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Therion: Hilvanando narrativas
Published
5 años agoon
“A Short Tale Of The Antichrist” del filósofo ruso Vladimir Solovyov es un cuento editado en 1900, donde el también teólogo buscaba darle una vuelta positiva a la posible llegada del Anticristo y así desmitificar la figura de este como un ente de destrucción y final, y ponerlo como alguien que podría generar una mejora y un renacer de la humanidad. Esto lo ponía en un plano futurista con la gente reuniéndose en el siglo XXI, y hoy resulta que este cuento es uno de los favoritos de Vladimir Putin, quien justamente vende la idea de renaceres y encuentros mirando al futuro. Otro a quien la idea de Solovyov le pegó duro es a Christofer Johnsson, el guitarrista de Therion, que pasó por tiempos oscuros y problemas de salud que incluso amenazaron su capacidad de pararse en un escenario de nuevo.
Johnsson necesitaba un renacer, y en la figura de este buen Anticristo pudo anclar su largo anhelo de generar una ópera rock metal que finalmente fue “Beloved Antichrist”, el abrumador disco que lanzaron en febrero pasado, superando su período más extenso sin novedades y que fue la excusa para el retorno de la banda sueca a nuestro país, ante un Club Blondie casi llena, donde se vio la potencia de esta propuesta y, más importante, cómo es relevante el armado coherente de un espectáculo que no desconoce la variedad de narrativas que se ponen en línea, y así no perder lo esencial que mueve a la banda hoy, que en definitiva parece ser la reconstrucción de Therion como un todo que es capaz de reunir sus 30 años de carrera, en un show compacto y sin desperdicios.
La extensa jornada hizo difícil poder seguir todo. Al comienzo se presentaron Lapsus Dei y Caterina Nix, dos créditos nacionales que hemos destacado mucho, pero que saliendo a escena a las 19:00 horas no pueden hacer mucho contra la falta de gente en un día de semana como un martes, quitando parte del impacto de tener una plataforma para realmente mostrar su música, que es algo importante, en especial cuando muchas veces ha quedado clara la valía de una propuesta como la de Lapsus Dei o la muy buena voz y carisma que tiene Caterina, quien además denota una producción muy cuidada para trabajar con estándares internacionales.
A las 21:05 horas se subieron al escenario con máscaras brillantes, mezcla entre “Eyes Wide Shut” y “Mr. Robot” los integrantes de la banda inglesa The Devil, quienes mantienen en secreto sus identidades, y aun así tienen personalidades visiblemente diferentes en el escenario. Su show destila coherencia y teatralidad, sin decir una sola palabra ni agradecimiento. A lo largo de 45 minutos se sucedieron riffs, imágenes de múltiples conspiraciones y también muchos discursos o noticias antiguas, donde se sucedían ex presidentes estadounidenses, símbolos illuminati y mucho más. Dentro de lo simplona que puede ser esta narrativa, la forma en la que esta era llevada a cabo sería el sueño de gente obsesiva con estos temas, como Matt Bellamy de Muse, y la ejecución fue con un arrojo impecable para una banda que sólo cuenta con un disco, homónimo, salido en 2012. Sólido espectáculo, preciso en la consistencia para lo que vendría después.
Therion volvía a Chile por novena vez para su décimo concierto, así que para nadie fue un misterio cómo sonaría la banda, ni su conexión con sus fans, sin embargo, sí era importante ver cómo las canciones de una ópera rock podían inmiscuirse en un show que también reuniría la nostalgia de la gente ante temas con más de veinte años de existencia. Y a los pocos compases de “Theme Of Antichrist” quedaba en claro cómo todo podría fluir, y aunque la actual configuración de vocalistas de la banda a ratos hacía extrañar a la versátil Lori Lewis, lo cierto es que Thomas Vikström, Linnéa Vikström y Chiara Malvestiti lograron el cometido de no sólo generar una dinámica y química entre ellos para transmitir más emociones, sino que también se adueñaron de las canciones lo suficiente como para generar la efervescencia de un público que ya conoce a la banda y, por lo tanto, también puede ser muy exigente con lo que se espera de una agrupación que ha tenido en el cambio a una constante fundamental.
Aunque “Din” o “The Blood Of Kingu” fueron recibidas con grandes aplausos, fueron las dos del disco “The Secret Of The Runes” (“Ginnungagap” y “Nifelheim”) las que más causaron que se movieran las entrañas y también se dispusiera la fuerza de la gente. También, los vocalistas se pudieron lucir, y en especial Linnéa pudo dejar en claro que tiene mucho para entregar y tal vez el público la juzgó mucho por los problemas que tuvo su micrófono al comienzo del show. Pese a ello, el entusiasmo no decaía, aunque hubo temas más nuevos, como “Temple Of New Jerusalem”, que no tenían tanta respuesta de la gente.
“An Arrow From The Sun” mostró la calidad de Chiara, que con su registro soprano era impecable y daba aires más etéreos a la crudeza que a veces se nota con canciones como “Wine Of Aluqah” o “Cults Of The Shadow”. En general, el que quedaba un poco atrás en sus manifestaciones era Christofer, quizás cuidándose, pero muy preciso. Sólo cerca del final del show él habló y comentó pidiendo que la gente presentara en el encore “To Mega Therion”, el que siempre es el gran final, pero antes le dejaba el espacio al resto de los integrantes de la banda, en un gesto también que engrandece al compositor y fundador de Therion. Eso muestra cómo el hombre entiende que el espectáculo es más grande que cualquier ego, y es muy refrescante ver eso en la música.
Aunque supuestamente existía un encore, este se mimetizó con el resto del show porque la banda nunca bajó del escenario y simplemente esperaron a que “The Rise Of Sodom And Gomorrah” comenzara para que explotara el público, en ese combo 1-2 tan bien dado con “To Mega Therion”. Sin embargo, la gente no se calmó y pidió más, ante lo cual salió Christian Vidal, el guitarrista argentino de la banda que, en el tono más estereotípicamente argentino, agradeció, tiró bromas y luego llamó a la banda para tocar una más. “Quetzalcoatl” cerró definitivamente un show de casi dos horas de duración y que, pese a no ser el más brillante de los suecos en nuestro país, sin duda que, a punta de tejer bien entre las historias y los momentos de la banda, pudo conformar un todo coherente que sin duda satisfizo a los fanáticos, quienes ahora pueden esperar en paz la venida del Anticristo procurada por Therion.
Setlist
- Theme Of Antichrist
- The Blood Of Kingu
- Din
- Bring Her Home
- Night Reborn
- Nifelheim
- Ginnungagap
- Typhon
- Temple Of New Jerusalem
- An Arrow From The Sun
- Wine Of Aluqah
- Lemuria
- Cults Of The Shadow
- The Khlysti Evangelist
- My Voyage Carries On
- The Invincible
- Der Mitternachtslöwe
- Son Of The Staves Of Time
- The Rise Of Sodom And Gomorrah
- To Mega Therion
- Quetzalcoatl
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El fervor por Ghost es algo casi indescriptible, por lo que resulta un éxito total la forma en que los suecos regresaron a nuestro país con su su shows en solitario más multitudinario a la fecha. Tras su última presentación hace siete años, la banda agotó el Movistar Arena presentando “IMPERA” de 2022. Más allá de su nueva era, mucho más transversal y popular, la banda supo cómo entregarse por completo y fijar un espectáculo de primer nivel en las pupilas y tímpanos del fiel público chileno.
Puntuales y secundados por los nacionales de Pentagram, que casi echan abajo el recinto, Ghost se subía al escenario con los primeros y agudos acordes de “Kaisarion”, parte de la nueva etapa de la banda donde los riffs se acercan más al hard rock, los sintetizadores aparecen como destellos y combinan con el look de un Papa Emeritus de traje brillante. El sentido del espectáculo que tiene el grupo, su teatralidad y desplante, han sido parte importante de la carrera de Ghost, que ha transitado entre lo oscuro y lo luminoso. En todas sus encarnaciones, Tobias Forge, ungido como Papa y compañía, añaden elementos que tensionan aún más esa relación de explícita blasfemia y la cautivadora propuesta de rock al estilo King Diamond conoce a Abba. Es ese cruce generacional y de sonido que convierten al grupo en un interesante “hay que ver” en vivo, donde la entrega es total.
“Rats” y éxitos como “From the Pinnacle to the Pit” o “Cirice” continuaron dando vida al setlist que iba y venía entre cambios de vestuario, colores y jugueteos de los Nameless Ghouls, que también entendían de qué iba el espectáculo: una muestra completa de un show que no sólo se queda en la buena ejecución de sonido ni en el virtuosismo. La experiencia completa del ritual local se vio fortalecida por la gran cantidad de niños, niñas y jóvenes que veían, algunos por primera vez, un espectáculo de estas características y que convierte a Ghost en su banda favorita, principalmente motivados por los éxitos virales del grupo como “Mary On a Cross” o “Call Me Little Sunshine”, también interpretadas en vivo y que fueron los puntos altos de la noche. Esa transversalidad saludable y tremendamente interesante de unión musical sólo podía ser opacada por quienes no entendieran que el público hoy en día es así de diverso. La presencia de niños y niñas, además del fervor de quienes pasaron horas esperando entrar, obligó que durante minutos el show se detuviera para ordenar al público, dar un paso atrás y asegurarse que todos disfrutaran a salvo.
Sin mayores inconvenientes, la banda oscurecía el ambiente y el Papa, de traje negro y brillos dorados finalmente aparecería para una nueva etapa del show, liderando la liturgia portando un turíbulo o incensario, un elemento colgante usado por los sacerdotes que expulsa vapor. “Con Clavi Con Dio” y “Year Zero” desataron a la mayoría de los asistentes que al ritmo de los contagiosos versos “Lucifer, we are here / For your praise, Evil One” y el correcto y profundo riff de una de las mejores canciones del grupo. Si incluso la propuesta visual y de luces se adaptó al momento más oscuro de la noche, demostrando el rango de la banda y sus cambiantes intenciones. Y es que la banda cuenta con un relato propio y una propuesta difícil de igualar, dejando a Tobias Forge como un líder y un frontman de verdad, tomándose el show con actitud y una voz de primer nivel.
Es impresionante cómo la banda, que más allá de apropiarse de la estética, el sonido y otros elementos de parte de la familia del metal pero no ser considerados por los puristas del género como pares, convoca, gusta y atrae, al mismo tiempo que se despliegan con total propiedad e insolencia en un explosivo y pirotécnico espectáculo.
Setlist
- Kaisarion
- Rats
- From the Pinnacle to the Pit
- Spillways
- Cirice
- Absolution
- Ritual
- Call Me Little Sunshine
- Con Clavi Con Dio
- Watcher in the Sky
- Year Zero
- He Is
- Miasma
- Mary on a Cross
- Mummy Dust
- Respite on the Spitalfields
- Kiss the Go-Goat
- Dance Macabre
- Square Hammer
*Fotos por Ramón eMe Gómez (@el.eme) para Lotus
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