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Torche – Restarter

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Hoy por hoy, la música que se mueve en cierta medida dentro de los terrenos en que lo hacen quienes son motivo de esta reseña, Torche, acapara una parte considerable de la atención que se le entrega al panorama actual de las tendencias más extremas. Es así como híbridos constituidos en esencia por hard rock, o derechamente metal y matices que pasan por el doom, el sludge e innumerables influencias, han proliferado de manera sistemática en las últimas décadas, movimiento que es tan diverso como estridente. En este contexto, los oriundos de Miami aportan su cuarto larga duración a la fecha, “Restarter”, donde a ratos la premisa es la vieja técnica de “volver a las raíces”. Luego de la incomodidad propia de quien no recibe muchas críticas favorables, situación que vivieron con el trabajo anterior (“Harmonicraft”, 2012), resulta lógica la idea de “reanudar” lo hecho al inicio de su carrera.

TORCHE 01Como obertura, “Anihilation Affair” funciona muy bien, siendo enérgica y densa, con una voz etérea que acompaña más que lidera. Es un tema volátil que, a pesar de lo anterior, irrita de manera leve, debido a la repetición punzante de  una misma estructura ya hacia el final. Por su lado, la segunda entrega, “Bishop In Arms”, es la primera de las cuatro canciones cortas que aparecen aquí. Es intensa y con la cuota justa de oscuridad, aunque se reduce a una marcha incesante que anuncia una inminente explosión que nunca llega, algo que decepciona un poco. No pasa lo mismo con “Minions”: de consistencia densa y aire lúgubre, propicia el dilema de si esto es rock pesado o una especie de metal suave. Unidad absoluta basada en un mismo riff, fluye en una sola dirección, sin elementos extras que la saquen de la trayectoria en caída libre que evoca. Sumido en este estado, aparece otra pieza del grupo de las breves, “Loose Men”, para despertar del letargo en que sumerge la pista anterior, con sus guiños al punk o al rock más duro, pero con ese toque pop del que no reniegan, que lo acercan de alguna manera a lo que hacen algunos colegas como Baroness o Queens Of The Stone Age.

Con apenas un minuto y cuarenta segundos, “Undone” se posiciona como uno de los temas más pesados no sólo del disco, sino que del catálogo entero de Torche. Sigue una línea dinámica que funciona muy bien en vivo, al igual que lo hace la última de las creaciones más escuetas, “Blasted”, aunque a través de otros medios, más pegadizos y melódicos, como en “Loose Men”. Sin embargo, más allá de simpatizar o no con esta arista de la figura que dibujan los estadounidenses, queda esa disconformidad con canciones como esta, porque sin duda están bien concebidas, pero se apuran y no devienen en algo más interesante.

En directa oposición a lo recién planteado, el desenlace de este registro está formado de cuatro estocadas mortales que reivindican la motivación que se concretó en esta nueva entrega. “No Servants” posee el mejor coro de todos los que encontramos aquí, mostrando un trabajo vocal más amplio. La vibra es espesa, angustiante, con acoples de guitarra de fondo que la acentúan aún más. A más de alguno se le cruzará una brisa proveniente del mar llamado Alice In Chains, fenómeno que alcanza también a “Believe It” y “Barrier Hammer”, ambas abundantes en guitarras simples pero directas; cada estrofa es un mazazo, donde destaca la sección central de la segunda, que es sencillamente asesina. Por composiciones así es que se les considera una banda de metal antes que otra cosa, independiente de la visión que ellos tengan de sí mismos.

TORCHE 02Resulta algo predecible la decisión de dejar como tema de clausura a “Restarter” y darle la importancia que significa bajar el telón de un nuevo álbum, porque redunda en el carácter reformatorio que quisieron impregnarle al opus, pero por sobre todo porque esta mezcla de hard rock y algo más (casi la firma de la banda), que por una parte suena bien para single y todo lo que conlleva, ya que hay pop y un poco de oscuridad, abusa otra vez del mismo riff, alargando demasiado la duración de la canción, sin un fin muy claro que lo amerite. No hay una intención que se desarrolle a medida que avanza, y la última estructura resultaría mejor como cierre de un show que de un disco, ya que sólo es repetir lo mismo hasta el final.

En la sumatoria, es un buen retorno discográfico por parte de Torche, pese a los detalles antes señalados. Hay frescura a lo largo de toda la obra, destacando como el pilar principal en cuanto a virtudes se refiere, pero tiene eslabones más débiles que merman en cierto grado el producto resultante. La época llena de elogios de “Meanderthal” (2008) quedó atrás y ellos lo saben, por eso el esfuerzo por aferrarse a esa fórmula y crear este nuevo comienzo.

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GEL – “Only Constant”

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“Hardcore these days is kinda fucking cool”, sentencia una de las voces en el collage de grabaciones que se escuchan en “Calling Card”. Se trata de la sexta de diez canciones que componen “Only Constant” y es bastante certera en su apreciación. Hoy en día, la escena hardcore atraviesa un refrescante momento de proliferación en los distintos circuitos subterráneos del mundo. Y es que, si bien el hardcore y el punk componen una nutrida e ininterrumpida contracultura, resultaba necesario actualizar los cuestionamientos en torno a este estilo. Con discos como el de GEL, el intercambio generacional se hace latente, mediante un sonido visceral hecho por y para las nuevas generaciones.

En el primer álbum de estudio y en solitario de la banda de New Jersey, la mixtura entre lo nuevo y lo tradicional es de los primeros puntos interesantes que merecen una revisión. Ya sea en la estética o la conformación de los miembros, como también en el contenido de sus canciones, es notorio que los intimidantes y trillados estereotipos se pasan por alto; sin embargo, la crudeza de un sonido cavernario sigue tan latente como en aquellas bandas de hardcore en los ochenta. Justo homenaje también hace la portada, con un arte en blanco y negro que esconde una reminiscencia a exponentes del anarco punk inglés, como los pioneros Crass o Rudimentary Peni.

Con sólo una decena de canciones en un total de 16 minutos, GEL ofrece una fulminante embestida sonora en su estado más elemental. Desde los primeros acoples de guitarra en “Honed Blade”, la banda desarrolla su compromiso con una fórmula cuya máxima es la aspereza del ruido. En este aspecto, el carisma de Sami Kaiser en la voz logra transmitir aquella urgencia destructiva, con gritos aguerridos que destilan la agresiva actitud del quinteto. Como un cúmulo de puñetazos cortos pero arrolladores, “Fortified”, “Attainable”, “Out Of Mind” y “Dicey” repasan la primera mitad del disco en unos comprimidos siete minutos, donde los constantes cambios de velocidad entregan un caótico viaje de exigente ejecución.

Durante el único respiro a lo largo de “Only Constant”, el interludio “Calling Card” se perfila como una llamativa y experimental forma de presentarse como banda. A través de la voz de sus fanáticos, GEL dibuja una declaración de principios donde, entre otras cosas, dejan en claro su identidad abanderada con lo “freak”. Con menos de un minuto de duración, “The Way Out” retoma la rapidez predominante; “Snake Skin” es una alusión sin mayores rodeos a las personalidades hipócritas; mientras que “Compossure”, la más extensa del álbum, se despide en poco más de 170 segundos con una de las canciones más distorsionadas de un álbum de por sí ruidoso.

Sin mucha cabida para sobreanalizar, “Only Constant” es una pieza de ferocidad que no entrega puntos medios: se le aprecia por su simpleza, o simplemente pasa desapercibido por aquellos que no son convocados por esta breve experiencia de caos. En un álbum que se siente con las vísceras, el prometedor “debut” de GEL le da voz a una nueva generación de hardcore punk, jugándosela por la importancia en lo no verbalizado, y posicionándose con coherencia sin caer en repetitivas caricaturas.


Artista: GEL

Disco: Only Constant

Duración: 16:25

Año: 2023

Sello: Convulse Records


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