Esta noche de lunes, Coliseo Santiago abrió sus puertas para recibir a la multitud de fanáticos que repletó el recinto de la calle Nataniel Cox en la primera de las tres fechas que los norteamericanos de Deftones tienen preparadas en la capital durante esta semana. En un hecho sin precedentes, los californianos agotaron todas las localidades disponibles para sus presentaciones, en una triada histórica para los seguidores de los autores de “Be Quiet And Drive”. A dos años del lanzamiento de “Gore” (2016), su último álbum de estudio a la fecha, el quinteto regresó al continente con una gira que se dedica a repasar en pleno lo mejor de su discografía, y anoche tuvimos la oportunidad de escuchar un set compuesto de 18 canciones en un concierto que no dio respiro a nadie.
Para abrir la velada, la banda de post hardcore, Quicksand, formados el año 1990 en Nueva York, realizó su debut en tierras chilenas como los “teloneros” del plato principal. La agrupación liderada por Walter Schreifels –donde también milita SergioVega, bajista de Deftones– se hizo esperar para llegar a nuestras tierras y, a pesar de no ser los protagonistas de la noche, se las arreglaron para dar en el gusto a los no pocos fanáticos que fueron en exclusiva a presenciar su espectáculo.
En un set consistente de doce canciones, los estadounidenses hicieron un breve, pero conciso viaje por su catálogo, haciendo gala de un gran sonido y una energizante performance, que logró mantener siempre enganchado al Coliseo, sobre todo en su sección final cuando “Thorn In My Side” puso a saltar a toda la cancha. Sería interesante tener a Quicksand en un show a solas, ya que su historia musical lo vale, pero lo que nos entregaron anoche –y lo que entregarán hoy y mañana– funciona como potente aperitivo para sus fans locales.
Pasando a las estrellas de la jornada, Deftones salió al escenario con la potencia que suele demostrar en cada una de sus presentaciones en vivo. Con Chino Moreno a la cabeza, canciones como “Rocket Skates”, “Around The Fur” y “Swerve City” desataron el coro masivo, a la vez que el caos en la cancha. Si bien, muchos de los seguidores de la banda son pertenecientes a una generación que se acerca cada vez más a la adultez, el fervor adolescente se apoderó del recinto y era casi imposible mantenerse en pie en los sectores más cercanos al proscenio. El recital continuó en la misma tónica, alternando entre los momentos de canto y contemplación, y entre aquellos donde la idea era saltar lo más alto posible. “Feiticeira”, “Elite” y “Rosemary” siguieron en el repertorio, demostrando que los músicos no se dejaron ninguna carta bajo la manga en este retorno a la capital.
Si bien, el grupo puede no sonar tan bien en vivo, cuando canciones como “Be Quiet And Drive (Far Away)”, “Passenger” o “Diamond Eyes” suenan por los parlantes, poco importa que algún instrumento quede opacado en la mezcla, lo relevante es la entrega de los músicos y la energía que logran transmitir al respetable. Y, pese a todo lo dicho anteriormente, Deftones sí logra brillar en su interpretación en numerosas ocasiones, tal como ocurrió en pasajes como “Digital Bath”, “Phantom Bride”, o la notable “Minerva”, siendo esta última una de las más ovacionadas por la muchedumbre.
En definitiva, lo de Deftones con la fanaticada chilena es un gran compromiso que se trazó hace 17 años con su primera visita a Chile, donde cada rencuentro es una cita a la que se asiste sagradamente y se disfruta a concho hasta la última nota, sin importar los ripios en el camino. Prueba de esto fue el final del espectáculo, donde la banda recordó su faceta más nü metal con la dupleta conformada por “Headup” y “Engine No. 9”, donde los fraseos de Chino Moreno dirigieron la comparsa en el caótico final de la primera fecha de esta trilogía de shows.
Cuerpos sudados, rostros felices y los puños en alto, fueron las principales manifestaciones de jolgorio durante la noche del lunes a las afueras de Coliseo Santiago, expresiones que esperamos revivir durante la jornada de hoy y la de mañana. Esperamos que la energía de Deftones se mantenga a tope para seguir disfrutando de tan implacable espectáculo.
“Protagonismo popular” fue una de las tantas frases que caló hondo en la mayoría de las y los asistentes que se convocaron este sábado 27 de mayo en el Teatro Coliseo. Un concepto que rememora el trabajo de Márcia Carolina de Oliveira Cury (2017), quién se dedicó a estudiar el protagonismo popular las memorias de clase para dar relevancia de la articulación de los sectores marginados como tensión a las estructuras clásicas de poder, misma historia que se repite hoy en el recinto de calle Nataniel Cox, espacio en el que cuelga un lienzo que inscribe la consigna “NO A LA LEY GATILLO FÁCIL”, y que no pasa desapercibida para el profe Guillermo “Guille” Mármol, el alma de Eterna Inocencia, quien enarbola el concepto “Protagonismo Popular” como diagnóstico de acción política visibilizatoria y también como protagonismo popular de la euforia con la que las y los asistentes se reapropian de este show, en un territorio en el que reina el Síndrome de Estocolmo, un Chile que aún tiene las heridas abiertas de un golpe de Estado, pero en el que hoy las mayorías votan por aquellos que perpetúan la cultura de la servidumbre.
Loquero toma la delantera en esta fría noche de sábado. La banda argentina que comienza a trazar su historia con el demo “El que no se consuela es porque no quiere” (1991), hoy vuelve a nuestro país celebrando 30 años de trayectoria, esa trayectoria en donde la excentricidad y polémica se toman los procesos creativos que se declaran en constante rebeldía, pero que materializan en tracks como “Muchachos”, “Ansiedad” o “The Vegan Doctor’s Show”, lo medular de la autonomía, autogestión y lo popular en las expresiones culturales, máximas de vida que hoy coreadas con el alma por quienes vibran con el punk trasandino.
Los oriundos de un barrio marginal del Mar del Plata, y que vuelven a Chile por primera vez en compañía de sus compañeros de siempre, Eterna Inocencia, apostaron por un sólido setlist de 30 canciones, donde el mosh se vuelve protagonista del evento, volcando el protagonismo a los territorios olvidados e injustamente estigmatizados con potentes gráficas sociales que acompañan la interpretación de temas como “Barrio Niebla” e “Isla”. Loquero hizo lo suyo levantando tantas almas en identificación, como en transferencia, razón por la que “Ghost in The F.O.R.a.” se vuelve el broche de oro de esta noche tan esperada, porque Guille marca su presencia en completa humildad en magnánima interpretación del mítico track de “Club de Solos” (1999). Y así fue como entre abrazos y vítores, la banda deja el escenario, llevándose el corazón completo de un público que performatizó en desde el alma canciones que representan historias de vida, vulnerabilidades históricas y afecciones de dolor.
Con el Teatro Coliseo en su total capacidad, se hace manifiesta la subjetividad como construcción de contracultura, un público que encuentra en la existencia una forma de rebeldía al establishment de lo social, hoy apuestan por relevar el protagonismo de la lucha contra-hegemónica de tradicional. “Viejas Esperanzas” es el track que marca el regreso de Eterna Inocencia a nuestro país, y que también tensiona la premisa de “optimismo tóxico” al reconocer en la soledad el impacto del abandono. Le sigue “A los que se han apagado”, “Elsa y Juan” y “Sin Quererlo”, dejando en claro que “Las Palabras y Los Ríos” (2004), es el álbum que marca el ADN de la banda trasandina.
“No bien abran las flores” (2022) fue la marcada tendencia de la banda en cuanto a selección de temas, y ¿cómo no?, si el noveno trabajo discográfico de Eterna Inocencia emerge desde la vertiginosidad e incertidumbre de tiempos distópico-pandémicos, historias que existen en identificación en cada asistente que enuncia tracks como “Tu Mirada”, “Despedida”, “Amarras” u “Hojas Amarillas”. Por otro lado, “Entre Llanos y Antigales” (2014) toma especial protagonismo y popularidad en esta jornada, puesto que ebulle desde la necedad de reconocer la vulnerabilidad y dolor, como parte de las trayectorias vitales; por este motivo “Mis Maestros”, “Tus Heraldos”, “Puente de Piedra” y “La Radio Comunitaria”, cuentan diversas formas en que el dolor se entrelaza con la poética proyección visual de lo natural.
Un público sediento de hardcore melódico se rinde ante la belleza de “Nuestras Fronteras”. La capacidad propositiva de la banda argentina es vitoreada por todas y todos quienes repletan el recinto aledaño al Palacio de la Moneda, coincidentemente, el mismo recinto gubernamental que representa la concentración de poder y la parte más amarga de la historia republicana de Chile. Sigue resonando “Protagonismo Popular” en la cabeza de varios y varias que hacen manifiesta la lucha histórica de nuestros ancestros mapuche en “Weichafe Catrileo”, porque hoy el protagonismo popular en esta parte de Santiago se construye desde la retórica en resistencia, desde la tensión al tradicionalismo de la performance grandilocuente y sin alma, pero más particularmente se hace manifiesto cuando el protagonismo recae en los colectivos que resisten con y para la música, porque recordar se parece mucho a la justicia.