“Different Gear, Still Speeding” (2011) fue a todas luces un éxito. Logró demostrar que Beady Eye es más que Oasis sin Noel Gallagher, y permitió que sus miembros, en especial su líder, Liam Gallagher, exploraran facetas que previamente tenían vetadas (ya sea por su antiguo “jefe”, o por las propias expectativas que su ex banda había creado). Y si bien fue posible encontrarse con arrebatos retro a la “Bring The Light”, que no habrían tenido cabida en ningún disco de Oasis, el margen de acción de acción con el cual se manejó la nueva banda fue más o menos conservador. Esto se puede explicar por la inmediatez con la cual dicho álbum fue creado.
A menos de dos años de la separación de Oasis, era completamente esperable que el debut de Beady Eye generara una sensación de reminiscencia, dando la impresión –no del todo errónea- de que muchas de las canciones de dicho disco habían sido escritas inicialmente para ser parte de la discografía de Oasis. Ese diagnóstico no fue ajeno a los miembros de la banda, quienes en la búsqueda de una identidad propia recurrieron a un nombre que le pudiera dar a la agrupación las herramientas necesarias para crear una obra que fuera cien por ciento propia.
Dave Sitek de TV On The Radio fue el elegido para la producción de “BE”, la segunda placa de Liam y compañía. La apuesta era clara. “Different Gear, Still Speeding” contó con la producción de Steve Lillywhite, quien había trabajado previamente con artistas como U2, Travis, The Killers, Chris Cornell, etc. El objetivo parecía claro: entregar una estructura a esta nueva banda que recién iniciaba su trayecto. Sitek, por su parte, había contribuido con agrupaciones como Yeah Yeah Yeahs, Foals, Liars, entre otras, lo cual no hacía más que sembrar dudas sobre la identidad que tendría el nuevo trabajo de Beady Eye, pero que a la vez abría un sinfín de posibilidades.
“BE” es en definitiva el intento por adquirir una identidad propia, alejada de los prejuicios y de las cadenas que Oasis cierne sobre la banda. Y para eso la presencia de Sitek es esencial, la cual se puede palpar de manera directa en “Flick Of The Finger”, que se presenta como una suerte de llamado a las armas, acompañado de un ritmo hipnótico, un monólogo apocalíptico y de un trabajo sonoro que se asemeja a ese rock de fines de los 60’s que el menor de los Gallagher tanto añora. “Second Bite Of The Apple” transita por esa misma vía, dejando atrás la arrogancia noventera, reemplazándola por un mayor sentido de precisión y del oficio.
Así, Beady Eye cuenta con un nuevo arsenal que le abre las puertas a creaciones sumamente propias. “Soul Love” da cuenta de aquello, con un letargo que demuestra la confianza que existe en esta obra. Sin embargo, el intento de desprenderse de las amarras del pasado no es del todo efectivo. Y esto no es necesariamente algo negativo. A veces resulta en creaciones que dan cuenta de los aciertos creativos de la banda, como lo es el caso de “Iz Rite” o “Start Anew”, mientras que otras veces resultan ser definitivamente olvidables. En ese sentido se siente que la labor de Dave Sitek pudo haber llegado más lejos, lo cual viene a demostrar que esta banda puede aún encontrar su espacio, explorando facetas que hasta el momento no han sido tomadas en consideración, y que le permitirán, en definitiva, exorcizar los fantasmas de Oasis y Noel Gallagher. Quizás el objetivo no se cumplió del todo, pero sin lugar a dudas, “BE” es un paso gigantesco en la búsqueda de esa identidad propia que Beady Eye tanto anhela.
“Hardcore these days is kinda fucking cool”, sentencia una de las voces en el collage de grabaciones que se escuchan en “Calling Card”. Se trata de la sexta de diez canciones que componen “Only Constant” y es bastante certera en su apreciación. Hoy en día, la escena hardcore atraviesa un refrescante momento de proliferación en los distintos circuitos subterráneos del mundo. Y es que, si bien el hardcore y el punk componen una nutrida e ininterrumpida contracultura, resultaba necesario actualizar los cuestionamientos en torno a este estilo. Con discos como el de GEL, el intercambio generacional se hace latente, mediante un sonido visceral hecho por y para las nuevas generaciones.
En el primer álbum de estudio y en solitario de la banda de New Jersey, la mixtura entre lo nuevo y lo tradicional es de los primeros puntos interesantes que merecen una revisión. Ya sea en la estética o la conformación de los miembros, como también en el contenido de sus canciones, es notorio que los intimidantes y trillados estereotipos se pasan por alto; sin embargo, la crudeza de un sonido cavernario sigue tan latente como en aquellas bandas de hardcore en los ochenta. Justo homenaje también hace la portada, con un arte en blanco y negro que esconde una reminiscencia a exponentes del anarco punk inglés, como los pioneros Crass o Rudimentary Peni.
Con sólo una decena de canciones en un total de 16 minutos, GEL ofrece una fulminante embestida sonora en su estado más elemental. Desde los primeros acoples de guitarra en “Honed Blade”, la banda desarrolla su compromiso con una fórmula cuya máxima es la aspereza del ruido. En este aspecto, el carisma de Sami Kaiser en la voz logra transmitir aquella urgencia destructiva, con gritos aguerridos que destilan la agresiva actitud del quinteto. Como un cúmulo de puñetazos cortos pero arrolladores, “Fortified”, “Attainable”, “Out Of Mind” y “Dicey” repasan la primera mitad del disco en unos comprimidos siete minutos, donde los constantes cambios de velocidad entregan un caótico viaje de exigente ejecución.
Durante el único respiro a lo largo de “Only Constant”, el interludio “Calling Card” se perfila como una llamativa y experimental forma de presentarse como banda. A través de la voz de sus fanáticos, GEL dibuja una declaración de principios donde, entre otras cosas, dejan en claro su identidad abanderada con lo “freak”. Con menos de un minuto de duración, “The Way Out” retoma la rapidez predominante; “Snake Skin” es una alusión sin mayores rodeos a las personalidades hipócritas; mientras que “Compossure”, la más extensa del álbum, se despide en poco más de 170 segundos con una de las canciones más distorsionadas de un álbum de por sí ruidoso.
Sin mucha cabida para sobreanalizar, “Only Constant” es una pieza de ferocidad que no entrega puntos medios: se le aprecia por su simpleza, o simplemente pasa desapercibido por aquellos que no son convocados por esta breve experiencia de caos. En un álbum que se siente con las vísceras, el prometedor “debut” de GEL le da voz a una nueva generación de hardcore punk, jugándosela por la importancia en lo no verbalizado, y posicionándose con coherencia sin caer en repetitivas caricaturas.
XXX
26-Jun-2013 at 1:57 pm
ESTOS SIGUEN CON UN LOOK GAY…