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Sonic Metal Fest: Tomando el relevo

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Chile es un país de rock y metal. Podemos comprobarlo en cada una de las visitas de grandes exponentes del género, como Iron Maiden o Metallica, cuyos conciertos congregan a decenas de miles de fanáticos, dueños de un entusiasmo pocas veces visto, y que muchas veces los ha llevado a ser denominados como el mejor público de rock en el mundo.

A pesar de que en el país se vive una gran pasión por este estilo, también existe un pensamiento casi colectivo de que el “true metal”, es aquel que surgió durante los 80’s y principio de los 90`s, y de ahí en adelante no hay más. Un paradigma que sigue fuerte en los chilenos, gracias a la gran cantidad de tributos que están ahí para “revivir” la gloria de los años dorados, o en la propia negación de escuchar algo más allá de los clásicos de Black Sabbath, con el argumento de que en esta época ya no se hace metal. Craso error. Sólo por nombrar a algunos: Meshuggah, Mastodon, Avenged Sevenfold, entre otros, son agrupaciones que han demostrado una gran solidez en sus carreras, y sobre todo, calidad musical, que ha contribuido al género entregando nuevos sonidos y matices. Quien quiera negar este hecho, que se dirija a escuchar sus discos inmediatamente.

Por su parte, “Sonic Metal Fest” nos ofrecía un cartel de lo más interesante. Un 3×1 compuesto por tres bandas (obvio), que en sus respectivos estilos están de camino a convertirse en los nuevos clásicos del metal. El gothic metal de Lacuna Coil, Hatebreed desatando el mosh con su hardcore metal, y los estadounidenses de Lamb Of God, destrozando el Caupolicán con su heavy thrash post 90`s. Tres bandas que esa noche demostraron porqué ya es hora de tomar el relevo.

 

Los encargados de abrir la velada fueron los italianos de Lacuna Coil, quienes promocionando su más reciente álbum llamado “Dark Adrenaline” (2012), han estado de gira junto a Hatebreed y Lamb Of God, por Brasil y Argentina, siendo Chile, el último destino de los milaneses.

El giro que ha tomado Lacuna Coil en estos últimos años los ha alejado de sus raíces góticas, para abrazar los sonidos del nü-metal, en un cambio que ha sido tomado como una maniobra comercial más que artística, provocando la polémica entre los fans y la crítica especializada. Esta era la oportunidad para presenciar en vivo esta nueva faceta de la banda. Desafortunadamente, los italianos fueron víctima de un sonido deficiente, que opacó su performance de sobremanera. El concierto comenzó con “I Don’t Believe In Tomorrow”, tema de su último disco, al cual se dedicó gran parte del setlist, con el micrófono de Andrea Ferro apagado y unas guitarras que sonaban pesadas, pero ininteligibles. Sobre el escenario, los músicos parecían hacer caso omiso de lo ocurrido, animando al público y transmitiendo una energía que, a lo largo del show, fue el salvavidas de su presentación.

Cristina Scabbia, vistiendo una chaqueta de cuero rojo, daba un caluroso saludo a la audiencia, mientras su compañero de voces presentaba “I Won’t Tell You” del “Shallow Life” (2009), su primera incursión más “comercial”, confirmando el cambio de foco de los italianos, que siguieron con “Kill The Light” y “Upsidedown”, ambas de su último disco.

Llegaba la hora de revisar los clásicos. En “Swamped”, Scabbia se robó la película, gracias a su potente registro y actitud. Una diva del metal, sin lugar a dudas. De “Karmacode” (2006) llegó “Fragile”, con un acelerado pasaje final, donde Scabbia toma una baqueta y se pone a tocar uno de los platillos de Criz Mozzati. Una postal para el recuerdo.

Recordando los años de ghotic metal, llegaba la oscura “Heaven’s A Lie”, para continuar con “Senzafine”, tema cantado en italiano y el más “antiguo” del set. Scabbia anuncia que esta es la última parada de su tour latinoamericano, remarcando lo agradecida que esta de formar parte de esta “gran familia del metal”, donde hay cabida para todos los estilos. La cantante presenta “Our Truth”, con bandera chilena incluida.

Para terminar llegaba “Give Me Something More”, el single “Trip The Darkness” y “Spellbound”, y es cierto, Lacuna Coil se “americanizó”, sin perder un ápice de potencia, pero sí de esencia. Aun así los fanáticos se mostraron conformes, pasando por alto el sonido que nunca estuvo a la altura, pero agradeciendo la entrega de los italianos.

 

Cambio de telón y cambio de público. Casi en un abrir y cerrar de ojos, el Caupolicán se llenaba de cabezas rapadas, pantalones de militar y tatuajes. Una cancha repleta esperaba el arribo de Hatebreed, el número más agressor de la jornada. A las 20:15, se apagan las luces y los americanos salen al escenario, ante el fervor de los presentes.

Hatebreed aprovechó la invitación de Lamb Of God, para salir de gira y seguir promocionando su disco homónimo, lanzado en 2009, año en el que realizaron su última visita a Chile. Jamey Jasta salía a escena, con su característico pañuelo en la cabeza y exclamando “Santiago, make a circle pit!”, desatando el mosh con “Hands Of A Dying Man”, perteneciente a su último disco.

Hatebreed comenzó como una aplanadora, con un sonido notable, que no se detuvo durante su casi hora y cuarto de actuación. Jamey presenta a Matt Byrne en la batería, quien da la introducción a “Everyone Bleeds Now”, provocando un inmenso slam en medio de la cancha, seguida por una violenta “Merciless Tide”. Jamey pide la colaboración del público, en una versión acelerada de “In Ashes They Shall Reap”.

Luego de dedicar unas palabras a sus compañeros de gira, el vocalista hace lo propio con “As Diehard As They Come”, del disco “Supremacy” (2006), a todos aquellos fanáticos que han tenido la oportunidad de estar en alguno de sus shows en el pasado. “Betrayed By Life” puso a saltar a todos. La brutalidad retornaba con “Smash Your Enemies” y “Tear It Down”.

Jamey y la banda dedican un aplauso a la dedicación de su público, y en honor a Madball y Agnostic Frost, lanzan una furiosa “Straight To Your Face”. De su debut discográfico, “Satisfaction Is The Death Of Desire” (1997) llega “Last Breath”. Randy Blythe, vocalista de Lamb Of God, sube al escenario para interpretar “Doomsayer”, en otro momento para el recuerdo. Con un rotundo “Are you ready to jump?!”, comenzó “Never Let It Die”, seguida por “This Is Now” del “Rise Of Brutality” (2003).

La fórmula de Hatebreed no ha cambiado con los años. La gran basa de su sonido se ha mantenido casi intacta y totalmente efectiva. Música agresiva y directa, es lo que los norteamericanos saben hacer, y muy bien por lo demás, transmitiendo toda la rabia de sus composiciones a un público que en cada canción formaba gigantescos mosh pits, los que muchas veces se robaban la atención del respetable.

“Empty Promises” y “Conceived Through An Act Of Violence” satisfacían a la barbarie, que continuó en éxtasis con “Live For This”. El frontman pregunta cuál lado del público está más loco, dando comienzo a “Perseverance”, tema con un aire a los primeros años de Slayer.

En los últimos minutos de concierto, cayó “Defeatist”, las coreadas “To The Threshold” y “I Will Be Heard”, para rematar con la rebelde “Destroy Everything”. Hatebreed demostró con creces la solidez de su propuesta, con un show brutal e impecable. Nada que objetar.

 

Nueva pausa, que muchos aprovecharon para tomarse una cerveza o ir al baño, mientras se realizaba la prueba de sonido de Lamb Of God, que ya se preveía como un espectáculo explosivo, debido al alto volumen de los instrumentos. Cinco minutos pasadas las 22 horas marcaba el reloj cuando los de Kentucky aparecían desde las penumbras. Chris Adler ejecuta los primeros redobles de “Desolation”, segundo track de “Resolution” (2012), desatando los gritos de los presentes, en una versión que sonó como una aplanadora, cortesía del alto volumen de los amplificadores, que a ratos saturaron el sonido. Unos pequeños problemas en la guitarra de Mark Morton atrasaron el comienzo del sencillo “Ghost Walking”, donde destacaron los guturales de Randy Blythe, dueño de una técnica vocal perfecta; saltaba a lo largo del escenario, sin desentonar en ningún momento.

El vocalista se toma unos minutos para conversar con sus fans y confesar que no recordaba nada de su primera presentación con Lamb Of God en Chile, debido a que se encontraba muy borracho, pero eso anunció que esta noche sería una noche especial, porque iba a ser, oficialmente, su primera vez en Chile.

Del álbum “Sacrament” (2006) era interpretada “Walk With Me In Hell”, seguida de “Set To Fail” y “Now You’ve Got Something To Die For”, una de las canciones más populares del grupo. El primer gran mosh en Lamb Of God, se produjo con “Ruin”, el único tema del disco “As The Palaces Burn” (2003), que sonó esa noche. El thrash continuó con “Hourglass”, para pasar a uno de los momentos de mayor euforia de la noche, sucedido en medio de “The Undertow”, debido a un problema con el micrófono de Blythe, quien claramente ofuscado, lanza el aparato al piso y salta hacia el público moviéndose sobre la multitud, y rescatado diligentemente por la seguridad del recinto.

Una breve pausa para que Blythe, con cigarro en mano, comience a recitar los primeros versos de “Omerta”, llena del groove post 90`s, sonido que Lamb Of God ha sabido patentar como propio. Con grandes influencia thrash -no por nada fue dedicada a Tom Araya-, arremetía “Contractor”. Dando las gracias a sus compañeros de tour, Blythe les dedica “The Number Six”, extraída de “Resolution”. Con el público levantando el dedo de al medio, comenzaba “Laid To Rest”, marcando el fin de la primera parte del show.

Con “The Passing” como introducción, la banda retornaba al escenario para interpretar “In Your Words”, donde una bandera chilena cae al escenario y fue usada como capa por el vocalista.

El penúltimo tema de la noche, fue el single que los catapultó a la fama mundial. “Redneck” incitó al pogo generalizado y tuvo como invitado especial a Marco “Maus” Biazzi, guitarrista de Lacuna Coil, quien hace unos días estuvo de cumpleaños. Una buena forma de celebrar, sin lugar a dudas.

El final llegó con la solicitada “Black Label”, coronando una jornada donde el “nuevo metal” se manifestó con tres grandes exponentes, listos para tomar el relevo y poner su estampa en la historia, como clásicos del heavy metal.

Setlist

Lacuna Coil

  1. I Don’t Believe In Tomorrow
  2. I Won’t Tell You
  3. Kill the Light
  4. Upsidedown
  5. Swamped
  6. Fragile
  7. Heaven’s A Lie
  8. Senzafine
  9. Our Truth
  10. Give Me Something More
  11. Trip The Darkness
  12. Spellbound

Hatebreed

  1. Hands Of A Dying Man
  2. Everyone Bleeds Now
  3. Merciless Tide
  4. In Ashes They Shall Reap
  5. As Diehard As They Come
  6. Betrayed By Life
  7. Smash Your Enemies
  8. Tear It Down
  9. Straight to Your Face
  10. Last Breath
  11. Doomsayer
  12. Never Let It Die
  13. This Is Now
  14. Empty Promises
  15. Conceived Through An Act of Violence
  16. Live For This
  17. Perseverance
  18. Defeatist
  19. To The Threshold
  20. Destroy Everything
  21. I Will Be Heard

Lamb Of God

  1. Desolation
  2. Ghost Walking
  3. Walk With Me In Hell
  4. Set to Fail
  5. Now You’ve Got Something to Die For
  6. Ruin
  7. Hourglass
  8. The Undertow
  9. Omerta
  10. Contractor
  11. The Number Six
  12. Laid To Rest
  13. The Passing
  14. In Your Words
  15. Redneck
  16. Black Label

 Por Sebastián Zumelzu

Fotos por Jorge González

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Metric: Entre plazos y deudas

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Era el debut más que esperado para una de las bandas más interesantes que surgieron durante los dosmil gracias a “Old World Underground, Where Are You Now?” (2003), que casualmente cumple 20 años desde su lanzamiento. En ese contexto, la banda venía presentando pinceladas de su época debut y mezclando aquello con parte de su último disco “Formentera II” (2023), en una gira que los tuvo por México y Perú antes de aterrizar en nuestro país.

Parece extraño que después de tantos años de popularidad la banda canadiense no haya pisado suelo chileno sino hasta muchísimo tiempo después, saldando así un plazo y una deuda de larga data. Con una carrera en extenso y sólida, el grupo al fin debutaba frente a un buen marco de público en Teatro Coliseo, que se convirtió en una fiesta de principio a fin.

Emily Haines, de brillante atuendo, salía a escena más animada y sorprendida que de costumbre, sintiendo a cada una de las personas del teatro, que hicieron del show un espacio más íntimo que de costumbre. Tras un breve retraso, el grupo no perdió el tiempo con “Cascades”, “Doomscroller” y “Gold Gun Girls”. Con una ejecución más que nítida del resto de la banda, la energía y la onda que emana Haines fluyó y acompañó su voz en un muy buen estado.

Le siguieron el hit “Gimme Sympathy” que hizo bailar a toda la cancha y significó un punto alto del show, con Haines visiblemente sorprendida del recibimiento del público chileno, que la acompañó bailando y coreando cada tema. Con el mismo entusiasmo pasaron “Formentera” y la divertida “Synthetica” para dar paso a “Help I’m Alive”, uno de los tesoros de su época anterior y uno de sus mejores temas. Al cierre, “Combat Baby” desató la locura con sus mezclas de electrónica y guitarras.

Lamentablemente, la espera y la expectativa por tributar su primer álbum era alta en parte del público, que esperaba más canciones de su debut -extrañando, por ejemplo, una interpretación de “IOU”- sin embargo, la banda reapareció en escena para regalar en formato acústico “Calculation Theme”, seguida de “Monster Hospital” y “Black Sheep”, otra de las esperadas por el público y que fue popularizada en la banda sonora de la película “Scott Pilgrim vs. The World”. Al final, la sentida y emotiva interpretación de “Breathing Underwater” fue el cierre perfecto con su atmósfera y cadencia que dejó los ánimos más que calmos para coronar una más que correcta primera visita de la banda a nuestro país.

Setlist

  1. Cascades
  2. Doomscroller
  3. Gold Guns Girls
  4. Dark Saturday
  5. False Dichotomy
  6. Gimme Sympathy
  7. Now or Never Now
  8. Just the Once
  9. Formentera
  10. Synthetica
  11. What Feels Like Eternity
  12. Help I’m Alive
  13. All Comes Crashing
  14. Combat Baby
  15. Calculation Theme
  16. Monster Hospital
  17. Black Sheep
  18. Breathing Underwater

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