En el arte, el azul es un color asociado a climas fríos, atmósferas intimistas cargadas de nostalgia y tristeza. Es hacia esos esteparios páramos sonoros a los que nos transporta “Forever Blue”, el álbum debut de la cantautora, cellista y guitarrista británica A.A. Williams. Este trabajo viene a fortalecer los cimientos de una prometedora carrera, la que ya comenzaba a construir a partir del lanzamiento de dos EP’s, uno homónimo y “Exit In Darkness”, ambos de 2019 y este último en colaboración con la emblemática banda japonesa de post-rock MONO. Con este nuevo material, la artista intenta plasmar un sobrio pero complejo esfuerzo por yuxtaponer géneros, en una mezcla que se podría etiquetar como post-folk.

En la apertura, “All I Asked For (Was To End It All)” nos deleita con esta amalgama de sonidos, donde versos introspectivos en un tono folk minimalista son amenizados por momentos de in crescendo típicos del post-rock. “Melt”, un tema de atmósfera gélida, cual glaciar que se derrumba sobre nuestros sentidos, estremece con su sonoridad densa, pero onírica, de coros potentes y dulces. Por su parte, “Dirt” es una sutil pieza que reafirma la vocación nostálgica de la compositora, destacando por arreglos vocales e instrumentales que nos susurran la influencia del trabajo de Radiohead en la propuesta de Williams.

Llegando a la mitad de “Forever Blue” encontramos la faceta más post-metal de la cantautora. “Fearless”, primer ejemplo de esto, es un track que nos deleita con su sonido lúgubre y que evoluciona en crudeza e intensidad, pero manteniendo de todas formas conexión con la emotividad sonora de sus predecesoras. Similar es el caso de “Glimmer”, que regresa a la tonalidad más paciente y de un folk reposado, aprovechando el recurso post-rockero de la explosión sónica para construir el clímax de la composición. Ambos temas suman en magnitud gracias a las colaboraciones vocales de Johannes Persson en el primero, y Fredrik Kihlberg en el segundo, ambos miembros de Cult Of Luna.

Con “Love And Paine” encontramos quizás el mejor momento de las capacidades melódicas vocales de Williams. Estamos aquí ante una catarsis sonora, donde la sublime interpretación del cello nos conduce en caída libre hacia un porvenir difuso. A continuación, la melancólica y tempestuosa “Wait” –de paisajes y tonalidades acústicas– continúa esta procesión hacia la incertidumbre. Así, tras la tormenta, encontramos la aparente calma en “I’m Fine”, una balada tan sincera como sus compañeras, cuyo canto se escapa temeroso desde los confines del ser, resguardado por un piano minimalista, delicados arreglos de cuerdas y cantos de aves, confirmándonos que las inclemencias han culminado.

Estamos viviendo un contexto donde sentimientos como la soledad y la ansiedad –tan recurrentes en la historia del arte– vuelven a cobrar relevancia, dada la crisis que de cierta forma nos somete a vivenciar dichas sensaciones. “Forever Blue”, intencionada o accidentalmente, termina convirtiéndose en una desoladora, introspectiva, visceral, gélida, pero, a la vez, esperanzadora banda sonora del estado de hibernación que vivimos. Y si bien conecta perfectamente con la crisis, también se debe reconocer al primer larga duración de A.A. Williams como una obra que madura con el tiempo. Su aura sombría obliga a escucharlo en reposo, con cautela, no insistentemente, pues su relato es tan anacrónico como las emociones que intenta transmitir.

Artista: A.A. Williams

Disco: Forever Blue

Duración: 41:27

Año: 2020

Sello: Bella Union