No sería exagerado afirmar que estábamos en presencia de un hecho histórico, ya que tras una extensa espera de más de 25 años, se presentaban por primera vez en nuestro país los norteamericanos de Dinosaur Jr., una de las bandas más emblemáticas de la escena noise rock de los ochenta y pioneros del sonido indie, estilo que posteriormente sería adoptado por toda una camada de fructíferos músicos. El recinto escogido para albergar tan magno evento fue el Centro de Eventos Cerro Bellavista (Ex Oz), presentación que se enmarcaba dentro de la línea de los sideshows oficiales del festival Primavera Fauna, y que coincidía con la fiesta aniversario de Radio Horizonte.
Como si todos estos antecedentes no fuesen suficientes para configurar uno de los shows más esperados del año, los nativos de Massachusetts llegaban con un nuevo álbum bajo el brazo, “I Bet On Sky” (2012), el cual solo ha sabido de buenas críticas por parte de los medios especializados, confirmando la vigencia del siempre respetado trío jurásico. Tal como era de prever, la respuesta del público estuvo a la altura de las circunstancias, con un recinto repleto de fanáticos que, sobre la hora, ya comenzaban a clamar por el pronto ingreso de la banda al escenario principal. A las 22:30 hrs. en punto, hacen su aparición los músicos y casi en un acto reflejo, son recibidos con una ovación generalizada.
Sin mediar introducción, y guiados por la sólida y potente batería de Murph, se hizo presente toda la energía y vitalidad de “Thumb”, en donde la voz de J Mascis se presenta un poco baja en comparación a los instrumentos, defecto que es rápidamente corregido desde la mesa de sonido. De inmediato se establece una conexión entre la banda y los asistentes, quienes se deleitan con las precisas y bien logradas secuencias de cuerdas que ofrece Lou Barlow. La intensidad y dinamismo siguen siendo protagonistas excluyentes del show, primero con la potente melodía de “Budge” y posteriormente con la ascendente fuerza de “The Wagon”, que motiva a un par de fanáticos a subir al escenario y utilizarlo como improvisado trampolín para saltar hacía el público. La presentación se rehúsa a bajar las revoluciones, y así lo evidencia toda la energía de “Waiting”, que destaca por su singular riff y las hermosas secuencias de Mascis, quien hace alarde de su virtuosismo mediante perfectos licks y un elaborado repertorio de glissandi. Todos los seguidores saltan al ritmo de “Watch The Corners” y el moshing en la pista central no se hace esperar.
A esta altura del show no cabe dudas que los sonidos más intensos se han apoderado por completo del recinto de Bellavista, con una potencia que se percibe en cada fibra del cuerpo, y que a pesar de presentar pequeños y esporádicos ripios, no logra opacar el derroche de fuerza y energía de la banda. La presentación continúa con “Rude”, canción de su último álbum, en donde las voces quedan a cargo del bajista, y que ofrece una pegajosa melodía, cautivando a cada uno de los asistentes que no paran de saltar. Cada tema es precedido por una estruendosa ovación, la cual resuena con aún más fuerza cuando llega el turno de “Out There”, en donde la batería golpea con intensidad, generando ráfagas de energía que abarcan hasta el último rincón del lugar.
Algunos fanáticos siguen utilizando el escenario como plataforma de salto, para posteriormente aterrizar sobre el siempre cooperativo público frontal. Con los primeros acordes de “Feel The Pain” el recinto estalla en espontanea complicidad, primero con los sonidos más relajados de la guitarra, para luego incrementar las revoluciones de la mano de poderosas secuencias de batería, en una suerte de tobogán de sensaciones, que los asistentes rápidamente transforman en mosh pit. El demoledor estilo de Dinosaur Jr. no da lugar a treguas, y sigue atacando apoyado en los sonidos distorsionados de “Little Fury Things”, que se desparraman por toda la pista, además del ruidoso rock de “Start Choppin” que mantiene en trance a los más incondicionales, quienes se evidencian totalmente entregados y premian cada pasaje del trío con una lluvia de aplausos.
El descontrol se apodera del local cuando empieza a sonar “Tarpit”, con alocadas secuencias de moshing y fanáticos que siguen volando desde el escenario. El coro resuena al unísono en una única voz y el ambiente se complementa en una de las postales más hermosas de la jornada. Todo el virtuosismo de Lou Barlow se apodera del lugar, con un dominio del bajo que presume ser una extensión de su cuerpo y cuya voz también participa en el tema “Freak Scene”, el que es premiado por una furiosa ovación que sale desde todos los sectores del recinto. Murph improvisa un poco con la batería como preámbulo a la interpretación de “Training Ground”, cover de Deep Wound, y todo el dinamismo de “Forget The Swan”, que es acompañado por frenéticos saltos y un fanático que invade el escenario para golpear uno de los platillos antes de arrojarse al público. Es en este punto que la banda tiene su punto de mayor lucimiento en base a una extensa y maravillosamente bien lograda secuencia instrumental.
Dinosaur Jr. abandona el escenario y de inmediato comienzan a aparecer los cánticos que piden un poco más de la energía de los oriundos de Massachusetts. Al cabo de unos segundos la insistencia de los fanáticos da sus frutos y el trío vuelve para interpretar una singular versión de “Just Like Heaven”, original de The Cure, en una adaptación llena de potencia e intensidad, que transforma el evento en un caos total. El tema elegido para cerrar la memorable puesta en escena es “Sludgefeast”, que mantiene la tendencia a los sonidos pesados y explosivos, agotando las últimas reservas de energía de los fanáticos que se mueven de un lado a otro en oleadas de rock.
No sería exagerado decir que el show de Dinosaur Jr. se encumbra como uno de los eventos más potentes del año, y de eso pueden dar fe cada uno de los asistentes que no pararon de saltar y cantar durante intensos 90 minutos, en base a una presentación sólida, carente de puntos bajos y donde cada uno de sus protagonistas sabe perfectamente lo que debe hacer. Quizás el fuerte de la banda no es la interacción con el público, pero eso da lo mismo cuando se cuenta con un sonido tan enérgico y demoledor, que no deja a nadie indiferente. Activen las alarmas, un dinosaurio se encuentra suelto y amenaza con aplastar a todo lo que se le ponga por delante.
Era el debut más que esperado para una de las bandas más interesantes que surgieron durante los dosmil gracias a “Old World Underground, Where Are You Now?” (2003), que casualmente cumple 20 años desde su lanzamiento. En ese contexto, la banda venía presentando pinceladas de su época debut y mezclando aquello con parte de su último disco “Formentera II” (2023), en una gira que los tuvo por México y Perú antes de aterrizar en nuestro país.
Parece extraño que después de tantos años de popularidad la banda canadiense no haya pisado suelo chileno sino hasta muchísimo tiempo después, saldando así un plazo y una deuda de larga data. Con una carrera en extenso y sólida, el grupo al fin debutaba frente a un buen marco de público en Teatro Coliseo, que se convirtió en una fiesta de principio a fin.
Emily Haines, de brillante atuendo, salía a escena más animada y sorprendida que de costumbre, sintiendo a cada una de las personas del teatro, que hicieron del show un espacio más íntimo que de costumbre. Tras un breve retraso, el grupo no perdió el tiempo con “Cascades”, “Doomscroller” y “Gold Gun Girls”. Con una ejecución más que nítida del resto de la banda, la energía y la onda que emana Haines fluyó y acompañó su voz en un muy buen estado.
Le siguieron el hit “Gimme Sympathy” que hizo bailar a toda la cancha y significó un punto alto del show, con Haines visiblemente sorprendida del recibimiento del público chileno, que la acompañó bailando y coreando cada tema. Con el mismo entusiasmo pasaron “Formentera” y la divertida “Synthetica” para dar paso a “Help I’m Alive”, uno de los tesoros de su época anterior y uno de sus mejores temas. Al cierre, “Combat Baby” desató la locura con sus mezclas de electrónica y guitarras.
Lamentablemente, la espera y la expectativa por tributar su primer álbum era alta en parte del público, que esperaba más canciones de su debut -extrañando, por ejemplo, una interpretación de “IOU”- sin embargo, la banda reapareció en escena para regalar en formato acústico “Calculation Theme”, seguida de “Monster Hospital” y “Black Sheep”, otra de las esperadas por el público y que fue popularizada en la banda sonora de la película “Scott Pilgrim vs. The World”. Al final, la sentida y emotiva interpretación de “Breathing Underwater” fue el cierre perfecto con su atmósfera y cadencia que dejó los ánimos más que calmos para coronar una más que correcta primera visita de la banda a nuestro país.
gonzalo
24-Nov-2012 at 2:36 pm
Genial
Mountain Man
24-Nov-2012 at 3:47 pm
Estás seguro que tocaron Tarpit?? No me acuerdo que la hayan tocado. Ahhh y “Waiting” en realidad es Don’t Pretend You Didn’t Know