etiquetas en “To The Bone”, una placa que no pasa inadvertida para sus adeptos, pero tampoco para sus detractores.
2°
Queens Of The Stone Age – “Villains”
“Villains” fue hecho a mano. Existe una continuidad coherente respecto a sus trabajos anteriores, pero lo hacen sin tornarse aburridos ni repetitivos. Su leitmotiv siempre fue evidente, y en este último disco sigue vigente. ¿Sacude la cabeza? Sí. ¿Sacude el esqueleto? También. Pero más allá de esta cualidad ganchera, se puede apreciar una consolidación en el trabajo vocal de Josh Homme, quien presume de una voz más pulida que nunca. Las letras reflexivas, asomadas bajo aquella careta glamorosa que tanto los define, es otro punto alto, sin quitarle mérito al excelente juego melódico que logra el conjunto de cuerdas de Troy Van Leeuwen, Dean Fertita y el bajo de Michael Shuman.
1°
Slowdive – “Slowdive”
Sólo ocho canciones necesitó Slowdive para sentar cátedra sobre el porqué y para qué reunir una banda después de diecinueve años. Lo de este nuevo álbum en ningún caso entra en la categoría de cumplir por cumplir, lo que vemos acá es puro amor y respeto por la música. Sin duda ha pasado el tiempo, sin embargo, el dúo vocal compuesto por Neil Halstead y Rachel Goswell sigue encontrando espacios de aire celestial para fluir sobre las magníficas atmósferas que nos regala el resto de la banda. La excelente producción y el cuidado puesto en entregar una propuesta compacta y armónica, hacen lucir al shoegaze como un estilo del cual todavía podemos seguir sorprendiéndonos.
Por Manuel Toledo-Campos, Hans Oyarzún, Manuel Cabrales, David Martínez, Carolina Velásquez, Diego Márquez, Emilio Toledo, Pablo Cerda, Javier Mardones, Javier Pérez y Claudio Tapia
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No importa si se trata de nombres nuevos o consagrados, no queda duda de que este año trajo consigo varias grandes obras en distintos estilos. 2022 queda atrás y es tiempo de nuestros recuentos revisando lo mejor en el cine y la música durante la temporada, siendo en esta ocasión el turno de los discos internacionales que más destacaron en los últimos meses. Desde figuras siempre presentes en este tipo de publicaciones, hasta nuevas incorporaciones, el año tuvo una diversidad de sonidos y conceptos que fueron ejecutados de manera impecable por los artistas acá presentes.
Como cada año, nuestro equipo propuso, escuchó, evaluó y seleccionó un cuidadoso listado durante todos estos meses, para así entregar los que son, a nuestro parecer, los discos más destacados durante el período del 3 de diciembre de 2021 hasta el 1 de diciembre de 2022. Más allá de subjetividades, consideren esta lista como una guía de los títulos que más disfrutamos durante este año, esperando también que puedan encontrar alguno que les llame la atención o, por qué no, a su próximo artista o disco favorito. Sin mayores preámbulos, los dejamos con nuestra lista de los mejores 50 discos de 2022.
Si quieres escuchar los álbumes, haz clic en la imagen de cada uno.
“Diaspora Problems”
Soul Glo
Acechando desde las tinieblas del under e influenciados por diferentes vertientes de la música negra, Soul Glo irrumpe en los radares mundiales vomitando energía a través de versos furibundos, con rimas y riffs que merodean en búsqueda de trifulca. Encausando múltiples estímulos del mundo callejero a través de la energía hardcore del sonido east coast, el cuarteto de Filadelfia incorpora además la agresividad y excentricidades del trap con naturalidad, redibujando esa ambigua etiqueta denominada “música urbana”. Transgresor en cuerpo y alma, “Diaspora Problems” refleja la mirada de un grupo de hijos de migrantes sobre la violencia y marginalidad vivida entre callejones y baldíos de nuestras metrópolis.
“And I Have Been”
Benjamin Clementine
Benjamin Clementine logra que los vacíos que deja el sonido minimalista se conviertan en un foco, casi como el lente encuadrando detalles al filmar una película. Melodía, letra, poesía, fuerza y ansia artística se respiran en cada rincón de su álbum más directo y accesible, pero no por ello menos elaborado. El manejo de melodías y relatos es algo que el artista implementa con maestría, acercándose a lo cotidiano y lo mundano sin dejar de sonar celestial, en especial en los arreglos, tanto vocales como de cuerdas, y en su propia voz. Pocas veces la pena, la angustia y las disputas internas suenan tan elegantes y brillantes, menos aún con este halo de integridad artística que baña de épica cada escucha.
“Malign Hex”
Meat Wave
Post punk y noise es lo que suda Meat Wave en su cuarto disco de estudio. Los de Chicago se vuelcan a una forma más primitiva y natural de ejecución, donde expulsan con mayor intensidad y velocidad una propuesta sonora que goza cada vez más de nuevos adeptos. “Malign Hex” es breve y veloz, un disco pensado sin mayores sobresaltos y con una estructura al grano, que no da pie a mayores sutilezas que acompañen bajo, guitarra y batería, sólo 10 certeros golpes al mentón entre un tímido baile. Es interesante cómo conjugan justamente los brillos del noise con las claves típicas del ensueño post punk que ya han revitalizado bandas como Protomartyr, Shame o Fontaines D.C. Si bien, Meat Wave no ofrece mayor originalidad, explota con destreza un recurso donde lo certero es clave, manteniendo una tensión constante y resolviendo con oficio con una receta básica.
“Melt My Eyez See Your Future”
Denzel Curry
Dando un nuevo paso en su ascendente carrera, Denzel Curry sorprende con “Melt My Eyez See Your Future”, su quinto larga duración y una demostración de las capacidades que el rapero tiene a la hora de gestar un relato coherente, potente y más orgánico que los estilos a los que suele recurrir, donde no solamente se expande sonoramente, sino que también presenta distintas caras de su multifacética presencia. Entre incontables colaboraciones y referencias a la cultura popular y la estética del hip hop más clásico, el oriundo de Florida se muestra diverso y establece de manera definitiva las bases para seguir su obra en el futuro, el que seguramente estará marcado por capítulos tanto o más interesantes que este.
“BADモード”
Hikaru Utada
El autoconocimiento es algo que viene con el tiempo, desde experiencias e interactuar con otros, y Hikaru Utada entiende que esa reflexión no se termina. Por ejemplo, elle (en respeto a su autodefinición) primero se rebeló contra los pronombres de género y luego se definió como persona no binaria; la electrónica que dominó sus trabajos anteriores dio paso también a sonidos más orgánicos y, en medio, canciones bailables, pero llenas de tristezas compartidas. Empatía en dosis saludables y dolores en espacios seguros, entre el city pop, disco, R&B y más estilos que se complementan con composiciones que relucen la madurez en la voz de le artista, ícono del jpop no sólo en su forma de cantar, sino en la solidez estructural del LP.
“Where Myth Becomes Memory”
Rolo Tomassi
A través de un fluido viaje de intensidades, “Where Myth Becomes Memory” se perfila como la muestra del extendido proceso artístico recorrido por Rolo Tomassi. En su sexto álbum, los ingleses enfocan su mirada hacia los sonidos etéreos, tomando nota de géneros como el dream pop para añadirlos a la fórmula donde también habitan influencias cercanas al mathcore. En un vaivén permanente, la banda logra plasmar la dualidad de emociones que conduce este disco, donde pasajes agresivos conviven armónicamente con aquellos momentos de mayor sutileza e intimidad. Liderados por la dupla Eva Korman y James Spence, Rolo Tomassi consolida una etapa de crecimiento mediante un trabajo donde prima la melancolía y amplía sus horizontes.
“Zeal & Ardor”
Zeal & Ardor
Tras casi un año entre la publicación de su primer single promocional y el álbum, Zeal & Ardor hizo valer cada segundo de espera por su nuevo LP. Como si hubiese sido intencional, por cada mes de espera, Manuel Gagneux incorporó un estilo musical en su ecléctico proyecto, reafirmando su posición de vanguardia en el metal. Con naturalidad y sin tapujos, el músico logra combinar ritmos tan dispares como los son el blues y góspel con el black metal, dando por resultado un trabajo lleno de matices, a su vez reinventando aquellos cantos que por siglos alzaron al viento los esclavos traídos desde África, reconfigurando su sentir, en un ejercicio que para liberar almas está dispuesto a desgarrar carne.
“II”
Dead Cross
Una aplanadora sin contemplaciones es lo que entrega Dead Cross con su segundo trabajo de larga duración. El proyecto que ve a Mike Patton asomarse por las vertientes del hardcore punk al más puro estilo de la escena ochentera, entrega un disco muy claro en sus intenciones, sin escatimar recursos para desenvolver su carácter de una manera lúdica y violenta, con la siempre inquietante fuerza interpretativa del frontman. Una sección rítmica de lujo, coronada por las punzantes baterías de Dave Lombardo, hace de este disco un esencial no sólo de la temporada, sino que también de un artista tan relevante como Patton, que se encuentra en un prolífero y maduro punto de su extensa carrera con múltiples proyectos.
“BLUSH”
PVA
El trío londinense no revoluciona el género, pero sí refresca el panorama con “BLUSH”. La receta de la banda es simple: acercarse lo más posible a todos los recursos del synthpop, el dance, la electrónica y sus derivados, con diferentes estados de fervor, intensidad y oscuridad. Así, el álbum se mueve entre la voz de Ella Harris y Josh Baxter, quienes marcan sus diferentes ritmos y pausas. Dentro de la música electrónica y bailable, PVA propone nuevos aires que, si bien no son arriesgados, recuperan ciertos pasajes de un estilo que necesita reinventarse. En sencillos como “Bad Dad” la banda conjuga en extremo su destreza entre lo sintético y lo análogo. Para los fanáticos del género, PVA se enlaza muy bien con lo que hacían bandas como Ladytron, por ejemplo.
“Fear Of The Dawn”
Jack White
En una de las decisiones más inesperadas para un artista como Jack White, publicar dos álbumes este 2022 sirvió para analizar en profundidad su obra, principalmente con “Fear Of The Dawn”, disco más eléctrico y experimental en comparación a su sucesor “Entering Heaven Alive”. Acá, el guitarrista se expande sonoramente y entrega arreglos refrescantes a una fórmula que con los años hizo propia, funcionando para dejar contentos a sus seguidores de la vida, así como a los curiosos que busquen un nuevo álbum de rock en tiempos como estos. Jovial, atrevido y despojado de las etiquetas, el guitarrista muestra una de sus facetas más maduras y sólidas con otro capítulo en su larga carrera.
“Gnosis”
Russian Circles
Con su octavo trabajo, Russian Circles abraza mucho más el metal que en otros discos, demostrando cuáles son sus intenciones e influencias. Y es que el consejo de Kurt Ballou en la producción los ha llevado a nuevos límites sonoros y compositivos. “Gnosis” asoma como un disco breve pero intenso, lleno de capas y detalles. Esos riffs que antes Mike Sullivan administraba de manera más textural y con el uso de loops, ahora resuenan de manera más cruda y directa, siempre acompañados de profundos bajos, y una furiosa y ordenada batería. “Gnosis” es uno de los trabajos más duros de Russian Circles, donde la inspiración se centra en profundizar ese sonido más ligado al sludge y al post metal, trabajando por capas y haciendo del trío una experiencia más robusta.
“The Line Is A Curve”
Kae Tempest
Como un ejercicio de auto reconocimiento y una necesaria comprensión de su entorno, Kae Tempest irradia energía en su urgente rima con “The Line Is A Curve”, álbum donde las historias de carácter más contemporáneo toman forma y fondo mediante los contrastes propios de lo personal y colectivo, factores esenciales para comprender la narrativa y forma de interpelar que tiene Tempest en su trabajo. Con un hip hop que no teme incorporar otros estilos, la obra progresa dramáticamente mediante la interpretación de experiencias, análisis de la sociedad y sus conductas, además de una convicción muy en tono con la manera en que Tempest despacha cada palabra, siempre de forma prosaica, resiliente y lo más honestamente posible.
“Warm Chris”
Aldous Harding
La manera en que se funden arpegios acústicos y eléctricos junto a la suave voz de Harding, dan cuenta de su atractivo y sólido rango. En un contexto más minimalista, la compositora neozelandesa se atreve con toques de electrónica muy sutil, jazz y pop, casi emulando a Broadcast, con cuerdas y teclas como protagonistas. “Warm Chris” es cálido y sencillo, pero lo que lo hace robusto y completo es su paseo por esos elementos; una pizca de cada uno para un sonido original con su clásica receta de voz, la que se disfraza en cada track según lo que propone en su revoltoso folk. La experiencia a través de los movimientos que propone “Warm Chris” no hace recordar a primeras la música anterior de la artista, sino que funciona como invitación a un descubrimiento personal e íntimo hacia sus propias inquietudes, pero de forma tenue y pausada, dejando trazos de clásicos en cada compás.
“A Gut Feeling”
Cassels
Claramente no fue parte del plan, pero el resultado deja claro que el dúo inglés fue uno de los que se benefició con la pausa de la pandemia. Si bien, la propuesta de la banda siempre se sostuvo en base a riffs directos y contagiosos, el tiempo extra para trabajar en el nuevo álbum permitió que perfeccionaran la fórmula. Mientras en lo narrativo lucen más punzantes y críticos que nunca, es en lo musical donde la banda corre el kilómetro adicional, explorando estilos que van desde el math rock al post punk, pasando incluso por momentos de pop de una manera equilibrada y atractiva. Líderes de un revival desde antes de que este lo fuera, el tiempo de los hermanos Beck parece finalmente haber llegado.
“NOT TiGHT”
DOMi & JD Beck
El joven dúo DOMi & JD BECK irrumpe con un debut que mantiene en completo equilibrio la suavidad y frenética naturaleza de un sonido virtuoso, y construido en base a una naturalidad y estructura rítmica sin titubeos. Con “NOT TiGHT”, estos músicos llevan los elementos esenciales del jazz fusión hacia las nuevas generaciones, proyectando una infusión de estilos de los 70 con una mirada moderna y que carga con el peso del aprendizaje y desarrollo de dichas influencias. Desde un enfoque técnico, maduro y fresco, este disco demuestra el poder que la interpretación puede explayar para crear la esencia y alma de los sonidos, más allá de estructuras y reglamentos.
“Close”
Messa
Cual tormenta de arena en el desierto, Messa ha irrumpido en la escena global de forma inesperada con un trabajo que logra brindar nuevos colores al siempre penumbroso doom metal. Conjugando una propuesta oscura, cargada de misticismo, llena de matices melódicos y fuertemente influenciada por la cultura norafricana, el tercer larga duración de los italianos tiende puentes entre la modernidad y sonidos de raigambre tribal, enriqueciendo de texturas la propuesta autodenominada por ellos mismos como “doom escarlata”. De esta forma, “Close” consolida y hace destacar ese sello propio al lograr una comunión entre el género y elementos de dark jazz, drone e incluso música ajena a la tradición occidental.
“Lucifer On The Sofa”
Spoon
Tras aventurarse a utilizar el estudio como un laboratorio en sus últimos discos, Spoon vuelve a la creación mirándose a los ojos, transparente y aparentemente simple, y el resultado es brillante, con más rock & roll y la sencillez como emblema. La banda hilvana ideas escondiendo sus complejidades, con la habilidad que ha decantado teniendo a Britt Daniel como uno de los compositores más prolijos del rock actual. En paralelo, Mark Rankin logra que el sonido del disco comparta tal limpieza, sin perder potencia ni esa rugosidad que ya es una característica de las performances de Britt y Spoon. Uno de los mejores discos de, quizás, la banda de calidad más consistente del rock en las últimas décadas.
“Dragon New Warm Mountain I Believe In You”
Big Thief
Lanzar un álbum de veinte canciones puede parecer excesivo para una banda que habitualmente se mueve por un universo sonoro más bien pausado, sin embargo, tras recorrer los 80 minutos que dan vida al quinto disco de Big Thief, se hace evidente que el cuarteto no sólo resolvió el acertijo sin contratiempos, sino que además terminó firmando el que muy probablemente sea su mejor trabajo a la fecha. Con acertados pasajes de indie folk, country, dream pop e incluso trip hop, una aproximación narrativa impecable a cargo de la infalible Adrianne Lenker y una producción especialmente cautivadora en lo rítmico, “Dragon New Warm Mountain I Believe In You” se alza sin duda como uno de los momentos musicales imperdibles del año.
“Cheat Codes”
Danger Mouse & Black Thought
De aquellas sorpresas altamente satisfactorias es lo que entrega “Cheat Codes”. En la primera colaboración entre los gigantes Danger Mouse y Black Thought, la excelencia es un atributo que aflora desde todas las aristas posibles. La producción refinada de Brian Burton transporta al oyente medio siglo al pasado, con recursos interesantes, como el tono de teclados y beats propios del soul, hasta detalles como el ruido de los discos de vinilo. La lírica certera del MC de The Roots se complementa con invitados igual de consistentes, destacando el aporte onírico de Michael Kiwanuka o la emotiva participación póstuma de MF DOOM. Un sólido homenaje al linaje cultural afroamericano, con méritos propios de un clásico contemporáneo.
“Laurel Hell”
Mitski
Hasta 2018, Mitski había estado editando discos casi cada dos años. Para “Laurel Hell” sin embargo, se tomó cuatro años y el tiempo parece haberle sentado bien, porque su nuevo trabajo abandona por un momento la crudeza rítmica de sus entregas anteriores y se embarca sin consideraciones en los terrenos del synth-pop, el indie y el new wave de la mano de Patrick Hyland, su productor de toda la vida, acometiéndose en líricas más conceptuales e íntimas. Si bien, la producción musical es sólida, y por ratos la naturaleza intrínseca de los sintetizadores acapara rango sonoro y la voz de Mitski suena soterrada, quizás es parte de su plan de pseudo retiro por allá por 2019 y dejar que la música tome un rol más protagónico.
“Dawn FM”
The Weeknd
Tras dominar la euforia y la resaca con el todopoderoso “After Hours” (2020), The Weeknd sorprendió al encargarse de las consecuencias en su disco más humano en mucho tiempo. “Dawn FM” tiene una fluidez y coherencia que se cruza con la confusión, añoranza y hedonismo que dominan los tracks de un álbum donde no sólo se extiende en el sonido electrónico bailable y nostálgico que consolidó al artista canadiense, sino también configura una retórica compleja. Una radio, un viaje al infierno personal, y figuras como Quincy Jones y Jim Carrey se suceden en un trabajo que utiliza la división entre placer y dolor para otorgarle madurez e intención a uno de los artistas claves del pop de este milenio.
“You Belong There”
Daniel Rossen
Cuando un trabajo se posiciona bajo el rótulo de “álbum solista”, usualmente ofrece la oportunidad de abordar pasajes que evocan intimidad, ya sea desde su música como sus letras. Con una sobriedad solemne, que va desde su austera portada en adelante, Daniel Rossen es consciente de esta virtud. Las armonías vocales, el acompañamiento de cuerdas y vientos y, sobre todo, el cautivador rol de las guitarras, en partes iguales dan una excelente muestra de un minucioso trabajo de producción y las cualidades multi instrumentales del también vocalista de Grizzly Bear. Acompañándose de letras crípticas, las diez canciones que componen este disco articulan un sonido envolvente y sorprendentemente equilibrado.
“Super Champon”
Otoboke Beaver
Brutales como knockout. En un comprimido de estridencia, Otoboke Beaver amplifica una puesta en escena que, hace sólo tres años, se caracterizó por su explosiva ferocidad. El segundo disco de las kiotenses lleva la fórmula al extremo, con un buen puñado de canciones que ni siquiera alcanzan los sesenta segundos y un álbum que, en su totalidad, apenas supera los veinte minutos. No hace falta de mayores preámbulos para apreciar la habilidad de uno de los grupos más histriónicos dentro de la escena hardcore punk contemporánea. Desde la trinchera del ruido, este cuarteto de mujeres arrolla al oyente en una vorágine que, pese a su ritmo fulminante e impredecible, no deja de ser una experiencia divertida.
“How Do You Burn?”
The Afghan Whigs
Greg Dulli es un tipo que lleva cuatro décadas haciendo música, pero en vez de ser un “viejo zorro” y no aprender nuevos trucos, mantiene los oídos y el alma abierta para continuar adelante, con sonidos que motivan, prenden, emocionan, aterran y enamoran. La saga de retorno de The Afghan Whigs continúa demostrando versatilidad, letras genuinas, interpretaciones que reconocen la experiencia sin avejentar el resultado y, en esta última parada, además lo hacen sin caer en nostalgias como sería tan fácil hacerlo. Ni siquiera las últimas notas de Mark Lanegan instalan al disco desde la reminiscencia, sino que desde la reflexión, mirando hacia adelante, con dolor pero sin temor, y el resultado es inspirador.
“Sometimes, Forever”
Soccer Mommy
Uno de los desafíos que enfrentan los artistas anclados en la vereda del indie pop es cómo hacer para diferenciarse del largo número de proyectos que ocupan dicho espacio. En esa línea, el tercer trabajo de estudio de Sophie Allison funciona perfecto para poner a la cantautora por delante de sus pares. Ya no sólo se trata de un proyecto de narrativas íntimas conducido por una voz cálida, sino que en este álbum Allison toma sonoridades de corte dream pop, noise y algo de psicodelia, pero además decide sumar a la mezcla arreglos de electrónica. Con esto, no sólo logra darle novedad a su propuesta, sino que permite que el disco atraviese espacios de luz y oscuridad sin perder un ápice de consistencia. Único y cautivador.
“Autofiction”
Suede
Una de las cosas que siempre se le agradece a una banda con más de dos décadas de carrera, es que sea capaz de aventurarse en nuevas direcciones y no repetir la fórmula. Es justamente en esa línea donde el noveno álbum del quinteto se anota sus mayores aciertos. Completamente desmarcado del ánimo orquestal de “The Blue Hour” (2018), lo que hace este nuevo trabajo es invitarnos a explorar la faceta más cruda, íntima y urgente del conjunto, en un cautivador viaje que no sólo echa mano a sonidos que rememoran a grupos históricos del rock gótico, sino que además saluda a bandas contemporáneas de la escena post punk sin perder en ningún momento el innegable sello de los londinenses. Revitalizador y contundente.
“Renaissance”
Beyoncé
Después de seis años de silencio discográfico, Beyoncé vuelve con un álbum que se distancia radicalmente de lo que nos entregó en su última placa. Los 62 minutos que dan vida a “Renaissance”, por un lado funcionan como una suerte de homenaje a los grandes nombres del dance y el house de antaño, pero sobre todo se alzan como una celebración destemplada a la vida, a seguir adelante y a creer en uno mismo. Todo, con una Beyoncé arrolladora en los vocales, una producción impecable y una ejecución tan ridículamente contundente, que casi con seguridad está destinada a superar los límites del nicho para arrastrar a la pista de baile a cualquiera que tenga oídos y se cruce por delante.
“fawn”
Foxtails
Los de Connecticut sorprenden con un disco breve en apariencia, pero robusto en cuanto a una madurez en la producción y el sonido. Y es que, cuando la inquietud cruza el límite de lo “post” y lo experimental, es clave dar con aquellos elementos diferenciadores. En “fawn”, Foxtails propone un viaje más denso y oscuro, que se mezcla con una producción cruda, con baterías secas y un trabajo más detallado en las capas de guitarras. La voz como pieza clave se funde de manera orgánica con la banda. Por cierto, hay límites que Foxtails no cruza para mantenerse en el cerco de lo experimental de su propuesta cercana al screamo. Así, continúan su independencia sonora y a la vanguardia, gracias a las apariciones de arreglos de violín y sus referencias al jazz. Este disco mantiene a la banda en un estado under, pero aun así muestra sus cartas como referentes de un buen, inquieto y atrevido trabajo.
“Aethiopes”
Billy Woods
Como una declaración llena de simbolismos aparece “Aethiopes”, el inesperado nuevo trabajo de Billy Woods. El rapero neoyorkino sorprende con un disco en solitario donde no deja rimas al azar, alzándose como uno de los álbumes a tener en cuenta en el universo rapero de este año. Tremendamente directo y político, Woods es capaz de interpretar una directa lírica crítica del capitalismo, el colonialismo tardío y el racismo, con elementos ligados al country y al jazz, apropiándose de estas texturas históricamente arrebatadas (en el caso del sample del músico etíope Alemayehu Eshete en “Asylum”) o sus acercamientos al reggae en pequeñas dosis, entre otras sutilezas. Woods –que creció en Zimbabue– rescata así parte de la historia y el significado de su cultura con una intrépida propuesta sonora.
“Hiss”
Wormrot
Sin muchos preámbulos, pero con dosis desbordantes de energía, “Hiss” se encumbra dentro de los lanzamientos más sólidos del panorama extremo con una vorágine aplastante de poco más de 30 minutos. Seis años separan a este álbum de su predecesor, tiempo más que extenso donde el proyecto de Singapur trasladó su propuesta hacia nuevos horizontes de experimentación. Detrás de este telón de caos, hay un trabajo de complejidad y técnica difícil de emular; un torrente de composiciones donde la visceralidad se ejecuta con precisión milimétrica. Con cambios impredecibles, violines con tintes caóticos y la velocidad como constante, Wormrot se abre camino y demuestra que el grindcore aún es terreno para la innovación.
“Jodeki”
Tricot
Alejada de la convencionalidad que se da a nivel masivo en la música asiática, Tricot vuelve a hacer de las suyas con un excelente trabajo como “Jodeki”, donde saca a relucir su maestría al aportar una sustancia muy rica al pop de sus canciones, enfocándose como siempre en la técnica a la hora de ejecutar sus secciones instrumentales. Con una ejecución compleja y un sonido muy accesible, el conjunto japonés logra el equilibrio preciso para transmitir su fluidez hacia los auditores, trabajando con un constante sentimiento lúdico y de progresión en su desarrollo. Atmósferas sutiles, pero de una profundidad muy explícita en su forma y fondo, logran encontrar ese punto exacto entre la calidez y la estridencia.
“Heart Under”
Just Mustard
La oscuridad y los niveles que esta puede alcanzar es el concepto transversal del segundo álbum de Just Mustard, ajustando los oídos para ver entre las densas capas que se entrelazan, en espirales que hacen fútil el intento de distinguir sonidos particulares. Entre un rock evocativo a lo industrial y la voz de ensueño de Katie Ball, el disco hace lo suficiente para evitar el tedio y demandar ser escuchado sin detener el movimiento de las sensaciones, que nunca son de total comodidad, pero sí continúan intrigando al oyente en cada momento. Este álbum tiene vocaciones de fuera de este mundo, sin abandonar la empatía con el pavor, desorientación y atracción que puede sentirse ante tal nivel de perfección sonora.
“God’s Country”
Chat Pile
Hay belleza en el caos, un desorden sin aparente chance de control, porque hay un halo de impredecibilidad que intriga, como los protagonistas de una obra dramática sobrepasando el punto de no retorno, pese a las advertencias previas. Una espiral de suciedad, agobio, crudeza, y con luz en medio, es lo que expone el LP debut de Chat Pile. En medio de elocuentes aullidos, Raygun Busch transita entre poesía entrópica y la prosa directa, animando a descender en espacios que no están oscuros, pero sí tenues. De cerca, lo instrumental se mueve árido y polvoriento, calzando con los retratos en carbón y residuos contaminantes que conforman el concepto que cohesiona un disco que convoca desde lo sucio, doloroso y real.
“THE UNRAVELING OF PUPTHEBAND”
PUP
Si toda la música del mundo fuera dramaturgia, PUP podría ser fácilmente un discípulo actualizado de Bertolt Brecht. Porque en el sonido de “THE UNRAVELING OF PUPTHEBAND”, el cuarto larga duración de los canadienses, hay algo de performático, como una obra de teatro donde, tras un telón de fondo de punk y noise, se entrecruzan intentonas de electrónica e indie naïve con canciones de plano jocosas e irónicas sobre la facilidad de la construcción musical. Conceptualmente, además, abordando la autodestrucción, la displicencia humana y la fragilidad de las relaciones en un mundo virtual (incluso entre ellos mismos como banda, Stefan Babcok mediante) cosechan un disco que nadie esperaba, pero todos queríamos.
“As The Moon Rests”
A.A. Williams
Las estructuras del doom y el metal siguen presentes en el segundo largo de A.A. Williams. De un muy buen presente, la artista inglesa explora con más márgenes diferentes atmósferas y elementos que hacen de su propuesta un resultado denso y oscuro. Sin embargo, dentro de su registro contralto también hay destellos de luz que dejan entrar arreglos de guitarra acústica y otros elementos que enriquecen, pero no sobrepoblan su propuesta. A.A. Williams ha sido una compositora inquieta y ha llegado con nuevos aires a renovar la escena de música pesada, que ya empiezan a dominar artistas que con nuevas claves se aproximan a romper los límites del género.
“A Light For Attracting Attention”
The Smile
La primera toma de contacto con el debut de The Smile, el proyecto de Thom Yorke y Jonny Greenwood con el baterista de afrojazz Tom Skinner, resulta desconcertante, aunque no por ello menos interesante. Teniendo como referencia el incatalogable sonido de Radiohead, abundante en este trabajo por ratos, cabría preguntarse por qué todo esto no fue material para otro trabajo de los ingleses. La respuesta posible está en el imaginario percutivo de Skinner y en el alma explorativa de Yorke y Greenwood, entregando un trabajo que se arremolina alrededor de sonidos improbables, capas asfixiantes y oscuridad de bajo octanaje para fraguar un sonido que difiere de otro de los tantos proyectos de Yorke, por ejemplo.
“Fossora”
Björk
Para su regreso en larga duración, Björk optó por el camino de lo impredecible facturando un álbum que toma del ambient, la esencia musical de su país y de cosas que quizás parezcan extrañas a ojos y oídos de quien no le ha seguido los pasos en las últimas décadas (como el reggaetón, aunque sea sólo en un par de canciones), para darse un gustito y permitirse fracturar una nueva frontera. La intención musical de “Fossora” es más ubicua y menos dolorosa y rígida emocionalmente que sus trabajos anteriores, es un canto a la maternidad y al amor familiar, poniendo incluso a sus propios hijos a colaborar en él, y también un canto a la vida que brota desde la tierra sin rozar siquiera lo hippie.
“Everything Was Beautiful”
Spiritualized
En una dinámica del tipo “celebración/fin de ciclo”, justo 25 años después del lanzamiento de “Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space”, el disco más laureado del conjunto, Jason Pierce llega a sorprendernos con un álbum que, pese a ser breve, sabe rescatar de forma precisa el imaginario eterno que ha construido la banda, y además juega a golpearnos con los ingredientes que hasta acá han hecho de esta propuesta una firma sonora de identidad única. Innumerables capas de sonido, figuras musicales reverberantes y una melodicidad abrumadora, hacen imposible resistirse al viaje con que el spaceman nos invita una vez más a flotar por el espacio. Hace años que el space rock no sonaba tan contundente.
“I Love You Jennifer B”
Jockstrap
Ambicioso, desconcertante y profundamente pop, el debut de Jockstrap se escapa de las convenciones cada vez que puede, sin dejar de ser un deleite cohesivo, consistente y lleno de sorpresas. Con paciencia y confianza, las decisiones estéticas subvierten las expectativas respecto a melodías y armonías de apariencia sencilla, pero que Georgia Ellery y Taylor Skye convierten en mapas donde se sabe el terreno que se pisa, mas no el camino exacto a recorrer. Y he ahí lo impactante: el ánimo constante de descubrimiento, aprendizaje y reconocimiento de ciertos patrones que cierran el círculo, volviendo a esta aventura en algo que finalmente resulta más familiar y acogedora de lo que se pudiera llegar a anticipar.
“Most Normal”
Gilla Band
Explorando la inquietante irracionalidad del mundo de los sueños, en un desafío extremo en forma y esencia, los otrora Girl Band nos mantienen al borde de la convulsión con su particular forma de entender el surrealismo. Estrenando nuevo nombre, los irlandeses presentan una ensordecedora mezcla entre la irreverencia del no wave, el desenfreno del noise rock y la oscuridad del post industrial, que, más allá de su estética, revela la cruda realidad de un proceso de rehabilitación y búsqueda de estabilidad mental. Escapando de convencionalismos, “Most Normal” es un golpe de corriente para nuestros sentidos y férreo ejemplo de cómo la incomodidad generada por el caos puede convertirse en una virtud.
“Blue Rev”
Alvvays
A cinco años de distancia de su antecesor, el tercer álbum de Alvvays continúa recorriendo terrenos dulces y nostálgicos. Pese a que “Blue Rev” no implementa cambios significativos a la fórmula, se trata de un trabajo donde el encanto sigue latente, mediante canciones cándidas y envolventes. La apacible voz de Molly Rankin convive entre pasajes etéreos y enérgicos, donde la reminiscencia a tiempos pasados es una constante. Guitarras inspiradas en Johnny Marr y sintetizadores oníricos profundizan la identidad de un proyecto que rápidamente alcanza la consolidación, pese a las dificultades personales. En este disco, los canadienses prueban que hacer música fresca y llevadera no es tan sencillo como parece.
“Free LSD”
OFF!
El reciente LP de los californianos es la prueba perfecta de que a veces un pequeño puñado de innovación puede mejorar el nivel a una banda de manera exponencial. No es que en el pasado lo del conjunto no fuera arrollador, sin embargo, se movía dentro de un universo donde había mucho más para elegir. En esta oportunidad lo que catapulta a OFF! es la inteligente inclusión de nuevos ingredientes, que van desde la más cruda disonancia, hasta pasajes de corte jazz, que no sólo funcionan perfecto como una aplastante muralla de sonido punk, sino que además dejan el campo abierto para que la banda se aventure a dar vida a una historia extraordinaria. Ya no sólo pegan fuerte, ahora también suenan únicos.
“Baby”
Petrol Girls
Cual grupo guerrillero, Petrol Girls busca incendiar los esquemas que oprimen a las mujeres a través de un equilibrio entre creatividad musical y punzantes mensajes de protesta. En su tercer álbum, la agrupación inglesa mantiene vivo el fuego de las barricadas a punta de noise rock y post hardcore, cuya estridencia agita en lo alto las banderas del feminismo y el anticapitalismo, sin matices ni eufemismos, en tiempos de polarización que así lo exigen. Lejos de ser una respuesta coyuntural, la propuesta de la banda se nutre de décadas de lucha, tanto en el terreno social como dentro de la escena musical, siendo una de las grandes herederas en el siglo XXI del discurso y furia del movimiento Riot Grrrl.
“CLOSURE / CONTINUATION”
Porcupine Tree
El regreso de Porcupine Tree con “CLOSURE/CONTINUATION” luego de trece años de ausencia oficial, podría parecer un reseteo, pero en realidad es la última gran jugada maestra de Steven Wilson, sistemáticamente rechazando la idea de reunir a la banda durante más de una década para poner por delante sus proyectos personales, cuando por detrás había canciones como “Chimera’s Wreck”, que data de 2011, por lo que la trastienda del disco transmite perfectamente la sensación ambigua del título. Un LP macizo, potente, pero escasamente metalero –muy en la veta actual de Wilson–, con vocación melódica y sentido experimental por partes iguales, un disco de prog-rock para mostrarle a los no fans del prog-rock con orgullo.
“Once Twice Melody”
Beach House
Los mundos que describe Beach House van más allá de las palabras, pero en su disco más ambicioso, la banda encuentra más resonancia en las letras, desarrolla especificidades en medio de lo difuso, y con ello entrega atmósferas variadas, que expanden lo ya conocido. En cuatro capítulos, cada cual accediendo a una forma de articular mensajes y emociones, pero con la íntima majestuosidad de los arreglos (por primera vez incluyendo una orquesta a su sonido) como punto común. Expansivo en su espectro, “Once Twice Melody” reúne todo lo aprendido por Beach House en su historia, y se siente como un punto cúlmine en sus poderes creativos y a nivel de composición, siendo tan familiar como desafiante.
“Skinty Fia”
Fontaines D.C.
Con el arraigo cultural que les caracteriza, Fontaines D.C. regresa con “Skinty Fia”, el que puede considerarse como el hito más consistente dentro de una joven, prometedora y para nada despreciable carrera discográfica. Trasladando la agresividad hacia un segundo plano, este disco fluye con distinguida sobriedad en canciones como “Bloomsday” y “Roman Holiday”, sin dejar de lado la impronta poética y melancólica que bien sabe materializar Grian Chatten. Dialecto, anécdotas de la historia reciente de Irlanda y sutiles inspiraciones musicales, son el cúmulo de elementos con los que la banda tributa a sus raíces, en un interesante ejercicio que se mueve con códigos contemporáneos.
“Mr. Morale & The Big Steppers”
Kendrick Lamar
El disco con más expectativa de toda la carrera del oriundo de Compton es también su obra más compleja y personal. A través de 18 tracks, Kendrick Lamar usa a “Mr. Morale & The Big Steppers” como un vehículo para explorar su mente y alma, con luces y sombras, dando su opinión sobre los temas de relevancia en el mundo, pero también ofreciendo una mirada a lo más profundo de su ser, dejando entrever todas las fracturas que eso conlleva. Con un ritmo asfixiante e intenso, el rapero opta por no encasillarse en un género ni apuntar hacia ninguna composición en específico, entregando un desarrollo a través de distintas capas, con todos los conceptos y personajes que componen esta obra tan oscura como esperanzadora.
“And In The Darkness, Hearts Aglow”
Weyes Blood
Si en su disco anterior Natalie Mering le cantaba a los aparentes tiempos finales y al sobrevivir, en este siguiente estadio ella prefiere enaltecer los efectos de esas pérdidas, la soledad de quienes quedaron y la desesperanza que surge del acto de seguir creyendo. En un tono aún más etéreo y celestial que en sus trabajos pasados, Weyes Blood trata de encontrarle sentido común a la humanidad más individualista de la historia. Entre psicodelia, música atemporal y una voz privilegiada, la belleza de este álbum se equipara a la devastación emocional y simbólica a la que apela, denotando experiencias colectivas más que personales, esas que se siguen perdiendo de vista, incluso cuando ya se pudrió todo.
“Hellfire”
Black Midi
Lo de Black Midi ya no es sorpresa. Su meteórica carrera les ha permitido ganar el respeto de la crítica y el cariño de la comunidad melómana. Como piedra angular de su incipiente discografía, “Hellfire” viene a coronar su santísima trinidad del rock progresivo contemporáneo, balanceando a la perfección la esquizofrenia y elegancia de sus dos predecesores. Ayudando a tender puentes entre rock arty y las masas, lo nuevo de los ingleses destaca por su histrionismo vocal y desenfrenada orquestación, manteniendo un constante tono épico y teatral, sin perder de vista la cuota de comedia. Eclécticos, encarnando el todo en todas partes y al mismo tiempo, el trío hace propio el sonido de la vorágine del mundo moderno.
“Ants From Up There”
Black Country, New Road
Uno de los desafíos que tenía el conjunto inglés luego de su disco debut, era demostrar que podía superar el reto del segundo álbum. Por fortuna, si hay una pregunta que este disco responde de forma categórica, es que lo de la banda no sólo se trata de una propuesta musical contundente, sino que además tiene un espacio enorme para seguir creciendo. Precisos arreglos de vientos y cuerdas, un impecable manejo de los silencios, una paciencia casi infinita en la construcción de cada corte y la sobrecogedora interpretación vocal de Isaac Wood, hacen de este “Ants From Up There” uno de esos viajes que por momentos parecen saltarse los oídos de los que estamos al otro lado del parlante para llegar a conectar directo con el alma.
Ránking y textos por Manuel Cabrales, Javier Pérez, Manuel Toledo-Campos, David Martínez, Matías Muñoz, Danny Arce, Emilio Toledo y Claudio Tapia. Diseño de gráficas por Rodolfo Jofré.
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mati
29-Dic-2017 at 12:22 am
En serio no esta el de royal blood ? discazo
Heel
14-Mar-2018 at 2:12 pm
Sí, en serio. Es aburrido y penca ese disco. No llores, hombre.