Es fundamental entender una de las características principales que debe contener un line up de categoría para un festival. Lollapalooza Chile ha traído muchos artistas que cuentan con un catálogo de himnos, como The Killers (2011), Foo Fighters (2012), Pearl Jam (2013), Arcade Fire (2014) o The Smashing Pumpkins (2015), aunque también existen quienes mantienen vivo el legado de sus bandas madres, pero con el desafío de superar lo logrado en esa etapa de sus vidas. Ejemplos de aquello son Johnny Marr (2014), Robert Plant (2015) o Jack White (2015), quienes entregaron shows llenos de canciones más que presentes en el soundtrack de nuestras vidas. Bajo esta premisa, la edición 2016 contó con nombres que debieron realizar esa tarea: Brandon Flowers revivió éxitos de The Killers, mientras que Albert Hammond Jr. se avocó a presentar nada más que su faceta en solitario, dejando de lado su trabajo en la banda The Strokes. Curiosamente, Noel Gallagher realizó ambas tareas, entregando sus legendarias composiciones con Oasis y repasando una carrera solista que le ha valido muy buenas críticas con sus dos álbumes de estudio. Gallagher y su banda High Flying Birds interpretaron un set lleno de emociones, logrando que el público coreara cada una de sus canciones.
Pasaban los minutos y Noel no se aparecía por el escenario, lo que generó el descontento del público y las pifias no tardaron en sonar. Alrededor de 15 minutos después de lo planeado, el músico ingresó junto a su banda para interpretar “Everybody’s On The Run”, dando inicio a un show un tanto escueto y apurado, pero que no disminuyó su intensidad en ninguna canción. Esto se debió a la perfecta elección de setlist que el ex Oasis escogió para su presentación, arremetiendo con “Lock All The Doors” e “In The Heat Of The Moment”, ambas de “Chasing Yesterday” (2015), álbum que se encuentra presentando durante esta gira.
Fueron pocas las veces que Gallagher se dirigió al público durante el show, la primera para presentar “Riverman”, siendo intervenciones bastante breves. Luego de “The Death Of You And Me”, Noel se tomó el tiempo de dedicar una canción a todos los fans de Oasis, “You Know We Can’t Go Back”, manifestándoles (un tanto irónicamente) mediante su letra que la banda no se reunirá jamás. Sin embargo, los fans de su banda madre fueron premiados con una pequeña sección en recuerdo a la banda inglesa. En eso sonó “Champagne Supernova” y “Half The World Away”, con guitarra acústica en mano, uniendo a todos los presentes y transformando al VTR Stage en un karaoke. La fuerza que caracterizó a Oasis también se hizo presente con una desatada y eléctrica versión de “Listen Up”, que junto a “The Mexican” entregaron un poco de rock a una presentación que sostuvo gran parte de su tiempo en canciones más pausadas. “Digsy’s Dinner” recordó los tiempos de “Definitely Maybe” (1994), el excelente debut de los de Manchester, que mantiene vivo su legado gracias a una discografía llena de himnos, canciones que al día de hoy siguen uniendo generaciones.
La emoción fue un factor clave en el set, esa potencia e impacto que generan los coros compuestos por Gallagher en sus canciones tuvieron a un público rendido coreando cada una de las canciones, como en “If I Had A Gun…”, donde el músico intervino antes de su interpretación agradeciendo a todos por estar presentes y preguntándoles su opinión acerca de lo que fue el festival: “¿Quién fue el mejor este fin de semana?”, preguntó, acto seguido la audiencia lo apuntó señalándolo a él como lo más destacado, con lo que sólo rio diciendo que no estaba tan seguro de la respuesta. Una de sus canciones más queridas llegó de sorpresa, “Wonderwall”, verdadero himno de estadio, se transformó en una de las más celebradas de la noche gracias a su estatus de clásico. “AKA… What A Life!” comenzó a despedir una presentación cargada de emociones; Noel pide que veamos el show de Florence + The Machine y le demos su apoyo antes de entregar uno de los momentos más emocionantes en la historia del festival, “Don’t Look Back In Anger”, coreada de principio a fin. La emoción se sentía en todos lados, todo era gritos, sonrisas y llantos de alegría, el poder de la música había logrado lo que mejor sabe hacer: unificar a la gente.
A pesar de los cortes que sufrió su presentación (dejando a “Dream On”, una de las más esperadas, fuera del repertorio), Gallagher logró que el público se rindiera a sus pies, todo gracias a una impecable performance y la buena selección de su catálogo solista y sus clásicos junto a Oasis. Pocas veces el Parque O’Higgins ha vivido momentos como este, en especial por la interpretación de “Don’t Look Back In Anger”, lo más emocionante que se vivió durante estos dos días de música según este redactor. La vida sigue y a Noel se le ve mejor que nunca, ya no es necesario mirar atrás y revivir algo que quizás no vuelva a ser lo mismo. Este constante avance hacia el futuro nos permite recibir buena música por parte de Gallagher, quien últimamente ha entregado sus mejores composiciones en años. Oasis seguirá como la leyenda que es; mientras los pájaros sigan volando alto, su legado jamás morirá.
El presente de Tom Morello, actualmente en un intervalo tras la cancelada reunión de Rage Against The Machine en 2022, pareciera ser inquieto pero incierto a la vez. Enfocado en trabajar en nueva música junto a su hijo y colaborar con diversos proyectos que lo buscan, el guitarrista emprende un nuevo viaje solista, esta vez como un recorrido-homenaje a su extensa y vital carrera, sin dar demasiadas luces sobre el futuro de su proyecto principal pero entregando pequeños bocados de lo que podría ser.
Con un Teatro Caupolicán repleto pero a media capacidad, la expectativa era más que alta para ver en nuestro país, una vez más, al legendario músico. Luego de la intensa presentación de Cler Canifrú quien abrió los fuegos, Morello saltó a escena con “Manifiesto” de Víctor Jara de entrada, una imagen del Negro Matapacos en pantalla gigante y los acordes de “One Man Revolution”, de su proyecto The Nightwatchman como primer track. De ahí y sin descanso, el músico despachó, acompañado de su guitarrista en voz, “Let’s Get the Party Started” (colaboración junto a Bring Me The Horizon) y “Hold The Line”.
Con el público ya prendido sólo faltaba un discurso inicial antes de desatar la locura y exponer sus pergaminos musicales. En tan sólo un par de minutos, Morello se paseó por riffs (y nada más que las intros) de “Bombtrack”, “Know Your Enemy”, “Guerrilla Radio” y “Sleep Now In The Fire” de Rage Against The Machine, dando sólo una pincelada de hits en un particular medley, que además incluyó un homenaje a Chris Cornell con “Like A Stone”, la única canción interpretada de inicio a fin. De allí en adelante, Morello y su banda recorrieron covers y reversiones e incluso una tibia interpretación de “Gossip”, el último hit de los italianos Manëskin que cuenta, justamente, con Morello como invitado.
¿Qué es lo que hace diferente a Tom Morello? Más allá de su inconfundible sonido e impronta o haber formado parte de importantes bandas y ser portavoz de himnos, el músico tiene una personalidad propia que bien se ve más allá de esas luces, sin embargo, pareciera ser que la música y los fans siempre lo arrastra a su personaje. Ejemplo de ello la lectura de porciones del público en donde cada acorde inicial era potencialmente un hit de RATM. En ese sentido, la presentación de Morello se vuelve a ratos inentendible, fuera de contexto, indescifrable. Tom Morello podría más que una tonelada de wah, octavador y un recorrido de hits en formato karaoke. Es su carisma, talento y visión, además, lo que lo posiciona como un músico querido y respetado, pero que cuesta sacar del pasado.
Por ello, la decisión de un repaso más que un show completo y preparado en clave solista no le hace justicia al guitarrista, quien tiene argumentos mucho más interesantes para presentar como su acercamiento al folk con The Nightwatchman. Allí, el músico prueba y arriesga tomando guitarras acústicas y explorando en fondo y forma (“World Wide Rebel Songs” y “Keep Goin’”). El show, divertido y con una ejecución correcta, vuelve a un estado de mixtura con nuevos covers y reversiones de pequeños saldos de diferentes etapas, para coronar la jornada con “Killing In The Name”, cantada a pulso con todo el teatro y “Power To The People” de John Lennon como punto final. Tom Morello sella un nuevo paso por uno de sus países favoritos con un público fiel y cómplice, apañador y motivado, que da solidez a un show que a ratos puede parecer sólo un singular ejercicio de nostalgia.
Setlist
One Man Revolution (original de Tom Morello: The Nightwatchman)
Let’s Get The Party Started
Hold The Line
Bombtrack / Know Your Enemy / Bulls On Parade / Guerilla Radio / Sleep Now In The Fire / Cochise (originales de Rage Against The Machine y Audioslave)
Like A Stone (original de Audioslave)
Voodoo Child (original de Jimi Hendrix)
GOSSIP (original de Manëskin)
Lightning Over Mexico
Secretariat
Cato Stedman & Neptune Frost
Rat Race / Battle Sirens / Where It’s At Ain’t What It Is / Prophets Of Rage / Harlem Hellfighter / Can’t Stop The Bleeding / Bullet In The Head (Tom Morello/Prophets Of Rage)
Keep Goin’
World Wide Rebel Songs (original de Tom Morello: The Nightwatchman)
Testify / Ghetto Blaster / Half Man Half Beast / Born of A Broken Man / Freedom / Snake-charmer (originales de Rage Against The Machine)
Vigilante Nocturno
The Ghost Of Tom Joad (original de Bruce Springsteen)
Killing In The Name (original de Rage Against The Machine)
Coke
23-Mar-2016 at 1:50 am
Felicitaciones por tu reseña, muy acertada e informada. Coincido completamente con lo escrito. Saludos