Siempre existe el debate en el mundo del arte sobre la relevancia de la destreza técnica, y si esta puede superar la genialidad o la creación artística en sí, como mundos que muchas veces pueden asociarse a la dualidad pensamiento/acción. En el ámbito musical, esto está bien definido, existiendo autores e intérpretes, cada cual con sus méritos y sus créditos respectivos, pero en ocasiones vale la pena también ver cómo se cruzan estos mundos en el campo de la representación.
Jeff Scott Soto es una fuerza de la naturaleza y es criminalmente subvalorado, sea como autor o como intérprete, algo impactante considerando el currículum amplio que por más de tres décadas ha repletado el oriundo de Brooklyn. Ya lo pudimos ver hace no mucho con Sons Of Apollo, y ahora estaba la chance con su banda SOTO, quinteto que está a punto de sacar “Origami”, su tercer álbum de estudio, en un par de semanas más. Por ello es que valía la pena darse una vuelta por la nueva Sala Metrónomo en el barrio Bellavista para sacarse la curiosidad. Lamentablemente, esa sensación no la tuvo tanta gente, porque poco más de un centenar de personas asistieron a lo que terminaría siendo una ocasión tan íntima como única, y con una banda que tocó como si tuviera algo que probar.
Pasadas las 22:00 hrs., con la impaciencia de un público que creía que el show era a las 21:00, comenzó a sonar una fanfarria épica, tras la cual saldría al escenario el quinteto que de inmediato sonó fuerte, pero bajo control de todo, con dos tracks de SOTO, “Hypermania” y “Freakshow”, el primero parte de “Origami”, el disco que la banda saca en 15 días más y que sirve como excusa para que estén en nuestro país, aunque en Chile ninguno de los discos anteriores tuvo tanta rotación, por lo que la apuesta se notaba demasiado arriesgada.
Luego de estos temas de SOTO, vinieron unos de Jeff, “21st Century” y “Drowning” casi hechas una, con una transición tan simple, que demuestra la capacidad de la banda como un todo. La agilidad de Jorge Salán en la guitarra principal es esa cuota de virtuosismo que necesita un vocalista tan hábil como Jeff para tener un par en escena, y esto se refuerza cuando BJ le compite al rato después en el registro vocal. Una banda que mantiene a Jeff arriba, intentando dar lo mejor, haciendo piruetas con su pañoleta o con el micrófono, a lo Arya Stark soltándolo arriba y recogiéndolo abajo, alegando por el retorno, el nivel del micrófono y más, pero siempre cantando perfecto. “Sé que no está lleno, pero esto es lo que me dijeron alguna vez, un público Dio, porque Dio era así, chico pero poderoso, así que espero que ustedes también lo sean”, dijo Jeff Scott Soto en algún instante antes de ir con “Wrath” y “Weight Of The World”, y el público le respondió con una energía que pudo llenar el espacio vacío, convirtiendo esta en una noche especial.
Aunque Jeff es reconocido como un intérprete, también es un muy efectivo compositor de canciones de rock, siempre pegotes, siempre con elementos que funcionan, como se puede ver en “The Fall” de “DIVAK” (2016) o en el tema que le da nombre a su nuevo álbum, “Origami”. No obstante, es en la interpretación de canciones más conocidas que se muestra cómo se crea dentro de lo supuestamente ajeno. En “Give In To Me”, original de Michael Jackson, Jeff opera subvirtiendo los fraseos y los ritmos de una canción, metiendo su voz en un caracoleo irresistible para explotar en un coro sin preciosismos, muy directo, pero también muy estable y confortable. También pasa en sus propias canciones, las que con banda ganan en peso y densidad, algo notorio en los temas de W.E.T., que con el teclado que pone BJ tienen otra capa y otra forma de mostrarse.
Luego de pasar por su trabajo solista, lo de SOTO, W.E.T. o Steel Dragon, Jeff salió del escenario para presentar a Salán, quien hizo la pieza instrumental “Risk”, donde se lució. Quizás el nivel de volumen de la batería hacía que las figuras del solo no tuvieran una base tan grande a la cual imponerse, pero no por ello era menos espectacular el trabajo en la guitarra, para el retorno de Jeff con una toalla al estilo turbante en la cabeza y hacer un medley de siete temas de Talisman, al que luego le sumó una sorprendente versión de “Frozen” de Madonna –que también grabó antes con Talisman– y finalizar con “Crazy” de Seal. Un laberinto musical entregado con gracia y energía plena, y así cerrar el set principal con “I’ll Be Waiting” de la misma banda, para dejar a la gente con ganas de más.
El show fue rico en momentos graciosos, intensos e íntimos. Como la cantidad de público no era tanta, existía chance para callar las gargantas y dejar que se escuchara la voz de Jeff al aire, sin micrófono, primero dirigiendo un coro a capella para “Livin’ The Life” de Steel Dragon, y luego para volver al escenario tras un medley del baterista Edu Cominato cantando a puras cuerdas vocales “We Will Rock You” de Queen. Tras eso, un par de temas de Steel Dragon cerró todo, “Stand Up” a banda completa y “Community Property” al más puro estilo de los grupos a capella de los años 50, cerrando más de cien minutos de intensidad, interpretación, creación y mucha cercanía. Da gusto cuando un artista no se ensaña con la audiencia que sí lo fue a ver por la asistencia baja a un show, sino que, al revés, premia a aquellos con algo aún mejor. SOTO y Jeff Scott Soto entendieron esto a la perfección, y qué bien que suena todo cuando es así.
Setlist
Hypermania
Freakshow
21st Century (original de Jeff Scott Soto)
Drowning (original de Jeff Scott Soto)
Wrath
Weight Of The World
Soul Divine (original de Jeff Scott Soto)
The Fall
Watch The Fire / Learn To Live Again / One Love (medley de W.E.T.)
Origami
Eyes Of Love (original de Jeff Scott Soto)
Give In To Me (original de Michael Jackson)
Cyber Masquerade
Livin’ The Life (original de Steel Dragon)
Risk (original de Jorge Salán)
Break Your Chains / Day By Day / Give Me A Sign / Colour My XTC / Dangerous / Just Between Us / Mysterious (This Time It’s Serious) (medley de Talisman) / Frozen (original de Madonna) / Crazy (original de Seal)
I’ll Be Waiting (original de Talisman)
Drum Medley / We Will Rock You (original de Queen)
Excelente show , mala organización sin promoción alguna a pesar de estar en la puerta a 10 lucas la entrada , la sala es buena pero el sonidista pésimo , tenia la batería sonando muy fuerte , en ratos mas que toda la banda .El setlist fue fenomenal , crei que por no haber tanto publico tocarían poco pero se mandaron el “SHOW” a lo dio como dijo jeff en su momento.
Punto aparte fue la disposición de toda la banda de hacer un meet al final del show , tengo mi foto con jeff , asi que misión cumplida .
Durante el penúltimo viernes de mayo se llevó a cabo uno de los acontecimientos metaleros más esperados de la temporada: el regreso de Deicide a seis años de su último paso por el país. El entusiasmo fue tal, que se vendieron la totalidad de las entradas dispuestas en las dependencias del Teatro Cariola, augurando una cita de ensueño para cientos de fanáticos del death metal. Y así fue, pese a que el plato principal no estuvo a la altura de su legado, este viernes vivimos una letal maratón de riffs aplastantes y rugidos del inframundo.
Debemos partir por destacar la participación de las dos bandas chilenas que fueron convocadas para abrir la jornada. Tanto Anima Inmortalis como Bonebreaker se despacharon unos sets impecables, con un sonido claro a la vez que demoledor. Lo de los nacionales no debería ser una sorpresa para nadie que haya seguido sus carreras a lo largo de los años, pero no deja de ser motivo de admiración el profesionalismo que han alcanzado. Es feo decirlo, pero es probable que, de tratarse de bandas internacionales, más específicamente, de Europa o Norteamérica, los compatriotas serían nombres relevantes y con un poder de convocatoria e influencia mucho mayor al que poseen en la actualidad como una banda chilena. Pero bueno, es lo que hay, y lo que hay es para aplaudir, porque más allá del apoyo que siempre se profesa para “el producto nacional”, lo que hace Anima Inmortalis y Bonebreaker brilla por méritos propios y anoche se mandaron dos actuaciones implacables.
Tocaba el turno del primer plato fuerte de la velada, los canadienses de Kataklysm, quienes también habían realizado su último recital en la capital hace seis años. En promoción de su más reciente larga duración, “Unconquered” (2020), el cuarteto se tomó el escenario del teatro de la calle San Diego, para presentar un set elegido con pinzas que dejó satisfechos a todos los presentes. “Push The Venom” abrió los fuegos, mostrando a una banda enérgica dispuesta a poner de su parte a todo el recinto. A sabiendas de que no eran los protagonistas del evento, los canadienses se limitaron a hacer bien su trabajo, echando mano a las frases justas para motivar a la audiencia y tocando los cortes precisos para mantener la fiesta en alto. “Crippled & Broken”, “In Shadows & Dust” y “The Black Sheep”, fueron las canciones destacadas hacia el final de la actuación de los norteamericanos, quienes se retiraron del escenario llevándose la ovación de la fanaticada, que a esa hora ya había repletado el teatro y se encontraba sedienta de sangre y metal.
La promesa del retorno de Deicide a suelo nacional, era la de tocar por completo el disco “Legion” (1992), el segundo de su carrera y que marcó a la historia del estilo, convirtiendo a los estadounidenses en referentes absolutos del death metal, juntos a nombres como Cannibal Corpse o Morbid Angel. El año pasado el LP cumplió treinta años de historia, por lo que era apropiado realizar una gira mundial de celebración, y anoche le tocó el turno a Santiago, ya que el día anterior, tanto Deicide como Kataklysm, hicieron lo propio en Talcahuano. Lamentablemente, el cuarteto, por lo menos al inicio del show, no estuvo a la altura de las circunstancias, no solo restándole épica a su entrada, apareciendo como si nada en el escenario para probar y afinar sus instrumentos antes de comenzar a tocar, sino que también con un sonido que estuvo muy por debajo de lo esperado, logrando incluso sacar reclamos de miembros de la audiencia.
Incluso si el caos reinaba tras la barricada, era netamente por el fervor de la audiencia y el poder que las canciones de por sí ya cargaban, porque sobre el escenario, Deicide entregaba una experiencia opaca y mediocre. Las canciones del legendario disco pasaban una tras otra sin matices ni puntos álgidos, solo sirviendo como motor para el alboroto que se desató entre los seguidores del grupo, donde abundaron los rescates sobre la barricada y las narices sangrantes. “Revocate The Agitator” dio por terminada la revisión de “Legion”, para pasar a los clásicos seleccionados para rematar la noche, donde, como si se tratara de un milagro, el sonido mejoró y pudimos tener una experiencia como debió haberse dado desde la primera nota.
“Once Upon The Cross”, “Scars Of The Crucifix”, “Homage For Satan” y “Dead By Dawn”, remataron la maratón de death metal que vivimos en el Teatro Cariola. Sin espacio para un bis, el grupo liderado por Glen Benton se apegó al libreto y abandonó el escenario con el mismo desdén con el que ingresaron. Es sabido que, para el bajista y vocalista, la música es exclusivamente un negocio, pero algo de cariño o dedicación a su arte, sería algo muy bienvenido. Deicide retornó a Chile y cumplió con lo mínimo, y eso fue suficiente para que cientos de metaleros se dieran un festín, en una noche donde el talento nacional brilló bajo la sombra de los nombres estelares.
Simon
09-May-2019 at 4:57 pm
Excelente show , mala organización sin promoción alguna a pesar de estar en la puerta a 10 lucas la entrada , la sala es buena pero el sonidista pésimo , tenia la batería sonando muy fuerte , en ratos mas que toda la banda .El setlist fue fenomenal , crei que por no haber tanto publico tocarían poco pero se mandaron el “SHOW” a lo dio como dijo jeff en su momento.
Punto aparte fue la disposición de toda la banda de hacer un meet al final del show , tengo mi foto con jeff , asi que misión cumplida .