

En Vivo
Avantasia: El valor de la inteligencia
Published
7 años agoon
Hay todo un desafío asociado a hacer shows de duración extensa. No sólo se trata de la energía de la gente y de los artistas, sino que de muchos otros factores. Si un show dura una hora, es sencillo que tenga coherencia y que no caiga en la monotonía, pero a más extensión hay más riesgo, y eso lo tiene más que claro un entretenedor como muchos definen a Tobias Sammet. El hombre de Edguy a finales de los 90 tuvo la idea de armar una ópera metal y, aunque la idea era buena, nadie podría haber adivinado hasta dónde llegaría, y sin duda el proyecto ha tenido un alcance impactante, lo que se refleja en la fanaticada del conjunto en Chile con dos concurridas visitas anteriores, y con un marco respetable de público para su tercer show en nuestro país, en el mismo Teatro Caupolicán, donde Sammet ya se siente en casa.
Más de dos mil personas se congregaron principalmente en la cancha del Caupolicán a la espera del supergrupo, que realmente puede vivir con ese concepto por delante. Como un “señor Corales” presentando un circo, Tobias Sammet introduce un show excitante, entretenidísimo y con muy buenas canciones, iniciando todo a las 20:41 con la banda siendo introducida por “Also Sprach Zarathustra”, en la versión de “2001: Odisea En El Espacio”, con la épica suficiente para lo que se avecinaba. “Mystery Of A Blood Red Rose” de “Ghostlights” (2015), último disco de Avantasia, abría los fuegos que se extenderían por prácticamente tres horas y media, en una maratónica sesión que demostró que no sólo se trata de entretener a la audiencia o de armar una fiesta, sino que de ocupar de la forma más inteligente posible todos los talentos que están en el escenario para lograr el mejor resultado, y Sammet sí que sabe hacerlo.
Es importante no quedarse sólo en la devoción de un público que coreó todos los temas y que vivió el evento con algarabía, siendo perfecta compañía para el locuaz Tobias, sino que además es relevante destacar el pool de vocalistas que invita a cantar con él, o incluso a que se tomen el escenario. Ronnie Atkins (Pretty Maids), Michael Kiske (Helloween), Amanda Sommerville (Trillium), Eric Martin (Mr. Big) y Jørn Lande (Masterplan) son nombres potentes que se agregan con gracia y carisma en diferentes partes del show, pero logran algo más trascendente que trasunta la obra de Avantasia en diferentes momentos. Tobias Sammet no sólo se rodea de estos nombres para generar momentos inolvidables en vivo, sino que también los involucra en estudio para tener a su disposición un abanico enorme de timbres y registros de voz, lo que le da la libertad de contar con canciones en todas las claves que le interesa tener. Así, el concierto nunca toca la misma tecla dos veces, y se llena de matices que uno o dos vocalistas no podrían alcanzar.
Con especial efervescencia se vivió “Invoke The Machine” en el comienzo, porque traía por primera vez a Chile a Ronnie Atkins, quien más tarde se luciría con un par de líneas de “Cum On Feel The Noize” de Slade (popularizada por Quiet Riot) que, por cierto, sirvió de gran introducción a “Twisted Mind”, uno de los momentos en los que Sammet se borró del escenario para dejarle la luz principal a Atkins y Martin que –sin mayor sorpresa de por medio– se tomaron el proscenio a punta de la complementación de sus voces, por un lado lo más tosco y por otro lo más acrobático.
También es la forma en la que las canciones operaban era un ingrediente fundamental. Que gran parte de la asistencia vitoreara los tracks extraídos de “Ghostlights” es algo a lo que aspira cualquier banda y, así, hacer convivir clásicos de más de una década como “Farewell” luego de tocar la más novedosa “Draconian Love”. Por cierto que la articulación entre cada una de las composiciones era más ligera cuando había un speech de Tobias en medio, porque el tipo lograba que la gente riera e hiciera lo que quisiera. Si quería que el público cantara una canción infantil tradicional alemana y grabarla, lo lograba. Si quería que todos posaran para una foto, todos lo hacían. Esa sinergia sin duda ayudó a que todo fuera más y más imponente.
“The Scarecrow” fue bailada por todos, “Lucifer” fue coreada y sufrida, “Stargazers” fue motivo de alegría, igual que “Shelter From The Rain”, en tanto que neoclásicos como “Let The Storm Descend Upon You” caían como bombas de destrucción de apatía en caso de que a alguien se le ocurriera pestañear. Las poses, la alegría, la vitalidad de cada momento era digna de fotos, recuerdos y añoranzas futuras, porque la gente en el escenario lo daba todo. También hubo gestos únicos, como cuando Kiske intentaba infructuosamente de poner la bandera chilena en los telones que asemejaban una pared entre el telón, con la ternura de quien trata un vestido fino o a una guagua, pero el corpulento intérprete no lo logró del todo.
Cosas que quedan en medio de las mil capas de un show cuyo impacto no se aminoraba y que con “The Story Ain’t Over” cerraba el set principal antes del encore con “Lost In Space” y el medley de “Sign Of The Cross” con “The Seven Angels”, que sin duda fueron el cierre acorde a una fiesta que funcionó perfectamente, más allá de los talentos, sino que por la inteligencia de un líder que entiende cuán importante es poner los elementos justos para hacer grandes mezclas. Un supergrupo en serio que, gracias al valor de la inteligencia, generó tres horas y media de una celebración después de la cual, como pocas veces, los fanáticos quedaron satisfechos. La experiencia de Avantasia cierra sus puertas hasta la próxima, que de seguro habrá viendo el nexo entre Sammet y su gente.
Fotos por Luis Marchant
Setlist
- Mystery Of A Blood Red Rose
- Ghostlights
- Invoke The Machine
- Unchain The Light
- The Watchmakers’ Dream
- The Scarecrow
- Lucifer
- What’s Left Of Me
- The Wicked Symphony
- Draconian Love
- Farewell
- Stargazers
- Shelter From The Rain
- Let the Storm Descend Upon You
- Promised Land
- Prelude
- Reach Out For The Light
- Avantasia
- Twisted Mind
- The Great Mystery
- Dying For An Angel
- The Story Ain’t Over
- Lost In Space
- Sign Of The Cross / The Seven Angels
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El fervor por Ghost es algo casi indescriptible, por lo que resulta un éxito total la forma en que los suecos regresaron a nuestro país con su su shows en solitario más multitudinario a la fecha. Tras su última presentación hace siete años, la banda agotó el Movistar Arena presentando “IMPERA” de 2022. Más allá de su nueva era, mucho más transversal y popular, la banda supo cómo entregarse por completo y fijar un espectáculo de primer nivel en las pupilas y tímpanos del fiel público chileno.
Puntuales y secundados por los nacionales de Pentagram, que casi echan abajo el recinto, Ghost se subía al escenario con los primeros y agudos acordes de “Kaisarion”, parte de la nueva etapa de la banda donde los riffs se acercan más al hard rock, los sintetizadores aparecen como destellos y combinan con el look de un Papa Emeritus de traje brillante. El sentido del espectáculo que tiene el grupo, su teatralidad y desplante, han sido parte importante de la carrera de Ghost, que ha transitado entre lo oscuro y lo luminoso. En todas sus encarnaciones, Tobias Forge, ungido como Papa y compañía, añaden elementos que tensionan aún más esa relación de explícita blasfemia y la cautivadora propuesta de rock al estilo King Diamond conoce a Abba. Es ese cruce generacional y de sonido que convierten al grupo en un interesante “hay que ver” en vivo, donde la entrega es total.
“Rats” y éxitos como “From the Pinnacle to the Pit” o “Cirice” continuaron dando vida al setlist que iba y venía entre cambios de vestuario, colores y jugueteos de los Nameless Ghouls, que también entendían de qué iba el espectáculo: una muestra completa de un show que no sólo se queda en la buena ejecución de sonido ni en el virtuosismo. La experiencia completa del ritual local se vio fortalecida por la gran cantidad de niños, niñas y jóvenes que veían, algunos por primera vez, un espectáculo de estas características y que convierte a Ghost en su banda favorita, principalmente motivados por los éxitos virales del grupo como “Mary On a Cross” o “Call Me Little Sunshine”, también interpretadas en vivo y que fueron los puntos altos de la noche. Esa transversalidad saludable y tremendamente interesante de unión musical sólo podía ser opacada por quienes no entendieran que el público hoy en día es así de diverso. La presencia de niños y niñas, además del fervor de quienes pasaron horas esperando entrar, obligó que durante minutos el show se detuviera para ordenar al público, dar un paso atrás y asegurarse que todos disfrutaran a salvo.
Sin mayores inconvenientes, la banda oscurecía el ambiente y el Papa, de traje negro y brillos dorados finalmente aparecería para una nueva etapa del show, liderando la liturgia portando un turíbulo o incensario, un elemento colgante usado por los sacerdotes que expulsa vapor. “Con Clavi Con Dio” y “Year Zero” desataron a la mayoría de los asistentes que al ritmo de los contagiosos versos “Lucifer, we are here / For your praise, Evil One” y el correcto y profundo riff de una de las mejores canciones del grupo. Si incluso la propuesta visual y de luces se adaptó al momento más oscuro de la noche, demostrando el rango de la banda y sus cambiantes intenciones. Y es que la banda cuenta con un relato propio y una propuesta difícil de igualar, dejando a Tobias Forge como un líder y un frontman de verdad, tomándose el show con actitud y una voz de primer nivel.
Es impresionante cómo la banda, que más allá de apropiarse de la estética, el sonido y otros elementos de parte de la familia del metal pero no ser considerados por los puristas del género como pares, convoca, gusta y atrae, al mismo tiempo que se despliegan con total propiedad e insolencia en un explosivo y pirotécnico espectáculo.
Setlist
- Kaisarion
- Rats
- From the Pinnacle to the Pit
- Spillways
- Cirice
- Absolution
- Ritual
- Call Me Little Sunshine
- Con Clavi Con Dio
- Watcher in the Sky
- Year Zero
- He Is
- Miasma
- Mary on a Cross
- Mummy Dust
- Respite on the Spitalfields
- Kiss the Go-Goat
- Dance Macabre
- Square Hammer
*Fotos por Ramón eMe Gómez (@el.eme) para Lotus
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Iván Lara
21-Abr-2016 at 5:13 pm
muy buen review de lo vivido ayer, solo que come on the feel the noise es original del grupo Slade y popularizada por Quiet Riot y no Twisted Sister….