La música como elemento reflexivo y experimental. Eso busca entregar Cómo Asesinar A Felipes en cada disco que editan, y con “Naturaleza Muerta” el resultado no es distinto. Un álbum que transporta e impacta por sus letras y sonido, es el resultado de un trabajo que pilla a la banda en un momento de madurez y expansión. CAF llega a las grandes ligas con su séptimo LP sin traicionar sus ideales y conceptos; música oscura y que hace pensar, rompiendo el esquema y la lógica.
“Hemos olvidado la verdad mas fundamental, que, por muy refinados que nos hayamos vuelto, estamos conectados a la red de los seres vivos”, con ese mensaje finaliza “La Verdad Fundamental”, primer track del nuevo álbum de CAF, quienes esta vez optaron por crear un viaje reflexivo sobre la relación de los humanos con la naturaleza. Sirviendo como intro, a través de samplers realizados por DJ Spacio, da en su primera canción las claves de esta nueva producción que, si bien funciona bajo la lógica de canciones propias, no deja de ser un disco conceptual. Una historia completa, un plan macabro musicalizado con métricas irregulares y composiciones complejas.
La segunda canción del álbum permite entender el momento que vive el grupo. “Disparan (Fill The Skies)” tiene como secuaz a Chino Moreno, lo que habla del nivel en el que están trabajando actualmente. Después de haber sido apadrinados por Billy Gould, fundador de Koolarrow Records y Faith No More, el grupo empezó a internacionalizar su carrera, grabando en Estados Unidos y dando su primera gira europea a fines de 2018. La colaboración con el vocalista de Deftones habla sobre un alerce milenario y cómo ve este el paso del progreso. En medio de esas conversaciones ancestrales suenan las secciones rítmicas de Felipe Salas, las líneas de Sebastián Muñoz y la atmósfera que da con su saxo Cristián Gallardo.
El disco nace bajo una lógica de canciones sueltas, principalmente por lo conceptual de su antecesor “Elipse” (2017), aun así, el grupo proyecta una idea de “un todo” en su trabajo, utilizando tracks cortos que sirven de interludios musicalizados para unir una idea que se proyecta canción a canción. “Adaptarse, Cambiar o Desaparecer” es la introducción para “Busca La Paz”, pieza donde, en un afilado monologo, Koala Contreras cuestiona el azul del cielo y la capacidad de vencer los desafíos. Es la constante batalla del disco: el hombre destruyendo inútilmente la naturaleza.
La idea de ocupar samplers para las pequeñas versiones instrumentales del disco, logra clarificar más el mensaje y hacer palpable la idea, algo que la banda usualmente no realiza con su sonido. Juegan con la indefinición, aunque también logran entrar en muchos estilos, probando y experimentando en un constante progreso discográfico. “Ha Vuelto A Pasar” sirve como ejemplo de esto: un sonido psicodélico y envolvente pasa a secciones de percusiones hasta terminar con David Aniñir, poeta mapuche que dispara con sus letras a demonios de carne y pesos.
Ya en la parte final del disco llega la canción más cálida del álbum. “Los Misterios de la Naturaleza” entrega pausas y relajo, en un LP que muchas veces es intenso y absorbente. “Días Oscuros” tiene de eso también: cuenta con la colaboración de Camila Moreno y define a CAF muy bien. Velocidades distintas y sonidos asonantes van construyendo una historia que, junto a la creadora de “Mala Madre” (2015), logra llevar a un momento de clímax total; una especie de acid jazz donde la banda saca a relucir su prolijidad sonora. Así, da paso a la última canción del disco, “Una Nueva Idea”. Adaptarse, cambiar o desaparecer nos recuerda el quinteto; un tirón de orejas, pero a la vez un mensaje de esperanza.
En “Naturaleza Muerta” la banda vuelve a hacer lo que más le gusta, que es darle la espalda al estancamiento, redefiniendo su sonido y desarticulando lo clásico. Habitando fuera del mainstream, el grupo chileno da un nuevo paso adelante en una carrera poco común, abriéndose a las colaboraciones y a un toque femenino que le faltaba a una discografía interesantísima y poco conocida. Cómo Asesinar A Felipes sigue su viaje a la oscuridad, recordándonos que la naturaleza está preparada para evolucionar, pero nosotros no. Adaptarse, cambiar o desaparecer.
“Hardcore these days is kinda fucking cool”, sentencia una de las voces en el collage de grabaciones que se escuchan en “Calling Card”. Se trata de la sexta de diez canciones que componen “Only Constant” y es bastante certera en su apreciación. Hoy en día, la escena hardcore atraviesa un refrescante momento de proliferación en los distintos circuitos subterráneos del mundo. Y es que, si bien el hardcore y el punk componen una nutrida e ininterrumpida contracultura, resultaba necesario actualizar los cuestionamientos en torno a este estilo. Con discos como el de GEL, el intercambio generacional se hace latente, mediante un sonido visceral hecho por y para las nuevas generaciones.
En el primer álbum de estudio y en solitario de la banda de New Jersey, la mixtura entre lo nuevo y lo tradicional es de los primeros puntos interesantes que merecen una revisión. Ya sea en la estética o la conformación de los miembros, como también en el contenido de sus canciones, es notorio que los intimidantes y trillados estereotipos se pasan por alto; sin embargo, la crudeza de un sonido cavernario sigue tan latente como en aquellas bandas de hardcore en los ochenta. Justo homenaje también hace la portada, con un arte en blanco y negro que esconde una reminiscencia a exponentes del anarco punk inglés, como los pioneros Crass o Rudimentary Peni.
Con sólo una decena de canciones en un total de 16 minutos, GEL ofrece una fulminante embestida sonora en su estado más elemental. Desde los primeros acoples de guitarra en “Honed Blade”, la banda desarrolla su compromiso con una fórmula cuya máxima es la aspereza del ruido. En este aspecto, el carisma de Sami Kaiser en la voz logra transmitir aquella urgencia destructiva, con gritos aguerridos que destilan la agresiva actitud del quinteto. Como un cúmulo de puñetazos cortos pero arrolladores, “Fortified”, “Attainable”, “Out Of Mind” y “Dicey” repasan la primera mitad del disco en unos comprimidos siete minutos, donde los constantes cambios de velocidad entregan un caótico viaje de exigente ejecución.
Durante el único respiro a lo largo de “Only Constant”, el interludio “Calling Card” se perfila como una llamativa y experimental forma de presentarse como banda. A través de la voz de sus fanáticos, GEL dibuja una declaración de principios donde, entre otras cosas, dejan en claro su identidad abanderada con lo “freak”. Con menos de un minuto de duración, “The Way Out” retoma la rapidez predominante; “Snake Skin” es una alusión sin mayores rodeos a las personalidades hipócritas; mientras que “Compossure”, la más extensa del álbum, se despide en poco más de 170 segundos con una de las canciones más distorsionadas de un álbum de por sí ruidoso.
Sin mucha cabida para sobreanalizar, “Only Constant” es una pieza de ferocidad que no entrega puntos medios: se le aprecia por su simpleza, o simplemente pasa desapercibido por aquellos que no son convocados por esta breve experiencia de caos. En un álbum que se siente con las vísceras, el prometedor “debut” de GEL le da voz a una nueva generación de hardcore punk, jugándosela por la importancia en lo no verbalizado, y posicionándose con coherencia sin caer en repetitivas caricaturas.