Este 2022 se cumplen 13 años desde la separación de Oasis, y la incertidumbre de una carrera en solitario de Liam Gallagher sin contar con el talento compositor de su hermano, quedó en el pasado. Después de dos sólidos álbumes, Liam vuelve con “C’MON YOU KNOW”, un tercer larga duración más maduro y genuino, con una apuesta por sonidos nuevos y una producción de calidad, demostrando su evolución sin transar una esencia que vive en la influencia de The Beatles, con las guitarras como protagonistas en canciones melódicas con letras optimistas.
Si bien, la producción de sus tres álbumes se ha mantenido con varios nombres constantes, esta vez el encargado es Andrew Wyatt, quien toma mayor protagonismo, y se nota. Wyatt ha trabajado con artistas como Lady Gaga y Bruno Mars, entre otros, la mayoría principalmente de la escena pop, por ende, no es casualidad que en este álbum el rock se sienta con mayor ritmo, como es el caso de “Better Days”, una canción llena de energía y coescrita por la cantante sueca Tove Lo, mostrando arreglos experimentales que hacen recordar lo mejor de Primal Scream y que se mantiene dinámica con la intensidad de la batería. Una fórmula que se repite en “Don’t Go Halfway”, “World’s In Need”, “I’m Free” y “It Was Not Meant To Be”, esta última mayormente influenciada por The Beatles.
“More Power” abre el álbum como una intro que va in crescendo hasta alcanzar progresivamente un cúmulo de sonidos que sintetizan el estilo de Liam, que, al igual que “C’mon You Know”, son las canciones más influenciadas por el estilo de Oasis, con esa batería constante acompañada del órgano similar a “Mucky Fingers” del álbum “Don’t Believe The Truth” (2005), pero con otro tempo. En “Everything’s Electric”, primer adelanto del álbum, nos encontramos con el track más peculiar, en una colaboración con Dave Grohl que derrocha rock y donde Liam alcanza nuevas notas, demostrando que su voz sigue siendo versátil, y con un coro que mantiene la tensión hasta un riff donde se luce la guitarra. Otra canción con actitud es “Diamond In The Dark”, que suena muy al Arctic Monkeys de la era “AM” (2013), con guitarras distorsionadas y una batería potente.
Por su parte, “Moscow Rules”, una colaboración con Ezra Koenig de Vampire Weekend, es una canción que podría pasar desapercibida por ser más lenta y menos rockera, pero es más instrumental que el resto del disco, contando con varios detalles sonoros que la hacen más compleja y atractiva. Y para terminar las baladas del álbum, “Too Good For Giving Up” y “Oh Sweet Children” destacan por su letra, con un mensaje inspirador al estilo “Stop Crying Your Heart Out” de Oasis, cargada de esa seguridad que Liam Gallagher transmite con su actitud tanto arriba como abajo del escenario.
Las polémicas por esa actitud rebelde que colmaba portadas de diarios quedaron atrás, hoy Liam Gallagher sigue dando que hablar, pero por tocar en Knebworth, trollear a su hermano Noel en redes sociales y seguir siendo rey en su tierra debutando en el N°1 de las listas. Una leyenda viviente, el rockstar original que sobrevivió a la era digital sin abandonar su esencia que se mantiene viva a través del éxito sostenido, siendo “C’MON YOU KNOW” la prueba de ese éxito. Cualquier duda sobre el potencial de Liam Gallagher como artista queda disipada, y este álbum lo consolida como uno con sonido propio, que se adaptó para trascender a través de la música.
“Hardcore these days is kinda fucking cool”, sentencia una de las voces en el collage de grabaciones que se escuchan en “Calling Card”. Se trata de la sexta de diez canciones que componen “Only Constant” y es bastante certera en su apreciación. Hoy en día, la escena hardcore atraviesa un refrescante momento de proliferación en los distintos circuitos subterráneos del mundo. Y es que, si bien el hardcore y el punk componen una nutrida e ininterrumpida contracultura, resultaba necesario actualizar los cuestionamientos en torno a este estilo. Con discos como el de GEL, el intercambio generacional se hace latente, mediante un sonido visceral hecho por y para las nuevas generaciones.
En el primer álbum de estudio y en solitario de la banda de New Jersey, la mixtura entre lo nuevo y lo tradicional es de los primeros puntos interesantes que merecen una revisión. Ya sea en la estética o la conformación de los miembros, como también en el contenido de sus canciones, es notorio que los intimidantes y trillados estereotipos se pasan por alto; sin embargo, la crudeza de un sonido cavernario sigue tan latente como en aquellas bandas de hardcore en los ochenta. Justo homenaje también hace la portada, con un arte en blanco y negro que esconde una reminiscencia a exponentes del anarco punk inglés, como los pioneros Crass o Rudimentary Peni.
Con sólo una decena de canciones en un total de 16 minutos, GEL ofrece una fulminante embestida sonora en su estado más elemental. Desde los primeros acoples de guitarra en “Honed Blade”, la banda desarrolla su compromiso con una fórmula cuya máxima es la aspereza del ruido. En este aspecto, el carisma de Sami Kaiser en la voz logra transmitir aquella urgencia destructiva, con gritos aguerridos que destilan la agresiva actitud del quinteto. Como un cúmulo de puñetazos cortos pero arrolladores, “Fortified”, “Attainable”, “Out Of Mind” y “Dicey” repasan la primera mitad del disco en unos comprimidos siete minutos, donde los constantes cambios de velocidad entregan un caótico viaje de exigente ejecución.
Durante el único respiro a lo largo de “Only Constant”, el interludio “Calling Card” se perfila como una llamativa y experimental forma de presentarse como banda. A través de la voz de sus fanáticos, GEL dibuja una declaración de principios donde, entre otras cosas, dejan en claro su identidad abanderada con lo “freak”. Con menos de un minuto de duración, “The Way Out” retoma la rapidez predominante; “Snake Skin” es una alusión sin mayores rodeos a las personalidades hipócritas; mientras que “Compossure”, la más extensa del álbum, se despide en poco más de 170 segundos con una de las canciones más distorsionadas de un álbum de por sí ruidoso.
Sin mucha cabida para sobreanalizar, “Only Constant” es una pieza de ferocidad que no entrega puntos medios: se le aprecia por su simpleza, o simplemente pasa desapercibido por aquellos que no son convocados por esta breve experiencia de caos. En un álbum que se siente con las vísceras, el prometedor “debut” de GEL le da voz a una nueva generación de hardcore punk, jugándosela por la importancia en lo no verbalizado, y posicionándose con coherencia sin caer en repetitivas caricaturas.