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RockOut Fest 2014: Extremoduro
Extremoduro, la icónica banda española, visitaba por segunda vez nuestro territorio, en el marco de la gira de promoción de su más reciente trabajo, “Para Todos Los Públicos” (2013). Una presentación que tenía tintes bastantes especiales, ya que significaba su primer show masivo ante el público nacional, tras su paso por el íntimo escenario del Teatro La Cúpula en 2012. Una gran legión de fanáticos se dio cita en el Escenario Transistor, justificando con esto la decisión de la productora de poner sobre sus hombros la responsabilidad de cerrar la primera versión de RockOut Fest. No vamos a descubrir hoy la importancia de los liderados por Robe Iniesta en el contexto de la escena rock de habla hispana, con una trayectoria de más de 25 años y una nutrida discografía de once álbumes de estudio, que los alzan como uno de los mayores exponentes de este género.
Pasadas las 23:00 hrs. y mientras se incorporan los últimos fanáticos rezagados provenientes de los shows de Primus y 2 Minutos, se apagan las luces del escenario para dar paso a la exquisita guitarra de Iñaki “Uoho” Antón, y posteriormente a la precisa batería de José Ignacio Cantera, elementos que se mezclan en la sólida melodía de “Jesucristo García”. “¡Buenas noches a todo el mundo!”, son las palabras con que Robe Iniesta establece el primer contacto con su público, recibiendo como respuesta una cálida ovación que se extiende en un muro de admiración. Una demoledora percusión y el nítido sonido del bajo de Miguel Ángel Colino marcan la pauta de “Buscando Una Luna”, y aparecen esos fulminantes cambios de ritmo tan característicos en el repertorio de Extremoduro, que golpean sin previo aviso y que hacen de este show una experiencia impredecible.
Desde el cielo, una hermosa luna llena es testigo privilegiada de la comunión de energías que se empieza a gestar en la explanada de Espacio Brodway, sin lugar a dudas la convocatoria más honesta del Festival, ya que tras el desmembramiento del público a medida que transcurría la jornada, en este momento sólo quedan los fanáticos que realmente sienten el placer de ver en vivo a estos verdaderos iconos del rock en español. El frontman agradece a quienes los vieron en 2012 y ahora vuelven a verlos, así como también para quienes era su primera vez, finalmente agradeciendo a todos los presentes. Entretenidos riff y letras muy elaboradas son el común denominador en “La Vereda De La Puerta De Atrás” y “Entre Interiores”, canciones con mucho contenido en sus líneas, y una importante carga instrumental. La extensa interpretación de “Locura Transitoria” nuevamente llama la atención por su transición, pasando de una melodía pausada, donde resalta claramente la voz, a un ritmo acelerado con mucha percusión y cuerdas.
En ocasiones el fanatismo adquiere matices un tanto extremos, siendo esta presentación un ejemplo bastante significativo de aquel fenómeno, con un público que, a pesar de llevar una extensa jornada festivalera a cuestas, con un sol inclemente durante gran parte del día y una noche que destaca por su baja temperatura y por el viento reinante, no para de cantar y acompañar cada una de las piezas que ofrecen los españoles, con un derroche de energía que no se condice con el lógico desgaste físico de la ocasión. Una hermosa combinación de cuerdas entre Iniesta y Antón marca el comienzo de “Dulce Introducción Al Caos”, donde posteriormente se incorpora el resto de los instrumentos llenando el ambiente de vitalidad. En “Segundo Movimiento: Lo De Fuera” y “Pedrá” el sonido del bajo cobra preponderancia, pero los solos de Iñaki se apoderan de todos los sentidos, los que se rinden a secuencias perfectamente ejecutadas y una pulida técnica.
Si en algún momento existieron dudas respecto a la aventura de cerrar el festival con una banda de no tanto renombre internacional, los nativos de Plasensia se encargaron de tapar varias bocas, demostrando que los artistas anglosajones no son los únicos capaces de montar un show masivo, bien estructurado y con alto poder de convocatoria, siendo ellos mismos la definición tangible de todos los elementos que se deben amalgamar para ofrecer una presentación a la altura de lo exigido. Lo elaborado de las letras sigue siendo la impronta de las canciones de Extremoduro y así vuelve a evidenciarse en “Si Te Vas”, tema que hacia el final recibe el hermoso acompañamiento del teclado. Robe Iniesta, figura excluyente dentro de la alineación, tiene una faceta muy cercana la poesía, aprovechando cada introducción para deleitarnos con frases existenciales y una creatividad exacerbada, la que asoma en “Standby”, ante la mirada atónita de su fanaticada.
Una muy bien lograda introducción de teclado da paso a “Salir”, en donde la energía de los fanáticos pareciese no tener límites; cuerpos compenetrados que funcionan casi por defecto y que se alimentan de cada una de las ventoleras sonoras que ofrecen los españoles. El pulso de la batería de Cantera y la arrolladora guitarra de Antón dan paso a la melodía de “Puta”, inyectando una nueva dosis de potencia a una fiesta que se niega a sucumbir ante el creciente agotamiento de los invitados. El sonido de las cuerdas nuevamente activa los sentidos y algunas emotivas palabras de Iniesta comienzan a presagiar el fin de la velada: “Espero que nos veamos dentro de poquito. ¡Hasta siempre!”, aviso que se materializa con “¡Qué Borde Era Mi Valle!”, canción que baja la cortina a un show memorable, cargado de emociones y grandes éxitos. La banda se retira del escenario y, de forma instantánea, un rugido surge desde la explanada pidiendo el retorno de los ídolos. Al cabo de algunos minutos de espera vuelven los músicos, y con ellos los cambios de ritmo, las letras enmarañadas y el creciente derroche energético, poniendo la guinda de la torta con la interpretación de “El Camino De Las Utopías” y “Ama, Ama, Ama y Ensancha El Alma”.
Si motivar a un importante contingente de fanáticos a quedarse hasta la una de la madrugada ya es un gran mérito por sí solo, hacerlos cantar y saltar después de una extensa jornada de casi doce horas de música, es una cualidad digna de ser destacada y aplaudida, porque estos artistas no sólo vinieron a hacer su pega, sino que dejaron un pedazo de su alma en este escenario, demostrando que, independiente de los años de trayectoria o a cantidad de álbumes editados, se siguen debiendo a su público. Los poco más de mil fanáticos que, desafiando el cansancio, decidieron quedarse al show con que Extremoduro cerró la primera versión de RockOut Fest, fueron recompensados con una presentación de una exquisita factura técnica, una entrega total de parte de los españoles y un aluvión de emociones, elementos que se conjugaron en una imagen inolvidable de lo que es, y siempre será, el rock.
Setlist
- Jesucristo García
- Buscando Una Luna
- La Vereda De La Puerta De Atrás
- Entre Interiores
- Locura Transitoria
- Dulce Introducción Al Caos
- Segundo Movimiento: Lo De Fuera
- Pedrá
- Si Te Vas
- Standby
- Salir
- Puta
- ¡Qué Borde Era Mi Valle!
- El Camino De Las Utopías
- Ama, Ama, Ama y Ensancha El Alma
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Lollapalooza Chile 2023: Día 3

Jane’s Addiction
Era el esperado turno de los liderados por Perry Farrell tras su cancelación el año pasado. La banda, que debutaba en Cerrillos en el escenario Banco de Chile, sufrió la baja de uno de sus icónicos integrantes, lo que no fue impedimento para que resolvieran aquella deuda con nuestro país.
Dave Navarro sería sustituido por Josh Klinghoffer, quien de bajo perfil resolvió con oficio y actitud. Así, Jane’s Addiction partía su set con un doblete de “Nothing’s Shocking” (1988), encendiendo el ambiente con “Up the Beach” y “Ocean Size”. Es innegable la calidad e influencia que Jane’s Addiction ha tenido en una generación completa de músicos y público.
Y es que su líder, además de dominar completamente el espectáculo, también ha podido administrar con visión parte de una industria, liderando desde sus inicios la marca Lollapalooza. Hoy, las nuevas generaciones se mezclaron con los viejos emblemas del rock y juntos lograron encarnar la filosofía de cualquier festival donde lo que más importa es la música.
Con el sol golpeando nuevamente sobre las cabezas en un repleto escenario, Perry Farrell se dedicó a hablar e interactuar envalentonado por una botella de vino tinto. El cantante se refirió al calor e incluso al Presidente, provocando la positiva reacción del público. Para quienes buscaban clásicos, la banda deleitó. Repasó sus mejores éxitos y permitió a su guitarrista de emergencia soltarse en pasajes de la incansable “Three Days” y hasta reversionaron “Jane Says” en clave acústica.
Fieles a su estilo, la banda fue acompañada por bailarinas y una puesta en escena tipo burlesque. Jane’s Addiction regresa con el único peso de la experiencia en su espalda, sin intentar demostrar nada nuevo. Sin embargo, su presencia en un festival de estas características es siempre un deleite, agregando siempre un toque de oficio y experiencia.
Alain Johannes Trio
Para Alain Johannes la vida no ha sido fácil. El músico chileno regresaba a nuestro país tras la dolorosa pérdida de uno de sus mejores amigos, Mark Lanegan y parecía que esta sería la mejor oportunidad para un homenaje. Secundado por su banda local, Johannes se subió al escenario alternativo Aldea Verde y repasó gran parte de su nutrida trayectoria musical.
Con una seguridad y un toque de emoción, Johannes entregó una versión casi idéntica de “Can’t Change Me” de Chris Cornell, la cual trabajaron juntos y la frenética “Hangin’ Tree”, dedicada a Lanegan. La riquísima experiencia de Johannes daría para un show muchísimo más extenso e íntimo, con canciones de todos los estilos y generaciones que ayudó a producir.
Sin embargo, el músico se las arregla para condensar aquello y recorrer parte de ese camino musical. Así pasó por su excelente etapa de “Spark” e incluso Eleven, tocando “You’re my Diamond”, entre otras. Johannes es una joya y uno de los puntos altos dentro de la representación local en el festival. El músico, que además gozó de un correcto nivel técnico en el escenario, tiene aún mucho que mostrar hasta ponerse completamente al día con el país que ya logró conquistar.
Twenty One Pilots
Tenían la difícil tarea de ser el reemplazo de Blink-182, los cabeza de cartel. Sin embargo, Twenty One Pilots, saben lo que hacen y ya cuentan con la experiencia y el público chileno en el bolsillo. Así, el dúo se presentó sobre el escenario Costanera Center tras el eléctrico y psicodélico show de Tame Impala, marcando un quiebre en cuanto a lo que necesita cada número para resaltar.
Los norteamericanos tienen una base fiel de seguidores que pacientemente los esperó y se alegró de que, pese a que no estaban haciendo giras, hayan podido regresar a nuestro país. Aquello no fue impedimento para que el dúo de Tyler Joseph y Josh Dun se entregaran al máximo con un show renovado y con sorpresas.
Totalmente encapuchados, los músicos saltaron a escena con los primeros acordes de “Guns for Hands” y “Morph”, con Joseph acompañado del piano en todo momento. No fue sino hasta “Holding on to You” que la banda ya tenía cautivado al grueso de los asistentes que se hacían camino entre quienes ya abandonaban el parque.
Siempre al piano, el carismático líder se apoderaba de todo el escenario hasta que se apoyaron por primera vez con banda, dejando al dúo al descubierto para el espectáculo. La parte más interesante de la noche estaría a cargo de una sección de trompeta que incluyó guiños a Chico Trujillo y Los Jaivas, desatando la locura de los asistentes.
Una banda de estas características sabe bien cómo encantar y respetar a su público. Con pequeños detalles y una entrega siempre al cien, lograron emocionar y también consolar a quienes veían con resignación al reemplazo de su banda favorita. Pero para eso, la banda tendría otra sorpresa más: despachar un cover de “First Date” y prender a todo el parque. Casi como agradecimiento por las casualidades de la vida que los devolvió a Chile, la banda se plantó como siempre con un show impecable y divertido.
Pese a las dificultades que surgieron tras la repentina cancelación de Blink- 182, plato fuerte de la versión 2023 de Lollapalooza Chile, el festival que ya cumple 11 años logró salir ileso una vez más, encantando y cautivando a un público que encontró en la variedad un refugio. Si bien el choque generacional fue demasiado dramático en esta nueva versión, terminó convenciendo y reuniendo a casi todos por igual, que disfrutaron de lo que ofrecieron números como Billie Eilish, Rosalía o Tame Impala.
Son esos detalles los que encarnan la filosofía de un festival que ya cumple más de una década y que contó, una vez más, con su fundador como parte del cartel. Si hoy fallaron artistas, sus reemplazos dieron el ancho y congregaron mas no dividieron. Durante las tres jornadas de un nuevo y caluroso marzo, Lollapalooza Chile sigue dando muestras de ser un festival para todos los gustos y con presentaciones de primer nivel, pese a las críticas -válidas- de su otrora público objetivo. El festival se consolida, encanta pero aún no convence tras su segundo año en el Parque Bicentenario de Cerrillos. Será tarea aún pendiente mejorar los accesos y otros puntos al interior del recinto para que la experiencia sea aún más accesible y cómoda.