En Movistar Arena se llevó a cabo la versión chilena del festival Solid Rock, jornada musical cuyo cartel estuvo conformado por tres dinosaurios del estilo, quienes se subieron al escenario del recinto del Parque O’Higgins para decir “seguimos vivos”. Tesla, Cheap Trick y Deep Purple nos brindaron casi cuatro horas de rock clásico, frente a miles de fanáticos que se embarcaron en un memorable viaje al pasado.
Los primeros en salir a escena fueron los norteamericanos de Tesla, quienes desde su reunión el año 2000 se han mantenido realizando nueva música y girando por el mundo, a pesar de que nunca habían realizado un concierto en esta parte del continente. Es por este motivo que no fueron pocos los fanáticos que se hicieron presentes en el evento para vivir exclusivamente el debut de los californianos en Chile, cuya actuación fue breve –quizás demasiado como para dejar satisfechos a sus seguidores más acérrimos–, pero que sirvió como una potente apertura de la velada.
“Into The Now” dio inicio al show, secundado de un sonido potente y el carisma y energía de Jeff Keith, frontman de la agrupación, quien a ratos parece una versión hiperventilada de Steven Tyler, el icónico vocalista de Aerosmith. La presentación avanzó rápido y con pocas pausas. “The Way It Is” y “Love Song” fueron algunos de los cortes más destacados dentro del set de siete canciones, donde también hubo espacio para dos covers: “Signs” y “Little Suzi”, de Five Man Electrical Band y Ph.D., respectivamente. “Modern Day Cowboy” cerró el debut de Tesla en la capital, logrando cautivar a propios y extraños. Ojalá que los fans de los californianos puedan tener en un futuro próximo un show íntegro de Tesla en el país, porque lo de anoche fue intenso, pero muy corto.
El siguiente número en salir al escenario fue el de los estadounidenses de Cheap Trick, quienes regresaron a escenarios nacionales a 27 años de su primera actuación en Chile, cuando formaron parte del Festival de la Canción de Viña del Mar del año 1990. El cuarteto, que se hizo parte de la parrilla del certamen tras la bajada de Lynyrd Skynyrd, volvió para tocar todos sus clásicos y llenar de rock con alma de rebeldía al Movistar Arena. Desde la primera nota de “Hello There” hasta el último riff de “Goodnight Now”, lo de Cheap Trick fue dinamita pura.
Dentro de los catorce cortes que fueron interpretados durante su hora y un poco más de actuación, los liderados por Robin Zander dieron un completo repaso a su discografía, poniendo énfasis en su segundo larga duración, “In Color” (1977), sin dejar de lado éxitos radiales como “Surrender” y el imprescindible hit de fines de los ochenta, “The Flame”, canción que marcó uno de los momentos más destacables de la jornada.
Pasando por el blues, el rock con algunos toques de country, las baladas románticas y también algo de punk, Cheap Trick jugó todas sus cartas en una performance completísima y que logró convocar a todo el respetable, a pesar de que, en su mayoría, ya estaban todos ansiosos por recibir a la leyenda inglesa del rock pesado. El regreso de los norteamericanos cumplió y dejó en claro que, aunque las canas abunden por sus cabelleras, el rock corre joven por las venas de los miembros de Cheap Trick.
Luego de haber presenciado dos notables presentaciones, tocaba disfrutar del gran plato de fondo. Deep Purple regresó una vez más a nuestro país en promoción de su vigésimo disco de estudio, “Infinite” (2017), larga duración que sólo se hizo presente con la canción “Birds Of Prey”, ya que el resto del repertorio estuvo dedicado a los clásicos de toda la vida, en lo que fue una seguidilla de himnos de la historia del rock, en una fiesta de guitarras de la que todo el Movistar Arena se hizo parte. En su octava visita a territorio chileno, los ingleses nos volvieron a reafirmar su estatus de leyendas de la música.
Comenzando con “Highway Star”, el quinteto lanzó toda la carne a la parrilla con la misma energía de siempre, obviando los efectos de la edad sobre la voz de Ian Gillan, hombre que a sus 72 años no es capaz de llegar a los mismos agudos que en sus mejores años, pero se las arregla para dar un show digno del nombre de Deep Purple. El resto de la banda sigue funcionando como una máquina imparable y sus mejores ejecuciones las dejaron ver en canciones como “Lazy”, “Uncommon Man” –dedicada a la memoria del fallecido tecladista Jon Lord– y la sólida “Perfect Strangers”.
Mención aparte merecen las intervenciones del tecladista Don Airey, en especial durante su solo, donde tocó “Gracias A La Vida” de Violeta Parra y la fusionó con “Imagine” de John Lennon, llevándose la ovación total del público. No podía faltar “Smoke On The Water”, que puso en llamas a todo el recinto, la coreada reversión de “Hush” y la salida triunfal con “Black Night”, dando por finalizado el festival cuando ya era la una de la madrugada del sábado.
Con sonrisas en los rostros de todos los asistentes, aunque no faltaron aquellos que esperaban escuchar “Child In Time” que, siendo honestos, a estas alturas le queda muy grande a Gillan, o que la banda echara mano a algunos temas de su etapa junto a David Coverdale en las voces, la satisfacción del respetable se hizo notar después de una tremenda jornada de rock clásico. Deep Purple, Cheap Trick y Tesla lideraron la noche de Solid Rock Santiago y dejaron en claro que su legado sigue más vivo que nunca.
El presente de Tom Morello, actualmente en un intervalo tras la cancelada reunión de Rage Against The Machine en 2022, pareciera ser inquieto pero incierto a la vez. Enfocado en trabajar en nueva música junto a su hijo y colaborar con diversos proyectos que lo buscan, el guitarrista emprende un nuevo viaje solista, esta vez como un recorrido-homenaje a su extensa y vital carrera, sin dar demasiadas luces sobre el futuro de su proyecto principal pero entregando pequeños bocados de lo que podría ser.
Con un Teatro Caupolicán repleto pero a media capacidad, la expectativa era más que alta para ver en nuestro país, una vez más, al legendario músico. Luego de la intensa presentación de Cler Canifrú quien abrió los fuegos, Morello saltó a escena con “Manifiesto” de Víctor Jara de entrada, una imagen del Negro Matapacos en pantalla gigante y los acordes de “One Man Revolution”, de su proyecto The Nightwatchman como primer track. De ahí y sin descanso, el músico despachó, acompañado de su guitarrista en voz, “Let’s Get the Party Started” (colaboración junto a Bring Me The Horizon) y “Hold The Line”.
Con el público ya prendido sólo faltaba un discurso inicial antes de desatar la locura y exponer sus pergaminos musicales. En tan sólo un par de minutos, Morello se paseó por riffs (y nada más que las intros) de “Bombtrack”, “Know Your Enemy”, “Guerrilla Radio” y “Sleep Now In The Fire” de Rage Against The Machine, dando sólo una pincelada de hits en un particular medley, que además incluyó un homenaje a Chris Cornell con “Like A Stone”, la única canción interpretada de inicio a fin. De allí en adelante, Morello y su banda recorrieron covers y reversiones e incluso una tibia interpretación de “Gossip”, el último hit de los italianos Manëskin que cuenta, justamente, con Morello como invitado.
¿Qué es lo que hace diferente a Tom Morello? Más allá de su inconfundible sonido e impronta o haber formado parte de importantes bandas y ser portavoz de himnos, el músico tiene una personalidad propia que bien se ve más allá de esas luces, sin embargo, pareciera ser que la música y los fans siempre lo arrastra a su personaje. Ejemplo de ello la lectura de porciones del público en donde cada acorde inicial era potencialmente un hit de RATM. En ese sentido, la presentación de Morello se vuelve a ratos inentendible, fuera de contexto, indescifrable. Tom Morello podría más que una tonelada de wah, octavador y un recorrido de hits en formato karaoke. Es su carisma, talento y visión, además, lo que lo posiciona como un músico querido y respetado, pero que cuesta sacar del pasado.
Por ello, la decisión de un repaso más que un show completo y preparado en clave solista no le hace justicia al guitarrista, quien tiene argumentos mucho más interesantes para presentar como su acercamiento al folk con The Nightwatchman. Allí, el músico prueba y arriesga tomando guitarras acústicas y explorando en fondo y forma (“World Wide Rebel Songs” y “Keep Goin’”). El show, divertido y con una ejecución correcta, vuelve a un estado de mixtura con nuevos covers y reversiones de pequeños saldos de diferentes etapas, para coronar la jornada con “Killing In The Name”, cantada a pulso con todo el teatro y “Power To The People” de John Lennon como punto final. Tom Morello sella un nuevo paso por uno de sus países favoritos con un público fiel y cómplice, apañador y motivado, que da solidez a un show que a ratos puede parecer sólo un singular ejercicio de nostalgia.
Setlist
One Man Revolution (original de Tom Morello: The Nightwatchman)
Let’s Get The Party Started
Hold The Line
Bombtrack / Know Your Enemy / Bulls On Parade / Guerilla Radio / Sleep Now In The Fire / Cochise (originales de Rage Against The Machine y Audioslave)
Like A Stone (original de Audioslave)
Voodoo Child (original de Jimi Hendrix)
GOSSIP (original de Manëskin)
Lightning Over Mexico
Secretariat
Cato Stedman & Neptune Frost
Rat Race / Battle Sirens / Where It’s At Ain’t What It Is / Prophets Of Rage / Harlem Hellfighter / Can’t Stop The Bleeding / Bullet In The Head (Tom Morello/Prophets Of Rage)
Keep Goin’
World Wide Rebel Songs (original de Tom Morello: The Nightwatchman)
Testify / Ghetto Blaster / Half Man Half Beast / Born of A Broken Man / Freedom / Snake-charmer (originales de Rage Against The Machine)
Vigilante Nocturno
The Ghost Of Tom Joad (original de Bruce Springsteen)
Killing In The Name (original de Rage Against The Machine)