

Artículos
Discos chilenos destacados 2015
Published
8 años agoon
2015 fue un tremendo año para la música chilena, pese a la fútil discusión en que resultó lo del 20% en las radios o a que nuevamente asistimos a múltiples ocasiones donde el machismo de la escena nacional se advirtió a distancia, o a los prejuicios en materia de géneros musicales aún hacen que se discuta la calidad de propuestas necesarias para destacar. Pese a los ripios de (pésima) costumbre, y a las pobres soluciones que se presentan, la música es lo último que se apaga. Como siempre.
El año fue salvado por los excelentes retornos de gente con trayectoria, pero también por debuts estremecedores, dejando la sensación de que existe fortaleza estructural a nivel creativo en la música chilena, pero también habiendo irrupciones que van más allá de estos cimientos, que se expanden en los dominios de los territorios y vibraciones que pisan la producción artística.
2015 fue marcado por el accidente cerebrovascular y posterior recuperación de Jorge González, por la posibilidad única para este país de reconocer a un ícono clave en su arte en vida, y no de forma póstuma, tanto en un Movistar Arena repleto viéndolo regresar al canto, como con el lanzamiento hace muy poco de “Trenes”, su quinto álbum solista, y el mejor disco chileno del año.
Por otro lado, tuvimos el combo doble del sello Piloto, que si bien había lanzado sencillos, noqueó a todo el mundo, primero con el gran debut de Patio Solar, “Temporada”, y meses más tarde con “Nonato Coo”, el disco más importante de 2015 a manos de Niños del Cerro. Música con arraigo del locus desde el cual es creada, no sólo física, sino que también emocionalmente, unido con la conformación de verdaderas comunidades y circuitos propios, tocando en patios, casas, lugares lejos de lo tradicional, haciendo caminos propios, refrescantes y, lo que más importa para evitar la inercia, nuevos. Como si fuera poco, además tuvimos el EP debut de Velódromo, solidísimo estreno que va por un carril más tradicional en las formas, pero no en los contenidos, con muchísima potencia e identidad clara.
En medio tenemos excelentes discos de Camila Moreno, (Me Llamo) Sebastián, Colombina Parra, Nuclear, Gepe, Tenemos Explosivos, The Suicide Bitches, All Tomorrows o Dënver; retornos para consolidarse por parte de Maifersoni o Diego Peralta; así como también el debut de Los Días Contados con su impactante “Tocaciones”, un álbum lleno de elegancia y sexualidad. Además, hay discos que pasaron demasiado desapercibidos para la calidad que mostraron, como los regresos de Claudius Rieth, Gameover, o Andrés Valdivia.
Finalmente, es importantísimo destacar la intervención de los sellos cuyos trabajos aparecen en este listado. Ya mencionamos a Piloto, pero también es muy trascendente la labor de Cápsula Discos (que editó el grandioso “Gabriel” de Matorral), Sudamerican Records (a cargo del mejor empaque de disco del año para “Triunfo Moral” de Tus Amigos Nuevos), el coloso Quemasucabeza, Beast Discos y Tuneless Records, todos sellos que no sólo editan, sino que tratan de darle valor agregado a lo que muestran, lo que es notorio y mejora sin dudas este paisaje prometedor para la escena nacional, más que por lo que hay alrededor, por lo que importa: las canciones, los artistas y las sensaciones que los discos y los conciertos producen. Aquí, tal como en 2013 y 2014, les presentamos nuestros destacados 2015 (en orden alfabético):
Adelaida – “Madre Culebra”
Conciso. La capacidad de aprovechar los recursos en el estudio por parte de Jurel Sónico, Natalia Díaz y Gabriel Holzapfel ya se notaba en “Monolito” (2014), primer larga duración de Adelaida, pero la banda expande su identidad hacia terrenos más brumosos y potentes en “Madre Culebra”, álbum más directo y que pule los pequeños ripios técnicos que se podían sentir en “Monolito”. Junto a Pablo Giadach, garante del sonido texturado de la agrupación, Jack Endino aparece en los créditos de producción de los singles más inmediatos, como “Holograma”, los que esperamos lleven a Adelaida a una mayor cantidad de oídos, porque, aunque tenga nexos con el grunge, el rock de los porteños suena a futuro fuerte y urgente.
Aeroparque – “Aeroparque” EP
Fuerza. Dentro de las novedades que han irrumpido este año, muchas veces existen ecos de ese indie pop más estadounidense, con referentes como Mac DeMarco, pero Aeroparque va por otros rumbos, pese a compartir ciertos elementos sonoros. Su potente EP debut homónimo tiene potencia y emociones, evocando más a Los Planetas, por ejemplo, con canciones directas, como “Ya No Te Necesito”, para pasar a la calma melódica con la acústica “Este Tren”. No hay tanta madurez en el sonido de Aeroparque aún, pero se esboza una identidad clara e inquietudes que se condicen con su búsqueda en vivo, por lo que este EP se convierte en una promesa y un atisbo de realidad a manos del novel cuarteto.
All Tomorrows – “Sol Agnates”
Potencia. Si hace cuatro años “Opilion” ponía al cuarteto chileno en un sitial expectante respecto a la amplia, pero muchas veces poco enfocada escena del rock chileno, “Sol Agnates” consolida a All Tomorrows a punta de precisión y fuerza, llevando más allá su evolución dentro del metal moderno. El crecimiento de la banda ha sido fuerte en el escenario, con la posibilidad de tocar en grandes ocasiones, pero escapan del designio clásico del metal chileno sobre ser mejores en vivo que en estudio con un trabajo pulcro y directo al grano que, no obstante, entrega joyas más experimentales como “Unión” o lo más mathcore con “Downpour”, una variedad que los instala entre lo mejor del año.
Andrés Valdivia – “Efectos Secundarios”
Buscar. El nombre de Andrés Valdivia ganó notoriedad por haber compuesto e interpretado ese himno que es “Encontrar”, canción parte del soundtrack de “Se Arrienda” (2005), pero el sentido de las melodías y la composición han movido armónicamente a Valdivia, primero con “Nudo Ciego” (2006) y ahora, casi una década después, con “Efectos Secundarios”, donde –como reconoció en entrevistas– intenta responder a la pregunta “¿qué significa ser un hombre en 2014?”, y quizás por ello hay más ruido y distorsión, como se nota en la tensa “Ese Misterio”, o con un dinamismo sencillo como en “Responde”. Un disco con paisajes de película y melodías de cuartos estrechos, que devuelve a Valdivia a nuestros oídos en diez tracks.
Camila Moreno – “Mala Madre”
Épico. Delicado, furibundo y femenino, “Mala Madre” es el disco que define por completo la fuerza de Camila Moreno, al tomar las capacidades de sus lanzamientos anteriores e ir más allá. Las historias que se cuentan en él tienen mucho de íntimo, de hablar sobre las sensaciones de las oprimidas, de evitar la condescendencia porque las cosas caen por su propio peso. La oscuridad que rodea al disco se siente inevitable, mientras se suceden capas sonoras intrigantes con interpretaciones crudas y compases atrevidos, sagaces y llenos de sangre. En una escena de pop individual, “Mala Madre” se alza como una voz coral, casi como si la humanidad hablara a través suyo, en huracanes de ritmos y nubes de miradas.
Colombina Parra – “Otoño Negro”
Reflexión. Colombina Parra es una artista de ciclos, y los que ocurren en su vida son parte importante de lo que es capaz de mostrar en sus lanzamientos como solista. Si en “Flores Como Gatos” (2011) enfrentaba la vida por su embarazo, “Detrás Del Vidrio” (2013) dejaba en claro la necesidad de Colombina de retomarse a sí misma. “Otoño Negro”, de este año, la pone frente a la muerte de su madre, Nury Tuca, y la artista lo hace de forma cálida pero a conciencia plena, con más aires a homenaje que a algo más nostálgico. Folk, cueca, noise y más se mezclan en un disco que muestra muchas más caras de Colombina que en lanzamientos anteriores. Un gran álbum con múltiples facetas.
Claudius – “Get Out”
Único. Claudius Rieth ha hecho una carrera en la producción y en la capacidad de pulir el sonido de otros, generando joyas en múltiples estilos, aunque para sí mismo ha dedicado menos tiempo, con sólo un álbum anterior, “Piano” (2008), y este, “Get Out”, que quizás a muchos no les suene porque no parece un disco hecho en Chile –para el caso, en el Estudio Triana en plena Providencia-, y genera sensaciones como las de New Orleans, Seattle o New York. Es un álbum con vocación, calidad e interpretaciones internacionales, pese a su aparente simpleza. He ahí una gracia de los grandes como Rieth: saber que el virtuosismo no muestra maestría, sino que es simplemente hacer las cosas bien.
Dënver – “Sangre Cita”
Riesgos. El cambio sonoro, arriesgadísimo y aun así muy lógico que presentó Dënver en su cuarto disco, “Sangre Cita”, es parte de las apuestas más fuertes del año. Si los arreglos aparentemente densos se sucedían en “Fuera de Campo” (2013), en su nuevo disco el dúo de Milton Mahan y Mariana Montenegro se posiciona en la pista de baile, de forma directa, apelando conscientemente a un sonido “plástico”, que esconde una manufactura muchas veces grandiosa (“Mai Lov”, “Mi Derrota”, “Los Vampiros”) y otras no tanto (“Bola Disco”), pero que nunca deja de exudar toneladas de convicción. La intención de Dënver nunca estuvo tan clara como ahora, y la transición de “Sangre Cita” debe ser seguida con mucha atención.
Diego Peralta – “Nuevo Hogar”
Refugios. Aunque llevaba tres producciones anteriores, “Nuevo Hogar” representa el debut en las ligas mayores para Diego Peralta que, pese a su juventud, tiene ya bastante recorrido en la escena más under de los cantautores en nuestro país. De la mano de la producción de Mowat, y con participaciones de Ítalo Arauz, Felipe Cadenasso y Antonio Del Favero de Matorral, Leo Saavedra, Cristóbal Briceño, y Javier Barría, Peralta logra destacar con canciones que se notan trabajadas a pulso para lograr el tránsito desde la composición solista, hasta un desarrollo en banda que permite ver la ambición de un autor que –como la carátula– merece estar en portada, a la vista y oído de todos.
Föllakzoid – “III”
Caleidoscopio. Uno de los grupos de rock psicodélico más exitoso de nuestro país, que no tiene una presencia muy importante en las carteleras de conciertos en vivo, pero esto no impide que su fama crezca de la mano de sus discos. “III”, no sólo muestra una evolución, sino que algo aún más complicado dentro del estilo en el que se mueven, evidenciando rasgos únicos y reconocibles. Sí, “III” a veces se siente un poco pegado y monotemático, pero nadie puede negar que Föllakzoid es una fuerza que, a través de loops, efectos y ecos, consigue dar con canciones que impactan y que merecen ser escuchadas. Esperemos que sí sean profetas en su tierra, porque tienen méritos para ello.
Gameover – “Lázaro”
Generación. No hay regularidades en el trabajo que ha llevado a cabo Gameover, uno de esos grupos que definió lo que es ser independiente a comienzos de los 2000. Luego de un tránsito vertiginoso, dos hiatos han devuelto a la banda al ruedo por cortos períodos, y su estatus de culto se ha construido de manera quizás involuntaria, lo que le viene bien a un disco directo pero atemporal como “Lázaro”, siendo una breve aunque potente declaración de Gameover en 2015; una definición de que la madurez implica reconocer lo que se hizo bien, abrazarlo y devenirlo en historia grande, de esas que se escriben en canciones largas, como la excelente “Rey de la Ciudad” o en “Mil Años Luz”. Fuerte, claro, levántate y anda.
Gepe – “Estilo Libre”
Colores. No es complicado ver por qué hay gente que aún resiste a Gepe. Daniel Riveros no hace lo mismo una y otra vez, sino que impulsa cambios, se mueve por diferentes géneros, y por ello es que genera también anticuerpos; es claro, porque se niega a seguir por caminos de un pasado glorioso. Hoy, se arma de canciones que están listas para cazar listados de todas las radios, porque Gepe en “Estilo Libre” genera fiestas para cada espacio del dial, romántico con “Invierno” o “TKM”, bailoteado con “Fiesta Maestra” o “Melipilla”, e incluso más zorrón con “Vivir”, a dúo con Javiera Mena. Un disco que lo libera de etiquetas y que es a prueba de prejuicios, con calidad e intención internacional.
Gran Capitals – “Nada Raro” EP
Influencia. Las seis canciones que componen el EP debut de Gran Capitals –antes conocidos como ReyTuerto– son una cachetada de actualidad en medio de un panorama rockero que en Chile parece ser más tendiente a los residuos de los clásicos reinventados, más que a la novedad. “Nada Raro” tiene un sonido sofisticado, fresco y lleno de rock alternativo, donde las influencias quedan muy claras, pero se apropian de manera armónica y sin caer en el pastiche. Un debut con alma de experiencias extensas y canciones que recién comienzan a abrirse camino, son cosas que el sexteto tiene para seguir adelante, siendo parte de los estandartes de un rock que en ellos encuentra una bocanada de aire fresco.
Jorge González – “Trenes”
Maestro. El mejor disco del año viene de la mano del artista vivo más importante de la música chilena, que en vez de dormir entre las almohadas de la redituable nostalgia, lleva al ex Prisionero a los territorios del pop más texturado y variado. A diferencia de “Libro” (2013), donde lo acústico dominaba la escena, en “Trenes” JG no se limita, usa recursos electrónicos, aparentes sampleos y efectos, logrando mezclar la calidez de “Nada Es Para Siempre” con la cadencia oscura y sexual de “Desconocido” o el pop-funk de “Julián”. González toma múltiples hablantes y alter egos para lograr el objetivo de transportarnos a través de un disco inolvidable y lleno de sentimientos. Lo mejor del año.
Los Días Contados – “Tocaciones”
Elegancia. Juan Pablo Abalo ya había entregado uno de los mejores discos chilenos en la última década durante 2014, pero nada hacía presagiar que, junto a Carlos “Cabeza” Reinoso (ex Mostro) y Luis Felipe Saavedra, sacaría en 2015 un álbum que movería esa oscuridad en clave de pista de baile reflexiva. “Tocaciones” de Los Días Contados cuenta con elegancia, con texturas cercanas a la de las sábanas de una cama vacía, un tanto desordenada, pero con el frío de las brisas que acompañan a una lluvia copiosa. En seis canciones y media hora, el trío muestra las caras más escondidas del dolor sensual al ritmo de beats y sintetizadores, cuya calidad hace de este uno de los debuts más pulcros en los últimos años.
Maifersoni – “Maiferland (Acto de Amor)”
Atmósferas. Enrique Elgueta estuvo en silencio cinco años, desde su “Telar Deslizante” (2010) hasta crear su tierra propia, “Maiferland”, donde se palpa reflexión y un idealismo sujeto al amor. No es el álbum más fácil de digerir de la temporada, pero una vez que el oyente queda inmerso en él, no hay para qué escapar. La estratósfera resulta ser el lugar perfecto para observar los movimientos en un planeta original, que habla de “generaciones doradas” y “partners”, de invocaciones y de aires andinos, porque las historias y ánimos se entrelazan para dar con un álbum que parece una verdadera introducción al mundo de Maifersoni, ese que se desata y brilla en su sólido show en vivo.
Mantarraya – “Frío” EP
Calidez. Sólo cuatro canciones hicieron falta para que los penquistas Mantarraya se hicieran notar en 2015. Aunque de bajo perfil, el lanzamiento de su EP acústico, “Frío”, dejó en claro que, junto con lo expansivo de su sonido eléctrico, evidente en “Costa Esqueleto” (su excelente debut de 2013), existe una sensibilidad melódica que impacta. Perfecto para sonorizar una fogata en el sur o un despertar en la costa, “Frío” incluye su breve y emocionante tema homónimo o la grandiosa “La Divina Comedia”, antecedentes promisorios para los siguientes pasos del quinteto, que muestra en este EP su capacidad compositiva al desnudo, y sale con un gran triunfo en las manos.
Matorral – “Gabriel”
Perfección. No es nuevo afirmar que Matorral tiene una de las discografías más potentes y perfectas de la música nacional, pero el cuarteto, acostumbrado a un sonido directo y en vivo, necesitaba explorar las opciones de edición del estudio para dar un paso adelante en su ya excelsa calidad. “Gabriel” es el resultado de un trabajo meditado, con ningún elemento de sobra, con todo en su lugar, con canciones donde la vida transcurre en dos minutos, como “Abril”, o tiene la urgencia emocional de “Blanco”. Perfección con sangre, alma, belleza y la fuerza de la experiencia dispuesta de la manera más coherente, que hacen de “Gabriel” lo mejor de los ya tremendos Matorral.
(Me Llamo) Sebastián – “La Belleza”
Teatral. Si “El Hambre” (2012) presentaba a Sebastián Sotomayor a lo grande, con un set de canciones infalibles e interpretaciones únicas, “La Belleza” aspira a cosas aún mayores. Ya no es sólo (Me Llamo) Sebastián quien se quiere presentar, sino que también tenemos mayores chance de acceder a sus composiciones y a las relaciones que se establecen entre estas y quien las oiga. Si antes se esbozaban los tópicos autobiográficos, ahora el compromiso es aún mayor, y la identidad de género aparece como columna vertebral de los relatos, pero musicalmente además todo es más radial, más sencillo de digerir, sin claudicar en lo teatral y en la riqueza de matices. Una belleza, por dentro y por fuera.
Niños Del Cerro – “Nonato Coo”
Manifiesto. El álbum más importante del año. Quizás, uno del cual se harán tesis y análisis sociológicos en el futuro. “Nonato Coo” no sólo es un gran disco, sino que también parece ser la carta de principios de la nueva era de la música independiente en Chile, esa que se escapa de los teclados y bases para tomar instrumentos e irrumpir en formato banda, hablando menos y convocando más, generando himnos dignos de cantar como barrabrava, tal cual son los temas que se suceden en este excelente lanzamiento de Niños del Cerro, uno de los créditos de la piedra angular de esta nueva escena, el iluminador sello Piloto. Un manifiesto épico y un gran disco debut para los floridanos.
Nuclear – “Formula For Anarchy”
Control. El metal chileno goza de un nivel muy interesante cuando se exploran de forma correcta los matices y el sonido, teniendo varias pruebas de ello, aunque la mayoría de las veces se trata más fuertemente de la experiencia arriba del escenario y las salas de ensayo. Nuclear no ha hecho un camino corto: los ariqueños tienen más de 17 años de carrera, y en “Formula For Anarchy” logran su mejor trabajo a la fecha, sin abandonar la brutalidad de su propuesta, pero agregándole cuotas de manejo y producción que los llevan a arenas internacionales, no sólo en escena, sino que también en estudio, lejos de las fórmulas, jugándosela por desarrollar las canciones, y dejarlas fluir con potencia suprema.
Patio Solar – “Temporada”
Realidad. El otro disco editado por Piloto, primer larga duración del novel sello, y uno perfecto para ampliar las rutas desde la periferia del Gran Santiago –esa donde hay pasajes estrechos y patios breves– hacia la carretera musical, instancia en que se dan a conocer nuevas propuestas a la velocidad de la luz, y donde la voz de Claudio Gajardo, sin mayores inflexiones, logra expresar emociones de forma adolescente sin subestimar tal concepto, de forma sencilla sin escatimar en calidad, y con una capacidad de letras y melodías tan directas, que es imposible quedar indiferentes. Un disco que dejó y seguirá dejando huella, y que pone todos los ojos en el luminoso futuro de Patio Solar.
Planeta No – “Odio”
Orgánico. Muchas veces se dictamina que el pop es música plástica, poco tangible. De ser así, ese prejuicio choca de frente con Planeta No. El trío, luego de varios años puliendo su propuesta y con el buen EP “Matucana” (2014) como antecedente, sacó “Odio” este año, tremendo debut donde lo orgánico es fundamental. Música para bailar y llorar, para cantar y tocar, con puntos altísimos en “El Campo”, “Maricón Zara” y “64”, en un disco que en medio de letras aparentemente simples explora la adolescencia como el último bastión de la rebeldía y de la posibilidad de una identidad propia, sin estar amenazada por las hegemonías culturales y económicas. Sí, hay odio, pero también mucha verdad.
Tenemos Explosivos – “La Virgen De Los Mataderos”
Memoria. En Chile mucha gente se compra el populismo, el discurso oficial, la necedad que domina el cotidiano, y en medio se enfrentan a slogans facilistas. He ahí donde se hace urgente el rescate de la memoria, de la historia, de los procesos, y de las sensaciones asociadas que generan las letras de Eduardo Pavez en “La Virgen de los Mataderos”, segundo disco de Tenemos Explosivos. Canción política pero poética, sin explícitos pero dejando todo muy claro, en medio de gritos y potencia post hardcore permanente. Un disco memorable y que es necesario escuchar muchas veces para poder hacernos cargo de la multiplicidad de significados que posee. Una escucha necesaria en tiempos oscuros.
The Suicide Bitches – “Semenation”
Rock. Pudo haber partido como un proyecto de un grupo de amigos, pero la evolución evidenciada en “Semenation” hace que The Suicide Bitches pise fuerte y asegure su lugar en los buenos lanzamientos de 2015 en Chile, en especial al jugársela por un rock “a secas”, sin caer ni en el metal ni en la psicodelia dominantes, y así hacerse su propio camino con ciertos elementos stoner y también con mucho tino en el manejo de la dinámica de los compases y la potencia. Uno de los proyectos más directos, que aprendió a ponerse más capas y texturas, logrando uno de los discos más excitantes y fáciles de disfrutar en un año donde pocos lograron tal solidez y consistencia en el rock.
Trementina – “Almost Reach The Sun”
Definitivo. Shoegaze puro y duro, con una apropiación única de códigos que parecen muy conocidos, es la carta de presentación del cuarteto valdiviano que madura y lleva su identidad al papel más sólido con este, su último lanzamiento. Ya en su EP “Brilliant Noise” (2013) mostraban que su interés es mezclar ruido con una sensibilidad pop evidente. No son dados a la complejidad como motivo de hacer canciones, aunque logren intrincados y geniales solos y murallas de efectos a volúmenes altos. Trementina hasta fue editado en Japón, y es de las pocas bandas chilenas que puede cantar en inglés y no perder en el intento. Sin duda seguirán proyectándose a la velocidad del sonido.
Tus Amigos Nuevos – “Triunfo Moral + Folclor de Medianoche I”
Escenarios. Diego Lorenzini tiene una capacidad de generar letras cercanas y divertidas, con melodías imbatibles, pero en Tus Amigos Nuevos no posee la carga de ser el ente creativo, y Javier Chorbadjian, Leo Salinas y Manuel del Valle dotan a TAN de una potencia y posibilidad de corromper al ente viviente más aburrido a punta de bajos dinámicos, percusiones enérgicas y riffs afilados. Una fiesta que en vivo se desata y que en “Triunfo Moral” tiene su registro más acabado, mientras que el EP “Folclor de Medianoche I” muestra las sensibilidades innegables del conjunto, capaces de crear canciones excelentes, sea de la mano del ruido más fiestero o de las cuerdas acústicas más bonitas.
Velódromo – “Velódromo” EP
Revelación. Cuando el novel cuarteto Velódromo sacó su primer adelanto, “Gemini”, este año, las miradas inmediatamente se pusieron en lo que sería su EP debut. Un sonido tan maduro y tan claro es complejo de encontrar en el espectro de agrupaciones que buscan ser depositarias del shoegaze; y es que Velódromo –como muestra en las cuatro canciones que conforman su primer lanzamiento– mezcla con gracia sus influencias, logrando algo único y, lo más importante, con identidad inmediata. Puede que les falte experiencia, pero las ideas están, y si con cuatro canciones se convirtieron en una de las “bandas revelación”, habrá que esperar qué pueden hacer con un LP en toda su magnitud.
Compártelo:
- Clic aquí para compartir en Facebook. (Se abre en una ventana nueva)
- Click to share on WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Click to share on Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Pincha para compartir en Pocket (Se abre en una ventana nueva)
- Click to email a link to a friend (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)


No importa si se trata de nombres nuevos o consagrados, no queda duda de que este año trajo consigo varias grandes obras en distintos estilos. 2022 queda atrás y es tiempo de nuestros recuentos revisando lo mejor en el cine y la música durante la temporada, siendo en esta ocasión el turno de los discos internacionales que más destacaron en los últimos meses. Desde figuras siempre presentes en este tipo de publicaciones, hasta nuevas incorporaciones, el año tuvo una diversidad de sonidos y conceptos que fueron ejecutados de manera impecable por los artistas acá presentes.
Como cada año, nuestro equipo propuso, escuchó, evaluó y seleccionó un cuidadoso listado durante todos estos meses, para así entregar los que son, a nuestro parecer, los discos más destacados durante el período del 3 de diciembre de 2021 hasta el 1 de diciembre de 2022. Más allá de subjetividades, consideren esta lista como una guía de los títulos que más disfrutamos durante este año, esperando también que puedan encontrar alguno que les llame la atención o, por qué no, a su próximo artista o disco favorito. Sin mayores preámbulos, los dejamos con nuestra lista de los mejores 50 discos de 2022.
Si quieres escuchar los álbumes, haz clic en la imagen de cada uno.
“Diaspora Problems”
Soul Glo
Acechando desde las tinieblas del under e influenciados por diferentes vertientes de la música negra, Soul Glo irrumpe en los radares mundiales vomitando energía a través de versos furibundos, con rimas y riffs que merodean en búsqueda de trifulca. Encausando múltiples estímulos del mundo callejero a través de la energía hardcore del sonido east coast, el cuarteto de Filadelfia incorpora además la agresividad y excentricidades del trap con naturalidad, redibujando esa ambigua etiqueta denominada “música urbana”. Transgresor en cuerpo y alma, “Diaspora Problems” refleja la mirada de un grupo de hijos de migrantes sobre la violencia y marginalidad vivida entre callejones y baldíos de nuestras metrópolis.
“And I Have Been”
Benjamin Clementine
Benjamin Clementine logra que los vacíos que deja el sonido minimalista se conviertan en un foco, casi como el lente encuadrando detalles al filmar una película. Melodía, letra, poesía, fuerza y ansia artística se respiran en cada rincón de su álbum más directo y accesible, pero no por ello menos elaborado. El manejo de melodías y relatos es algo que el artista implementa con maestría, acercándose a lo cotidiano y lo mundano sin dejar de sonar celestial, en especial en los arreglos, tanto vocales como de cuerdas, y en su propia voz. Pocas veces la pena, la angustia y las disputas internas suenan tan elegantes y brillantes, menos aún con este halo de integridad artística que baña de épica cada escucha.
“Malign Hex”
Meat Wave
Post punk y noise es lo que suda Meat Wave en su cuarto disco de estudio. Los de Chicago se vuelcan a una forma más primitiva y natural de ejecución, donde expulsan con mayor intensidad y velocidad una propuesta sonora que goza cada vez más de nuevos adeptos. “Malign Hex” es breve y veloz, un disco pensado sin mayores sobresaltos y con una estructura al grano, que no da pie a mayores sutilezas que acompañen bajo, guitarra y batería, sólo 10 certeros golpes al mentón entre un tímido baile. Es interesante cómo conjugan justamente los brillos del noise con las claves típicas del ensueño post punk que ya han revitalizado bandas como Protomartyr, Shame o Fontaines D.C. Si bien, Meat Wave no ofrece mayor originalidad, explota con destreza un recurso donde lo certero es clave, manteniendo una tensión constante y resolviendo con oficio con una receta básica.
“Melt My Eyez See Your Future”
Denzel Curry
Dando un nuevo paso en su ascendente carrera, Denzel Curry sorprende con “Melt My Eyez See Your Future”, su quinto larga duración y una demostración de las capacidades que el rapero tiene a la hora de gestar un relato coherente, potente y más orgánico que los estilos a los que suele recurrir, donde no solamente se expande sonoramente, sino que también presenta distintas caras de su multifacética presencia. Entre incontables colaboraciones y referencias a la cultura popular y la estética del hip hop más clásico, el oriundo de Florida se muestra diverso y establece de manera definitiva las bases para seguir su obra en el futuro, el que seguramente estará marcado por capítulos tanto o más interesantes que este.
“BADモード”
Hikaru Utada
El autoconocimiento es algo que viene con el tiempo, desde experiencias e interactuar con otros, y Hikaru Utada entiende que esa reflexión no se termina. Por ejemplo, elle (en respeto a su autodefinición) primero se rebeló contra los pronombres de género y luego se definió como persona no binaria; la electrónica que dominó sus trabajos anteriores dio paso también a sonidos más orgánicos y, en medio, canciones bailables, pero llenas de tristezas compartidas. Empatía en dosis saludables y dolores en espacios seguros, entre el city pop, disco, R&B y más estilos que se complementan con composiciones que relucen la madurez en la voz de le artista, ícono del jpop no sólo en su forma de cantar, sino en la solidez estructural del LP.
“Where Myth Becomes Memory”
Rolo Tomassi
A través de un fluido viaje de intensidades, “Where Myth Becomes Memory” se perfila como la muestra del extendido proceso artístico recorrido por Rolo Tomassi. En su sexto álbum, los ingleses enfocan su mirada hacia los sonidos etéreos, tomando nota de géneros como el dream pop para añadirlos a la fórmula donde también habitan influencias cercanas al mathcore. En un vaivén permanente, la banda logra plasmar la dualidad de emociones que conduce este disco, donde pasajes agresivos conviven armónicamente con aquellos momentos de mayor sutileza e intimidad. Liderados por la dupla Eva Korman y James Spence, Rolo Tomassi consolida una etapa de crecimiento mediante un trabajo donde prima la melancolía y amplía sus horizontes.
“Zeal & Ardor”
Zeal & Ardor
Tras casi un año entre la publicación de su primer single promocional y el álbum, Zeal & Ardor hizo valer cada segundo de espera por su nuevo LP. Como si hubiese sido intencional, por cada mes de espera, Manuel Gagneux incorporó un estilo musical en su ecléctico proyecto, reafirmando su posición de vanguardia en el metal. Con naturalidad y sin tapujos, el músico logra combinar ritmos tan dispares como los son el blues y góspel con el black metal, dando por resultado un trabajo lleno de matices, a su vez reinventando aquellos cantos que por siglos alzaron al viento los esclavos traídos desde África, reconfigurando su sentir, en un ejercicio que para liberar almas está dispuesto a desgarrar carne.
“II”
Dead Cross
Una aplanadora sin contemplaciones es lo que entrega Dead Cross con su segundo trabajo de larga duración. El proyecto que ve a Mike Patton asomarse por las vertientes del hardcore punk al más puro estilo de la escena ochentera, entrega un disco muy claro en sus intenciones, sin escatimar recursos para desenvolver su carácter de una manera lúdica y violenta, con la siempre inquietante fuerza interpretativa del frontman. Una sección rítmica de lujo, coronada por las punzantes baterías de Dave Lombardo, hace de este disco un esencial no sólo de la temporada, sino que también de un artista tan relevante como Patton, que se encuentra en un prolífero y maduro punto de su extensa carrera con múltiples proyectos.
“BLUSH”
PVA
El trío londinense no revoluciona el género, pero sí refresca el panorama con “BLUSH”. La receta de la banda es simple: acercarse lo más posible a todos los recursos del synthpop, el dance, la electrónica y sus derivados, con diferentes estados de fervor, intensidad y oscuridad. Así, el álbum se mueve entre la voz de Ella Harris y Josh Baxter, quienes marcan sus diferentes ritmos y pausas. Dentro de la música electrónica y bailable, PVA propone nuevos aires que, si bien no son arriesgados, recuperan ciertos pasajes de un estilo que necesita reinventarse. En sencillos como “Bad Dad” la banda conjuga en extremo su destreza entre lo sintético y lo análogo. Para los fanáticos del género, PVA se enlaza muy bien con lo que hacían bandas como Ladytron, por ejemplo.
“Fear Of The Dawn”
Jack White
En una de las decisiones más inesperadas para un artista como Jack White, publicar dos álbumes este 2022 sirvió para analizar en profundidad su obra, principalmente con “Fear Of The Dawn”, disco más eléctrico y experimental en comparación a su sucesor “Entering Heaven Alive”. Acá, el guitarrista se expande sonoramente y entrega arreglos refrescantes a una fórmula que con los años hizo propia, funcionando para dejar contentos a sus seguidores de la vida, así como a los curiosos que busquen un nuevo álbum de rock en tiempos como estos. Jovial, atrevido y despojado de las etiquetas, el guitarrista muestra una de sus facetas más maduras y sólidas con otro capítulo en su larga carrera.
“Gnosis”
Russian Circles
Con su octavo trabajo, Russian Circles abraza mucho más el metal que en otros discos, demostrando cuáles son sus intenciones e influencias. Y es que el consejo de Kurt Ballou en la producción los ha llevado a nuevos límites sonoros y compositivos. “Gnosis” asoma como un disco breve pero intenso, lleno de capas y detalles. Esos riffs que antes Mike Sullivan administraba de manera más textural y con el uso de loops, ahora resuenan de manera más cruda y directa, siempre acompañados de profundos bajos, y una furiosa y ordenada batería. “Gnosis” es uno de los trabajos más duros de Russian Circles, donde la inspiración se centra en profundizar ese sonido más ligado al sludge y al post metal, trabajando por capas y haciendo del trío una experiencia más robusta.
“The Line Is A Curve”
Kae Tempest
Como un ejercicio de auto reconocimiento y una necesaria comprensión de su entorno, Kae Tempest irradia energía en su urgente rima con “The Line Is A Curve”, álbum donde las historias de carácter más contemporáneo toman forma y fondo mediante los contrastes propios de lo personal y colectivo, factores esenciales para comprender la narrativa y forma de interpelar que tiene Tempest en su trabajo. Con un hip hop que no teme incorporar otros estilos, la obra progresa dramáticamente mediante la interpretación de experiencias, análisis de la sociedad y sus conductas, además de una convicción muy en tono con la manera en que Tempest despacha cada palabra, siempre de forma prosaica, resiliente y lo más honestamente posible.
“Warm Chris”
Aldous Harding
La manera en que se funden arpegios acústicos y eléctricos junto a la suave voz de Harding, dan cuenta de su atractivo y sólido rango. En un contexto más minimalista, la compositora neozelandesa se atreve con toques de electrónica muy sutil, jazz y pop, casi emulando a Broadcast, con cuerdas y teclas como protagonistas. “Warm Chris” es cálido y sencillo, pero lo que lo hace robusto y completo es su paseo por esos elementos; una pizca de cada uno para un sonido original con su clásica receta de voz, la que se disfraza en cada track según lo que propone en su revoltoso folk. La experiencia a través de los movimientos que propone “Warm Chris” no hace recordar a primeras la música anterior de la artista, sino que funciona como invitación a un descubrimiento personal e íntimo hacia sus propias inquietudes, pero de forma tenue y pausada, dejando trazos de clásicos en cada compás.
“A Gut Feeling”
Cassels
Claramente no fue parte del plan, pero el resultado deja claro que el dúo inglés fue uno de los que se benefició con la pausa de la pandemia. Si bien, la propuesta de la banda siempre se sostuvo en base a riffs directos y contagiosos, el tiempo extra para trabajar en el nuevo álbum permitió que perfeccionaran la fórmula. Mientras en lo narrativo lucen más punzantes y críticos que nunca, es en lo musical donde la banda corre el kilómetro adicional, explorando estilos que van desde el math rock al post punk, pasando incluso por momentos de pop de una manera equilibrada y atractiva. Líderes de un revival desde antes de que este lo fuera, el tiempo de los hermanos Beck parece finalmente haber llegado.
“NOT TiGHT”
DOMi & JD Beck
El joven dúo DOMi & JD BECK irrumpe con un debut que mantiene en completo equilibrio la suavidad y frenética naturaleza de un sonido virtuoso, y construido en base a una naturalidad y estructura rítmica sin titubeos. Con “NOT TiGHT”, estos músicos llevan los elementos esenciales del jazz fusión hacia las nuevas generaciones, proyectando una infusión de estilos de los 70 con una mirada moderna y que carga con el peso del aprendizaje y desarrollo de dichas influencias. Desde un enfoque técnico, maduro y fresco, este disco demuestra el poder que la interpretación puede explayar para crear la esencia y alma de los sonidos, más allá de estructuras y reglamentos.
“Close”
Messa
Cual tormenta de arena en el desierto, Messa ha irrumpido en la escena global de forma inesperada con un trabajo que logra brindar nuevos colores al siempre penumbroso doom metal. Conjugando una propuesta oscura, cargada de misticismo, llena de matices melódicos y fuertemente influenciada por la cultura norafricana, el tercer larga duración de los italianos tiende puentes entre la modernidad y sonidos de raigambre tribal, enriqueciendo de texturas la propuesta autodenominada por ellos mismos como “doom escarlata”. De esta forma, “Close” consolida y hace destacar ese sello propio al lograr una comunión entre el género y elementos de dark jazz, drone e incluso música ajena a la tradición occidental.
“Lucifer On The Sofa”
Spoon
Tras aventurarse a utilizar el estudio como un laboratorio en sus últimos discos, Spoon vuelve a la creación mirándose a los ojos, transparente y aparentemente simple, y el resultado es brillante, con más rock & roll y la sencillez como emblema. La banda hilvana ideas escondiendo sus complejidades, con la habilidad que ha decantado teniendo a Britt Daniel como uno de los compositores más prolijos del rock actual. En paralelo, Mark Rankin logra que el sonido del disco comparta tal limpieza, sin perder potencia ni esa rugosidad que ya es una característica de las performances de Britt y Spoon. Uno de los mejores discos de, quizás, la banda de calidad más consistente del rock en las últimas décadas.
“Dragon New Warm Mountain I Believe In You”
Big Thief
Lanzar un álbum de veinte canciones puede parecer excesivo para una banda que habitualmente se mueve por un universo sonoro más bien pausado, sin embargo, tras recorrer los 80 minutos que dan vida al quinto disco de Big Thief, se hace evidente que el cuarteto no sólo resolvió el acertijo sin contratiempos, sino que además terminó firmando el que muy probablemente sea su mejor trabajo a la fecha. Con acertados pasajes de indie folk, country, dream pop e incluso trip hop, una aproximación narrativa impecable a cargo de la infalible Adrianne Lenker y una producción especialmente cautivadora en lo rítmico, “Dragon New Warm Mountain I Believe In You” se alza sin duda como uno de los momentos musicales imperdibles del año.
“Cheat Codes”
Danger Mouse & Black Thought
De aquellas sorpresas altamente satisfactorias es lo que entrega “Cheat Codes”. En la primera colaboración entre los gigantes Danger Mouse y Black Thought, la excelencia es un atributo que aflora desde todas las aristas posibles. La producción refinada de Brian Burton transporta al oyente medio siglo al pasado, con recursos interesantes, como el tono de teclados y beats propios del soul, hasta detalles como el ruido de los discos de vinilo. La lírica certera del MC de The Roots se complementa con invitados igual de consistentes, destacando el aporte onírico de Michael Kiwanuka o la emotiva participación póstuma de MF DOOM. Un sólido homenaje al linaje cultural afroamericano, con méritos propios de un clásico contemporáneo.
“Laurel Hell”
Mitski
Hasta 2018, Mitski había estado editando discos casi cada dos años. Para “Laurel Hell” sin embargo, se tomó cuatro años y el tiempo parece haberle sentado bien, porque su nuevo trabajo abandona por un momento la crudeza rítmica de sus entregas anteriores y se embarca sin consideraciones en los terrenos del synth-pop, el indie y el new wave de la mano de Patrick Hyland, su productor de toda la vida, acometiéndose en líricas más conceptuales e íntimas. Si bien, la producción musical es sólida, y por ratos la naturaleza intrínseca de los sintetizadores acapara rango sonoro y la voz de Mitski suena soterrada, quizás es parte de su plan de pseudo retiro por allá por 2019 y dejar que la música tome un rol más protagónico.
“Dawn FM”
The Weeknd
Tras dominar la euforia y la resaca con el todopoderoso “After Hours” (2020), The Weeknd sorprendió al encargarse de las consecuencias en su disco más humano en mucho tiempo. “Dawn FM” tiene una fluidez y coherencia que se cruza con la confusión, añoranza y hedonismo que dominan los tracks de un álbum donde no sólo se extiende en el sonido electrónico bailable y nostálgico que consolidó al artista canadiense, sino también configura una retórica compleja. Una radio, un viaje al infierno personal, y figuras como Quincy Jones y Jim Carrey se suceden en un trabajo que utiliza la división entre placer y dolor para otorgarle madurez e intención a uno de los artistas claves del pop de este milenio.
“You Belong There”
Daniel Rossen
Cuando un trabajo se posiciona bajo el rótulo de “álbum solista”, usualmente ofrece la oportunidad de abordar pasajes que evocan intimidad, ya sea desde su música como sus letras. Con una sobriedad solemne, que va desde su austera portada en adelante, Daniel Rossen es consciente de esta virtud. Las armonías vocales, el acompañamiento de cuerdas y vientos y, sobre todo, el cautivador rol de las guitarras, en partes iguales dan una excelente muestra de un minucioso trabajo de producción y las cualidades multi instrumentales del también vocalista de Grizzly Bear. Acompañándose de letras crípticas, las diez canciones que componen este disco articulan un sonido envolvente y sorprendentemente equilibrado.
“Super Champon”
Otoboke Beaver
Brutales como knockout. En un comprimido de estridencia, Otoboke Beaver amplifica una puesta en escena que, hace sólo tres años, se caracterizó por su explosiva ferocidad. El segundo disco de las kiotenses lleva la fórmula al extremo, con un buen puñado de canciones que ni siquiera alcanzan los sesenta segundos y un álbum que, en su totalidad, apenas supera los veinte minutos. No hace falta de mayores preámbulos para apreciar la habilidad de uno de los grupos más histriónicos dentro de la escena hardcore punk contemporánea. Desde la trinchera del ruido, este cuarteto de mujeres arrolla al oyente en una vorágine que, pese a su ritmo fulminante e impredecible, no deja de ser una experiencia divertida.
“How Do You Burn?”
The Afghan Whigs
Greg Dulli es un tipo que lleva cuatro décadas haciendo música, pero en vez de ser un “viejo zorro” y no aprender nuevos trucos, mantiene los oídos y el alma abierta para continuar adelante, con sonidos que motivan, prenden, emocionan, aterran y enamoran. La saga de retorno de The Afghan Whigs continúa demostrando versatilidad, letras genuinas, interpretaciones que reconocen la experiencia sin avejentar el resultado y, en esta última parada, además lo hacen sin caer en nostalgias como sería tan fácil hacerlo. Ni siquiera las últimas notas de Mark Lanegan instalan al disco desde la reminiscencia, sino que desde la reflexión, mirando hacia adelante, con dolor pero sin temor, y el resultado es inspirador.
“Sometimes, Forever”
Soccer Mommy
Uno de los desafíos que enfrentan los artistas anclados en la vereda del indie pop es cómo hacer para diferenciarse del largo número de proyectos que ocupan dicho espacio. En esa línea, el tercer trabajo de estudio de Sophie Allison funciona perfecto para poner a la cantautora por delante de sus pares. Ya no sólo se trata de un proyecto de narrativas íntimas conducido por una voz cálida, sino que en este álbum Allison toma sonoridades de corte dream pop, noise y algo de psicodelia, pero además decide sumar a la mezcla arreglos de electrónica. Con esto, no sólo logra darle novedad a su propuesta, sino que permite que el disco atraviese espacios de luz y oscuridad sin perder un ápice de consistencia. Único y cautivador.
“Autofiction”
Suede
Una de las cosas que siempre se le agradece a una banda con más de dos décadas de carrera, es que sea capaz de aventurarse en nuevas direcciones y no repetir la fórmula. Es justamente en esa línea donde el noveno álbum del quinteto se anota sus mayores aciertos. Completamente desmarcado del ánimo orquestal de “The Blue Hour” (2018), lo que hace este nuevo trabajo es invitarnos a explorar la faceta más cruda, íntima y urgente del conjunto, en un cautivador viaje que no sólo echa mano a sonidos que rememoran a grupos históricos del rock gótico, sino que además saluda a bandas contemporáneas de la escena post punk sin perder en ningún momento el innegable sello de los londinenses. Revitalizador y contundente.
“Renaissance”
Beyoncé
Después de seis años de silencio discográfico, Beyoncé vuelve con un álbum que se distancia radicalmente de lo que nos entregó en su última placa. Los 62 minutos que dan vida a “Renaissance”, por un lado funcionan como una suerte de homenaje a los grandes nombres del dance y el house de antaño, pero sobre todo se alzan como una celebración destemplada a la vida, a seguir adelante y a creer en uno mismo. Todo, con una Beyoncé arrolladora en los vocales, una producción impecable y una ejecución tan ridículamente contundente, que casi con seguridad está destinada a superar los límites del nicho para arrastrar a la pista de baile a cualquiera que tenga oídos y se cruce por delante.
“fawn”
Foxtails
Los de Connecticut sorprenden con un disco breve en apariencia, pero robusto en cuanto a una madurez en la producción y el sonido. Y es que, cuando la inquietud cruza el límite de lo “post” y lo experimental, es clave dar con aquellos elementos diferenciadores. En “fawn”, Foxtails propone un viaje más denso y oscuro, que se mezcla con una producción cruda, con baterías secas y un trabajo más detallado en las capas de guitarras. La voz como pieza clave se funde de manera orgánica con la banda. Por cierto, hay límites que Foxtails no cruza para mantenerse en el cerco de lo experimental de su propuesta cercana al screamo. Así, continúan su independencia sonora y a la vanguardia, gracias a las apariciones de arreglos de violín y sus referencias al jazz. Este disco mantiene a la banda en un estado under, pero aun así muestra sus cartas como referentes de un buen, inquieto y atrevido trabajo.
“Aethiopes”
Billy Woods
Como una declaración llena de simbolismos aparece “Aethiopes”, el inesperado nuevo trabajo de Billy Woods. El rapero neoyorkino sorprende con un disco en solitario donde no deja rimas al azar, alzándose como uno de los álbumes a tener en cuenta en el universo rapero de este año. Tremendamente directo y político, Woods es capaz de interpretar una directa lírica crítica del capitalismo, el colonialismo tardío y el racismo, con elementos ligados al country y al jazz, apropiándose de estas texturas históricamente arrebatadas (en el caso del sample del músico etíope Alemayehu Eshete en “Asylum”) o sus acercamientos al reggae en pequeñas dosis, entre otras sutilezas. Woods –que creció en Zimbabue– rescata así parte de la historia y el significado de su cultura con una intrépida propuesta sonora.
“Hiss”
Wormrot
Sin muchos preámbulos, pero con dosis desbordantes de energía, “Hiss” se encumbra dentro de los lanzamientos más sólidos del panorama extremo con una vorágine aplastante de poco más de 30 minutos. Seis años separan a este álbum de su predecesor, tiempo más que extenso donde el proyecto de Singapur trasladó su propuesta hacia nuevos horizontes de experimentación. Detrás de este telón de caos, hay un trabajo de complejidad y técnica difícil de emular; un torrente de composiciones donde la visceralidad se ejecuta con precisión milimétrica. Con cambios impredecibles, violines con tintes caóticos y la velocidad como constante, Wormrot se abre camino y demuestra que el grindcore aún es terreno para la innovación.
“Jodeki”
Tricot
Alejada de la convencionalidad que se da a nivel masivo en la música asiática, Tricot vuelve a hacer de las suyas con un excelente trabajo como “Jodeki”, donde saca a relucir su maestría al aportar una sustancia muy rica al pop de sus canciones, enfocándose como siempre en la técnica a la hora de ejecutar sus secciones instrumentales. Con una ejecución compleja y un sonido muy accesible, el conjunto japonés logra el equilibrio preciso para transmitir su fluidez hacia los auditores, trabajando con un constante sentimiento lúdico y de progresión en su desarrollo. Atmósferas sutiles, pero de una profundidad muy explícita en su forma y fondo, logran encontrar ese punto exacto entre la calidez y la estridencia.
“Heart Under”
Just Mustard
La oscuridad y los niveles que esta puede alcanzar es el concepto transversal del segundo álbum de Just Mustard, ajustando los oídos para ver entre las densas capas que se entrelazan, en espirales que hacen fútil el intento de distinguir sonidos particulares. Entre un rock evocativo a lo industrial y la voz de ensueño de Katie Ball, el disco hace lo suficiente para evitar el tedio y demandar ser escuchado sin detener el movimiento de las sensaciones, que nunca son de total comodidad, pero sí continúan intrigando al oyente en cada momento. Este álbum tiene vocaciones de fuera de este mundo, sin abandonar la empatía con el pavor, desorientación y atracción que puede sentirse ante tal nivel de perfección sonora.
“God’s Country”
Chat Pile
Hay belleza en el caos, un desorden sin aparente chance de control, porque hay un halo de impredecibilidad que intriga, como los protagonistas de una obra dramática sobrepasando el punto de no retorno, pese a las advertencias previas. Una espiral de suciedad, agobio, crudeza, y con luz en medio, es lo que expone el LP debut de Chat Pile. En medio de elocuentes aullidos, Raygun Busch transita entre poesía entrópica y la prosa directa, animando a descender en espacios que no están oscuros, pero sí tenues. De cerca, lo instrumental se mueve árido y polvoriento, calzando con los retratos en carbón y residuos contaminantes que conforman el concepto que cohesiona un disco que convoca desde lo sucio, doloroso y real.
“THE UNRAVELING OF PUPTHEBAND”
PUP
Si toda la música del mundo fuera dramaturgia, PUP podría ser fácilmente un discípulo actualizado de Bertolt Brecht. Porque en el sonido de “THE UNRAVELING OF PUPTHEBAND”, el cuarto larga duración de los canadienses, hay algo de performático, como una obra de teatro donde, tras un telón de fondo de punk y noise, se entrecruzan intentonas de electrónica e indie naïve con canciones de plano jocosas e irónicas sobre la facilidad de la construcción musical. Conceptualmente, además, abordando la autodestrucción, la displicencia humana y la fragilidad de las relaciones en un mundo virtual (incluso entre ellos mismos como banda, Stefan Babcok mediante) cosechan un disco que nadie esperaba, pero todos queríamos.
“As The Moon Rests”
A.A. Williams
Las estructuras del doom y el metal siguen presentes en el segundo largo de A.A. Williams. De un muy buen presente, la artista inglesa explora con más márgenes diferentes atmósferas y elementos que hacen de su propuesta un resultado denso y oscuro. Sin embargo, dentro de su registro contralto también hay destellos de luz que dejan entrar arreglos de guitarra acústica y otros elementos que enriquecen, pero no sobrepoblan su propuesta. A.A. Williams ha sido una compositora inquieta y ha llegado con nuevos aires a renovar la escena de música pesada, que ya empiezan a dominar artistas que con nuevas claves se aproximan a romper los límites del género.
“A Light For Attracting Attention”
The Smile
La primera toma de contacto con el debut de The Smile, el proyecto de Thom Yorke y Jonny Greenwood con el baterista de afrojazz Tom Skinner, resulta desconcertante, aunque no por ello menos interesante. Teniendo como referencia el incatalogable sonido de Radiohead, abundante en este trabajo por ratos, cabría preguntarse por qué todo esto no fue material para otro trabajo de los ingleses. La respuesta posible está en el imaginario percutivo de Skinner y en el alma explorativa de Yorke y Greenwood, entregando un trabajo que se arremolina alrededor de sonidos improbables, capas asfixiantes y oscuridad de bajo octanaje para fraguar un sonido que difiere de otro de los tantos proyectos de Yorke, por ejemplo.
“Fossora”
Björk
Para su regreso en larga duración, Björk optó por el camino de lo impredecible facturando un álbum que toma del ambient, la esencia musical de su país y de cosas que quizás parezcan extrañas a ojos y oídos de quien no le ha seguido los pasos en las últimas décadas (como el reggaetón, aunque sea sólo en un par de canciones), para darse un gustito y permitirse fracturar una nueva frontera. La intención musical de “Fossora” es más ubicua y menos dolorosa y rígida emocionalmente que sus trabajos anteriores, es un canto a la maternidad y al amor familiar, poniendo incluso a sus propios hijos a colaborar en él, y también un canto a la vida que brota desde la tierra sin rozar siquiera lo hippie.
“Everything Was Beautiful”
Spiritualized
En una dinámica del tipo “celebración/fin de ciclo”, justo 25 años después del lanzamiento de “Ladies And Gentlemen We Are Floating In Space”, el disco más laureado del conjunto, Jason Pierce llega a sorprendernos con un álbum que, pese a ser breve, sabe rescatar de forma precisa el imaginario eterno que ha construido la banda, y además juega a golpearnos con los ingredientes que hasta acá han hecho de esta propuesta una firma sonora de identidad única. Innumerables capas de sonido, figuras musicales reverberantes y una melodicidad abrumadora, hacen imposible resistirse al viaje con que el spaceman nos invita una vez más a flotar por el espacio. Hace años que el space rock no sonaba tan contundente.
“I Love You Jennifer B”
Jockstrap
Ambicioso, desconcertante y profundamente pop, el debut de Jockstrap se escapa de las convenciones cada vez que puede, sin dejar de ser un deleite cohesivo, consistente y lleno de sorpresas. Con paciencia y confianza, las decisiones estéticas subvierten las expectativas respecto a melodías y armonías de apariencia sencilla, pero que Georgia Ellery y Taylor Skye convierten en mapas donde se sabe el terreno que se pisa, mas no el camino exacto a recorrer. Y he ahí lo impactante: el ánimo constante de descubrimiento, aprendizaje y reconocimiento de ciertos patrones que cierran el círculo, volviendo a esta aventura en algo que finalmente resulta más familiar y acogedora de lo que se pudiera llegar a anticipar.
“Most Normal”
Gilla Band
Explorando la inquietante irracionalidad del mundo de los sueños, en un desafío extremo en forma y esencia, los otrora Girl Band nos mantienen al borde de la convulsión con su particular forma de entender el surrealismo. Estrenando nuevo nombre, los irlandeses presentan una ensordecedora mezcla entre la irreverencia del no wave, el desenfreno del noise rock y la oscuridad del post industrial, que, más allá de su estética, revela la cruda realidad de un proceso de rehabilitación y búsqueda de estabilidad mental. Escapando de convencionalismos, “Most Normal” es un golpe de corriente para nuestros sentidos y férreo ejemplo de cómo la incomodidad generada por el caos puede convertirse en una virtud.
“Blue Rev”
Alvvays
A cinco años de distancia de su antecesor, el tercer álbum de Alvvays continúa recorriendo terrenos dulces y nostálgicos. Pese a que “Blue Rev” no implementa cambios significativos a la fórmula, se trata de un trabajo donde el encanto sigue latente, mediante canciones cándidas y envolventes. La apacible voz de Molly Rankin convive entre pasajes etéreos y enérgicos, donde la reminiscencia a tiempos pasados es una constante. Guitarras inspiradas en Johnny Marr y sintetizadores oníricos profundizan la identidad de un proyecto que rápidamente alcanza la consolidación, pese a las dificultades personales. En este disco, los canadienses prueban que hacer música fresca y llevadera no es tan sencillo como parece.
“Free LSD”
OFF!
El reciente LP de los californianos es la prueba perfecta de que a veces un pequeño puñado de innovación puede mejorar el nivel a una banda de manera exponencial. No es que en el pasado lo del conjunto no fuera arrollador, sin embargo, se movía dentro de un universo donde había mucho más para elegir. En esta oportunidad lo que catapulta a OFF! es la inteligente inclusión de nuevos ingredientes, que van desde la más cruda disonancia, hasta pasajes de corte jazz, que no sólo funcionan perfecto como una aplastante muralla de sonido punk, sino que además dejan el campo abierto para que la banda se aventure a dar vida a una historia extraordinaria. Ya no sólo pegan fuerte, ahora también suenan únicos.
“Baby”
Petrol Girls
Cual grupo guerrillero, Petrol Girls busca incendiar los esquemas que oprimen a las mujeres a través de un equilibrio entre creatividad musical y punzantes mensajes de protesta. En su tercer álbum, la agrupación inglesa mantiene vivo el fuego de las barricadas a punta de noise rock y post hardcore, cuya estridencia agita en lo alto las banderas del feminismo y el anticapitalismo, sin matices ni eufemismos, en tiempos de polarización que así lo exigen. Lejos de ser una respuesta coyuntural, la propuesta de la banda se nutre de décadas de lucha, tanto en el terreno social como dentro de la escena musical, siendo una de las grandes herederas en el siglo XXI del discurso y furia del movimiento Riot Grrrl.
“CLOSURE / CONTINUATION”
Porcupine Tree
El regreso de Porcupine Tree con “CLOSURE/CONTINUATION” luego de trece años de ausencia oficial, podría parecer un reseteo, pero en realidad es la última gran jugada maestra de Steven Wilson, sistemáticamente rechazando la idea de reunir a la banda durante más de una década para poner por delante sus proyectos personales, cuando por detrás había canciones como “Chimera’s Wreck”, que data de 2011, por lo que la trastienda del disco transmite perfectamente la sensación ambigua del título. Un LP macizo, potente, pero escasamente metalero –muy en la veta actual de Wilson–, con vocación melódica y sentido experimental por partes iguales, un disco de prog-rock para mostrarle a los no fans del prog-rock con orgullo.
“Once Twice Melody”
Beach House
Los mundos que describe Beach House van más allá de las palabras, pero en su disco más ambicioso, la banda encuentra más resonancia en las letras, desarrolla especificidades en medio de lo difuso, y con ello entrega atmósferas variadas, que expanden lo ya conocido. En cuatro capítulos, cada cual accediendo a una forma de articular mensajes y emociones, pero con la íntima majestuosidad de los arreglos (por primera vez incluyendo una orquesta a su sonido) como punto común. Expansivo en su espectro, “Once Twice Melody” reúne todo lo aprendido por Beach House en su historia, y se siente como un punto cúlmine en sus poderes creativos y a nivel de composición, siendo tan familiar como desafiante.
“Skinty Fia”
Fontaines D.C.
Con el arraigo cultural que les caracteriza, Fontaines D.C. regresa con “Skinty Fia”, el que puede considerarse como el hito más consistente dentro de una joven, prometedora y para nada despreciable carrera discográfica. Trasladando la agresividad hacia un segundo plano, este disco fluye con distinguida sobriedad en canciones como “Bloomsday” y “Roman Holiday”, sin dejar de lado la impronta poética y melancólica que bien sabe materializar Grian Chatten. Dialecto, anécdotas de la historia reciente de Irlanda y sutiles inspiraciones musicales, son el cúmulo de elementos con los que la banda tributa a sus raíces, en un interesante ejercicio que se mueve con códigos contemporáneos.
“Mr. Morale & The Big Steppers”
Kendrick Lamar
El disco con más expectativa de toda la carrera del oriundo de Compton es también su obra más compleja y personal. A través de 18 tracks, Kendrick Lamar usa a “Mr. Morale & The Big Steppers” como un vehículo para explorar su mente y alma, con luces y sombras, dando su opinión sobre los temas de relevancia en el mundo, pero también ofreciendo una mirada a lo más profundo de su ser, dejando entrever todas las fracturas que eso conlleva. Con un ritmo asfixiante e intenso, el rapero opta por no encasillarse en un género ni apuntar hacia ninguna composición en específico, entregando un desarrollo a través de distintas capas, con todos los conceptos y personajes que componen esta obra tan oscura como esperanzadora.
“And In The Darkness, Hearts Aglow”
Weyes Blood
Si en su disco anterior Natalie Mering le cantaba a los aparentes tiempos finales y al sobrevivir, en este siguiente estadio ella prefiere enaltecer los efectos de esas pérdidas, la soledad de quienes quedaron y la desesperanza que surge del acto de seguir creyendo. En un tono aún más etéreo y celestial que en sus trabajos pasados, Weyes Blood trata de encontrarle sentido común a la humanidad más individualista de la historia. Entre psicodelia, música atemporal y una voz privilegiada, la belleza de este álbum se equipara a la devastación emocional y simbólica a la que apela, denotando experiencias colectivas más que personales, esas que se siguen perdiendo de vista, incluso cuando ya se pudrió todo.
“Hellfire”
Black Midi
Lo de Black Midi ya no es sorpresa. Su meteórica carrera les ha permitido ganar el respeto de la crítica y el cariño de la comunidad melómana. Como piedra angular de su incipiente discografía, “Hellfire” viene a coronar su santísima trinidad del rock progresivo contemporáneo, balanceando a la perfección la esquizofrenia y elegancia de sus dos predecesores. Ayudando a tender puentes entre rock arty y las masas, lo nuevo de los ingleses destaca por su histrionismo vocal y desenfrenada orquestación, manteniendo un constante tono épico y teatral, sin perder de vista la cuota de comedia. Eclécticos, encarnando el todo en todas partes y al mismo tiempo, el trío hace propio el sonido de la vorágine del mundo moderno.
“Ants From Up There”
Black Country, New Road
Uno de los desafíos que tenía el conjunto inglés luego de su disco debut, era demostrar que podía superar el reto del segundo álbum. Por fortuna, si hay una pregunta que este disco responde de forma categórica, es que lo de la banda no sólo se trata de una propuesta musical contundente, sino que además tiene un espacio enorme para seguir creciendo. Precisos arreglos de vientos y cuerdas, un impecable manejo de los silencios, una paciencia casi infinita en la construcción de cada corte y la sobrecogedora interpretación vocal de Isaac Wood, hacen de este “Ants From Up There” uno de esos viajes que por momentos parecen saltarse los oídos de los que estamos al otro lado del parlante para llegar a conectar directo con el alma.
Ránking y textos por Manuel Cabrales, Javier Pérez, Manuel Toledo-Campos, David Martínez, Matías Muñoz, Danny Arce, Emilio Toledo y Claudio Tapia. Diseño de gráficas por Rodolfo Jofré.
Compártelo:
- Clic aquí para compartir en Facebook. (Se abre en una ventana nueva)
- Click to share on WhatsApp (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)
- Click to share on Telegram (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Tumblr (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para compartir en Pinterest (Se abre en una ventana nueva)
- Pincha para compartir en Pocket (Se abre en una ventana nueva)
- Click to email a link to a friend (Se abre en una ventana nueva)
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva)
Discos


GEL – “Only Constant”
“Hardcore these days is kinda fucking cool”, sentencia una de las voces en el collage de grabaciones que se escuchan...


Weyes Blood – “And In The Darkness, Hearts Aglow”
Tres años pasaron desde que Natalie Mering estrenara el cuarto trabajo de estudio de su proyecto Weyes Blood, llevándose el...


Dry Cleaning – “Stumpwork”
A la primera escucha, pareciera bastante tímido lo que propone Dry Cleaning en su segundo álbum. Tan sólo un año...


OFF! – “Free LSD”
Luego de ocho años de pausa discográfica, OFF! vuelve a las pistas con un álbum que, de primera impresión, traza...


La Ciencia Simple – “Ritmos En Cruz”
Desde “Hacia El Mar” (2014), La Ciencia Simple ha propuesto una reconfiguración de su sonido, pasando por el post rock...


Yeah Yeah Yeahs – “Cool It Down”
A casi 20 años de la explosión del post-punk, o garage revival (que cada uno le ponga la etiqueta que...


Dead Cross – “II”
Con tantos proyectos que posee Mike Patton, no es difícil perder la pista de cada cosa que hace el frontman...


Arctic Monkeys – “The Car”
El lanzamiento de su séptimo disco no era un paso más en la carrera de Arctic Monkeys. Tras un “Tranquility...


Slipknot – “The End, So Far”
Fuerte y claro fue el mensaje que Slipknot entregó con “We Are Not Your Kind” (2019), una obra que vio...


A.A. Williams – “As The Moon Rests”
Bastó solo el lanzamiento de “Forever Blue” (2020) para que la música de A.A. Williams comenzara a ser destacada por...

Afterlife llega a Santiago en la noche de Año Nuevo

Anuncian show de Max Romeo en Chile

Chief Xian aTunde Adjuah se presentará en Chile

Gobierno emite comunicado respecto a cancelación de eventos masivos por Juegos Panamericanos

Gobierno decreta suspensión de eventos masivos durante los Juegos Panamericanos Santiago 2023

Estreno en Cines: Metallica – “72 Seasons”

Nuevo video de Paramore: “Running Out Of Time”

Nueva canción y video de Paramore: “The News”

Mr. Bungle publica “The Night They Came Home” de manera gratuita

martinsepulveda
30-Dic-2015 at 11:32 am
Uno de mis favoritos de este año fue el “Uno” de Ya se fueron.
Alvaro Stöckle
30-Dic-2015 at 12:10 pm
Gran lista!
Me habría gustado, de todos modos, ver Kaskivano, del mismo autor. Un giro de tuerca en su género incluyendo violines, trompetas, cornos, clarinete y un sonido más personal. Fue uno de mis discos favoritos del año 🙂
ESPORA
30-Dic-2015 at 3:04 pm
Excelente recopilación, solo habría sumado el homónimo de Marineros
Gonzalo Toretto Cespedes Araya
07-Ene-2016 at 11:36 am
ME ESTAN WEBIANDO …… QUE VISION MAS CERRADA DE LA MUSICA CHILENA … Y DONDE ESTAN LOS DISCOS DE ROCK … DE HIP HOP … PUNK … VIVA EL 20% MAS ASEGURADO DE LA MUSICA SHILENA ..
Lalof
28-Ene-2016 at 12:25 pm
faltó “gimnasia para momias” de mi querida floripondio y algo que descubrí hace poco “lancuyen” de hidalgo, un pecado no conocerlo de antes