El segundo día de Maquinaria, estuvo marcado por una presencia más heterogénea de música que el primero. Eso y un número de público menor.
Al igual que la primera jornada, algunos de los platos fuertes de la joranada, fueron artistas que ya tenían noción de estas tierras, tal como sucedió con Faith No More, Megadeth y Chris Cornell.
Todo comenzó una vez más en el Lenovo, escenario que, instalado en la ‘entrada’ del festival, siempre logró interesar a algunos de los que iban llegando, gente que se quedaba sentada en el pasto, o se acercaba al escenario. Y esta vez sucedió como una mañana de picnic con el Dj Luis Flores, quien acompañó su presentación por más de 30 minutos sólo con un par de tipos bailando frente a él, ya que a esa misma hora, en el Claro Sony Ericsson Stage, se presentaba la única agrupación chilena en uno de los escenarios “grandes”, Movimiento Original, haciendo vibrar con su ritmo urbano a unos 500 asistentes, y que terminaron siendo más de 3 mil.
Terminado Dj Flores, fue el turno de Gepe. Aunque su comienzo con “Esgrima” sonó particularmente patético, el sonido logró arreglarse rápidamente para dar paso a una selecta batería de canciones, donde Daniel Riveros –Gepe-, se hizo acompañar en la guitarra por Milton Mahan (Denver) y en el cello por Felicia Morales. La energía que Gepe potencia en la batería –como en los mejores tiempos de Taller Dejao- acaparó a decenas de personas que iban llegando de a poco al Club Hípico, entre ellas las que creían que Gepe sólo es una conspiración hipster. El nacional hizo a todos saltar sobre el césped con canciones como “Alfabeto”, “La Bajada” y “Lambada”, cover con el cual cerró.
Mientras tanto en el Transistor Stage, se hacía presente el japonés Miyavi, que en su tercera visita al país, tenía su séquito de admiradores, acompañados por un potente sonido en las guitarras. El japonés toco casi hora y media y su público de a poco iba mezclándose con los fans de Sonic Youth, que gradualmente comenzaban a llegar.
Y mientras Francisca Valenzuela en el Lenovo Stage hacia gala de sus canciones más conocidas, los españoles de Violadores del Verso calentaban motores con su hip hop en el Claro Stage, a la espera del comienzo de los números “grandes” de la tarde.
A las 17.30 casi exactas, se hizo presente el primer número fuerte de la jornada, los neoyorkinos de Sonic Youth tenían a sus expensas un nutrido público y, como los grandes músicos que son, cumplieron con creces. Su show contó con un variado setlist, con canciones como “Death Valley ’69”, “Drunken Butterfly”, “Sugar Kane”, y la versión extendida, y en extremo ruidosa, de “Teenage Riot”. Y es por esto que por segunda vez demostraron por qué llevan décadas siendo una de las bandas más respetadas de la escena rockera mundial. Steve Shelley, Kim Gordon, Lee Ranaldo y Thurston Moore son una raza casi extinta de músicos actualmente, la actitud de Sonic Youth llega a un nivel poco comparable, con una marca registrada en sus incansables riffs de guitarra. Y nuevamente para felicidad de muchos contaron entre sus filas con Mark Ibold, bajista de Pavement. ¿Acaso será verdadero el rumor que corre que la de Maquinaria fue la penúltima presentación de Sonic Youth? El tiempo dirá.
En el Lenovo Stage, casi en paralelo con Sonic Youth, hacían su primera presentación en Chile los veteranos Inspiral Carpets, que a pesar de contar con sólo un mega hit – el conocido “Saturn 5”- recordaron el sonido shoegazzer de Manchester, ante un público algo menor.
Ya en el ocaso de la tarde, llegaría el hijo de Bob Marley, Damian Jr. Marley, para hacer presente el sonido reggae. Recordando los éxitos de su fallecido padre, y con una buena banda de apoyo, logró entusiasmar a los presentes con canciones como “Road To Zion”, “Get Up Stand Up”, “Could You Be Loved”, y “Welcome To The Jamrock”. Cabe señalar que, a esas horas de la tarde, el sonido parecía ser una barrera superada en todo sentido, contando incluso con mejor calidad que el primer día.
Y de vuelta en el Lenovo Stage, aparecía Gui Boratto en vez de el ex líder de LCD Soundsystem, James Murphy, debido a retrasos del artista, que finalmente actuaría pasadas las 21.30 horas, pero que finalmente logró apoderarse de uno de los mejores sonidos electrónicos de la jornada.
A las 20.30 comenzó uno de los shows más esperados. El trío californianio Primus apareció ante el fervor del público, con esa faceta casi teatral de su vocalista Les Claypool, que es considerado uno de los mejores bajistas de la historia, y con mucha razón, ya que Primus se encarga de dejar siempre en primera persona al bajo y el dinámico registro vocal de Claypool. Llenaron todos los espacios con solos instrumentales perfectos, un sonido estudiado en el que Claypool se lleva todo el protagonismo y lleva incluso a la base rítmica a un lugar, por momentos, muy secundario. En una hora y media hicieron un repaso en extenso de sus singles más famosos como “Wynona’s Big Brown Beaver”, “Tommy The Cat” y una espectacular versión de “My Name is Mud”. Músicos de excelencia en amplio sentido.
Casi puntual comenzó el cierre del Claro Stage Con “Carmina Burana”, Snoop Dogg partió de la forma más grandilocuente su show lleno de adornos. El hip hop más purista presente en el festival, con números de baile, y aquellos simbolismos de la cultura gangsta rap de Estados Unidos. Regalando canciones propias, como de otros grandes del hip hop mundial, como 50 Cents.
La comunicación con el público fue a ratos demasiado reincidente, pero para armar la fiesta de proporciones que Snoop armó, nunca serán suficientes las veces que coree el nombre de Santiago, los Say Hoooo!, o los Claps your hands!
En el Lenovo Stage, con retraso de una hora, Crystal Castles montó un show de doce canciones, en donde Alice Glass interactuó con el público de manera peligrosamente cercana. “Alice Practice”, “Baptism”, “Celestica” y” Not In Love”, fueron algunas de las canciones que desataron el sonido. El gran final (al menos en este escenario) llegaría casi en paralelo, de la mano del productor canadiense Tiga, que encendió la fiesta absoluta y que de hecho fue quien le puso candado a esta edición de Maquinaria Festival 2011.
Y en el Transistor Stage, todo llegaría a su fin con la segunda presentación de Stone Temple Pilots en menos de un año en Chile. El cuarteto de San Diego apareció puntual sobre el escenario. Un sonido perfecto para un show duró demasiado poco. Hay que ser justos con STP, sin haber demostrado nada muy nuevo que diferenciara su show anterior, salvo por aquel regalo sónico de “Big Bang Baby”, esta oportunidad se notó una mayor entrega de sus músicos, principalmente de su líder Scott Weiland, quien trataba de contrarrestar sus notorias falencias vocales con una gran entrega sobre el escenario. Los momentos álgidos de la noche llegarían con “Vasoline”, “Between The Lines”, “Plush”, “Sex Type Thing” y el final con “Trippin’ on a Hole in a Paper Heart”. Pese a la corta duración, se sintió como el mejor término de fiesta.
Y así culminó la segunda entrega de Maquinaria Festival, ya no como novatos y con algunas cosas aún por mejorar. La organización tendrá mucho trabajo intentando contar la próxima vez con el 100% de los servicios prometidos, pero seguramente comenzarán a trabajar con la tranquilidad de haber contado con una parrilla de artistas de calidad y una entrega sonora bastante positiva.
Esperemos que la versión 2012 siga creciendo y haga de Maquinaria, uno de los festivales de rock más grandes de la región. Al menos, entusiasmo en Chile hay. Porque definitivamente quedó claro que somos un país rockero con alma noventera.
Por Pamela Cortés
Foto por Sebastián Rojas