Era temprano, y antes estuvo Tinariwen en el otro escenario principal, por lo que compleja era la tarea que tenía por delante Vintage Trouble en su debut en Chile, en el marco de la sexta versión de nuestro Lollapalooza. Compleja porque la cantidad de gente a unos minutos de iniciar su espectáculo era mucho menor a la del sábado a la misma hora, y también compleja porque era de las bandas menos conocidas en Chile antes del festival, pero en 45 minutos todo ello estaba destinado a cambiar.
En medio de una intro de blues muy clásico, y con puntualidad, el cuarteto entró al escenario y la atención de la gente apostada en el campo, y también de quienes caminaban casuales tras ingresar al Parque O’Higgins, fue capturada por los primeros arranques vocales de Ty Taylor que daba el vamos al show con “High Times (They Are Coming)” a capella, con una ligereza que sería quebrada tras la entrada de los instrumentos, y allí Vintage Trouble mostraba la cara más atractiva de sus múltiples facetas, generando una fiesta que crecería con el correr de los minutos.
La figura de Ty Taylor de inmediato fue central, y su capacidad de moverse por todo el frente, convocar al público a cantar y agitarse de ciertas maneras, y también sus movimientos claramente adaptados del catálogo más clásico de James Brown, lo convertían en un frontman completo. Por otra parte, Nalle Colt en guitarra, Rick BarrioDill en bajo, y Richard Danielson en batería no lo hacían nada mal. A diferencia de otras agrupaciones que gozan de un vocalista carismático y capaz de llamar la atención por sí solo, en VT el resto de la banda también se encarga de generar gestos e interacción con el público, y hacer del concierto un espectáculo.
Tras la sensual “Pelvis Pusher”, que generó cánticos de “mijito rico” por parte de un público que se multiplicó tras los primeros 15 minutos, todo bajó un poco el ritmo con “Doin’ What You Were Doin’”, y allí quedaba claro para quienes se preguntaban acerca del rollo de la agrupación que eran más que un acto para bailar y pasarlo bien. No por nada VT reconoce una influencia amplia del soul, como indicó en entrevista con HumoNegro el guitarrista Nalle Colt, y eso se vio a lo largo del espectáculo que se volvió de culto para Lollapalooza 2016 en “Run Like The River”.
Ty canta y hace que la gente cante, tal como en el resto del show, pero en medio de este tema se pone a recorrer los pasillos, se encarama sobre las rejas y entona versos frente a un público que, si antes ya disfrutaba, con esta triquiñuela se volvió loco, y más aún cuando Taylor se sube a la tarima de una de las cámaras del streaming y ondea la bandera chilena que un fan le entregó, tras lo cual nuevamente sube a la reja y hace que el público lo lleve de vuelta al escenario, nadando sobre la gente, que ya a esas alturas sumaba a muchos de los “curiosos” que sólo pasaban por ahí. Una postal que se une a esos clásicos de Lolla.
Tras tal acción, el epílogo llegaba en la forma de “Nobody Told Me” para un respiro antes del gran final con “Strike Your Light (Right On Me)”, donde ya la gente estaba siendo parte del gran coro con pinta de góspel improvisado que montó Taylor, mientras que podíamos admirar lo eficiente y aun así frescos que sonaban Colt, Dill y Danielson, pese a tocar estilos que gozan del reconocimiento nostálgico popular. Un show redondo que fue parte de lo mejor de esta edición de Lollapalooza, y una apuesta que dio muchos réditos a los pocos que se atrevieron a tomarla y que sin duda comentarán con orgullo y cierta mística al decir “sí, yo estuve ahí”.
El presente de Tom Morello, actualmente en un intervalo tras la cancelada reunión de Rage Against The Machine en 2022, pareciera ser inquieto pero incierto a la vez. Enfocado en trabajar en nueva música junto a su hijo y colaborar con diversos proyectos que lo buscan, el guitarrista emprende un nuevo viaje solista, esta vez como un recorrido-homenaje a su extensa y vital carrera, sin dar demasiadas luces sobre el futuro de su proyecto principal pero entregando pequeños bocados de lo que podría ser.
Con un Teatro Caupolicán repleto pero a media capacidad, la expectativa era más que alta para ver en nuestro país, una vez más, al legendario músico. Luego de la intensa presentación de Cler Canifrú quien abrió los fuegos, Morello saltó a escena con “Manifiesto” de Víctor Jara de entrada, una imagen del Negro Matapacos en pantalla gigante y los acordes de “One Man Revolution”, de su proyecto The Nightwatchman como primer track. De ahí y sin descanso, el músico despachó, acompañado de su guitarrista en voz, “Let’s Get the Party Started” (colaboración junto a Bring Me The Horizon) y “Hold The Line”.
Con el público ya prendido sólo faltaba un discurso inicial antes de desatar la locura y exponer sus pergaminos musicales. En tan sólo un par de minutos, Morello se paseó por riffs (y nada más que las intros) de “Bombtrack”, “Know Your Enemy”, “Guerrilla Radio” y “Sleep Now In The Fire” de Rage Against The Machine, dando sólo una pincelada de hits en un particular medley, que además incluyó un homenaje a Chris Cornell con “Like A Stone”, la única canción interpretada de inicio a fin. De allí en adelante, Morello y su banda recorrieron covers y reversiones e incluso una tibia interpretación de “Gossip”, el último hit de los italianos Manëskin que cuenta, justamente, con Morello como invitado.
¿Qué es lo que hace diferente a Tom Morello? Más allá de su inconfundible sonido e impronta o haber formado parte de importantes bandas y ser portavoz de himnos, el músico tiene una personalidad propia que bien se ve más allá de esas luces, sin embargo, pareciera ser que la música y los fans siempre lo arrastra a su personaje. Ejemplo de ello la lectura de porciones del público en donde cada acorde inicial era potencialmente un hit de RATM. En ese sentido, la presentación de Morello se vuelve a ratos inentendible, fuera de contexto, indescifrable. Tom Morello podría más que una tonelada de wah, octavador y un recorrido de hits en formato karaoke. Es su carisma, talento y visión, además, lo que lo posiciona como un músico querido y respetado, pero que cuesta sacar del pasado.
Por ello, la decisión de un repaso más que un show completo y preparado en clave solista no le hace justicia al guitarrista, quien tiene argumentos mucho más interesantes para presentar como su acercamiento al folk con The Nightwatchman. Allí, el músico prueba y arriesga tomando guitarras acústicas y explorando en fondo y forma (“World Wide Rebel Songs” y “Keep Goin’”). El show, divertido y con una ejecución correcta, vuelve a un estado de mixtura con nuevos covers y reversiones de pequeños saldos de diferentes etapas, para coronar la jornada con “Killing In The Name”, cantada a pulso con todo el teatro y “Power To The People” de John Lennon como punto final. Tom Morello sella un nuevo paso por uno de sus países favoritos con un público fiel y cómplice, apañador y motivado, que da solidez a un show que a ratos puede parecer sólo un singular ejercicio de nostalgia.
Setlist
One Man Revolution (original de Tom Morello: The Nightwatchman)
Let’s Get The Party Started
Hold The Line
Bombtrack / Know Your Enemy / Bulls On Parade / Guerilla Radio / Sleep Now In The Fire / Cochise (originales de Rage Against The Machine y Audioslave)
Like A Stone (original de Audioslave)
Voodoo Child (original de Jimi Hendrix)
GOSSIP (original de Manëskin)
Lightning Over Mexico
Secretariat
Cato Stedman & Neptune Frost
Rat Race / Battle Sirens / Where It’s At Ain’t What It Is / Prophets Of Rage / Harlem Hellfighter / Can’t Stop The Bleeding / Bullet In The Head (Tom Morello/Prophets Of Rage)
Keep Goin’
World Wide Rebel Songs (original de Tom Morello: The Nightwatchman)
Testify / Ghetto Blaster / Half Man Half Beast / Born of A Broken Man / Freedom / Snake-charmer (originales de Rage Against The Machine)
Vigilante Nocturno
The Ghost Of Tom Joad (original de Bruce Springsteen)
Killing In The Name (original de Rage Against The Machine)