Los suecos de Millencolin se encuentran en medio de la celebración de sus 20 años de trayectoria, y dentro de las actividades de conmemoración que partieron con el anuncio de un festival propio, el cual se llevará a cabo el segundo fin de semana de junio en Örebro, Suecia, y que los tendrá como cabeza de cartel, ahora se suma el lanzamiento de un disco compilatorio que reúne 12 lados B y rarezas que se desprenden de las sesiones de grabación de sus últimos cuatro trabajos de estudio: “Pennybridge Pioneers” (2000), “Home From Home” (2002), “Kingwood” (2005), y “Machine15”(2008), además de dos canciones inéditas.
El álbum muestra de inmediato sus credenciales con sus dos temas nuevos, “Carry You” y “Out From Nowhere”, en los cuales no cuesta trabajo identificar los sonidos más clásicos de la banda, con la energía y potencia del punk rock que tan buenos dividendos les ha dado y que desde un comienzo deja las revoluciones en lo más alto. La tercera canción es “Absolute Zero”, un tema que mantiene la línea de los primeros tracks, con un atractivo riff y un pegajoso estribillo, no teniendo nada que envidiarle a los mejores singles de la banda. El disco continua con “Mind The Mice”, en donde se disminuye levemente la velocidad, lo justo y necesario para darse un respiro dentro de la intensidad de la placa. Comienza a sonar “The Downhill Walk”, por lejos la canción con más energía de lo que va corrido del álbum, con una melodía que de inmediato queda grabada en el inconsciente, haciendo que se repita una y otra vez. “E20 Norr” es una pista menos trascendente, que baja las revoluciones drásticamente y cuyo estilo no termina por convencer. La canción a cargo de cerrar la primera mitad del disco es “Bull By The Horns”, que trae de vuelta los sonidos más duros del punk, pero que en ningún caso deja de lado la velocidad y dinamismo del resto de la placa.
El bien logrado riff de “Junkie For Success” marca el comienzo de la segunda parte del disco, una canción que a pesar de no caracterizarse por su potencia, saca dividendos de un coro llamativo y de una letra fácil de llevar. “Dinner Dog” vuelve a subir la velocidad y apuesta por una receta ya conocida por Millencollin, en base a ritmos ágiles y constantes incrementos de energía. La línea musical se mantiene con “Ratboy’s Masterplan”, que entrega mayor protagonismo a los sonidos más ásperos de la batería, ganando en fuerza e intensidad.
Las canciones rápidas se apropian del álbum, llegando el turno de “Phony Tony”, que apuesta por un ritmo levemente más tranquilo, convirtiéndolo en uno de los pocos tracks prescindibles. “Queen’s Gambit” arremete con una potente introducción, que baja las revoluciones a medida que avanza, manteniendo esta dinámica de altos y bajos durante toda la pista. Hacía el final del disco comienza a sonar “Bowmore”, un tema que no aporta mucho en lo que respecta a la experimentación de nuevos matices musicales, y que apenas logra sobresalir en un universo de hits. La canción a cargo de cerrar el compilado es “Into The Maze”, que termina el viaje con la especialidad de la casa: sonidos potentes, energía constante y esa vitalidad que los suecos derrochan en cada pieza que componen.
Un trabajo perfectamente bien logrado, con canciones acotadas (no superando ninguna los cuatro minutos de duración) y que se caracteriza por melodías llenas de energía y una potencia constante, casi invitando a desempolvar el skate, ponerse los audífonos y salir a patinar por la ciudad, haciendo ollies, kick-flips, board-slides y porque no, con uno que otro melancholy.