El año pasado trajo consigo jornadas de carácter memorable, a cargo de algunas de las agrupaciones más sobresalientes del mundo hardcore de corte más melódico (o skatepunk, para muchos), donde figuran los retornos de Pennywise, NOFX, Millencolline Ignite, más la primera visita de SatanicSurfers o 7Seconds, todas plenas de efervescencia y entusiasmo, o el explosivo y aplastante estreno en nuestro país de los franceses Forus. Es indudable que los seguidores de esta manera de concebir el punk, tanto quienes les escuchan desde los lejanos días de la lozanía, como aquellos más jóvenes que en la actualidad disfrutan de este estilo, han tenido la oportunidad de ser testigos de actuaciones impecables que gozaron de la complicidad de la audiencia y que estuvieron a la altura de las consideradas “de culto”, independiente de cualquier etiqueta.
Es así como, siguiendo lo que parece ser una tendencia, este 2016 llegó con una agenda colmada de conciertos con artistas que se ubican relativamente dentro del mismo espectro: partimos con lo que ocurrió con StrungOut en Bowlzilla Chile y seguimos con la presentación que dará BadReligion en Lollapalooza, si de festivales gigantes hablamos. Además, es posible sumar lo que por su parte harán desde una arista más radical durante este mismo mes, leyendas como D.R.I. o ExtremeNoiseTerror, y si las ganas y la energía –pero por sobre todo la billetera– aguantan, en abril se viene una nueva versión del Punk Rock Festival, con nombres de la talla de Misfits (lo que queda), TheExploited o Non Servium.
Engrosando la lista aparece el motivo de esta reseña, el We Are One Tour, constituido por Lagwagon, ilustres de la escena california, más acompañantes de lujo como Belvedere, Mute y los españoles Adrenalinized. Unos cuantos minutos después de las 19:00 horas y con una concurrencia que acompañó desde el comienzo y que no dejó de llegar al recinto de calle Blanco Encalada, los europeos dieron el vamos a la reunión múltiple, con un ataque que se aventura más allá del terreno del hardcore melódico, abarcando figuras complejas y ritmos propios del metal pesado, lleno de velocidad y precisión que, a diferencia de otras veladas en el mismo local, contó con un sonido más equilibrado y menos estridente, que aminoró las deficiencias propias de la estructura. En poco menos de media hora, justificaron con creces su inclusión en el cartel, destacando la interpretación del material de su imponente y vertiginoso “Tales From The Last Generation”, del año 2013.
Alrededor de las 20 horas llegó el turno de Mute, quienes ya estuvieron por estos lados hace un par de años, y que cuentan con un público fiel que desde el primer instante cantó y se entregó a la comunión con los canadienses. Con una puesta en escena muy activa, presentaron un show que en su mayoría se enfocó en lo más reciente, editado en el ahora lejano 2011, “Thunderblast”, que sin embargo suena igual de fresco que al momento de su irrupción en el panorama, destacando la doble función que cumple en vivo el baterista Étienne Dionne, quien además canta gran parte de las voces limpias, descentralizando la ejecución de los músicos y aportando dinamismo a su propuesta, que fue muy bien recibida por los asistentes quienes a esa hora ya llenaban la capacidad del lugar. Luego de aciertos como “Strangers Back Again” y “Nevermore”, se retiraron también cerca de la media hora de actuación o un poco más, bajo la ovación de los presentes, quienes casi de inmediato empezaron a corear insistentemente el nombre de los siguientes exponentes en tocar.
Sin mucho preámbulo, los otros nativos de Canadá de la noche, Belvedere, encendieron aún más el ambiente festivo que se vivió durante toda la congregación llamada We Are One Tour. Es claro que la atracción principal era el regreso de un estandarte de esta corriente, muy popular en los años noventa y sus inmediaciones, como Lagwagon, pero también es cierto que muchos de los que llegaron lo hicieron para deleitarse con el repertorio del conjunto, que no lanza nada nuevo desde el año 2004, pero que hace algunos meses anunció que trabajan en material para ser lanzado durante los próximos meses.
La gente fue muy entusiasta y enérgica a lo largo de toda la estadía de Belvedere en el escenario, y canciones como “Three’s A Crowd”, “2nd Column” y “Closed Doors” se alzaron como puntos álgidos que propiciaron la atmósfera precisa para la fiesta que estaba por llegar a su cúspide, unos minutos más tarde.
A pesar del ímpetu y la algarabía que se derrocharon hasta ese punto de la noche, aún quedaba mucho por parte de los asistentes, quienes se guardaron la cuota más grande de energía para Lagwagon, que con la portada de su nuevo disco, “Hang” (2014) de fondo, abrió el fuego con “After You My Friend” seguido de “Falling Apart”, del disco “Blaze” (2003), primero que editaron después del quiebre en 1998. De su época dorada, compuesta por trabajos que los llevaron a la cima del estilo, como lo fueron “Trashed” y “Hoss” (1994 y 1995, respectivamente), aparecieron “Island Of Shame”, todo un clásico, y luego “Violins”, cada una coreada por todos aquellos nostálgicos de su adolescencia, que de inmediato se transportaron a esos días a través de estas canciones, y otros tantos que se han sumado al legado y la historia del hardcore punk más amable, de la mano de las composiciones de estos californianos insignes del movimiento.
Uno a uno desfilaron los temas que definieron a toda una generación que no enganchó tanto con las corrientes más masivas de aquellos años (como el grunge o el posterior nü metal) y que encontró su refugio en estas estructuras sincopadas, matizadas con letras cercanas y empáticas, propensas al callejeo y sus afines, como el skateboarding, pasión común entre artistas y sus adeptos. Hubo tiempo para mostrar parte de lo que es “Hang”, su flamante larga duración publicado hace un par de años y que es la razón por la que la banda comenzó a girar otra vez, por lo tanto, gran parte del setlist apuntó hacia la promoción del trabajo, donde “Obsolete Absolute” o “Burning Out In Style” poseen aires renovados, que sin embargo no se alejan de la vibra tradicional del grupo, algo que se tradujo en la buena recepción que tuvo en la audiencia, que jamás disminuyó la intensidad de la interacción.
Casi una hora y media de presentación del más puro hardcore punk melódico, dejando a todos contentos y satisfechos, pero a la vez ansiosos por las visitas de actos similares que se avecinan en el futuro inminente. Queda la sensación de que los años no han pasado y que la comunión entre estos conjuntos y sus incondicionales está intacta, a la espera de nuevas jornadas que rememoren y perpetúen el espíritu del género.
Fue increíble y la pasé de lujo, cumplí mi sueño de ver a Belvedere y el resto de las bandas también estuvieron geniales, pero la nota negra la puso el sonido, que sinceramente fue pésimo. Una por otra quizás, porque fue muy positivo un evento con este tremendo cartel y a un precio más que justo (por no decir casi ridículo).
El presente de Tom Morello, actualmente en un intervalo tras la cancelada reunión de Rage Against The Machine en 2022, pareciera ser inquieto pero incierto a la vez. Enfocado en trabajar en nueva música junto a su hijo y colaborar con diversos proyectos que lo buscan, el guitarrista emprende un nuevo viaje solista, esta vez como un recorrido-homenaje a su extensa y vital carrera, sin dar demasiadas luces sobre el futuro de su proyecto principal pero entregando pequeños bocados de lo que podría ser.
Con un Teatro Caupolicán repleto pero a media capacidad, la expectativa era más que alta para ver en nuestro país, una vez más, al legendario músico. Luego de la intensa presentación de Cler Canifrú quien abrió los fuegos, Morello saltó a escena con “Manifiesto” de Víctor Jara de entrada, una imagen del Negro Matapacos en pantalla gigante y los acordes de “One Man Revolution”, de su proyecto The Nightwatchman como primer track. De ahí y sin descanso, el músico despachó, acompañado de su guitarrista en voz, “Let’s Get the Party Started” (colaboración junto a Bring Me The Horizon) y “Hold The Line”.
Con el público ya prendido sólo faltaba un discurso inicial antes de desatar la locura y exponer sus pergaminos musicales. En tan sólo un par de minutos, Morello se paseó por riffs (y nada más que las intros) de “Bombtrack”, “Know Your Enemy”, “Guerrilla Radio” y “Sleep Now In The Fire” de Rage Against The Machine, dando sólo una pincelada de hits en un particular medley, que además incluyó un homenaje a Chris Cornell con “Like A Stone”, la única canción interpretada de inicio a fin. De allí en adelante, Morello y su banda recorrieron covers y reversiones e incluso una tibia interpretación de “Gossip”, el último hit de los italianos Manëskin que cuenta, justamente, con Morello como invitado.
¿Qué es lo que hace diferente a Tom Morello? Más allá de su inconfundible sonido e impronta o haber formado parte de importantes bandas y ser portavoz de himnos, el músico tiene una personalidad propia que bien se ve más allá de esas luces, sin embargo, pareciera ser que la música y los fans siempre lo arrastra a su personaje. Ejemplo de ello la lectura de porciones del público en donde cada acorde inicial era potencialmente un hit de RATM. En ese sentido, la presentación de Morello se vuelve a ratos inentendible, fuera de contexto, indescifrable. Tom Morello podría más que una tonelada de wah, octavador y un recorrido de hits en formato karaoke. Es su carisma, talento y visión, además, lo que lo posiciona como un músico querido y respetado, pero que cuesta sacar del pasado.
Por ello, la decisión de un repaso más que un show completo y preparado en clave solista no le hace justicia al guitarrista, quien tiene argumentos mucho más interesantes para presentar como su acercamiento al folk con The Nightwatchman. Allí, el músico prueba y arriesga tomando guitarras acústicas y explorando en fondo y forma (“World Wide Rebel Songs” y “Keep Goin’”). El show, divertido y con una ejecución correcta, vuelve a un estado de mixtura con nuevos covers y reversiones de pequeños saldos de diferentes etapas, para coronar la jornada con “Killing In The Name”, cantada a pulso con todo el teatro y “Power To The People” de John Lennon como punto final. Tom Morello sella un nuevo paso por uno de sus países favoritos con un público fiel y cómplice, apañador y motivado, que da solidez a un show que a ratos puede parecer sólo un singular ejercicio de nostalgia.
Setlist
One Man Revolution (original de Tom Morello: The Nightwatchman)
Let’s Get The Party Started
Hold The Line
Bombtrack / Know Your Enemy / Bulls On Parade / Guerilla Radio / Sleep Now In The Fire / Cochise (originales de Rage Against The Machine y Audioslave)
Like A Stone (original de Audioslave)
Voodoo Child (original de Jimi Hendrix)
GOSSIP (original de Manëskin)
Lightning Over Mexico
Secretariat
Cato Stedman & Neptune Frost
Rat Race / Battle Sirens / Where It’s At Ain’t What It Is / Prophets Of Rage / Harlem Hellfighter / Can’t Stop The Bleeding / Bullet In The Head (Tom Morello/Prophets Of Rage)
Keep Goin’
World Wide Rebel Songs (original de Tom Morello: The Nightwatchman)
Testify / Ghetto Blaster / Half Man Half Beast / Born of A Broken Man / Freedom / Snake-charmer (originales de Rage Against The Machine)
Vigilante Nocturno
The Ghost Of Tom Joad (original de Bruce Springsteen)
Killing In The Name (original de Rage Against The Machine)
pepto
05-Mar-2016 at 10:38 pm
Fue increíble y la pasé de lujo, cumplí mi sueño de ver a Belvedere y el resto de las bandas también estuvieron geniales, pero la nota negra la puso el sonido, que sinceramente fue pésimo. Una por otra quizás, porque fue muy positivo un evento con este tremendo cartel y a un precio más que justo (por no decir casi ridículo).