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Metal Attack: Congregación épica
Desde el momento en que se anunció la realización de esta reunión de viejos conocidos del público chileno, como Testament y Cannibal Corpse, más el soporte de los nacionales Dorso, All Tomorrows y Cerberus, hubo altas expectativas respecto a este mini-festival Metal Attack, porque ambos conjuntos aún están en la primera línea de sus respectivos géneros y en nuestro país están ubicados, sin duda alguna, dentro de los más populares entre los aficionados.
Los actos de soporte para la ocasión están en la misma categoría que los conjuntos estadounidenses, pero en la escena local, destacando la trayectoria y relevancia de Dorso y Cerberus, más la fuerza y precisión de unos más jóvenes pero ambiciosos All Tomorrows. La escuela más clásica de los dos primeros se contrastó con la propuesta más rupturista de los segundos, quienes dentro del cartel, aparecen (en teoría) como los más alejados a esa forma de concebir el metal. A pesar de que todos contaron con un poco menos de tiempo que de costumbre, entregaron actuaciones imponentes, en las que cada banda brilló por sí sola, sumando una primera mitad del mejor nivel, que tuvo como único problema –tal vez decisivo- la estridencia: en secciones de todos los shows el volumen estaba por sobre lo habitual para conciertos de este tipo.
Cerberus
Si hubo algo por lo que todas las bandas de anoche se destacaron, fue por el potente sonido que mostraron en escena. Y Cerberus se hizo notar, demasiado. Siendo los encargados de abrir los fuegos, los chilenos no tuvieron piedad con los oídos de los presentes y pusieron sus amplificadores a tope, para mandarse un set corto pero preciso. Celebrando veinte años de historia, los oriundos de la comuna de La Florida se pararon frente a un contingente reducido, pero bastante entusiasta, donde abundaron las caras jóvenes, quienes de seguro tuvieron su primer encuentro con el death metal de los nacionales.
Dentro de los seis cortes presentados, destacaron las composiciones más recientes del grupo, como “Excrement Of Purgatory” de su nuevo disco “Agony Of Damnation“, y “Darkest Tower”, esta última extraída del disco “Redemption Of Demigod” (2010). El gran final lo puso el clásico del grupo, “Immortal Hate”, que invitó al Caupolicán a crear el primer gran mosh de la jornada.
La breve presentación de Cerberus dejó prendidos a todos los que decidieron correr la maratón completa, tanto así, que el público se motivó a pedir otra canción que, por cuestiones de tiempo, no pudo ser. Los chilenos salieron victoriosos y con la satisfacción de haber destrozado los tímpanos de todos los que disfrutaron de su death metal de vieja escuela.
All Tomorrows
Son las 19:40 horas, y una introducción etérea inunda un Caupolicán en el que no ha cesado el ingreso de asistentes, por lo que el recibimiento a All Tomorrows es considerable. “Kismet” fue una verdadera explosión que de seguro tomó por sorpresa a aquellos que no les conocían o no habían presenciado una performance de los creadores del aclamado “Sol Agnates” (2015), de donde extrajeron el tema homónimo y single de disco para continuar con un aura densa e hipnotizante que se apoderó de varios.
“Undying Seasons” tiene un toque levemente más convencional que la mayoría de las composiciones de AT, aunque jamás pierde esa esencia intrincada. Luego de un breve respiro, ejecutan con precisión una caótica “3 Seconds EBEN”, canción que exige la máxima concentración por parte de los músicos, porque el ritmo es endemoniado y también es una exhibición de la técnica que manejan. “Immanence” pone “las cosas en orden” dentro de una presentación que también sufrió del inconveniente del exceso en el tema del sonido, cuya clausura estuvo en las manos de una dinámica “Dajjal”, que puso a gran parte de la audiencia en movimiento.
En treinta minutos justificaron, por enésima oportunidad, el lugar que se han ganado en cuatro años de trabajo dentro del mundo del metal nacional y que los tiene como uno de los más cotizados en la actualidad.
Dorso
“Pera” Cuadra lo declaraba desde un principio: “Esto ya es una tradición”. Y es cierto, cada vez que Cannibal Corpse pisa un escenario chileno, Dorso está ahí para telonearlos. La legendaria banda chilena va por las tres décadas de historia y su energía en el escenario se mantiene incombustible, y aunque en esta oportunidad no fueron los protagonistas de la noche, se la arreglaron para dejar su marca en el teatro de la calle San Diego. Con “El Espanto Surge De La Tumba”, se dio inicio a una presentación letal, donde destacó el compromiso del público y el sonido de un grupo que cada año reafirma su lugar como una de las instituciones del metal chileno.
“Vampire Of The Night” seguía poniendo a prueba el aguante del fan, en momentos en que gran parte del recinto cantaba a coro las canciones más emblemáticas del cuarteto. “Hoy es miércoles, pero pico, vamos a carretear igual”, exclamó el vocalista, llevándose la aclamación del respetable que lo secundó con sendos circle pits, que se transformaron en los protagonistas de canciones como “Panificator” y el reciente sencillo “Vacalaca”, del disco “Recolecciones Macabras del Campo Chileno” (2012), donde se encendió la primera bengala del concierto.
La triada final vino de la mano de “Deadly Pajarraco”, “Marte Horror Planet” y “Disco Blood”, cerrando un show potentísimo y que siempre gozó de buen sonido. Con el anuncio del octavo disco de estudio, “Gore & Roll”, el cual todavía no tiene fecha definitiva de estreno, nos quedamos con otra gran presentación de los nacionales que, dentro del contexto de este Metal Attack, cayó como anillo al dedo.
Cannibal Corpse
Ya van seis ocasiones en que los norteamericanos han venido a escupir sus grotescas líricas a escenarios nacionales, y parece que nunca nos cansaremos de recibir su brutalidad, porque anoche la fiesta fue de tal magnitud, que casi se nos olvidó que después venía Testament. Luego de su última visita al país, celebrando sus 25 años de trayectoria, Cannibal Corpse regresó para promocionar su más reciente LP, “A Skeletal Domain” (2014), trabajo que los sigue manteniendo en el ruedo, haciendo más de lo mismo, pero más brutales y técnicos que nunca. Independiente de las nuevas canciones que nos presentaron, lo que sobresalió de la presentación del quinteto, fue la entrega absoluta de la muchedumbre maloliente y combativa que se concentró en la cancha, y la performance de una banda que expele brutalidad en cada una de sus notas.
“Scourge Of Iron” y “Demented Aggression” dieron el puntapié inicial con material de “Torture” (2012), y a pesar de ser composiciones relativamente nuevas, la fanaticada respondió con energía a la espera de que llegaran los clásicos más potentes. Y así ocurrió cuando “Evisceration Plague” y “Stripped, Raped And Strangled” hicieron acto de presencia. La cancha se volvió loca y desde las graderías la gente cantaba sobre cómo un hombre que volvió de la tumba fue a buscar a su amada y la violó, torturo y estranguló. La fiesta era completa y el mosh seguía su curso con “Disposal Of The Body” y “Sentenced To Burn”.
El nuevo disco tuvo una sección dedicada exclusivamente para él. “Kill Or Become”, “Sadistic Embodiment” y “Icepick Lobotomy” sonaron realmente brutales, mostrando lo mejor de la etapa actual de grupo, donde la esencia blasfema y pervertida se ve complementada por composiciones mejor construidas y un estilo que se ha puesto al día con lo que se está haciendo en estos tiempos. Sin ser muy populares aún entre la mayoría, se las arreglaron para salir airosas dentro del repertorio. “The Wretched Spawn” y “Dormant Bodies Bursting” fueron la antesala para el mejor pasaje de la presentación de los de Nueva York.
“I Cum Blood” volvía a poner la depravación más desquiciada en nuestros labios y puños, para saciar la sed de sangre con “Unleashing The Bloodthirsty”; hacerse pedazos en el mosh durante “Make Them Suffer”, y “A Skull Full Of Maggots” para hacer una pequeña pausa antes de llegar a la devastación definitiva de la mano del sencillo más “comercial” del grupo. “Hammer Smashed Face” hizo de la planta baja del Caupolicán una zona de guerra, donde muchos cayeron, salieron magullados o simplemente se quedaron atascados en alguna esquina de la batahola que se formó en tres minutos realmente brutales. Si alguien todavía necesitaba seguir machacándose, “Devoured By Vermin”, sirvió para quemar los últimos cartuchos antes de caer en la garras de Testament.
Para algunos la noche llegó hasta aquí, retirándose del teatro con los brazos en alto, completamente sudados y con alguno que otro cototo. Estaban pagados. Cannibal Corpse lo volvió a hacer: sonaron como cañón –cabe destacar la garganta de George Fisher, que estaba a punto-, prendieron a todo el mundo y se mandaron un set bien equilibrado, a pesar de estar promocionando un nuevo álbum. Agradecidos de tanta blasfemia, sólo queda decir que los esperamos con los brazos abiertos y el cuerpo listo para recibir otra paliza.
Testament
La tónica de la jornada fue el retraso mínimo que no sobrepasó los 10 minutos, algo que nunca impacientó a los asistentes, a pesar de que estaban eufóricos después de la masacre que Cannibal Corpse gatilló. Así, llegamos a las 23:10 horas, instante en que una alineación de lujo apareció sobre el escenario: la máquina Gene Hoglan, Eric Peterson y Alex Skolnick en guitarras, un maestro en el bajo, ex miembro de bandas insignes del metal extremo, como Steve DiGiorgio, más el sobreviviente de mil batallas, Chuck Billy. Testament es –según el criterio de quien redacta y como quedó en evidencia anoche– una vez más la banda de thrash más subestimada de toda la camada estadounidense. Su discografía siempre ha estado estrictamente orientada hacia el metal y se ha adaptado en la medida que ha incorporado nuevos elementos, como el death metal o el uso de afinaciones más graves que incluso abarcan el trabajo vocal, demostrando la versatilidad de la voz de Billy, para así nutrir la propuesta y no volverse repetitiva o majadera, como sí le sucedió a algunos de sus contemporáneos considerados “más grandes” o “mejores”, como Megadeth, por ejemplo.
Muestra que confirma lo anterior es “Rise Up”, extraída de su último disco del año 2012, “Dark Roots Of Earth”, donde hay matices de todas las épocas de la banda, pero conjugadas en una versión renovada que busca siempre el lado más filoso y vertiginoso del thrash. Luego, un tema estandarte como “The Preacher” provocó que un asistente de los acérrimos encendiera una bengala, desatando otro circle pit de gigantescas proporciones, de los más grandes de su presentación, que se extendió hasta “Dog Faced Gods”. Continuaron con dos canciones de la era reciente de la banda: “Henchmen Ride”, y una excelente y fresca “Native Blood” que fue presentada en español por Billy.
Desde los días en que ocurrió, de manera muy acertada, el acercamiento que tuvieron hacia el death metal durante la segunda mitad de los noventa, aparecieron “Legions Of The Dead”, de manera vehemente y estrepitosa, y donde Chuck Billy demuestra que es una de las voces más potentes de su generación. Es tiempo de volver al material clásico, así que escogieron dos piezas fundamentales como “Into The Pit”, con especial dedicatoria por parte del frontman, explicando que es una canción acerca de la locura que se desata en sus conciertos, como ahora, así que la respuesta de todos los que llenaron el Caupolicán fue estruendosa; y después “Practice What You Preach”, de su tercer disco que lleva el mismo nombre, donde una audiencia entregada propició que este Metal Attack haya resultado todo un éxito, de acuerdo a lo vivido.
“The New Order” marcó el primer descanso de la banda, quienes abandonaron el escenario todo el tiempo que dura la introducción de “D.N.R. (Do Not Resuscitate)”, del álbum “The Gathering” de 1999 (que tuvo en sus filas a nada menos que Dave Lombardo), para luego reingresar y ejecutarla, seguida por “3 Days In Darkness”. El cierre para esta extensa jornada de metal extremo estuvo a cargo de una cúspide en la trayectoria de la agrupación, como lo es “Disciples Of The Watch” y un bloque del material más moderno del grupo con “More Than Meets The Eye” y “The Formation Of Damnation”, nuevos himnos de Testament, que mira con orgullo su pasado y su presente, porque lo han construido en base a su esfuerzo y convicción en relación a la música, y no sólo con los ojos puestos en hacer más dinero.
Son casi la 01:00 de la madrugada y la gente está extasiada con la dosis que suministró Testament en este Metal Attack. Fue un encuentro donde la eficiencia de la producción y el comportamiento del público dieron como resultado un evento exitoso y completo, a pesar de ocurrir a mitad de semana. Cada uno de los actos nacionales entregó una participación soberbia, que se vio reflejada en todo momento por los asistentes que llenaron el recinto de calle San Diego. Por su parte, los legendarios Cannibal Corpse y Testament legitimaron la vigencia que posee hoy el metal extremo en nuestro país y en el mundo, así que todo indica que seremos testigos nuevamente, en el futuro cercano, de una nueva congregación con tintes épicos como la de anoche.
Por Sebastián Zumelzu y Hans Oyarzún
Fotos por Nicolás Aros
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Lollapalooza Chile 2023: Día 3

Jane’s Addiction
Era el esperado turno de los liderados por Perry Farrell tras su cancelación el año pasado. La banda, que debutaba en Cerrillos en el escenario Banco de Chile, sufrió la baja de uno de sus icónicos integrantes, lo que no fue impedimento para que resolvieran aquella deuda con nuestro país.
Dave Navarro sería sustituido por Josh Klinghoffer, quien de bajo perfil resolvió con oficio y actitud. Así, Jane’s Addiction partía su set con un doblete de “Nothing’s Shocking” (1988), encendiendo el ambiente con “Up the Beach” y “Ocean Size”. Es innegable la calidad e influencia que Jane’s Addiction ha tenido en una generación completa de músicos y público.
Y es que su líder, además de dominar completamente el espectáculo, también ha podido administrar con visión parte de una industria, liderando desde sus inicios la marca Lollapalooza. Hoy, las nuevas generaciones se mezclaron con los viejos emblemas del rock y juntos lograron encarnar la filosofía de cualquier festival donde lo que más importa es la música.
Con el sol golpeando nuevamente sobre las cabezas en un repleto escenario, Perry Farrell se dedicó a hablar e interactuar envalentonado por una botella de vino tinto. El cantante se refirió al calor e incluso al Presidente, provocando la positiva reacción del público. Para quienes buscaban clásicos, la banda deleitó. Repasó sus mejores éxitos y permitió a su guitarrista de emergencia soltarse en pasajes de la incansable “Three Days” y hasta reversionaron “Jane Says” en clave acústica.
Fieles a su estilo, la banda fue acompañada por bailarinas y una puesta en escena tipo burlesque. Jane’s Addiction regresa con el único peso de la experiencia en su espalda, sin intentar demostrar nada nuevo. Sin embargo, su presencia en un festival de estas características es siempre un deleite, agregando siempre un toque de oficio y experiencia.
Alain Johannes Trio
Para Alain Johannes la vida no ha sido fácil. El músico chileno regresaba a nuestro país tras la dolorosa pérdida de uno de sus mejores amigos, Mark Lanegan y parecía que esta sería la mejor oportunidad para un homenaje. Secundado por su banda local, Johannes se subió al escenario alternativo Aldea Verde y repasó gran parte de su nutrida trayectoria musical.
Con una seguridad y un toque de emoción, Johannes entregó una versión casi idéntica de “Can’t Change Me” de Chris Cornell, la cual trabajaron juntos y la frenética “Hangin’ Tree”, dedicada a Lanegan. La riquísima experiencia de Johannes daría para un show muchísimo más extenso e íntimo, con canciones de todos los estilos y generaciones que ayudó a producir.
Sin embargo, el músico se las arregla para condensar aquello y recorrer parte de ese camino musical. Así pasó por su excelente etapa de “Spark” e incluso Eleven, tocando “You’re my Diamond”, entre otras. Johannes es una joya y uno de los puntos altos dentro de la representación local en el festival. El músico, que además gozó de un correcto nivel técnico en el escenario, tiene aún mucho que mostrar hasta ponerse completamente al día con el país que ya logró conquistar.
Twenty One Pilots
Tenían la difícil tarea de ser el reemplazo de Blink-182, los cabeza de cartel. Sin embargo, Twenty One Pilots, saben lo que hacen y ya cuentan con la experiencia y el público chileno en el bolsillo. Así, el dúo se presentó sobre el escenario Costanera Center tras el eléctrico y psicodélico show de Tame Impala, marcando un quiebre en cuanto a lo que necesita cada número para resaltar.
Los norteamericanos tienen una base fiel de seguidores que pacientemente los esperó y se alegró de que, pese a que no estaban haciendo giras, hayan podido regresar a nuestro país. Aquello no fue impedimento para que el dúo de Tyler Joseph y Josh Dun se entregaran al máximo con un show renovado y con sorpresas.
Totalmente encapuchados, los músicos saltaron a escena con los primeros acordes de “Guns for Hands” y “Morph”, con Joseph acompañado del piano en todo momento. No fue sino hasta “Holding on to You” que la banda ya tenía cautivado al grueso de los asistentes que se hacían camino entre quienes ya abandonaban el parque.
Siempre al piano, el carismático líder se apoderaba de todo el escenario hasta que se apoyaron por primera vez con banda, dejando al dúo al descubierto para el espectáculo. La parte más interesante de la noche estaría a cargo de una sección de trompeta que incluyó guiños a Chico Trujillo y Los Jaivas, desatando la locura de los asistentes.
Una banda de estas características sabe bien cómo encantar y respetar a su público. Con pequeños detalles y una entrega siempre al cien, lograron emocionar y también consolar a quienes veían con resignación al reemplazo de su banda favorita. Pero para eso, la banda tendría otra sorpresa más: despachar un cover de “First Date” y prender a todo el parque. Casi como agradecimiento por las casualidades de la vida que los devolvió a Chile, la banda se plantó como siempre con un show impecable y divertido.
Pese a las dificultades que surgieron tras la repentina cancelación de Blink- 182, plato fuerte de la versión 2023 de Lollapalooza Chile, el festival que ya cumple 11 años logró salir ileso una vez más, encantando y cautivando a un público que encontró en la variedad un refugio. Si bien el choque generacional fue demasiado dramático en esta nueva versión, terminó convenciendo y reuniendo a casi todos por igual, que disfrutaron de lo que ofrecieron números como Billie Eilish, Rosalía o Tame Impala.
Son esos detalles los que encarnan la filosofía de un festival que ya cumple más de una década y que contó, una vez más, con su fundador como parte del cartel. Si hoy fallaron artistas, sus reemplazos dieron el ancho y congregaron mas no dividieron. Durante las tres jornadas de un nuevo y caluroso marzo, Lollapalooza Chile sigue dando muestras de ser un festival para todos los gustos y con presentaciones de primer nivel, pese a las críticas -válidas- de su otrora público objetivo. El festival se consolida, encanta pero aún no convence tras su segundo año en el Parque Bicentenario de Cerrillos. Será tarea aún pendiente mejorar los accesos y otros puntos al interior del recinto para que la experiencia sea aún más accesible y cómoda.
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