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The Metal Fest 2013: La Previa
Published
10 años agoon
¿Quién lo diría? A más de veinte años de su época de gloria, Accept ascendió desde el inframundo para vivir su mejor momento. Así lo aseguró Wolf Hoffman en la entrevista que nos concedió hace unos días, cumpliendo a cabalidad cada una de sus promesas –a excepción de la inclusión en el set de “I’m A Rebel”, esa aún queda al debe- para el espectacular show que brindaron en el Teatro Caupolicán, el cual quedó inmortalizado por las diversas cámaras de video dispuestas en el recinto de San Diego, que una vez más, alojaba un registro oficial de una banda de rock internacional, después de haber sido elegido para grabar los recitales de Motörhead, The Gathering, y uno que todavía estamos esperando, Arch Enemy. Chile volvía a ser el foco de atención del rock mundial, y el público local hizo gala de su pasión enfervorizada en cada uno de los cortes, con un set espectacular, a prueba de fanáticos, donde brillaron los clásicos de toda la vida, en un recital repleto de momentos para el recuerdo. ¿Quién lo hubiese pensado? Accept venía a retratar su mejor época en “la capital del metal mundial”, así tal cual, porque si una cosa quedó demostrada en esta noche de viernes, es que el metal corre por las venas de los chilenos con un fervor que parece extenderse hasta el infinito. Chile fue una verdadera explosión de heavy metal y Accept aprovechó este clima para llevarse un registro de oro.
Los alemanes eran el gran plato fuerte de la noche, pero no hay que olvidar que esto era “La Previa” a The Metal Fest, por lo que en el cartel también brillaban dos nombres que calentaron el clima pre-erupción teutónica. Los primeros en salir a escena fueron los californianos de Día de los Muertos, banda formada por latinoamericanos quienes comenzaron su carrera el año 2005 y están en plena promoción de su primer larga duración, “Satánico Dramático” (2011). Los de Los Angéles se despacharon un show breve que no se caracterizó por un buen sonido, pero que logró mover a la gente que llegaba a esas horas al Caupolicán, por su metal extremo y las voces de Rosa Arias (en reemplazo de Loana dP Valencia), quien daba el toque final a la combinación death/thrash de los sudamericanos. “Sigo Siendo El Rey” cerró la poco prolija, pero potente presentación de Día de los Muertos.
La noche también nos tenía reservado un regreso de una banda emblemática del metal chileno. Pentagram, liderados por Anton Reisenegger, se tomó el Caupolicán para celebrar el lanzamiento del primer álbum de la banda, “The Malefice” (2013), el cual contiene material inédito y “remakes” de sus temas clásicos. En poco más de cuarenta minutos, los chilenos mostraron sus credenciales como una de las bandas más importantes del estilo en nuestro país. Entre los puntos más destacables del show se enmarcan los que correspondieron a presentar temas nuevos como “La Fiura” o “The Apparition”, mientras que el clásico “Temple Of Perdition”, fue dedicado al fallecido ex bajista del grupo, Alfredo Peña.
Llegaba la hora del asalto germano y una intro bélica nos introducía en la trinchera, cuando el gran telón de fondo con el logo de la banda se desplegaba como único adorno al fondo del escenario. El resto del trabajo quedaba para los germanos que se lanzaron con todo con “Hung, Drawn And Quartered”, tema que abre su más reciente placa, “Stalingrad” (2012). Mark Tornillo al frente, haciéndose cargo de las voces, mientras los otros dos pilares eran sostenidos por Wolf Hoffman en la guitarra principal y Peter Baltes en el bajo, mientras que en el fondo los refuerzos iban por parte de Herman Frank en la guitarra rítmica, a quien no pudimos ver en la presentación de 2011 debido a la lesión que sufrió por una caída, y finalmente a Stefan Schwarzmann en la batería. El sonido no fue el mejor en un principio, pero la energía era desbordante al medio de la cancha, incluso con uno que otro desmayado que tuvieron que sacar con urgencia desde las primeras filas, y todo parecía estar dispuesto para que la noche fuera perfecta, mientras “Hellfire” seguía mostrando lo mejor de “Stalingrad”.
“Restless And Wild” fue el primer clásico en caer y la respuesta no pudo ser mejor. Cuesta creerlo, pero al ver a este Accept queda la sensación de que nunca existió Udo Dirkschneider. Suena a blasfemia, pero la figura del legendario vocalista no se extraña ante el poderío de la banda junto a Tornillo, un hombre que tampoco hace nada fuera de lo común, pero cumple su labor con presteza y una voz tan potente como la de Udo. Los músicos se sienten seguros en el escenario, y como si siempre hubiesen estado juntos. El fantasma de Udo no acecha a los alemanes, que han sabido retomar el vuelo con una fortaleza impresionante, que envuelve a cada uno de sus cortes, siendo “Losers And Winners”, el siguiente clásico que hizo delirar a la fanaticada.
Mark se dirigía por primera vez al respetable, quien respondió enseguida con los cánticos clásicos de estadio, ante la sonrisa de satisfacción del americano, quien recordó a los presentes que estaban siendo grabados para un futuro DVD, pidiendo toda su participación para recibir el tema que pone el nombre a su último disco. “Stalingrad” sonó potente y fue complementada con la bandera chilena flameando en las manos de Tornillo, y continuaba con el torbellino en medio de la cancha con “Breaker”. Material de “Blood Of The Nations” (2010) hacía acto de presencia con “Bucket Full Of Hate”, para seguir con “Monsterman”, perteneciente al último gran éxito que tuvo Accept en su época dorada, el disco “Russian Roulette” (1986), y sin pausas, llegaba también “Shadow Soldiers”.
Hasta ese momento, el concierto no daba tregua a ningún fanático, por lo que una pausa obligada era bastante necesaria, entrando en un segmento dedicado a los más fanáticos de los teutones. Saliéndose del libreto de la gira, como un regalo especial llegaba la power balad “Amamos La Vida”, cuyo coro en español encajaba perfecto en el contexto de la noche. Hoffman se despachaba un solo espacial y lleno de distorsiones, antes de presentar la heavy “Neon Nights”. Accept venía a hacer un recorrido por toda su discografía, y fue muy de agradecer encontrarse con canciones de la época noventera del grupo como “Bulletproof”, donde hubo espacio para una batalla entre bajo y guitarra, o una canción como “Aiming High”, otra de “Russian Roulette”, que no hacían más que confirmar las palabras del calvo guitarrista, quien aseguraba que traían un setlist de lujo.
Para calmar las ansias de los que clamaban por clásicos, “Princess Of The Dawn” prendió a la fanaticada que no dejó de corear la melodía principal de guitarra, sirviendo como acompañamiento para el solo de bajo de Baltes, quien incluso se dio el gustito de tomar el micrófono y alentar personalmente a la multitud. La añeja y rockanrolera “Up To The Limit” seguía moviendo el piso a la cancha, que después de disfrutar de “No Shelter” y “Pandemic”, vivió su momento más álgido de la mano del clásico extremo por antonomasia de Accept, “Fast As A Shark”, con la grúa levantando la cámara hasta lo más alto para poder captar en total plenitud al inmenso circle pit que se produjo en el centro del teatro. Agresividad y fraternidad se unían para celebrar uno de los episodios más sobresalientes del concierto. Una verdadera postal del metal.
Bis, y con los ánimos por las nubes, recibimos una tripleta de ensueño. “Metal Heart” es la canción que define al mejor Accept, ese capaz de crear coros épicos y masivos, únicos en su época, y que los teutones explotaron hasta la saciedad como su marca registrada. El Caupolican se unía bajo una sola voz imponente y emocionante, dirigida por la filosa guitarra de Hoffman. Pasada la catarsis, la brutalidad regresaba con la poderosísima “Teutonic Terror”, ese himno de “Blood Of The Nations”, que abrió de lado a lado las puertas para la bienvenida de Mark Tornillo a la agrupación y que, a día de hoy, es un clásico indiscutible de los alemanes. Finalmente, y como no podía ser de otra forma, “Balls To The Wall” cerró la noche. ¿Existe algún comentario que se pueda hacer sobre esta canción que no se haya dicho antes? Este verdadero himno de una época, ya sea interpretada por U.D.O o Accept, es una experiencia por sí sola, perfecta para rematar una noche de ensueño, que además quedará registrada para la posteridad.
Lo de Accept en el Caupolicán es la definición del porqué el público chileno es tan vanagloriado por la opinión internacional. Cada segundo es vivido como el último, y el metal, que por muchos años quiso ser vetado de nuestras tierras, ahora es el género que define al rockero chileno. En ningún otro estilo de música se pueden encontrar fanáticos tan devotos como los que pudimos ver anoche en el recinto de la calle San Diego. Accept retrató su mejor etapa en el mejor lugar donde podía hacerlo. Los aciertos brillantes suelen ser esquivos, pero los teutones dieron en el clavo medio a medio. Chile hizo su mejor actuación y ahora sólo nos queda ver que salió de esta verdadera explosión de heavy metal.
Setlist
- Hung, Drawn And Quartered
- Hellfire
- Restless And Wild
- Losers And Winners
- Stalingrad
- Breaker
- Bucket Full Of Hate
- Monsterman
- Shadow Soldiers
- Amamos La Vida
- Neon Nights
- Bulletproof
- Aiming High
- Princess Of The Dawn
- Up To The Limit
- No Shelter
- Pandemic
- Fast As A Shark
- Metal Heart
- Teutonic Terror
- Balls To The Wall
Fotos por Julio Ortúzar
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En momentos donde la memoria emerge como acto reflejo tras un oscuro día sábado lluvioso, pareciese que la música se vuelve un viaje en el tiempo, donde nuestra historia se hace vívida en un recuerdo. Sin planificarlo ni intencionarlo, este sería el contexto en donde se llevaría a cabo una nueva visita de Virus, una de las banda trasandinas más queridas en territorio nacional.
Entre sobrios abrigos, chaquetas y paraguas, el Teatro Coliseo comienza a tomar forma. Los primeros asistentes no dudan en tomar los puestos privilegiados para esta jornada de recuerdo, baile y clásicos del rock latino. Mientras sigue ingresando el público, se hace evidente que la música es un legado que también se puede transmitir de generación en generación, ya que las y los asistentes que se convocan a este espacio, también son jóvenes, hijas e hijos.
Zebra 93 fueron los encargados de iniciar esta jornada. La banda que se compone de dos chilenos y una argentina, logran capturar la atención de la decena de responsables asistentes que llegan al recinto de Nataniel Cox pese al frío, la lluvia y tenue neblina; por lo mismo, es que buscan entrar en calor en tiernos y tímidos pasos de baile al ritmo de un carismático electropop, por este motivo, tracks como “Veleros”, “Otros” y “Las Olas” se vuelven la previa de una dichosa y feliz noche, como metáfora y acción.
Tras finalizar una cándida presentación, Zebra 93 se despide con “Corazonada”, el recinto con más de la mitad de su capacidad, cede ante la delicadeza de este afectuoso track. Entre buenos deseos, la banda deja el escenario y comienza la cuenta regresiva para la visita de Virus en Chile, por lo mismo, el staff de la banda raudamente sale por los costados del escenario, acomodando y probando instrumentos bajo el alero y liderazgo de una roadie mujer, quien con impoluta seguridad, se destaca con proeza en el momento más íntimo de los shows en vivo.
Sin vacilaciones, la banda sale al escenario en coordinada elegancia. Evitando las aletargadas introducciones, Virus comienza su presentación con “Sin Disfraz”, dejando en claro que sus propios éxitos son la mejor manera de romper el hielo. Continuamos con “Tomo Lo Que Encuentro”, “Lugares Comunes” y “Pecados Para Dos”, sentenciando que “Locura” (1985) es uno de los discos más importantes de su carrera, pero también es un disco esencial en la música latina, apostando por sonidos y acordes llamativos para apropiarse de la retórica de la sexualidad, como un campo de democratización del placer y no un secreto a voces.
El público rendido ante coros colectivos y bailes de cargada energía, dan cuenta que la primera resistencia es reapropiarse de la música y el baile, aunque el contexto jamás lo permita, una premisa que se plasma en la historia de la banda que también se encarna en el legado de Federico Moura, quién hoy se hace presente en este show por su capacidad propositiva, pero también en las gráficas que dibujan su rostro en “Dicha Feliz”, logrando que la decena de asistentes se refugien en esta interpretación colectiva, que guarda memorias que se guardan en lo más profundo de nuestro silencio.
Virus deja el escenario con todos los éxitos de su carrera a disposición de un público que los siguió desde juventud y que hoy vuelven con más años, algunos vuelven de la mano con sus hijas e hijos, mientras que otras y otros asistentes se hacen presentes por el legado histórico que esta banda significa en lo musical y lo personal. “Wadu-Wadu”, “Una Luna de Miel en la Mano” y “Carolina”, son los tracks que cierran esta potente velada que ni el frío, pudo cesar el fulgor de este público que se declara en dicha feliz. Caras de asombro, alegría y satisfacción dejan el recinto que se transformó en un viaje en el tiempo. Volvemos al 2023 con frío y hambre, pero siempre reflexionando en las palabras de Federico Moura que se toman la presentación, porque sí, es verdad: “Hay que salir del agujero interior”.
Setlist
- Sin disfraz
- Tomo lo que encuentro
- Lugares comunes
- Pecados para dos
- Dame una señal
- Superficies de placer
- Imágenes paganas
- Destino circular
- Ausencia
- ¿Qué hago en Manila?
- Desesperado secuencia uno
- Dicha feliz
- Despedida nocturna
- Transeúnte sin identidad
- Los sueños de Drácula
- Amor descartable
- El probador
- Densa realidad
- Pronta entrega
- Hay que salir del agujero interior (Federico Moura en las Gráficas)
- Wadu-Wadu
- Mirada Speed
- Una luna de miel en la mano
- Carolina
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Lolo
13-Abr-2013 at 5:42 pm
Buena reseña,y cada vez mejorando la calidad de las fotos! Ojala se les pudiera dar click para verlas en tamaño mas grande
natalia
14-Abr-2013 at 12:32 pm
La vocalista de Día de los Muertos que tocó el viernes acá en Santiago no es Loana, es Rosa Arias, desde principios de abril está con DDLM …