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Slayer: El mismo y viejo Slayer
Se hace difícil esperar una sorpresa por parte de Slayer a estas alturas. Todos sabemos a lo que vamos: thrash metal frenético y endemoniado, una tormenta de clásicos, la actitud de “tata buena onda” del siempre sonriente Tom Araya, y la potencia de una banda que se ha mantenido fiel a su estilo, por sobre todas las cosas.
Eso es, en términos bastante simples, Slayer, que en su quinto retorno al país y a poco más de un año de su última dupleta de presentaciones en escenarios locales, trajo consigo el averno que hemos aprendido a abrazar y a celebrar como una tradición más de nuestra dilatada historia rockera. El infernal cuarteto compuesto por Tom Araya, Kerry King, Dave Lombardo y Gary Holt, quien se mantiene cuidando el puesto de Jeff Hanneman mientras se recupera lentamente de la fulminante fascitis necrotizante que lo ha mantenido alejado de los escenarios hace ya dos años, estaba de vuelta tal como los recodamos desde su ultimo concierto: potentes e implacables. “El mismo y viejo Slayer” nos adelantaba Dave Lombardo en la entrevista que nos concedió hace un par de semanas, cuando se refería al show que íbamos a poder presenciar en esta primera jornada de Maquinaria Festival 2012. Y es al mismo y viejo Slayer al que nos pudimos encontrar en esta noche apocalíptica, en el escenario más masivo al que se ha enfrentado el grupo de California en nuestro país, y que poco pudo hacer ante el azote de una de las bandas más importantes del metal mundial.
Pasados unos minutos de las 21 horas, el gran escenario principal se inunda en las tinieblas para recibir al reino de sangre. Antecedida por una introducción instrumental, “World Painted Blood”, tema que pone el titulo a la producción más reciente de los norteamericanos, es la encargada de abrir los fuegos, arrastrando a todos los metaleros que se congregaron para ver a los hermanos Cavalera y a la banda de Anton Reisenegger a formar el gran mosh de la noche, que por obra de la gran batería de éxitos que Slayer tenía preparada para esa noche, jamás se detuvo.
El gran clásico de la nueva era de Slayer, “Disciple”, ponía a todo el mundo a clamar blasfemamente “God hates us all, God hates us all!”, marcando la primera pausa del concierto, el que se extendió gracias los cánticos de la fanaticada que ya coreaba al unísono “chileeeno”. Tom Araya preguntaba en español si estábamos listos para volvernos locos, la respuesta, lógicamente, fue positiva y con todo caía “War Ensemble”, canción que ocupa sagradamente el tercer lugar en cada uno de los setlist del grupo, con el objetivo de reventar cabezas de la mano de uno de los hits obligados de “Seasons In The Abyss” (1990). Si el año pasado tuvimos a “The Antichrist” y “Black Magic” como los cortes encargados de recordar el debut del grupo, “Show No Mercy” (1983), ahora era “Die By The Sword” la más heavy del conjunto y sirviendo como una especie de relajo antes de seguir con un clásico infaltable en cualquier concierto de Slayer: “Chemical Warfare”, momento en que los focos teñían de verde radiactivo al escenario y al caos que se desataba en la cancha, entre polvareda y puños.
“Hate Worldwide” traía a la palestra lo más reciente de la banda, en otra de “World Painted Blood” que se hacía su espacio dentro del repertorio para mostrar al Slayer más actual. Los clásicos estaban a la orden del día, con la oscura melodía de “Mandatory Suicide”, y la dupleta mortal extraída del disco “Reign In Blood” (1986), compuesta por “Altar Of Sacrifice” y “Jesus Saves”. Violencia pura entre dos canciones que no conocen de pausas y demuestran el lado más extremo de la agrupación.
Extenuados pasamos a los pasajes enigmáticos del viejo Egipto con “Seasons In The Abyss”, momento que sirve para escuchar la parte más virtuosa de la banda, sin dejar de derrochar energía obviamente, pero apreciando el arte detrás de la agresión constante que significa un concierto de Slayer. Llega “Hell Awaits”, haciendo justicia al nombre, su infernal introducción nos conduce al interior del averno, a pesar de que hubo un par de problemas con Tom Araya quien, al parecer, tenía un problema con alguien del público, ya que no dejaba de apuntar a la muchedumbre, dejando pasar un par de estrofas ante el altercado. Un par de miradas de advertencia por parte del chileno, y el Apocalipsis se desataba con “Postmortem”.
Luego de tanto éxito, “Snuff” queda un poco fuera de contexto, quizás por su corta edad dentro del catálogo de la banda, pero lo cierto es que no logra despertar las mismas pasiones que “Angel Of Death”, la gran cortina de cierre de cualquier concierto de Slayer, aquí nos lleva al encore, que puso la lapida final a una presentación devastadora. “South Of Heaven” avanza sinuosa como una oscura pesadilla que envuelve a todo el recinto, y cuando todos pensaban que la siguiente parada sería “Raining Blood”, la velocidad de “Silent Scream” se apodera del escenario para ser secundada por la siniestra “Dead Skin Mask”. La responsable de cerrar la presentación, fue “Raining Blood”, cuya filosa melodía a dos guitarras, se transformaba en la alarma que ordenaba a todo el mundo a hacerse pedazos en los últimos minutos de Slayer en Maquinaria Festival. Tom Araya agradecía por todo en español, mientras el foco iluminaba el pecho de su polera, donde se puede apreciar el logo de la agrupación, intervenido por los colores patrios.
Como no podía ser de otra forma, Slayer llegó y cumplió a cabalidad. Aquí no hay necesidad de grandes matices, ni de cambios de registro para seguir cautivando a la audiencia. Slayer es el mejor en lo que hace, y aunque los años y los problemas de salud traten de detener al cuarteto, su estampa sigue más viva y brutal que nunca. Dave Lombardo nos lo advirtió, “The same old Slayer” estuvo en Maquinaria Festival para recordarnos que el reino de sangre seguirá siendo soberano en la basta tierra del metal.
Setlist
- World Painted Blood
- Disciple
- War Ensemble
- Die By The Sword
- Chemical Warfare
- Hate Worldwide
- Mandatory Suicide
- Altar Of Sacrifice
- Jesus Saves
- Seasons In The Abyss
- Hell Awaits
- Postmortem
- Snuff
- Angel Of Death
- South Of Heaven
- Silent Scream
- Dead Skin Mask
- Raining Blood
Fotos por Praxila Larenas y Sebastián Rojas
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Lollapalooza Chile 2023: Día 3

Jane’s Addiction
Era el esperado turno de los liderados por Perry Farrell tras su cancelación el año pasado. La banda, que debutaba en Cerrillos en el escenario Banco de Chile, sufrió la baja de uno de sus icónicos integrantes, lo que no fue impedimento para que resolvieran aquella deuda con nuestro país.
Dave Navarro sería sustituido por Josh Klinghoffer, quien de bajo perfil resolvió con oficio y actitud. Así, Jane’s Addiction partía su set con un doblete de “Nothing’s Shocking” (1988), encendiendo el ambiente con “Up the Beach” y “Ocean Size”. Es innegable la calidad e influencia que Jane’s Addiction ha tenido en una generación completa de músicos y público.
Y es que su líder, además de dominar completamente el espectáculo, también ha podido administrar con visión parte de una industria, liderando desde sus inicios la marca Lollapalooza. Hoy, las nuevas generaciones se mezclaron con los viejos emblemas del rock y juntos lograron encarnar la filosofía de cualquier festival donde lo que más importa es la música.
Con el sol golpeando nuevamente sobre las cabezas en un repleto escenario, Perry Farrell se dedicó a hablar e interactuar envalentonado por una botella de vino tinto. El cantante se refirió al calor e incluso al Presidente, provocando la positiva reacción del público. Para quienes buscaban clásicos, la banda deleitó. Repasó sus mejores éxitos y permitió a su guitarrista de emergencia soltarse en pasajes de la incansable “Three Days” y hasta reversionaron “Jane Says” en clave acústica.
Fieles a su estilo, la banda fue acompañada por bailarinas y una puesta en escena tipo burlesque. Jane’s Addiction regresa con el único peso de la experiencia en su espalda, sin intentar demostrar nada nuevo. Sin embargo, su presencia en un festival de estas características es siempre un deleite, agregando siempre un toque de oficio y experiencia.
Alain Johannes Trio
Para Alain Johannes la vida no ha sido fácil. El músico chileno regresaba a nuestro país tras la dolorosa pérdida de uno de sus mejores amigos, Mark Lanegan y parecía que esta sería la mejor oportunidad para un homenaje. Secundado por su banda local, Johannes se subió al escenario alternativo Aldea Verde y repasó gran parte de su nutrida trayectoria musical.
Con una seguridad y un toque de emoción, Johannes entregó una versión casi idéntica de “Can’t Change Me” de Chris Cornell, la cual trabajaron juntos y la frenética “Hangin’ Tree”, dedicada a Lanegan. La riquísima experiencia de Johannes daría para un show muchísimo más extenso e íntimo, con canciones de todos los estilos y generaciones que ayudó a producir.
Sin embargo, el músico se las arregla para condensar aquello y recorrer parte de ese camino musical. Así pasó por su excelente etapa de “Spark” e incluso Eleven, tocando “You’re my Diamond”, entre otras. Johannes es una joya y uno de los puntos altos dentro de la representación local en el festival. El músico, que además gozó de un correcto nivel técnico en el escenario, tiene aún mucho que mostrar hasta ponerse completamente al día con el país que ya logró conquistar.
Twenty One Pilots
Tenían la difícil tarea de ser el reemplazo de Blink-182, los cabeza de cartel. Sin embargo, Twenty One Pilots, saben lo que hacen y ya cuentan con la experiencia y el público chileno en el bolsillo. Así, el dúo se presentó sobre el escenario Costanera Center tras el eléctrico y psicodélico show de Tame Impala, marcando un quiebre en cuanto a lo que necesita cada número para resaltar.
Los norteamericanos tienen una base fiel de seguidores que pacientemente los esperó y se alegró de que, pese a que no estaban haciendo giras, hayan podido regresar a nuestro país. Aquello no fue impedimento para que el dúo de Tyler Joseph y Josh Dun se entregaran al máximo con un show renovado y con sorpresas.
Totalmente encapuchados, los músicos saltaron a escena con los primeros acordes de “Guns for Hands” y “Morph”, con Joseph acompañado del piano en todo momento. No fue sino hasta “Holding on to You” que la banda ya tenía cautivado al grueso de los asistentes que se hacían camino entre quienes ya abandonaban el parque.
Siempre al piano, el carismático líder se apoderaba de todo el escenario hasta que se apoyaron por primera vez con banda, dejando al dúo al descubierto para el espectáculo. La parte más interesante de la noche estaría a cargo de una sección de trompeta que incluyó guiños a Chico Trujillo y Los Jaivas, desatando la locura de los asistentes.
Una banda de estas características sabe bien cómo encantar y respetar a su público. Con pequeños detalles y una entrega siempre al cien, lograron emocionar y también consolar a quienes veían con resignación al reemplazo de su banda favorita. Pero para eso, la banda tendría otra sorpresa más: despachar un cover de “First Date” y prender a todo el parque. Casi como agradecimiento por las casualidades de la vida que los devolvió a Chile, la banda se plantó como siempre con un show impecable y divertido.
Pese a las dificultades que surgieron tras la repentina cancelación de Blink- 182, plato fuerte de la versión 2023 de Lollapalooza Chile, el festival que ya cumple 11 años logró salir ileso una vez más, encantando y cautivando a un público que encontró en la variedad un refugio. Si bien el choque generacional fue demasiado dramático en esta nueva versión, terminó convenciendo y reuniendo a casi todos por igual, que disfrutaron de lo que ofrecieron números como Billie Eilish, Rosalía o Tame Impala.
Son esos detalles los que encarnan la filosofía de un festival que ya cumple más de una década y que contó, una vez más, con su fundador como parte del cartel. Si hoy fallaron artistas, sus reemplazos dieron el ancho y congregaron mas no dividieron. Durante las tres jornadas de un nuevo y caluroso marzo, Lollapalooza Chile sigue dando muestras de ser un festival para todos los gustos y con presentaciones de primer nivel, pese a las críticas -válidas- de su otrora público objetivo. El festival se consolida, encanta pero aún no convence tras su segundo año en el Parque Bicentenario de Cerrillos. Será tarea aún pendiente mejorar los accesos y otros puntos al interior del recinto para que la experiencia sea aún más accesible y cómoda.
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