Varios clichés prejuiciosos podrían haberse presentado en el concierto que The Ting Tings dio en el Teatro Teletón el sábado 28 de abril –la noche del cambio de hora. Primero, que su performance en vivo dejaría mucho que desear. Segundo, que su público iba a estar marcado por la adolescencia y los chillidos. Tercero, que el público quedaría disconforme con la poca duración del show.
Nada de esto ocurrió. Uno, la performance dejó en claro que con muy poco se puede lograr bastante. Dos, la audiencia de alrededor de 700 personas que llenó cómodamente el Teletón, tenía un promedio de edad entre 24 y 25 años. Tres, si bien The Ting Tings tocó sólo 12 canciones, el desarrollo de estas permitió que el concierto durara correctos 65 minutos.
Vamos al detalle. Las puertas se abrieron a las 20:00 horas, mientras un puñado de fanáticos esperaba. No obstante, el grueso de gente llegó 45 minutos después, cuando salió al escenario Tunacola, agrupación chilena de electropop, que fue un buen calentamiento para un público que esperó paciente hasta las 21:50 a que Katie White y Jules de Martino subieran a hacer lo suyo.
Y el puntapié inicial fue con una invitación extraña, a silenciar los vítores y chillidos varios que había. “Silence”, del controversial y mediocre “Sounds From Nowheresville” (2012),iniciaba los fuegos con un in-crescendo que tomó como base la frase “Hold your tongue now and let them all listen to your silence”, con una instrumentación que fue más allá de la versión en estudio de la canción, dejando en claro que no habría versiones simples.
Katie, cantando en el tono correcto, y energética como pocas frontwoman, cerraba con un muchas gracias, y Jules comenzaba sin pausas con los beats para el megahit “Great DJ”, con una interpretación similar a la del disco, pero con un alargue muy movido.
Si hay algo que se puede criticar de la propuesta de The Ting Tings (olvidemos pedir seriedad, mayor desarrollo musical o cosas así, porque no son parte del producto en este caso) es que la cantidad de samples utilizados muchas veces opaca a los instrumentos que efectivamente son tocados en vivo. El mayor ejemplo era cada vez que Katie tomaba la guitarra, que en volumen apenas se distinguía por sobre el sample.
“Hang It Up”, single 2012 del grupo, logró mover a la gente y derrochar energías. Las mismas que en “Give It Back” y “Guggenheim” flaquearon un poco, porque estos temas no consiguieron prender a la audiencia, que en todo caso tampoco fue tan entusiasta como podría haber sido.
Si bien “Hit Me Down Sonny” tampoco lo logró, destacable fue la inclusión por única vez en todo el show de un tercer integrante que hizo un solo de guitarra tremendo en su aparición de 60 cortos, pero efectivos segundos, que dejaron en claro que si quisieran, The Ting Tings podría tener un producto más desarrollado sin perder la simpleza.
“We Walk” vino después y, como “Silence”, su in-crescendo la hace valiosa, dada la emoción que va acumulando compás tras compás.
“Fruit Machine” convirtió en una pista de baile la explanada del Teletón, como aperitivo para lo que vendría a continuación: “Shut Up And Let Me Go” fue un tremendo highlight del show y no sólo por lo que representa como single, sino que también porque debe ser la canción que sonó más orgánica, con menos dependencia en los samples. Esto no sólo hizo que la canción funcionara –lo cual hubiera pasado de todas formas-, también logró transmitr mucho más de ese gustito que tiene la música en vivo.
Al revés ocurrió con la sobresampleada “Hands”. De ser la mejor composición hecha por el dúo a la peor tocada, hay un corto trecho. De todas formas, la razón de tal autosacrilegio era noble: hacer un tema completamente bailable, y lo lograron. El problema es que el cierre “oficial” del show fue con una canción alargada, deformada y poco relacionable a su versión original.
Menos de dos minutos se demoraron en volver los Tings a tocar “Keep Your Head”, dulzona en muchos niveles, y cerrar con una muy buena versión de “That’s Not My Name”.
“We Started Nothing” decía el debut discográfico del dúo británico en 2008 y es verdad, ellos no crearon ni comenzaron nada, y desde allí es difícil tenerles expectativas, pero fue mala idea intentar sonar reflexivos en su segundo lanzamiento. Por eso es bueno notar que en vivo la autoconsciencia de los recursos propios sea tal que, con un poco de inteligencia, energía y buen sentido para administrar sonidos, con tan poco The Ting Tings logre sacar adelante la tarea de forma más que correcta.
Como dato, el tercer integrante, es el sonidista de la banda que en el momento de subir al escenario, deja en piloto automatico con su asistente los controles del p.a.
Era el debut más que esperado para una de las bandas más interesantes que surgieron durante los dosmil gracias a “Old World Underground, Where Are You Now?” (2003), que casualmente cumple 20 años desde su lanzamiento. En ese contexto, la banda venía presentando pinceladas de su época debut y mezclando aquello con parte de su último disco “Formentera II” (2023), en una gira que los tuvo por México y Perú antes de aterrizar en nuestro país.
Parece extraño que después de tantos años de popularidad la banda canadiense no haya pisado suelo chileno sino hasta muchísimo tiempo después, saldando así un plazo y una deuda de larga data. Con una carrera en extenso y sólida, el grupo al fin debutaba frente a un buen marco de público en Teatro Coliseo, que se convirtió en una fiesta de principio a fin.
Emily Haines, de brillante atuendo, salía a escena más animada y sorprendida que de costumbre, sintiendo a cada una de las personas del teatro, que hicieron del show un espacio más íntimo que de costumbre. Tras un breve retraso, el grupo no perdió el tiempo con “Cascades”, “Doomscroller” y “Gold Gun Girls”. Con una ejecución más que nítida del resto de la banda, la energía y la onda que emana Haines fluyó y acompañó su voz en un muy buen estado.
Le siguieron el hit “Gimme Sympathy” que hizo bailar a toda la cancha y significó un punto alto del show, con Haines visiblemente sorprendida del recibimiento del público chileno, que la acompañó bailando y coreando cada tema. Con el mismo entusiasmo pasaron “Formentera” y la divertida “Synthetica” para dar paso a “Help I’m Alive”, uno de los tesoros de su época anterior y uno de sus mejores temas. Al cierre, “Combat Baby” desató la locura con sus mezclas de electrónica y guitarras.
Lamentablemente, la espera y la expectativa por tributar su primer álbum era alta en parte del público, que esperaba más canciones de su debut -extrañando, por ejemplo, una interpretación de “IOU”- sin embargo, la banda reapareció en escena para regalar en formato acústico “Calculation Theme”, seguida de “Monster Hospital” y “Black Sheep”, otra de las esperadas por el público y que fue popularizada en la banda sonora de la película “Scott Pilgrim vs. The World”. Al final, la sentida y emotiva interpretación de “Breathing Underwater” fue el cierre perfecto con su atmósfera y cadencia que dejó los ánimos más que calmos para coronar una más que correcta primera visita de la banda a nuestro país.
Gato perillas
30-Abr-2012 at 9:21 am
Como dato, el tercer integrante, es el sonidista de la banda que en el momento de subir al escenario, deja en piloto automatico con su asistente los controles del p.a.
Manuel Toledo-Campos
30-Abr-2012 at 2:14 pm
Gracias por el aporte 🙂