Blind Melon no es una agrupación que se caracterice por realizar muchas presentaciones, sus shows son más bien esporádicos y, por lo mismo, se podría decir que los fanáticos nacionales son unos afortunados de recibir por segunda ocasión a los oriundos de Los Angeles, tras su incursión en nuestro territorio en 2011, donde ofrecieron dos conciertos de una muy buena factura técnica: primero en el Teatro Caupolicán y posteriormente en la Sala Dos de Concepción. Si bien es cierto ya conocemos la propuesta de los californianos con Travis Warren a cargo de las voces, no podemos desmerecer el hecho que sus puestas en escena suelen destacar por ser impredecibles, y es por esto que tenerlos en el escenario de la primera versión de RockOut Fest, se convertía en una excelente oportunidad para deleitarnos con los grandes éxitos de una de las bandas icónicas del rock alternativo de la década del noventa.
El inicio del show fue prometedor, haciéndose eco de la estela de energía que había dejado la presentación de Melvins en el escenario Monster, arrancando con el éxito “Galaxie”, donde la característica melodía, casi en un acto reflejo, hizo cantar a sus fanáticos, pero cuyo volumen moderado no terminó por calentar el ambiente. “Soup” apostó por un drástico cambio de intensidad, en función de una base mucho más lenta y contenida, con la misión clara de establecer una conexión más profunda con la audiencia, objetivo que rápidamente fue saboteado desde el otro escenario, donde uno de los medios presentes en el festival comenzó a lanzar revistas al público, provocando una severa distracción y una público de seguidores que privilegiaron el improvisado regalo.
En “Paper Scratcher” las cuerdas de Rogers Stevens y Christopher Thorn asumen el protagonismo, con secuencias muy bien logradas, las que sin embargo no parecen tener el efecto esperado en una opaca audiencia. Travis Warren se cuelga su guitarra y dedica a Shannon Hoon el tema “Change”, cuya ejecución se ve matizada por el hermoso sonido de la armónica. Por lo general, las comparaciones pueden resultar odiosas y poco objetivas, pero con Blind Melon en el escenario se hace inevitable no rememorar la icónica figura de Hoon, su fallecido ex líder y vocalista. En ningún caso pondremos en tela de juicio la evidente calidad vocal de Warren, pero siempre quedará ese leve manto de disconformidad de no contar con la cuota de carisma y excentricismo que aportaba el nativo de Lafayette; toda la magia de un genio que nos abandonó a muy temprana edad.
“2 x 4” y “I Wonder” destacan por la potencia de la batería de Glen Graham, pero en este punto ya se comienza a evidenciar un nuevo obstáculo que, inconscientemente, diluye la pulcritud del show: el elevado sonido del escenario Escudo, ayudado por la dirección del viento, se filtra en la presentación de Blind Melon, provocando una mezcla de melodías que a ratos resulta extremadamente desagradable. A esta altura del show, queda claro que la fórmula de la agrupación apela más bien a la nostalgia, centrando su presentación en sus primeros dos álbumes y dejando un poco de lado la etapa posterior a Hoon, que fecundó otros dos trabajos, pero con muy poca repercusión entre los fanáticos más acérrimos. Quizás esto podría tomarse como un indicador de la postura con que Blind Melon afronta su futuro inmediato, con muy pocas señales que presuman nuevo material, y tal vez descansando en un legado que eventualmente se les agotará.
La propuesta sonora de “Sleepyhouse” sube paulatinamente la intensidad, con excelentes pinceladas de guitarras y la buena colaboración del bajo de Brad Smith, pero eso no sirve de mucho cuando el destino se ensaña, ya que nuevamente la presentación de Blind Melon recibe otro golpe al mentón, esta vez proveniente desde el escenario Monster, donde la prueba de sonido de Fantômas, a un volumen evidentemente desmesurado, vuelve a llenar de ripios el ambiente; una actitud poco atinada que raya en la falta de respeto y que ayuda a mermar una puesta en escena que ya se encuentra tambaleando. Hay que reconocer que los californianos tampoco dan mucha pelea a los factores externos que poco a poco los van metiendo en un hoyo, con un volumen demasiado controlado, que se diluye en un festival que, hasta el momento, se ha caracterizado por su potencia. Un ejemplo claro de la pasividad con que Travis Warren y compañía afrontan la batalla, lo representa el pausado ritmo de “Walk” y “Soak The Sin”, con una voz muy baja que no logra sobresalir.
Llega el turno de “No Rain”, sin lugar a dudas una de las canciones más esperadas por los fanáticos nacionales. Se puede discutir respecto a si Blind Melon puede ser encasillado en la categoría de one hit wonder gracias a esta pieza, pero lo que no aguanta ningún tipo de análisis es el impacto mediático que tuvo este single, perteneciente a su álbum homónimo de 1993, y que rápidamente los catapultó a la primera línea del rock alternativo de principios de los noventa. La respuesta del público no se hace esperar y, por primera vez, se une en una única y enérgica voz, que se expande a lo largo y ancho del escenario Transistor. El fugaz entusiasmo que durante algunos minutos elevó la temperatura se diluye para dar paso a “Mouthful Of Cavities”, donde sólo unas tibias palmas acompañan la melodía.
Más allá de la desoladora impresión que ha dejado el paso de Blind Melon, verlos en vivo es transportarse a los noventa, con matices y texturas muy cargados a la línea más clásica del rock, desmarcándose de esa incómoda etiqueta grunge con que erróneamente fue catalogada en sus inicios y dejando en claro que estamos en presencia de una agrupación ya pulida, donde cada uno de sus integrantes funciona como engranajes perfectamente aceitados de una máquina que se rehúsa a quedar en el olvido. En “For My Friends”, tema perteneciente a su último álbum de estudio del mismo nombre, la voz de Warren se muestra más definida y potente que en toda la presentación, una canción que él siente más propia y que por lo mismo le resulta más visceral. El cierre llega de la mano de “The Pusher”, original de Steppenwolf, la que destaca por la interpretación del vocalista recostado en el suelo y que marca el punto final del show.
Blind Melon fue el gran damnificado de la jornada, pagando las consecuencias de una serie de factores externos que conspiraron en hacer que la presentación de los californianos se mostrara débil y fuera de contexto. A ratos se mezclaron sentimientos, desde la impotencia, al ver cómo se desvanecía un momento que, al menos en el papel, pintaba para memorable, hasta un poco de tristeza por ser testigo de un show que nunca logró llenar las expectativas. En contadas ocasiones un nombre y una trayectoria no resultan suficientes para sacar adelante la tarea, y lamentablemente hoy, las malas decisiones, y un poco de mala intención de otros personajes, le ganaron la pulseada a la nostalgia.
En desacuerdo. Se escuchaba la raja en la reja a la izquierda del escenario, y había poca gente por lo que todos podían estar cerca. Lo de For my Friends es verdad, la cago como le sale la potencia a Travis, muy acertada la observación.
yo estaba al medio del publico, casi llegando a la torre de audio y entre temas se escuchaba la musica del escudo, pero fue mas chocante cuando fantomas probó sonido, un desastre.. no pudieron probar sonido antes? cuando vi a machuca contaron que se levantaron como a las 7 pa probar sonido, se hubieran levantado un poco mas temprano los amigos de patton pa hacer lo mismo. lastima que hubiese pasado eso.
Yo también estaba en el lado izquierdo y se escuchaba increíble… excepto cuando Travis cantaba bajo. Para mi estuvieron notables, todos los que estábamos allí sabíamos que la banda no es ni será lo mismo desde la muerte de Shanoon Hoon, pero quisimos disfrutar de la música que aun logran el resto de los integrantes, que por suerte, después de años, encontraron una voz que se le asimila en demasía. Fui afortunada: no escuché la prueba de sonido de Fantomas (tremenda falta de respeto) ni noté cuando repartían revistas. Yo escuché sólidas guitarras, sonidos que se mezclaban con los mismos matices de los discos y un público feliz y agradecido que coreaba las canciones. Es cierto: era un sonido distinto al espíritu del festival, menos potente quizás, pero Blind Melon en sí es mucho menos rockero que todas las bandas que tocaron. Por otro lado, la selección de canciones estuvo perfecta, creo que todos los seguidores preferimos que toquen más de lo antiguo y menos de lo nuevo. PD: …Muy genio será Mike Patton, pero siento que su ego lo está traicionando, primero esta prueba de sonido en medio de Blind Melon, y luego cuando durante su presentación, dijo que la banda que tocaba simultáneamente en escenario Escudo, Hielo Negro, era una mierda. Se pasó…
Pasó más de una década para que The Mars Volta regresara a nuestro país, y pese a que tenían nuevo material bajo el brazo, el proyecto a cargo de Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala se presentó ante su fiel fanaticada en el Movistar Arena con una impronta distinta al típico tour de promoción, muy por el contrario, centraron sus esfuerzos en una celebración a su obra y a la carismática sinergia que elaboran en el escenario, dando espacio para que una lluvia de melodías se deslizaran como conjuros desde sus instrumentos hacia la audiencia. Todo ese ritual, evidentemente, estuvo antecedido por un acto local que esta vez corrió a cargo de Miguel Conejeros y su proyecto F600, quien amenizó la jornada con distintas mezclas y una electrónica de tintes eclécticos y mucha sustancia, recibida respetuosamente por los asistentes que llegaron más temprano.
Ya entrada la hora del plato estelar, la agrupación salió a escena con unos minutos de retraso pero con una intensidad marcada desde el primer acorde. De entrada es evidente que la banda ya no es la misma, pero no por tener una formación diferente, sino más bien por la forma en que la dupla de Cedric y Omar se desenvuelven en el escenario como dos fuerzas imparables, y en ciertas lógicas completamente opuestas. Mientras la ceremonia entra en tierra derecha con “Vicarious Atonement”, ambos músicos entran en un diálogo que es sostenido por una banda que, de manera impecable, se concentran en sacar el mayor provecho posible para hacer brillar a las dos piezas centrales de esta maquinaria sonora.
La fuerza creativa del dúo está más desatada que nunca y, aunque esos elementos comunes que se encuentran en todos sus proyectos siguen inevitablemente ahí, la mejor forma en que la banda comprueba su identidad es en demostrar su inigualable manera de interpretar. Es así como composiciones gigantes de la talla de “L’Via L’Viaquez”, “Cicatriz ESP” o “The Widow”, encuentran su espacio dentro del setlist de manera excepcional, así como también pese a ser parte de distintos discos logran desencadenar una secuencia precisa con cada movimiento.
Esa capacidad anteriormente mencionada también encuentra atisbos de modernidad con canciones como “Shore Story”, por ejemplo, que se presenta como una composición que perfectamente puede sonar en una radioemisora junto a artistas de música más alternativa. Sin mayores tapujos, es como también puede sonar una exploración más arriesgada con “Drunkship Of Lanterns”, demostrando las distintas caras de TMV en todas sus capas sonoras.
Como toda buena banda de progresivo, The Mars Volta es un espectáculo de cocción lenta y una digestión incluso más pausada, debido a que los constantes juegos de guitarras, batería y cambios de ritmo a toda velocidad se van articulando poco a poco en un show que no transita entre la calma y la tempestad, sino que entre la intensidad y la elegancia de la interpretación, dando como resultado un sonido más aterrizado y robusto, sin exponer muchas fracturas en el camino.
tela
07-Dic-2014 at 4:52 pm
En desacuerdo. Se escuchaba la raja en la reja a la izquierda del escenario, y había poca gente por lo que todos podían estar cerca. Lo de For my Friends es verdad, la cago como le sale la potencia a Travis, muy acertada la observación.
marcio
08-Dic-2014 at 1:07 am
yo estaba al medio del publico, casi llegando a la torre de audio y entre temas se escuchaba la musica del escudo, pero fue mas chocante cuando fantomas probó sonido, un desastre.. no pudieron probar sonido antes? cuando vi a machuca contaron que se levantaron como a las 7 pa probar sonido, se hubieran levantado un poco mas temprano los amigos de patton pa hacer lo mismo. lastima que hubiese pasado eso.
María José Martínez-Conde F
08-Dic-2014 at 5:02 pm
Yo también estaba en el lado izquierdo y se escuchaba increíble… excepto cuando Travis cantaba bajo. Para mi estuvieron notables, todos los que estábamos allí sabíamos que la banda no es ni será lo mismo desde la muerte de Shanoon Hoon, pero quisimos disfrutar de la música que aun logran el resto de los integrantes, que por suerte, después de años, encontraron una voz que se le asimila en demasía. Fui afortunada: no escuché la prueba de sonido de Fantomas (tremenda falta de respeto) ni noté cuando repartían revistas. Yo escuché sólidas guitarras, sonidos que se mezclaban con los mismos matices de los discos y un público feliz y agradecido que coreaba las canciones. Es cierto: era un sonido distinto al espíritu del festival, menos potente quizás, pero Blind Melon en sí es mucho menos rockero que todas las bandas que tocaron. Por otro lado, la selección de canciones estuvo perfecta, creo que todos los seguidores preferimos que toquen más de lo antiguo y menos de lo nuevo. PD: …Muy genio será Mike Patton, pero siento que su ego lo está traicionando, primero esta prueba de sonido en medio de Blind Melon, y luego cuando durante su presentación, dijo que la banda que tocaba simultáneamente en escenario Escudo, Hielo Negro, era una mierda. Se pasó…