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Herbie Hancock: Ropaje en acuarelas
Published
5 años agoon
La forma de disponer la música, en escalas, compases, partituras y letras, muchas veces la hace parecer algo lineal, que va construyéndose de forma muy sencilla de prever. Claro, en el mundo popular son más los ejemplos de un acercamiento conservador a la música, pero existe un vasto mundo que tiene otros paradigmas, que ven a la experiencia musical como una obra que merece ser admirada, más allá de la participación de un público o la interacción que buscan otros. Por eso es tan relevante la energía que se acumula en cada espacio de los shows de Herbie Hancock, porque, más allá de que el artista norteamericano toque prácticamente las mismas canciones en cada concierto, la forma de convertirlas en mucho más de lo que dicen los papeles de sus pentagramas que fielmente pone encima de su piano es lo que genera un momento sin par ni copia posible.
Este fue el regreso de Hancock al Teatro Caupolicán y a Santiago, luego de un repleto show en agosto de 2013, pero todo brilló incluso más. En esa ocasión, lo que hubo fue un espectáculo basado en las posibilidades de la fusión entre el jazz y el pop, que siempre ha enaltecido don Herbie, pero en 2018 –con la configuración única de banda que trajo en esta gira latinoamericana– hay otras dificultades, aunque también otras posibilidades para pintar el canvas con todos los colores que necesita para avanzar.
Pese a que se anunció que vendría Vinnie Colaiuta, el baterista que acompañó a Hancock fue el joven Justin Brown, y en vez de un saxofón, esta vez eran Grégoire Maret con su armónica y Michael Mayo con su voz y los efectos puestos sobre ella los que harían las veces de los vientos, dejando al ya clásico James Genus a cargo de un bajo que, desde lo imperceptible, va siendo vital en los juegos y la mantención del groove de un espectáculo que necesita un tallo maestro, en especial cuando Herbie es tan dado a juguetear entre compases locos y brillantes.
“Watermelon Man” y “Actual Proof” usan casi una hora de espectáculo para mostrar cómo es que, en una noche fría y húmeda como la de este raro 12 de noviembre, también podía existir candor y color en el jazz. La voz de Mayo era un toque de delicadeza superior, sin aspavientos ni gritos, tratando de develar un tono satinado y suave, sin perder relevancia, en tanto que la estridencia vendría sobre la armónica de Maret, quien, con carisma y movimientos divertidos, era capaz de hacerle el peso a la simpatía genuina de Herbie. Pocos pueden equilibrar la precisión con la belleza porque en general pasa que, si algo es muy bueno, puede perder ese factor humano, sin embargo, yendo de un teclado al piano y al keytard, Hancock logra moverse entre todas las necesidades de su arte, ese que no pinta con óleo grueso o esmalte sintético sobre telas toscas, sino que busca dar toques simples, pero que exigen precisión clínica, como una acuarela sobre la seda.
“Come Running Into Me” era un pasaje clásico, pero enriquecido por los talentos de los músicos acompañantes de un Herbie aplaudido a cada instante, tanto, que el pianista líder decidió dejar solo a Michael para que jugara con su voz, luego de hacer la clásica “Watermelon Man”. Una especie de intermedio y showcase para Mayo, quien hizo su tremenda versión (a pura voz y loops) de “Alone Together”, clásico de Chet Baker. Si la delicadeza de su arte a veces dejaba atrás al vocalista en el show, este era su momento, y el público lo entendió completamente, al igual que un orgulloso Herbie que decía “se los dije” al volver para tocar “Cantaloupe Island”, tras la cual los músicos salieron del escenario con risotadas, sabiendo que aún no terminaba la diversión.
Aunque decenas de personas salieron del teatro pensando que todo había acabado, el encore los sorprendió con una inspirada versión de “Chamaleon”, broche de oro para una jornada que fue más allá del jazz o del pop o de lo docto, sino que también dejó en claro cómo, con tantos años de circo como los tiene Herbie Hancock, él sabe muy bien la forma de ir renovando esas canciones con tantos años, haciéndolas únicas, y cada vez más delicadas. Un deleite de más de dos horas, en un lunes de noviembre en Santiago.
Setlist
- Overture
- Actual Proof
- Come Running Into Me
- Watermelon Man
- Alone Together (original de Chet Baker, interpretada por Michael Mayo como solista)
- Cantaloupe Island
- Chameleon
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El fervor por Ghost es algo casi indescriptible, por lo que resulta un éxito total la forma en que los suecos regresaron a nuestro país con su su shows en solitario más multitudinario a la fecha. Tras su última presentación hace siete años, la banda agotó el Movistar Arena presentando “IMPERA” de 2022. Más allá de su nueva era, mucho más transversal y popular, la banda supo cómo entregarse por completo y fijar un espectáculo de primer nivel en las pupilas y tímpanos del fiel público chileno.
Puntuales y secundados por los nacionales de Pentagram, que casi echan abajo el recinto, Ghost se subía al escenario con los primeros y agudos acordes de “Kaisarion”, parte de la nueva etapa de la banda donde los riffs se acercan más al hard rock, los sintetizadores aparecen como destellos y combinan con el look de un Papa Emeritus de traje brillante. El sentido del espectáculo que tiene el grupo, su teatralidad y desplante, han sido parte importante de la carrera de Ghost, que ha transitado entre lo oscuro y lo luminoso. En todas sus encarnaciones, Tobias Forge, ungido como Papa y compañía, añaden elementos que tensionan aún más esa relación de explícita blasfemia y la cautivadora propuesta de rock al estilo King Diamond conoce a Abba. Es ese cruce generacional y de sonido que convierten al grupo en un interesante “hay que ver” en vivo, donde la entrega es total.
“Rats” y éxitos como “From the Pinnacle to the Pit” o “Cirice” continuaron dando vida al setlist que iba y venía entre cambios de vestuario, colores y jugueteos de los Nameless Ghouls, que también entendían de qué iba el espectáculo: una muestra completa de un show que no sólo se queda en la buena ejecución de sonido ni en el virtuosismo. La experiencia completa del ritual local se vio fortalecida por la gran cantidad de niños, niñas y jóvenes que veían, algunos por primera vez, un espectáculo de estas características y que convierte a Ghost en su banda favorita, principalmente motivados por los éxitos virales del grupo como “Mary On a Cross” o “Call Me Little Sunshine”, también interpretadas en vivo y que fueron los puntos altos de la noche. Esa transversalidad saludable y tremendamente interesante de unión musical sólo podía ser opacada por quienes no entendieran que el público hoy en día es así de diverso. La presencia de niños y niñas, además del fervor de quienes pasaron horas esperando entrar, obligó que durante minutos el show se detuviera para ordenar al público, dar un paso atrás y asegurarse que todos disfrutaran a salvo.
Sin mayores inconvenientes, la banda oscurecía el ambiente y el Papa, de traje negro y brillos dorados finalmente aparecería para una nueva etapa del show, liderando la liturgia portando un turíbulo o incensario, un elemento colgante usado por los sacerdotes que expulsa vapor. “Con Clavi Con Dio” y “Year Zero” desataron a la mayoría de los asistentes que al ritmo de los contagiosos versos “Lucifer, we are here / For your praise, Evil One” y el correcto y profundo riff de una de las mejores canciones del grupo. Si incluso la propuesta visual y de luces se adaptó al momento más oscuro de la noche, demostrando el rango de la banda y sus cambiantes intenciones. Y es que la banda cuenta con un relato propio y una propuesta difícil de igualar, dejando a Tobias Forge como un líder y un frontman de verdad, tomándose el show con actitud y una voz de primer nivel.
Es impresionante cómo la banda, que más allá de apropiarse de la estética, el sonido y otros elementos de parte de la familia del metal pero no ser considerados por los puristas del género como pares, convoca, gusta y atrae, al mismo tiempo que se despliegan con total propiedad e insolencia en un explosivo y pirotécnico espectáculo.
Setlist
- Kaisarion
- Rats
- From the Pinnacle to the Pit
- Spillways
- Cirice
- Absolution
- Ritual
- Call Me Little Sunshine
- Con Clavi Con Dio
- Watcher in the Sky
- Year Zero
- He Is
- Miasma
- Mary on a Cross
- Mummy Dust
- Respite on the Spitalfields
- Kiss the Go-Goat
- Dance Macabre
- Square Hammer
*Fotos por Ramón eMe Gómez (@el.eme) para Lotus
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