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Ride y Wild Nothing: Soñado, vivido
Published
4 años agoon
El tiempo vuela, y eso se apreció mucho la noche del martes 30 de abril, cuando comenzaron oficialmente las celebraciones de los diez años de Club Fauna, ciclo de conciertos que ha brindado grandes momentos musicales durante la última década. Para esto, se contaba con dos nombres de lujo: Ride y Wild Nothing, quienes se encargarían de entregar una noche llena de buena música y las instantáneas obligatorias de instancias como estas. Primero, la del regreso de una banda muy querida por el público local, y luego, el debut de otra muy querida y también esperada agrupación, por lo que la noche estaba asegurada para ser una que quedaría plasmada en la posteridad.
Primero, el turno fue de la banda nacional The Ganjas, quienes, un poco pasados de la hora originalmente pactada, ofrecieron un show donde las guitarras y toda la potencia de su sonido estuvo a la orden del día, ejerciendo principal énfasis en la ruidosa orquestación que articula el catálogo del conjunto. Desde la apertura de puertas, el público comenzó a llegar en masa hasta el Teatro Teletón, lo que permitió que la presentación del conjunto nacional gozara con una buena asistencia, pese a ser el acto de apertura. Tras finalizar su set, el escenario comenzó a configurarse rápidamente para lo que vendría, por lo que el público –contrario a lo que suele ocurrir en este tipo de eventos– optó en su mayoría por esperar al siguiente número en vez de retirarse al patio habilitado con venta de comida y bebestibles.
Wild Nothing
Luego de (intentar) solucionar algunos problemas de sonido previo al set, llegó el turno para que Wild Nothing tomara el escenario ante el aplauso de los presentes. El conjunto liderado por Jack Tatum llegó en promoción de su nuevo trabajo, “Indigo” (2018), sin dejar de lado por supuesto otras composiciones de su catálogo, principalmente del álbum “Gemini” (2010), probablemente el más importante de su discografía.
La instrumentación de la banda es el mejor condimento de su presentación, sin duda alguna, pero lamentablemente esta no pudo lucir del todo debido a los constantes problemas de sonido que experimentaron durante su set, lo que se notaba principalmente en las instrucciones que entregaba Tatum al sonidista, pidiéndole subidas, bajadas y diversos cambios para el sonido, a veces muy fuerte, otras veces inentendible entre un instrumento y otro. Sin embargo, eso no fue impedimento para que la banda se luciera y entregara su interesante propuesta de estilos durante su show.
La lista es variada: new wave, indie rock, dream pop, shoegaze, incluso synthpop, se pudieron sentir durante el variado set de los norteamericanos, desplegando canciones como “Nocturne“, “Flawed Translation” o “Summer Holiday“, las que instrumentalmente se desplegaron con una ejecución prácticamente perfecta, sin embargo, una que no era muy clara a ratos debido a los problemas mencionados anteriormente.
Corría la mitad de su presentación, cuando la banda pareció ir tomando esta desventaja a su favor, levantando el show gracias a la respuesta cada vez más y más comprometida de la audiencia, en especial con las canciones de “Gemini“, tales como “Live In Dreams” o también “Chinatown” ya hacía el final, recibida con una reacción entre entusiasmo y sorpresa hacia el conjunto. Y es que, con una gran discografía a cuestas, Wild Nothing ha ido manteniendo un sello que viene derechamente desde la mente de su frontman, Jack Tatum, quien funciona como cerebro y artífice de su sonido, siendo también quien dirige cada una de las piezas que se mueven en el escenario, asegurando que su funcionamiento sea el óptimo.
Ya lo dijo él en múltiples entrevistas: el proyecto es suyo, pero se encuentra en un área indeterminada entre solista y banda. Esa afirmación adopta todo el sentido al notar la gran calidad de sus músicos en el escenario, quienes le entregan una impronta diferente a canciones que surgieron desde un punto para convertirse en una construcción colectiva entre cinco diferentes partes. Bajo ese sentido, son las canciones de “Indigo” las que más resaltaron ese aspecto, principalmente a una mezcla de estilos que se mueve mediante distintas décadas, incluso en una misma canción, así como también la enorme complicidad que todos los integrantes adoptan sobre el escenario, cada uno teniendo claro su papel, y eso se transmite hasta el público.
Hacia el final, “A Dancing Shell” y “Shadow” fueron las encargadas de ir bajando el telón, dando por terminado un show que en entrega y calidad musical fue redondo, pero que lamentablemente el vaivén del sonido le jugó en contra durante distintos puntos. Es cierto que merecía mucho más, pero a final de cuentas todos son baches en el camino y siempre habrá tiempo para una revancha.
Ride
Aunque el retraso en el inicio del evento y los pequeños tropiezos técnicos de Wild Nothing ponían un halo de temor en el ambiente, al mismo tiempo se sabía que Ride era el plato principal y que Club Fauna se caracteriza por que el sonido de sus headliners siempre sea el preciso, y de entrada eso fue lo que ocurrió en un debut soñado, de esos inesperados, que calzan perfecto y se viven pocas veces.
Ride volvió a la carga en 2014, y lo refrendó con el excelente “Weather Diaries” en 2017. Desde ahí que regresó la posibilidad de tener al cuarteto de Oxford en Chile, porque eso calzaba con un nuevo auge de la conciencia shoegaze en el país, el que, en la noche que cerraba abril de 2019 el Teatro Teletón, se replegó para ver un hito. Porque desde “Future Love” –canción que es parte del nuevo disco de la banda, que sale en agosto próximo– la potencia y el control fue total, dejando en claro cómo el material más nuevo se liga efectivamente con aquellas canciones de los primeros años de un conjunto surgido hace poco más de tres décadas.
La confusión arreció cuando el vocalista Mark Gardener dijo que “era bueno estar de vuelta”, pero eso es porque él vino con un show solista en 2007. Antes de ese momento, habían pasado la espiral “Lannoy Point” y el hit “Seagull”, que armó las primeras escaramuzas en el sector de cancha, donde la gente saltó y saltó, por fin viviendo por completo el momento. “Dreams Burn Down” calmó las aguas un poco, en un show donde el disco “Nowhere” (1990) –el gran hito de Ride– fue lo más reverenciado. También hubo espacio para otros trabajos, como “Going Blank Again” (1992), de donde salió la groovy “Twisterella” o “Chrome Waves”, que Andy Bell (el querido Andy Bell) dedicó a Gustavo Cerati ante la sorpresa de muchas y muchos. Esto es porque recién en entrevista con Nicolás Castro en Radio Zero, por primera vez Andy y Loz Colbert supieron de las referencias a Ride en la música de Soda Stereo.
El sonido era el preciso y también el ánimo del público, que lograba sacarle sonrisas a un Mark que estaba muy relajado, al nivel de entender que, dijera lo que dijera, la gente iba a vitorear. Antes, Mark había dicho a un fan que quería que le firmara un disco que “estamos en un concierto, para tocar canciones. Imagino que prefieren eso que una firma de discos”, y efectivamente eso es lo que todos terminaron prefiriendo, con un show de una solidez pasmosa, que además congenia de gran manera lo antiguo con lo nuevo, con “Charm Assault” del 2017 dialogando sin problemas con “In A Different Place”, que data de 27 años antes. Todo también tiene que ver con las capacidades intactas y mejoradas de los cuatro músicos, con Mark cantando increíble (algo que, se agradece, el sonido pudo mostrar con claridad), Andy jugando con su guitarra y los efectos como el maestro que es, Steve Queralt en su mundo con el bajo a veces de espaldas al público concentrado en ese amplificador, y Loz con momentos para brillar en la batería, como al final de “Seagull” o de “Taste”. Una unidad que funciona de forma perfecta en el escenario.
Cuando llegó “Vapour Trail” la gente pudo sacar la voz aún más, incluso los oyentes casuales, entendiendo también la relevancia de esta canción no sólo para el shoegaze, sino también para las generaciones del indie que sacan páginas de este libro. Escuchar este tema, el más insigne de Ride, también es escuchar los inicios de DIIV, la evolución de Beach Fossils, y tantas bandas más que justamente han pasado por escenarios Fauna, y que en el show de los de Oxford dejan cerrado un círculo perfecto, generando la comprensión completa de estos sonidos que tienen también su fase más noise en la excelente rendición de “Drive Blind”, para luego mostrar por segunda vez “Kill Switch”, canción que aún no se edita porque formará parte del nuevo disco de la banda, “This Is Not A Safe Place”. La potencia con la que el show cierra es innegable, y eso que faltaba un poco más.
El encore tiene joyas para fanáticos, como la calma “Leave Them All Behind” y la sencilla “Polar Bear”, aunque el cierre tenía que ser con algo más antiguo. Presentado como “nuestro primer single”, “Chelsea Girl” gana peso y estructura con los años a cuestas de cada músico. Es un debut soñado, de esos que llenan las expectativas de todos, pero queda el gusto amargo del inicio retrasado y de que Ride quizás tocó menos de lo que podría haber tocado (en São Paulo hubo dos canciones más hace unos días) y es innegable que, en el contexto de una noche que se transformó en un mini-festival, si el primer acto parte tarde, entonces se enrarece el ambiente, o por lo menos la sensación de que todo funcionó al cien por ciento.
Es una rareza en el contexto de Club Fauna, que se caracteriza por cumplir los horarios prometidos y en condiciones óptimas de producción de los espectáculos, y en ningún caso empaña el tremendo show que tuvo Ride, ni tampoco la energía de un público que vivió todo como correspondía a lo histórico de la velada, a la que le bastaron 83 minutos para dejar en claro la solidez del presente, la brillantez del legado pasado, y cómo se viene el futuro para Ride, algo que el público además vivió con energía y altura. Excelente por donde se le mire.
Setlist Wild Nothing
- Nocturne
- Wheel Of Misfortune
- Golden Haze
- Flawed Translation
- Live In Dreams
- Partners In Motion
- Bend
- Summer Holiday
- Whenever I
- Shallow Water
- Canyon On Fire
- Paradise
- Letting Go
- Chinatown
- A Dancing Shell
- Shadow
Setlist Ride
- Future Love
- Lannoy Point
- Seagull
- Dreams Burn Down
- Twisterella
- Charm Assault
- In A Different Place
- Chrome Waves
- Taste
- Vapour Trail
- Drive Blind
- Kill Switch
- Leave Them All Behind
- Polar Bear
- Chelsea Girl
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El fervor por Ghost es algo casi indescriptible, por lo que resulta un éxito total la forma en que los suecos regresaron a nuestro país con su su shows en solitario más multitudinario a la fecha. Tras su última presentación hace siete años, la banda agotó el Movistar Arena presentando “IMPERA” de 2022. Más allá de su nueva era, mucho más transversal y popular, la banda supo cómo entregarse por completo y fijar un espectáculo de primer nivel en las pupilas y tímpanos del fiel público chileno.
Puntuales y secundados por los nacionales de Pentagram, que casi echan abajo el recinto, Ghost se subía al escenario con los primeros y agudos acordes de “Kaisarion”, parte de la nueva etapa de la banda donde los riffs se acercan más al hard rock, los sintetizadores aparecen como destellos y combinan con el look de un Papa Emeritus de traje brillante. El sentido del espectáculo que tiene el grupo, su teatralidad y desplante, han sido parte importante de la carrera de Ghost, que ha transitado entre lo oscuro y lo luminoso. En todas sus encarnaciones, Tobias Forge, ungido como Papa y compañía, añaden elementos que tensionan aún más esa relación de explícita blasfemia y la cautivadora propuesta de rock al estilo King Diamond conoce a Abba. Es ese cruce generacional y de sonido que convierten al grupo en un interesante “hay que ver” en vivo, donde la entrega es total.
“Rats” y éxitos como “From the Pinnacle to the Pit” o “Cirice” continuaron dando vida al setlist que iba y venía entre cambios de vestuario, colores y jugueteos de los Nameless Ghouls, que también entendían de qué iba el espectáculo: una muestra completa de un show que no sólo se queda en la buena ejecución de sonido ni en el virtuosismo. La experiencia completa del ritual local se vio fortalecida por la gran cantidad de niños, niñas y jóvenes que veían, algunos por primera vez, un espectáculo de estas características y que convierte a Ghost en su banda favorita, principalmente motivados por los éxitos virales del grupo como “Mary On a Cross” o “Call Me Little Sunshine”, también interpretadas en vivo y que fueron los puntos altos de la noche. Esa transversalidad saludable y tremendamente interesante de unión musical sólo podía ser opacada por quienes no entendieran que el público hoy en día es así de diverso. La presencia de niños y niñas, además del fervor de quienes pasaron horas esperando entrar, obligó que durante minutos el show se detuviera para ordenar al público, dar un paso atrás y asegurarse que todos disfrutaran a salvo.
Sin mayores inconvenientes, la banda oscurecía el ambiente y el Papa, de traje negro y brillos dorados finalmente aparecería para una nueva etapa del show, liderando la liturgia portando un turíbulo o incensario, un elemento colgante usado por los sacerdotes que expulsa vapor. “Con Clavi Con Dio” y “Year Zero” desataron a la mayoría de los asistentes que al ritmo de los contagiosos versos “Lucifer, we are here / For your praise, Evil One” y el correcto y profundo riff de una de las mejores canciones del grupo. Si incluso la propuesta visual y de luces se adaptó al momento más oscuro de la noche, demostrando el rango de la banda y sus cambiantes intenciones. Y es que la banda cuenta con un relato propio y una propuesta difícil de igualar, dejando a Tobias Forge como un líder y un frontman de verdad, tomándose el show con actitud y una voz de primer nivel.
Es impresionante cómo la banda, que más allá de apropiarse de la estética, el sonido y otros elementos de parte de la familia del metal pero no ser considerados por los puristas del género como pares, convoca, gusta y atrae, al mismo tiempo que se despliegan con total propiedad e insolencia en un explosivo y pirotécnico espectáculo.
Setlist
- Kaisarion
- Rats
- From the Pinnacle to the Pit
- Spillways
- Cirice
- Absolution
- Ritual
- Call Me Little Sunshine
- Con Clavi Con Dio
- Watcher in the Sky
- Year Zero
- He Is
- Miasma
- Mary on a Cross
- Mummy Dust
- Respite on the Spitalfields
- Kiss the Go-Goat
- Dance Macabre
- Square Hammer
*Fotos por Ramón eMe Gómez (@el.eme) para Lotus
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Javier Æøå (@javier_aeoa)
02-May-2019 at 10:13 am
“Sin embargo, eso no fue impedimento para que la banda se luciera y entregara su interesante propuesta de estilos durante su show”
Loco, qué onda. Wild Nothing sonó como el hoyo. Ni el legendario show de Casablancas en Lolla sonó tan mal wn. Si escuchaste el saxofón anda a comprarte un Kino, porque nadie lo logró descifrar.
Salvaje Nada
02-May-2019 at 2:03 pm
Exagerado, y descontextualizando lo que puso el loco acá. Puso que hubo mil problemas y que aún así se pudo escuchar lo que proponía Jack. El saxo sonó poco y nada, sí, pero compararlo al desastre que fue Casablancas es demasiado, el resto sonó bien, no excelente, pero bien.