Haciendo alusión a la célebre frase del personaje del programa “31 Minutos”, este redactor ha decidido titular el comentario de uno de los shows más extraños –y maravillosos- que han pasado por el país. El debut de los legendarios The Residents en la capital, será recordado como un espectáculo donde la música, el teatro, el cine y la experimentación, se unieron para entregarnos una experiencia sin igual y que no dejó a nadie indiferente. Frente a un recinto abarrotado de gente, la banda más misteriosa de la historia del rock cumplió un sueño casi imposible e hizo justicia a las expectativas del respetable, aunque, la verdad de las cosas, cualquier expectativa quedó chica ante una performance que parecía más una escena sacada de un filme surrealista que un concierto de música.
Lo más probable es que el 95% de los asistentes que anoche agotaron todas las localidades del Teatro Nescafé de las Artes, sólo conocieran la punta del iceberg del trabajo de los estadounidenses. Porque The Residents, más que una banda de rock experimental, es un colectivo artístico, donde conviven artistas visuales, músicos, cineastas, entre otros. Claro, la música es la expresión más reconocida del grupo, y todo lo que hacen gira en torno a ella, pero dentro de su basta discografía también encontramos cortometrajes, exposiciones gráficas y hasta la creación de CD-ROM conceptuales, como “Freak Show” (1991), donde además de música, presentaba comics, videos y otras piezas audiovisuales. The Residents es mucho más que su música, y el hecho de que sus miembros se mantengan en el anonimato, le confiere una vida eterna al grupo, ya que permite la rotación libre de integrantes, lo que conlleva a la constante llegada de nuevas ideas y a una reinvención perpetua. Anoche pudimos presenciar in situ una porción del gran universo de The Residents, y el resultado fue alucinante.
“Shadowland: Part 3 Of The Randy, Chuck & Bob Trilogy” era el tour que traía a “los residentes” por primera vez al continente latinoamericano. Tomando los temas más emblemáticos de su carrera y re-versionándolos completamente para la ocasión, crearon una verdadera obra teatral sobre el nacimiento, la vida, la muerte y la reencarnación. Con los tres músicos en escena, vistiendo atuendos sacados de un circo de las pesadillas, dieron comienzo a la función con “Rabbit Habit”, y todo el teatro se embarcó en un viaje psicodélico donde no fue necesario el uso de drogas –aunque se usaron muchas, sólo bastaba con sentir el aroma en el aire o notar la mirada pérdida de muchos asistentes- para tener una experiencia fuera de este mundo.
Tratar de describir todo lo que vino después, se hace un tanto complicado, sobre todo por la extensa gama de estilos que se fusionaron durante la jornada. En el libreto que han venido realizando durante toda esta gira, la mayoría de las composiciones van en la onda minimalista y electrónica, pero también se suceden percusiones tribales, un poco de jazz, sonidos industriales, riffs de guitarra, voces llenas de efectos, hasta gritos desagarrados, en piezas que no superan los tres minutos y medio de duración. En fin, todo lo que ha hecho de The Residents el referente musical que todos conocemos, estuvo presente anoche, en un verdadero festín para los sentidos. Como hilos conductores de los bloques musicales, se proyectaban en una gran esfera al centro del escenario videos con testimonios de distintos personajes que tuvieron experiencias relacionadas con la vida y la muerte. El gran problema de estas intervenciones es que venían en inglés y eran monólogos largos, donde era imperante comprender el idioma para poder hilarlo con la idea macro del show y que, de seguro, gran parte del público se perdió por no saber inglés, siendo este el único punto mínimamente negativo de un espectáculo impecable.
Como momentos álgidos de la noche tuvimos la interpretación de “Constantinople”, la más conocida por el público y que fue aplaudida hasta más no poder; “Is He Really Bringing Roses?”, con su poderosa base industrial, en plan Nine Inch Nails; la desgarradora “Hard And Tenderly”; y el gran final con “Forty-Four No More”, cerrando una jornada extraña, oscura, mágica y maravillosa. Sólo había que observar las expresiones de la gente a la salida del teatro: una mezcla de admiración y desconcierto.
Todos sabían a lo que iban, pero nadie sabía lo que era realmente hasta que lo tuvieron en frente. “Hermoso y desconocido”, con esta frase cerraba sus notas Mario Hugo en el noticiero “31 Minutos”, y define perfectamente el sentimiento de este redactor con respecto al debut de The Residents, un concierto “no concierto” único en su especie y que encantó – y perturbó- a un público que tuvo el privilegio de ver en vivo a una de las bandas más icónicas del rock mundial. Un lujo.
Los canadienses BADBADNOTGOOD regresaron a nuestro país con un repleto show en Teatro Coliseo, demostrando que más allá del gancho viral que los hizo expandir su público, son tremendamente convocantes y atrapantes. Tras la presentación de Dementira (acompañado por Fakuta) como acto de apertura, el ansioso público que de a poco llenaba el teatro esperaba por las palabras de Alexander Sowinski, quien desde la batería lideraba y conducía. Con una introducción a cargo de “War Pigs” de Black Sabbath, la banda logró acoplarse a ese golpe inicial con un saturado solo de Chester Hansen en el bajo que dio pie a las complejas y brillantes estructuras sonoras de la banda que dominaron todo el show.
Con tan sólo un par de compases y canciones como “Love Proceeding” o “Beside April” de su último disco “Talk Memory” (2021), lograron enganchar y mostrar casi todo su potencial en vivo. Y es que el carisma y conexión que el cuarteto irradia sobre el escenario es todo un espectáculo en sí. Cada uno conduce su propio segmento, conversan con la mirada y se entregan a sacar el máximo provecho de cada uno de sus instrumentos. Para una banda con el rango de BADBADNOTGOOD, saltar del Rhodes a programaciones electrónicas, del saxofón a la guitarra o de un bajo limpio a uno lleno de fuzz es parte de un día normal. Todos esos detalles, que nutren y marcan la diferencia en el grupo, pareciera que cuesta entenderlos o encontrarlos fuera del ambiente controlado del estudio de grabación, sin embargo, la banda se las arregla para tratar con soltura cada elemento.
Pese a que de entrada el sonido no fue lo suficientemente claro, la destreza de Chris Koltay, el sonidista que ha trabajado con bandas como METZ, Protomartyr, entre otras, se hizo notar al momento de encontrar el punto exacto en que fuera posible identificar cada elemento en la mezcla. Y la batería fue un claro ejemplo de ello. La riqueza de la banda radica justamente en cada compás que Sowinski ejecuta y sí que importó cómo esa batería sonaba con claridad y un reverb natural que le daba otro toque a cada canción.
Mientras pasaban solos de saxo, de teclas y así se fundían las canciones, también el espectáculo se fusionaba con la propuesta visual que era un show aparte desde la parte trasera del teatro. Acompañados de una serie de proyecciones en film operado por tres proyectores análogos y metros de rollo, el grupo lograba crear una atmósfera mucho más íntima y tenue, que calzaba perfecto con la interpretación de “Lavender” y gran parte de sus éxitos más introspectivos, pero que se perdía a ratos por la envergadura del teatro que esta vez los acogía. Visualmente, la escena era una arriesgada pero hermosa propuesta que valía la pena registrar. Quienes se quedaron con los celulares encendidos esperaron “Times Moves Slow”, la popular canción del grupo en redes, que esta vez no fue parte del repertorio.
La impecable ejecución del cuarteto, su dominio y habilidad sólo se han pulido en este tiempo que no visitaban nuestro país. Sin la posibilidad de presentar “Talk Memory” (2021) en vivo, la banda no sólo se limitó a eso sino que supo, una vez más, ponerse a prueba a sí mismos con nuevos acercamientos a las canciones y con la intención de ir siempre un paso más allá, demostrando que por más que pasa el tiempo, no hacen otra cosa que evolucionar.
corso
15-Sep-2015 at 8:50 pm
qué buen show, un completo delirio mutante…joya !
Juan Pablo Caro Saldívar
17-Sep-2015 at 1:56 pm
https://www.youtube.com/watch?v=Wt-sQy36skM
Amigos, vean nuestro video. Saludos