Conéctate a nuestras redes

Discos

The Magnetic Fields – “50 Song Memoir”

Publicado

en

Gigante y difícil de atrapar, como la vida misma. Acostumbrado a embarcarse en proyectos de reglas bien definidas, Stephin Merritt repite la dinámica, sin embargo, en esta oportunidad agrega ingredientes que definitivamente hacen más arriesgada la apuesta. El desafío fue escribir una canción por cada uno de sus cincuenta años, intentando resucitar con cada track alguna memoria del inagotable bestiario autobiográfico. Mientras en lo musical el álbum tiene méritos suficientes para destacar sin problemas (el mismo Merritt se encarga de la ejecución de más de cien instrumentos), lo más llamativo apunta a cómo el autor de las 69 canciones de amor recién, después de una decena de álbumes en que ha evitado aproximarse al proceso creativo desde lo personal, elige comenzar a hacerlo, justo de la mano de un proyecto de las dimensiones de este.

Pensado más como un soundtrack que como un disco convencional, la entrega se desarrolla en cinco capítulos que plasman consecutivamente cada una de las décadas de vida del autor, siendo el primero de estos el que sin duda cautiva con mayor inmediatez. Son años plagados de melodías cálidas y sencillas, fiel reflejo de la sorpresa y encanto típicas de esta etapa. Las pausadas notas de ukelele de “’66 Wonder Where I’m From” abren con dulzura este viaje, mientras que, por su parte, “’68 A Cat Called Dionysus” revive una sencilla historia de relación amor/odio, dueño/mascota que goza de una transversalidad posiblemente universal. “’71 I Think I’ll Make Another World” no hace más que reforzar lo fantástico de esta época, utilizando una dulce base de teclados y arreglos de cuerda para abrazar las sobrecogedoras aspiraciones de una mente joven y llena de sueños.

El primer momento de oscuridad viene de la mano de “’77 Life Ain’t All Bad”, corte francamente perturbador, que al mismo tiempo que destila desprecio a borbotones hacia alguna figura paterna relevante en la vida de Merritt, deja fluir una melodía coreable y contagiosa que amortigua la dureza del mensaje. Por fortuna, esta segunda decena de memorias es mucho más que lo anterior, predominando acá la exploración e ímpetu propios de lo que podríamos considerar la época de encantamiento musical del compositor. Los primeros beats bailables del álbum llegan con las contagiosas “’76 Hustle 76” y “’79 Rock’n’Roll Will Ruin Your Life”, sin embargo, las melodías que se roban por lejos el protagonismo de esta década vienen de la mano del krautrock reverberante de “’81 How To Play A Synthesizer” y el etéreo y contagioso homenaje synthpop a John Foxx “’83 Foxx And I”.

La tercera y cuarta décadas de este viaje vuelven a cambiar de imágenes y ánimos. Aparecen las primeras relaciones amorosas y, junto a estas, períodos de mala fortuna y desdicha. “’90 Dreaming In Tetris” marca uno de los momentos de máxima desolación del álbum; abúlica y sentida, con un Merritt que, parafraseando a David Bowie, se detiene a recordar la perplejidad de la generación disco víctima del VIH: “Todos los chicos jóvenes de 25 / agarraron enfermedades / pocos sobrevivieron / estábamos esperando la guerra nuclear / para que íbamos a tomar precauciones”. “’94 Haven’t Got A Penny” y “’95 A Serious Mistake” insisten en lo agotador y desgastante del período, cosa que recién viene a dar algunos atisbos de cambio a principios de siglo. La balada semiacústica “’01 Have You Seen It In The Snow?” funciona como bisagra perfecta para esto. Luego, el humor y sarcasmo de “’03 The Ex And I” son totalmente bienvenidos, sobre todo por su cautivante base sonora, que respira David Byrne a bocanadas.

Hacia la última década de esta pequeña biografía, reaparecen de forma definitiva el buen ánimo y los momentos de mayor luminosidad. Luego de un comienzo folk, “’10 20000 Leagues Under The Sea” explota optimista y brillante con guitarras electroacústicas y teclados a lo Beach Boys que son un verdadero deleite. Por su parte, “’12 You Can Never Go Back To New York” perpetua el ánimo festivo, con toques de tropicana y arreglos de cuerdas entrañables. Ya casi cerrando, “’14 I Wish I Had Pictures” nos trae a un Merritt lúcido, que se toma el tiempo para reflexionar respecto a lo significativo de los momentos y lo escurridizos que pueden ser para nuestra memoria.

Es difícil juzgar de manera radical un proyecto de la envergadura de este. Si vamos a lo estrictamente musical, es posible que hacia la mitad del álbum muchos cortes dejen una sensación amarga, sin embargo, también lo es la época que representan, razón por la que de alguna manera se ajustan al sentido de obra que predomina en el trabajo. No es poca cosa sacar adelante un desafío como este y Merritt (de alguna manera lo más parecido a un experto en estos menesteres) definitivamente lo logra. Explora diferentes estilos musicales, trabaja de forma prolija distintos ánimos, evita plagiarse a sí mismo y, sobre todo, logra moverse a lo largo de esta especie de “Boyhood” (2014) en retrospectiva con un nivel de honestidad que, sin ser necesariamente confesional, logra ser íntimo y cercano. Para disfrutar múltiples veces, descubrir paulatinamente cada una de las capas de este trabajo y dejarse encantar con cada una de ellas.

Discos

Weyes Blood – “And In The Darkness, Hearts Aglow”

Publicado

en

Tres años pasaron desde que Natalie Mering estrenara el cuarto trabajo de estudio de su proyecto Weyes Blood, llevándose el reconocimiento general y un sinfín de aplausos con una obra tan completa como “Titanic Rising” (2019). Aunque la artista se acostumbraba a las buenas críticas, las expectativas serían aún mayor al momento de enfrentarse a un próximo larga duración, misión que tiene pendiente con la llegada de “And In The Darkness, Hearts Aglow”, un trabajo donde la premisa de oscuridad absorbe gran parte de la trama, pero que la interpretación desde el corazón la transforma en una obra con una belleza e intensidad por partes iguales, haciéndole justicia a su título, más allá de las palabras. Todo esto se debe a la manera en que el disco se desarrolla, así como las capas que resisten el análisis o de cualquier prejuicio a la profundidad y efectividad de dichas composiciones.

Desde las distintas aristas que podamos darle a este disco, el principal factor que resalta es la capacidad de Natalie Mering a la hora no sólo de componer canciones, sino que también de la impronta que aplica en la producción, con una serie de colaboradores cooperando en aquella misión. Y es que desde la apertura con “It’s Not Just Me, It’s Everybody” demuestra cómo las cosas siguen su curso desde donde quedaron la última vez y, así, poder identificar de entrada los elementos que hacen de esta obra una sucesora de “Titanic Rising”, ya que es la propia intérprete quien describe este LP como el segundo en una trilogía que comenzó con su lanzamiento anterior. Si bien, prácticamente todas las canciones tienen la intervención de un arreglista externo, todo esto debido al trabajo que los músicos Ben Babbitt y Drew Erickson aplican en gran parte de los tracks, el componente personal se siente no sólo desde la interpretación, sino también desde donde Mering estructura su obra.

De esa forma de estructurar es cómo podemos ver el funcionamiento secuencial de inmensas composiciones, como “Children Of The Empire” o “Grapevine”, en las que Weyes Blood se luce en una interpretación muy rica en detalles, donde su voz logra tomar primer plano incluso con una sección instrumental tan cuidadosa y robusta como la que implementan en la guitarra y batería los hermanos Brian y Michael D’Addario, ampliamente reconocidos como el dúo The Lemon Twigs. Entre el sinfín de influencias y comparaciones que recibe la artista, los nombres de Brian Wilson y Karen Carpenter siempre estarán presentes en la manera compositiva e interpretativa, respectivamente, pero lo cierto es que Natalie ha sabido nutrirse de esos elementos para entregar un enfoque fresco y de manera más directa, evitando plagios o reminiscencias tan explicitas en su música. Un ejemplo de ello es la melancólica “God Turn Me Into A Flower”, donde la hipnótica presencia vocal de Mering se toma cada espacio con una delicadeza e intensidad que ha transformado en sello propio.

“Hearts Aglow”, por otra parte, encierra un poco los tópicos y componentes sonoros de esta quinta obra de estudio de Weyes Blood, aplicando correctamente términos líricos y musicales de la melancolía y contemplación personal, pero a la vez dejando entrever esas fisuras que permiten entrar a un plano más luminoso y optimista. Los arreglos siguen tan impecables como en cualquiera de las canciones de este disco, pero su desarrollo inminente hacia el interludio “And In The Darkness” le dan una cara única, con el carácter más ligado al pop barroco, poniendo énfasis en la experimentación, sobre todo considerando la presencia de una canción como “Twin Flame” que, contraria a la mayoría, carece de arreglistas externos y se centra en las propias ideas de la intérprete. Luego del tormentoso paso de “In Holy Flux”, el disco cierra con “The Worst Is Done” y “A Given Thing”, sumando 10 minutos donde tenemos desde el lado más juguetón hasta el más apasionado, aristas opuestas en el amplio rango interpretativo de Mering.

Siempre es complejo analizar una obra cuando se pueden tomar tantas referencias a la hora de desmantelar su estructura, pero lo cierto es que es en ese ejercicio donde verdaderamente podemos notar cuánto hay de inspiración y de reinterpretación, o si, en el peor de los casos, existe algún atisbo de plagio. Los artistas más nuevos enfrentan el gran problema de un panorama musical a veces desgastado, donde todo fue inventado y nadie puede ser el primero a la hora de querer aplicar sus ideas o entregar una versión más fresca de algo que ya esté arraigado en el oído colectivo. Lo de Weyes Blood no es por ninguna parte algo novedoso o diferente a muchos discos que podamos oír previamente, pero su principal gracia se encuentra en cómo esos elementos se presentan e interpretan, y ahí es donde la artista se desmarca de sus pares y logra salir adelante como una compositora que tiene mucho que ofrecer con su arte. Cinco discos y sólo aciertos es algo que pocos pueden contar, sobre todo a una edad tan temprana, donde el legado musical no puede hacer otra cosa que reforzarse de aquí en adelante.


Artista: Weyes Blood

Disco: And In The Darkness, Hearts Aglow

Duración: 46:22

Año: 2022

Sello: Sub Pop


Seguir Leyendo
Publicidad

Facebook

Discos

DiscosHace 4 meses

Weyes Blood – “And In The Darkness, Hearts Aglow”

Tres años pasaron desde que Natalie Mering estrenara el cuarto trabajo de estudio de su proyecto Weyes Blood, llevándose el...

Stumpwork Stumpwork
DiscosHace 4 meses

Dry Cleaning – “Stumpwork”

A la primera escucha, pareciera bastante tímido lo que propone Dry Cleaning en su segundo álbum. Tan sólo un año...

Free LSD Free LSD
DiscosHace 4 meses

OFF! – “Free LSD”

Luego de ocho años de pausa discográfica, OFF! vuelve a las pistas con un álbum que, de primera impresión, traza...

Ritmos En Cruz Ritmos En Cruz
DiscosHace 4 meses

La Ciencia Simple – “Ritmos En Cruz”

Desde “Hacia El Mar” (2014), La Ciencia Simple ha propuesto una reconfiguración de su sonido, pasando por el post rock...

Cool It Down Cool It Down
DiscosHace 4 meses

Yeah Yeah Yeahs – “Cool It Down”

A casi 20 años de la explosión del post-punk, o garage revival (que cada uno le ponga la etiqueta que...

II II
DiscosHace 5 meses

Dead Cross – “II”

Con tantos proyectos que posee Mike Patton, no es difícil perder la pista de cada cosa que hace el frontman...

The Car The Car
DiscosHace 5 meses

Arctic Monkeys – “The Car”

El lanzamiento de su séptimo disco no era un paso más en la carrera de Arctic Monkeys. Tras un “Tranquility...

The End So Far The End So Far
DiscosHace 5 meses

Slipknot – “The End, So Far”

Fuerte y claro fue el mensaje que Slipknot entregó con “We Are Not Your Kind” (2019), una obra que vio...

As The Moon Rests As The Moon Rests
DiscosHace 5 meses

A.A. Williams – “As The Moon Rests”

Bastó solo el lanzamiento de “Forever Blue” (2020) para que la música de A.A. Williams comenzara a ser destacada por...

Luz Figura y Sombra Luz Figura y Sombra
DiscosHace 5 meses

Cómo Asesinar A Felipes – “Luz, Figura y Sombra”

Cómo Asesinar A Felipes nos tiene mal acostumbrados a sembrar expectativas en la espera de cada uno de sus lanzamientos,...

Publicidad
Publicidad

Más vistas