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Festival En Órbita 2016
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7 años agoon
Hace varias semanas que no teníamos la chance de tener un festival masivo, tras cancelaciones de eventos a causa de la nueva normativa que intenta aumentar el estándar de calidad de estas actividades, dejando en claro cuando los mismos son menos serios. Por el contrario, En Órbita tenía conceptos clarísimos hace meses, cuando se anunció, y esa coherencia –para bien o para mal– se notó en todo momento a lo largo de la extensa y ecléctica jornada vivida la calurosa tarde y fresca noche del 9 de enero en Espacio Broadway. Se notaba que este era un festival armado a pulso, con nombres improbables en cualquier otro escenario, en especial con la mezcla que se armó, con énfasis en la psicodelia y con un fuerte contingente de artistas sudamericanos. Por ello es que la impresión de que muy poca gente se interesó realmente en este evento es una pena, y ello se notaba en la poca cantidad de público que hubo en las primeras horas de En Órbita. Sí, el calor era fuerte, pero no de un carácter extremo como para ser real justificación. De todas formas, la Ruta 68 estaba mucho más lenta de lo habitual por la afluencia de personas en dirección a la costa, lo que formó tacos que no nos permitieron llegar a cubrir como es debido el show de In Corp Sanctis, banda argentina que tuvo la difícil misión de iniciar la primera edición de un festival que, luego veríamos, sería el más coherente y variopinto en mucho tiempo.
Trementina
Los primeros chilenos en subirse al escenario fueron los valdivianos Trementina, que, pese a la juventud, acumulan experiencias relevantes, como una gira en Japón, varios EP’s y un excelente disco salido en 2015 (“Almost Reach The Sun”). Aunque había poca gente en el público, la banda dio un show de gran factura, con su shoegaze habitual y un poco menos de la locura que despliegan en sus presentaciones en solitario, pero perforando los tímpanos desde temprano. Además, el sonido fue muy bueno, algo que usualmente es complejo en los primeros actos de los festivales al aire libre. Quizás podrían haber tenido un mejor espacio en el horario, pensando en algunos actos que no fueron un gran aporte, pero ya habrá mejores chances para Trementina. Viendo el camino que llevan, no sería raro aquello.
Vuelveteloca
Los nacionales llegaron al Skylab Stage mostrando lo mejor de su repertorio en la media hora de show que tuvieron en sus manos. Promocionando su más reciente disco, “Pantera” (2015), el concierto empezó con “Terror”, cuya mezcla de rock con ritmos indígenas encantó a los primeros asistentes que a esa hora llegaban al Espacio Broadway. En su acotado set también destacó “Shakers”, sencillo de su último trabajo, en una presentación que valió como una pequeña muestra de las virtudes del grupo y que de seguro sirvió para enganchar a nuevos seguidores.
Magaly Fields
La fórmula del dúo conformado por Diego Cifuentes (batería) y Tomás Stewart (guitarras) se encargó de ponerle más ritmo a la jornada a punta de uno de los shows en vivo más comentados en el rock nacional, porque, claro, son un dúo, pero tienen la potencia de mucha más gente. Diego y Tomás se turnan el micrófono y no agotan su fórmula. A veces son más rockeros y otras más country, incluso. “Electrify”, de su disco “Chromatics Days” (2014), fue la pieza más sólida en un show que en cosa de media hora se adueñó del escenario, mostró que Magaly Fields seguirá adelante mejorando más y más (hace poco grabaron en Abbey Road y preparan un nuevo álbum) y pondría mejores vibras en el ambiente (aún con muy poca gente) para lo que sería una de las mejores presentaciones de la jornada.
Aguaturbia
Sólo cincuenta minutos bastaron para que los legendarios Aguaturbia se llevaran el galardón como el mejor número de la jornada hasta esa hora. El grupo dirigido por Carlos Corales y Denise ha cosechado, desde su retorno a los escenarios el año 2010, una fanaticada completamente renovada y muy numerosa, comprometida con los músicos y mostrando siempre un gran respeto por su trayectoria. Es por eso que el show de los chilenos, quienes fueron confirmados a última hora debido a la bajada de Los Jaivas, fue una verdadera cátedra de lo más destacado de nuestro rock. Canciones como “Waterfall”, que tuvo la participación especial de Angelo Pierattini, el sencillo “En Mi Lugar”, que marcó el renacer de la banda, y el portentoso final con “E.V.O.L.”, donde aparte de Pierattini se sumó al conjunto Maggie Rust, quien oficia de violonchelista en la banda de Nano Stern, conformaron un recital de lujo y que sólo deja cuentas alegres para una agrupación que está viviendo su época de oro. Larga vida a Aguaturbia.
Guiso
Luego del excelente show de Aguaturbia, una de las bandas más sólidas en la independencia en nuestro país. Pioneros desde finales del milenio pasado, el cuarteto suena vital hasta el día de hoy, mostrando que su repertorio es imbatible cuando la dinámica de temas como “Solución” o “Nada Sirve” se dispone arriba de un escenario. Además, Álvaro Guerra siempre genera una cercanía inmediata en la gente, que ya totalizaba unas mil personas en la audiencia repartidas por el pasto, a punta de frases fluidas y no pre-hechas, con unos “conchetumadre” bien puestos y que se mezclaban con las personas que intentaban disfrutar al máximo el show, dejando en claro porqué es necesaria la presencia de Guiso en la escena nacional, aunque muchos quieran ser los reemplazos de una banda que –como pudimos ver en este festival– no necesita que nadie los mueva de su sitial.
Radio Moscow
El sol estaba en su punto crítico y Radio Moscow llegaba desde Iowa, Estados Unidos, para tratar de capear el calor con algo de su rock psicodélico, que tiene harto de garage. El trío, que regresó a nuestro país para promocionar “Magical Dirt” (2014), dio inicio al espectáculo con el primer corte de este, “So Alone”, con un buen sonido y un grupo de entusiastas que no dejaron de saltar y bailar en el mosh. A pesar de la emoción que se vivía en las primeras filas, los norteamericanos no lograron convencer al respetable, que a esa hora ya había aumentado en convocatoria. “250 Miles” y “Rancho Tehama Airport” dieron por finalizada una presentación sólida, pero que no logró convencer a la multitud.
The Holydrug Couple
Uno de los shows más bajos del festival, sin lugar a dudas. Con un sonido empaquetado, un set plano y una displicencia que no tenía lugar en un festival donde se notaba tanta camaradería entre los artistas y la audiencia. The Holydrug Couple puede ser parte de las agrupaciones que descifra mejor la “neopsicodelia”, pero en vivo el buen trabajo que logran en estudio se vuelve lánguido y carece de la urgencia mínima que se requiere cuando hay que ganarse a una audiencia, en especial en el marco de un evento donde el cartel es ecléctico y compartido. La reacción del público fue mínima, y muchos se fueron durante el show que, pese a durar media hora, se sintió pesado y sin mayores variaciones. Una pena, considerando el talento de la agrupación y la capacidad que tienen de armar buenas canciones.
Crocodiles
Otro de los shows bajos del festival fue el de los californianos Crocodiles, que pese a tener cinco discos a su haber y muchas giras en el cuerpo, en el En Órbita sonaron inexplicablemente imprecisos, como si les faltara ensayo, lo que al mismo tiempo dotaba a la agrupación de un look demasiado juvenil, que distraía respecto de su propuesta que, de todas formas, tenía una energía y vibra diferentes a todo el resto del cartel. La gente que estaba ahí aprovechó el show para bailar o escuchar, pero es difícil que para alguien esta fórmula represente algo que sea motivo de un cambio de vida. Un show con parámetros correctos, ejecución con varios ripios, y una buena energía que compensó el hastío de los shows anteriores.
Dead Meadow
El stoner se hizo presente a manos de los estadounidenses de Dead Meadow. El trío aprovechó el calor y los rayos del sol para crear un desierto en pleno Sputnik Stage. “I Love You Too” dio la partida al show más pesado de la jornada, donde las emociones estuvieron más contenidas, sobre todo por parte de los que se encontraron por primera vez con la banda y quedaron pasmados con la particular performance de su baterista. Con más de quince años de carrera y ocho álbumes editados –y otro más ya anunciado para este año–, lo más destacado de su set fueron canciones como “Babbling Flower”, del disco “Shivering King And Others” (2003) y el sencillo “What Needs Must Be”, último corte presentado por los de Washington en su paso por En Órbita. Los aficionados quedaron satisfechos y la banda también, despidiendo un encuentro que no será recordado como lo más destacado de la jornada, pero que sí cumplió con convertir al festival en un desierto de rock.
A Place To Bury Strangers
Quizás el show más intenso de todo el festival. A Place To Bury Strangers se había presentado la noche del viernes en el Bar Loreto, dejando en claro su crudeza, pero la pregunta era si la banda lograría replicar aquella experiencia en un festival a pleno sol y con un público más masivo, y lo cierto es que la tarea fue lograda con creces. No sólo existieron rendiciones tremendas de “We’ve Come So Far”, “Fill The Void” o “Deadbeat”, o con Oliver Ackermann y Dion Lunadon lanzando sus instrumentos al aire, sino que también se repitió el final de show con la banda traspasando la barrera que separa al público del escenario, y ellos tocando ahí, rodeados por un círculo de gente que luego colapsaría y dejaría a Lunadon ejecutando su bajo haciendo crowdsurfing y con la gente destrozando su polera, en tanto Ackermann pasó el micrófono (llegando incluso a uno de nuestros redactores que cantó “buena perrito zorrón papá”) y con Robi Gonzalez jugando con su batería electrónica. Un show intenso, que dejó las energías muy altas para lo que sería parte de lo mejor del evento, y uno de los momentos más encantadores de los conciertos en vivo en mucho tiempo.
Los Mirlos
Con mucho cariño desde Perú, los veteranos de Los Mirlos hicieron su debut en nuestro país, en el escenario más extraño para una banda de cumbia de su estilo. Si bien lo suyo es “cumbia psicodélica”, Los Mirlos hacen un show que perfectamente podríamos ver en un local como La Tuna o en una fonda dieciochera, con continuos agradecimientos al público y a los organizadores del festival, leyendo saludos a familias que los fueron a ver tocar, lanzando frases tipo “¡Que viva la juventud!”, y que ayer funcionaron de manera increíble. Con canciones como “La Danza De Los Mirlos”, “Eres Mentirosa” y “Anaconda Salvaje”, los de Moyobamba se robaron la película y se transformaron en la jugada maestra de En Órbita, dando la razón a un cartel donde la diversidad de sonidos fluyó perfectamente. Cuando un line up está bien pensado, a cualquier estilo musical tiene cabida. Un aplauso para Los Mirlos y que vuelvan pronto con su fiesta llena de alegría y buena música.
Camila Moreno
El crecimiento de Camila Moreno impresiona, pero es esperable cuando notamos que la artista permanentemente toma más elementos para sus creaciones y es capaz de entregar cada vez más en sus shows en vivo. “Mala Madre” fue de los mejores discos chilenos de 2015, y la intensidad de sus composiciones es la piedra angular de lo que mostró en el En Órbita. Un sonido fuerte y con convicción que está a nivel mundial, con una Camila que interpreta como si la vida se le fuera en ello, con tracks como “Raptado” fundiéndose con “Todo” en una masa inquietante, el trip hop de “Piedad” siendo delicadeza que irrumpe como mazazo en la cabeza, o “Tu Mamá Te Mató” trayendo un poco más de oscuridad al atardecer, generando eso que muchas veces se finge, pero que en el show de Moreno se traspasa de forma genuina: emoción. Uno de los grandes espectáculos de la jornada que, con el cierre tradicional de la prédica dedicada a los mapuche, “Yo Enterré Mis Muertos En Tierra”, armó algo único y gigante que pudo compartir el copioso público que llegaba a esas horas, preparados para los platos fuertes del encuentro.
Os Mutantes
Los brasileños hacían su debut en Chile luego de largos años de espera. Como platos fuertes de la noche, fueron de los números con mayor convocatoria y todas las expectativas estaban puestas en ellos. Y, a pesar de que hubiésemos necesitado por lo menos una hora y media para disfrutar de un concierto que nos dejara a todos conformes, Os Mutantes cumplió dejando su primera huella en escenarios nacionales, lo que de seguro ningún fanático olvidará. “Tecnicolor” y “Beijo Exagerado/Todo Mundo Pastou” abrieron los fuegos de un concierto que fue pura fiesta. Clásicos del catálogo de los de São Paulo como “A Minha Menina”, se mezclaban con el nuevo material de la banda, como “Time And Space” del disco “Fool Metal Jack” (2013), en un balance perfecto y que mostró todas las capas sonoras que maneja Os Mutantes. El tiempo se pasó volando y con la frenética “Cabeludo Patriota” el quinteto se despidió del público chileno, ante las insistencias de los fanáticos para que tocaran otra canción. La hora pasó y había que abandonar el escenario. Os Mutantes tuvo su primer acercamiento, más tarde de lo que habríamos esperado, pero ocurrió y anhelamos que exista una segunda visita, ya que, con todo y lo mágica que fue su presentación, es necesario más.
The Sonics
El otro gran nombre del cartel de En Órbita, era el de la banda que volvió al ruedo luego de casi 50 años desde su apogeo, donde fueron parte de las instituciones que forjaron al rock & roll en su versión más divertida, esa misma que es recreada en “This Is The Sonics”, primer disco en 35 años, salido en 2015, y que sirvió como introducción de la banda a nuevas generaciones. En Órbita recibió a Rob Lind, Dusty Watson y Freddie Dennis, y aunque Gerry Roslie y Larry Parypa no pueden ser parte de las giras por motivos de salud, sus reemplazantes también se encargaron de generar esas sensaciones únicas que puede entregar una banda legendaria como The Sonics. “Sinderella” abrió los fuegos de un show intenso, bailable, emocionante y coreable, donde Rob Lind fue el más activo en tener una conexión con el público que bailaba las canciones como si hubiéramos sido transportados a los años sesenta. “Keep On Knockin’”, “Money (Is All What We Wanted)”, “Psycho” o la increíble “Strychnine” fueron parte de una fiesta total, con altísima calidad musical y con una vitalidad que se la hubieran querido los actos de media tarde. El público ovacionó a The Sonics, que venía en plan de presentarse ante una nueva generación, y lo cierto es que fue la nueva generación la que se presentó, con vítores y energía ante estas leyendas del rock & roll que entregaron uno de los shows más potentes del festival, respondiendo y superando las expectativas.
Föllakzoid ft. Atom
La dupla conformada por la banda santiaguina y el productor de música electrónica, Atom, preparó un concierto especial para la ocasión. “III” (2015) es el último larga duración del grupo, producido por el alemán, el que fue elogiado por la crítica como uno de los mejores lanzamientos nacionales durante el año recién pasado. Presentando tres cortes de este álbum, En Órbita puso una pausa al rock y al baile y nos introdujo de lleno en los espacios más introspectivos del cosmos, en una presentación que sirvió como una suerte catalizador para los asistentes que juntaban las últimas fuerzas para recibir a los dos últimos números del festival.
Él Mató A Un Policía Motorizado
Luego de la languidez del anterior show, vino la emoción del reencuentro (o para muchísimos, el primer encuentro) con los argentinos Él Mató A Un Policía Motorizado. Sacaron recién el EP “Violencia”, pero la emoción de la gente vino más de la mano de los verdaderos clásicos del conjunto. “La Cobra” entregó el primer momento de karaoke de la jornada, que sería la regla de los 50 minutos de show. El público más joven era el que se apostaba delante de la reja y saltaba y conformaba la cortina de energía que hacía falta en ese momento de la noche. Además, a punta de hits como “Más O Menos Bien”, “Mujeres Bellas y Fuertes” o “Jenny” eran capaces de mezclar ese sonido alternativo con una pulcritud y dirección notoria, que tienen al quinteto como una pieza fundamental del indie latinoamericano, influenciando a las nuevas generaciones, tal como vemos en la actual escena emergente chilena, y que marca un camino cada vez más fuerte. Aunque pareciera ser la banda más alternativa del cartel, las emociones y la sensación de estar presenciando simplemente música que busca que las sensaciones emerjan en el interior de cada uno es un punto común en el festival. Él Mató A Un Policía Motorizado es de esas bandas que se espera vuelvan con un show propio. Al menos el cariño de la gente generó candidez neta en medio del frío de esa noche de enero.
The Dandy Warhols
Los de Oregon fueron los encargados de cerrar el evento ante los últimos sobrevivientes del público, quienes tuvieron como recompensa un show sólido y lleno de emociones. “Mohammed” fue el primer corte presentado por el cuarteto, quienes tuvieron que lidiar con un sonido que no los acompañó en el escenario, sobre todo en la parte central del proscenio, donde se concentró una molesta masa de sonido que no desapareció hasta unos buenos minutos transcurridos de show. Dejando los problemas de lado, los músicos se preocuparon de dar un buen espectáculo, y lo mejor de su show llegó con canciones como el hit “Bohemian Like You” y “Godless”, y la fusión larga duración de “Pete International Airport”, “Boys Better” y “Zia Outroset”, que conformaron la tripleta final de la noche. A pesar de que el sonido les jugó una mala pasada, los norteamericanos salieron airosos y, más importante aún, poniendo la guinda de la torta a un festival impecable.
Hace tiempo que no veíamos un evento con tal coherencia, ya lo dijimos, porque una cosa es tocar una tecla específica, como ocurre en los festivales de metal, otra cosa es jugársela por lo ecléctico, aunque allí muchas veces el foco se va de vista. En Órbita quiso lograr ambas cosas, y lo hizo, incluso con shows de nivel muy bajo en la sección media de la jornada, pero la gran mayoría, desde temprano, entregó espectáculos muy buenos, con punto altísimos en las bandas destinadas a ser los momentos más importantes, así como también la importante presencia de agrupaciones nacionales, con referentes dejando en claro su sitial como los increíbles Aguaturbia, así como también bandas nuevas diciendo presente de gran forma como Magaly Fields o Trementina. Mención aparte para Camila Moreno, con un show de clase mundial, excelente introducción para el tramo más potente de la noche, así como también para el público que convivió de gran forma entre los escenarios de En Órbita, disfrutando y no generando problemas. Un festival que, esperamos, tenga más versiones, porque la locura de su organizadora y su equipo de armar un cartel así pagó, en lo creativo, con creces, con un encuentro que desde su debut ya tiene una identidad muy fuerte, que sin duda será una marca muy potente en el calendario musical en un futuro cercano. Lo único que falta es que el público esté más atento a este tipo de jugadas más arriesgadas en la cartelera chilena y sea mayor en sus siguientes versiones.
Por Sebastián Zumelzu y Manuel Toledo-Campos
Fotos por Nicolás Aros
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“Protagonismo popular” fue una de las tantas frases que caló hondo en la mayoría de las y los asistentes que se convocaron este sábado 27 de mayo en el Teatro Coliseo. Un concepto que rememora el trabajo de Márcia Carolina de Oliveira Cury (2017), quién se dedicó a estudiar el protagonismo popular las memorias de clase para dar relevancia de la articulación de los sectores marginados como tensión a las estructuras clásicas de poder, misma historia que se repite hoy en el recinto de calle Nataniel Cox, espacio en el que cuelga un lienzo que inscribe la consigna “NO A LA LEY GATILLO FÁCIL”, y que no pasa desapercibida para el profe Guillermo “Guille” Mármol, el alma de Eterna Inocencia, quien enarbola el concepto “Protagonismo Popular” como diagnóstico de acción política visibilizatoria y también como protagonismo popular de la euforia con la que las y los asistentes se reapropian de este show, en un territorio en el que reina el Síndrome de Estocolmo, un Chile que aún tiene las heridas abiertas de un golpe de Estado, pero en el que hoy las mayorías votan por aquellos que perpetúan la cultura de la servidumbre.
Loquero toma la delantera en esta fría noche de sábado. La banda argentina que comienza a trazar su historia con el demo “El que no se consuela es porque no quiere” (1991), hoy vuelve a nuestro país celebrando 30 años de trayectoria, esa trayectoria en donde la excentricidad y polémica se toman los procesos creativos que se declaran en constante rebeldía, pero que materializan en tracks como “Muchachos”, “Ansiedad” o “The Vegan Doctor’s Show”, lo medular de la autonomía, autogestión y lo popular en las expresiones culturales, máximas de vida que hoy coreadas con el alma por quienes vibran con el punk trasandino.
Los oriundos de un barrio marginal del Mar del Plata, y que vuelven a Chile por primera vez en compañía de sus compañeros de siempre, Eterna Inocencia, apostaron por un sólido setlist de 30 canciones, donde el mosh se vuelve protagonista del evento, volcando el protagonismo a los territorios olvidados e injustamente estigmatizados con potentes gráficas sociales que acompañan la interpretación de temas como “Barrio Niebla” e “Isla”. Loquero hizo lo suyo levantando tantas almas en identificación, como en transferencia, razón por la que “Ghost in The F.O.R.a.” se vuelve el broche de oro de esta noche tan esperada, porque Guille marca su presencia en completa humildad en magnánima interpretación del mítico track de “Club de Solos” (1999). Y así fue como entre abrazos y vítores, la banda deja el escenario, llevándose el corazón completo de un público que performatizó en desde el alma canciones que representan historias de vida, vulnerabilidades históricas y afecciones de dolor.
Con el Teatro Coliseo en su total capacidad, se hace manifiesta la subjetividad como construcción de contracultura, un público que encuentra en la existencia una forma de rebeldía al establishment de lo social, hoy apuestan por relevar el protagonismo de la lucha contra-hegemónica de tradicional. “Viejas Esperanzas” es el track que marca el regreso de Eterna Inocencia a nuestro país, y que también tensiona la premisa de “optimismo tóxico” al reconocer en la soledad el impacto del abandono. Le sigue “A los que se han apagado”, “Elsa y Juan” y “Sin Quererlo”, dejando en claro que “Las Palabras y Los Ríos” (2004), es el álbum que marca el ADN de la banda trasandina.
“No bien abran las flores” (2022) fue la marcada tendencia de la banda en cuanto a selección de temas, y ¿cómo no?, si el noveno trabajo discográfico de Eterna Inocencia emerge desde la vertiginosidad e incertidumbre de tiempos distópico-pandémicos, historias que existen en identificación en cada asistente que enuncia tracks como “Tu Mirada”, “Despedida”, “Amarras” u “Hojas Amarillas”. Por otro lado, “Entre Llanos y Antigales” (2014) toma especial protagonismo y popularidad en esta jornada, puesto que ebulle desde la necedad de reconocer la vulnerabilidad y dolor, como parte de las trayectorias vitales; por este motivo “Mis Maestros”, “Tus Heraldos”, “Puente de Piedra” y “La Radio Comunitaria”, cuentan diversas formas en que el dolor se entrelaza con la poética proyección visual de lo natural.
Un público sediento de hardcore melódico se rinde ante la belleza de “Nuestras Fronteras”. La capacidad propositiva de la banda argentina es vitoreada por todas y todos quienes repletan el recinto aledaño al Palacio de la Moneda, coincidentemente, el mismo recinto gubernamental que representa la concentración de poder y la parte más amarga de la historia republicana de Chile. Sigue resonando “Protagonismo Popular” en la cabeza de varios y varias que hacen manifiesta la lucha histórica de nuestros ancestros mapuche en “Weichafe Catrileo”, porque hoy el protagonismo popular en esta parte de Santiago se construye desde la retórica en resistencia, desde la tensión al tradicionalismo de la performance grandilocuente y sin alma, pero más particularmente se hace manifiesto cuando el protagonismo recae en los colectivos que resisten con y para la música, porque recordar se parece mucho a la justicia.
Setlist Loquero
- Muchachos
- Ansiedad
- Check to Me
- The Vegan Doctor’s Show
- Mariposas
- Rusita
- Cucarachas/Golpe Bajo
- Belleza
- Guardame
- Era un Día Perfecto
- Isla
- Épico
- Nosé
- Espabile
- Uky-Uky
- Barrio Niebla
- Esculturas
- Frío
- Cayendo
- Youngs
- La Misión
- Quisiera
- Corazón Mojado
- Spiritual Blondie
- Cuida Coches
- Desde Aquí
- Generación
- Show Bizz
- Ghost In The F.O.R.a
- Atlántida
Setlist Eterna Inocencia
- Viejas Esperanzas
- A los Que Se Han Apagado
- A Elsa y Juan
- Abrazo
- Tu Mirada
- Trizas de Vos
- Sin Quererlo
- Despedida
- Estuarios
- Cuando Pasan las Madrugadas
- Amarras
- Mis Maestros
- Me Llevarás
- Hojas Amarillas
- Cassiopeia
- Montañas
- Tus Heraldos
- Siempre
- Puente de Piedra
- La Radio Comunitaria
- Cosas por Hacer
- Le Pertenezco a Tus Ojos
- Lo Sabía
- Cuando salgo a tocar
- Cartago
- La Risa de los Necios
- Weichafe Catrileo
- Nuestras Fronteras
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Corsario (@Corsario_N)
11-Ene-2016 at 2:11 pm
Para ser primera vez, En Órbita le pasó por encima a otros festivales y otras productoras que llevan años haciendo eventos. Hasta el show de The Sonics (los últimos que alcancé a ver) el sonido del festival estuvo en general muy muy bueno. Tampoco hubo retrasos en armar escenarios como sucede en los Lollapalooza o los antiguos Maquinaria (o el Frontera, que la vez que fui partió con un atraso de media hora y hacia las 2300 ya era casi una hora).
Sobre las bandas pencas de media tarde, concuerdo con casi todos excepto con Radio Moscow que sí me gustaron, y con Dead Meadow que los escuché desde el tumulto previo a APTBS y no me parecieron tan mal (ayer estuvieron muy bien). Pero Crocodiles era horrible.
Rodrigo
11-Ene-2016 at 5:40 pm
Yo creo que Radio Moscow si prendió, frente al escenario se armo mosh y muy prendido.
Lastima por La Holy me gustan caleta pero sonaron como el pico, poco volumen a los instrumentos. Tienen para hacer una buena jam, en especial con los primeros discos.
También hacer notar que el sonido del evento fue muy malo, todavía me retumba la garganta por exceso de bajos y que decir del bombo de la batería, era lo más sonido tenía.
Pero en general mucho mejor cartel que los otros festivales que hacen, a mi gusto.
Javiera.
13-Ene-2016 at 11:55 pm
Me sumo a tus comentarios, yo siento que sí hubo mucho entusiasmo con Radio Moscow. El Festival en sí estuvo bueno, el respeto a los horarios y la duración de los shows me pareció bastante precisa. También creo que fue una buena jugada alternar distintos estilos, daba espacio suficiente para ir a darse una vuelta, relajarse y volver. Un gran festival!
sebastian
12-Ene-2016 at 10:58 pm
el baterista de dead meadow no es Mark Laughlin, es un colombiano que lleva 2 semanas tocando con jason y steve, una maquina el nuevo baterista