Chan Marshall está despechada. Chan es una felina singular y poderosa, pero alguien la hizo sufrir. Alguien rompió con la (ahora) señorita Marshall. Y ella respira hondo, piensa qué hacer, se corta el pelo, se va un ratito a la punta del cerro más lejano y trata de seguir viviendo. Chan Marshall vuelve a ser Cat Power, pero las cosas cambiaron y no puede seguir creando las mismas canciones sensuales, amargas y sencillas. Con “Sun”, el álbum que la trae de vuelta a la creación original después de seis años, la rabia se transforma en dinamismo y experimentación, conceptos de una reinvención que, tras escuchar el disco, es totalmente creíble.
El primer adelanto, “Ruin”, sorprendió a medio mundo con sonidos upbeat, cercanos al new wave más bailable. Y Chan Marshall recorre el mundo. Hasta Chile sale en el periplo de esta gata poderosa, tratando de recapitular qué hizo y qué debe intentar hacer para ser la de siempre. O mejor dicho, para no ser la de siempre.
Antes Cat Power tenía una fuerza que radicaba en la angustia del empoderamiento en situaciones específicas. Ahora es capaz de contar historias más allá, recreando más emociones que hechos particulares, y he allí un giro en el que, la siempre directa Chan Marshall, prefiere protegerse un poco, lo que considerando que es un libro abierto casi todo el tiempo, es algo destacable.
“Cherokee” nos instala en un disco con otro timbre sonoro, más rítmico que melódico, más soñado que desgarrado. Y ahí está la trampa, porque no es que Chan Marshall se esconda, sino que pone su obra en una esfera intermedia donde no tenga que lidiar directamente con la realidad.
Luego, en “Sun” queda claro que la necesidad que responde Cat Power en este registro es la de sentirse liberada, sentir que viene algo mejor. Al final, es una cuestión de esperanza. O de jugar, como en el R&B soul de “3,6,9”, o de autodefinirse, como en el electropop de “Real Life”, o quizás de rockear como en la triada final con “Silent Machine”, “Nothing But Time” y “Peace And Love”.
El punto es que Chan hace lo que quiere y necesita, pero hay varias cosas que sacrifica en pos de su propio bienestar. Una de ellas es la unidad y coherencia del disco. Tantos colores diferentes hacen que la vinculación entre los tracks sea leve o a ratos inexistente, como pocas veces le había ocurrido. Otro tema es la languidez de algunas canciones. “Sun” puede ser sólida en concepto, pero su sonido se hace largo, al igual que la excelente “Nothing But Time”, que si bien es una gran canción y cuyo cameo de Iggy Pop es sencillo y efectivo, se hace gigante con sus casi once minutos de duración.
Lo que se valora más de este álbum, no obstante, es la versatilidad que muestra Cat Power al ser capaz de meterse en varios estilos manteniendo su esencia. Vale destacar que es la propia Marshall quien toca prácticamente todos los instrumentos en este álbum, casi un DIY por sí mismo.
Chan Marshall hace algo que también hizo Fiona Apple este año: reinventarse en orden a lo que uno cree que es mejor. Claro que Fiona lo hizo de forma acústica y Chan, con “Sun”, lo deja como un ejercicio de extender sus propias fronteras. Sea de la forma que sea, hay que saludar que para Cat Power haya salido el sol, o mejor dicho el arcoíris que se adivina en la sencilla cubierta del disco. Porque más vale gata sola que mal acompañada.
https://play.spotify.com/album/2JQgZJD5VKJkBMHBCkGQO0
cami
11-Sep-2012 at 11:20 am
simplemente hermoso