No sabes cuánto te esperé. Así declama la canción “Ven Aquí”, que también da nombre a la gira de reunión de Los Bunkers. Una frase que no podría ser más elocuente para ilustrar lo acontecido durante un show que se agotó a los pocos días que fuese anunciado, hace casi un año. Luego de una actuación sorpresa en Club Blondie, este sábado 11 de marzo se celebró el primero de dos conciertos consecutivos en el Estadio Santa Laura. Una vuelta a lo grande, que se consignó como un merecido antecedente a sus próximas fechas en Viña del Mar y Concepción, confirmando el arraigo de la banda en la memoria popular de este país.
Si bien la aparición de Los Bunkers sería recién pasada las 21 horas, Cancamusa fue la artista indicada para comenzar con la música dos horas antes. Un nombre que resulta coherente en muchos aspectos; ya sea por su confeso fanatismo a la banda de Concepción, las colaboraciones realizadas con Lanza Internacional, o su relación estrecha con México. Con franqueza y sencillez, el proyecto liderado por Natalia Pérez recibió los aplausos de un público respetuoso y atento, particularmente durante la interpretación de “Horas Contigo”. A veces con guitarra y otras sólo con micrófono, la frontwoman fue capaz de asumir el desafío y sumarse a una jornada que a todas luces traería momentos memorables.
Una vez caída la noche, los anfitriones comenzaron con un espectáculo que el público esperó con insólita paciencia. Al ritmo de “Solsbury Hill” de Peter Gabriel, el quinteto puso en contexto un show con conceptos claros, tales como el retorno al hogar, el rol que cumplen como eslabón dentro del comúnmente denominado rock chileno y el encuentro con un cancionero consolidado. Sin miedo a exponer todo lo que son capaces de hacer, la velada abrió rápidamente con “Miéntele”, “Te Vistes y Te Vas” y “Yo Sembré Mis Penas De Amor En Tu Jardín”, dejando al descubierto la cuidada puesta en escena para la ocasión. Además del habitual uso de pantallas, luces y drones, una pasarela se adentraba hacia el centro de la cancha del Estadio Santa Laura.
Pese a lo vistoso de la escenografía, la estructura presentada en el setlist de Los Bunkers fue el verdadero encargado de garantizar el carácter histórico de la jornada. El clásico “Las Cosas Que Cambié y Dejé Por Ti” recordaba aquella fuerte influencia del rock británico de los sesenta. Por otro lado, canciones como “Santiago De Chile” y “Quién Fuera” dieron una primera visita hacia las versiones de Silvio Rodríguez; mientras que “Una Nube Cuelga Sobre Mí” fue el momento que Francisco Durán dedicó para saludar a los niños presentes en, quizás, el primer concierto en sus vidas. En pleno desarrollo de aquella transversalidad generacional, la banda aprovechó de lanzar una canción inédita titulada “Rey”, donde se aborda el valor de autodefinirse sin miedos y se posiciona en discusiones contemporáneas.
El incesante intercambio de guitarras entre los hermanos López y Durán es otro aspecto del quinteto que no pasa desapercibido y da cuenta de una versatilidad que favorece al espectáculo. “Ahora Que No Estás” fue la ocasión para resaltar el virtuosismo musical de la banda, durante una improvisación sicodélica, donde cada integrante supo sacar el mejor provecho de su instrumento. Pero si de momentos destacables se trata, la sección electroacústica, con Mauricio Basualto al bombo, permitió ver con mayor claridad la vinculación que tienen con la raíz folclórica y la canción latinoamericana, siendo “La Exiliada Del Sur” una de las canciones de mayor conexión con el público.
De vuelta hacia el sonido más estridente, Álvaro López invitó al público a sumarse en clásicos rocanroleros como “Fantasías Animadas De Ayer y Hoy”, con una sólida participación de Francisco en la harmónica y la acelerada “Pobre Corazón”. Con muchos éxitos por delante, Los Bunkers hizo corear al estadio de Independencia con “Nada Nuevo Bajo El Sol”, “Canción Para Mañana” y “No Me Hables De Sufrir”; no sin antes despedirse con “Bailando Solo” y “Ven Aquí”, ofreciendo una perspectiva bailable que coronó a una reluciente bola de cristal como el broche final para lo que se transformó en una fiesta.
Con unas cuantas canciones en el tintero, “Entre Mis Brazos” fue una merecida vuelta a los orígenes de la banda, mientras que “El Necio” levantó la energía para un cierre eufórico. Tal como lo asumía gran parte del público, “Llueve Sobre La Ciudad” y “Miño” consagraron un repertorio que no se ausentó entre sus canciones más reconocidas. Sin embargo, el verdadero final se dio en un segundo encore, concluyendo definitivamente con “La Era Está Pariendo Un Corazón”, otro cover del trovador cubano que ayudó a despedirse con especial emotividad y una sincera reverencia a su público.
Más de treinta canciones fueron las repasadas por el conjunto de Concepción, donde la calidad sobresaliente y la mixtura de influencias demostraron el por qué son capaces de abordar un público que es indiferente a las generaciones y continúa adhiriendo adeptos. En su primera jornada en el Estadio Santa Laura, Los Bunkers reiteran algo que ya no debería sorprender a nadie, encumbrándolos dentro de los grandes hitos de la memoria musical de Chile, con un repertorio extenso que alcanza el cariño popular.
Setlist
Miéntele
Te Vistes y Te Vas
Yo Sembré Mis Penas De Amor En Tu Jardín
Santiago De Chile (original de Silvio Rodríguez)
Quién Fuera (original de Silvio Rodríguez)
Una Nube Cuelga Sobre Mí
Las Cosas Que cambié y Dejé Por Ti
No Necesito Pensar
Rey
Ángel Para Un Final (original de Silvio Rodríguez)
Cura De Espanto
Deudas
Nada Es Igual
Vida De Perros
Ahora Que No Estás
La Velocidad De La Luz
Pequeña Serenata Diurna (original de Silvio Rodríguez)
La Exiliada Del Sur (poema original de Violeta Parra)
El Detenido
Si Estás Pensando Mal De Mí
Fantasías Animadas De Ayer y Hoy
Pobre Corazón
Nada Nuevo Bajo El Sol
Canción Para Mañana
No Me Hables De Sufrir
Bailando Solo
Ven Aquí
Entre Mis Brazos
El Necio (original de Silvio Rodríguez)
Llueve Sobre La Ciudad
Miño
La Era Está Pariendo Un Corazón (original de Silvio Rodríguez)
Pasó más de una década para que The Mars Volta regresara a nuestro país, y pese a que tenían nuevo material bajo el brazo, el proyecto a cargo de Omar Rodríguez-López y Cedric Bixler-Zavala se presentó ante su fiel fanaticada en el Movistar Arena con una impronta distinta al típico tour de promoción, muy por el contrario, centraron sus esfuerzos en una celebración a su obra y a la carismática sinergia que elaboran en el escenario, dando espacio para que una lluvia de melodías se deslizaran como conjuros desde sus instrumentos hacia la audiencia. Todo ese ritual, evidentemente, estuvo antecedido por un acto local que esta vez corrió a cargo de Miguel Conejeros y su proyecto F600, quien amenizó la jornada con distintas mezclas y una electrónica de tintes eclécticos y mucha sustancia, recibida respetuosamente por los asistentes que llegaron más temprano.
Ya entrada la hora del plato estelar, la agrupación salió a escena con unos minutos de retraso pero con una intensidad marcada desde el primer acorde. De entrada es evidente que la banda ya no es la misma, pero no por tener una formación diferente, sino más bien por la forma en que la dupla de Cedric y Omar se desenvuelven en el escenario como dos fuerzas imparables, y en ciertas lógicas completamente opuestas. Mientras la ceremonia entra en tierra derecha con “Vicarious Atonement”, ambos músicos entran en un diálogo que es sostenido por una banda que, de manera impecable, se concentran en sacar el mayor provecho posible para hacer brillar a las dos piezas centrales de esta maquinaria sonora.
La fuerza creativa del dúo está más desatada que nunca y, aunque esos elementos comunes que se encuentran en todos sus proyectos siguen inevitablemente ahí, la mejor forma en que la banda comprueba su identidad es en demostrar su inigualable manera de interpretar. Es así como composiciones gigantes de la talla de “L’Via L’Viaquez”, “Cicatriz ESP” o “The Widow”, encuentran su espacio dentro del setlist de manera excepcional, así como también pese a ser parte de distintos discos logran desencadenar una secuencia precisa con cada movimiento.
Esa capacidad anteriormente mencionada también encuentra atisbos de modernidad con canciones como “Shore Story”, por ejemplo, que se presenta como una composición que perfectamente puede sonar en una radioemisora junto a artistas de música más alternativa. Sin mayores tapujos, es como también puede sonar una exploración más arriesgada con “Drunkship Of Lanterns”, demostrando las distintas caras de TMV en todas sus capas sonoras.
Como toda buena banda de progresivo, The Mars Volta es un espectáculo de cocción lenta y una digestión incluso más pausada, debido a que los constantes juegos de guitarras, batería y cambios de ritmo a toda velocidad se van articulando poco a poco en un show que no transita entre la calma y la tempestad, sino que entre la intensidad y la elegancia de la interpretación, dando como resultado un sonido más aterrizado y robusto, sin exponer muchas fracturas en el camino.
Pingback: Galería fotográfica de Los Bunkers @ Estadio Santa Laura | HumoNegro.com