El cine es el arte del rostro. Más que en intrincados movimientos de cámara o trucos de montaje, la magia de las imágenes que disfrutamos en la sala oscura está en la capacidad de una simple faz para entregarnos sentimientos, emociones y, lo que es la piedra filosofal del cinematógrafo, la empatía. Grandes y complejas propuestas pueden naufragar si no logran la identificación con el público, y por otro lado, pequeños proyectos sin ningún tipo de pretensiones pueden dar un golpe de cátedra sólo por la correcta inclusión de personajes entrañables, caracterizados por actores que, muchas veces, no son los más talentosos, pero sí los más queribles.
Es más, gran parte de las películas que llenan las salas locales son importadas por el más simple de los criterios: qué actor o actriz protagoniza, habiendo listados para conseguir la última cinta de tal o cual estrella del firmamento hollywoodense. Por esto a veces nos llegan cintas menores de actores de primera línea, a veces sorprendentes proyectos independientes, otras veces bodrios infumables. Y esto no pasa solamente cuando se exhiben filmes venidos de Estados Unidos o Europa, también pasa respecto al mercado latinoamericano.
Quizás uno que está entrando en ese selecto grupo de intérpretes a los que se les muestra cualquier película, es al argentino Ricardo Darín. Desde “Nueve Reinas” (2000) hemos tenido la posibilidad de ver sus actuaciones, ya sea en el circuito alternativo o en las salas comerciales, por lo menos una vez al año, dando el golpe de cátedra con “El Secreto De Sus Ojos” (2009), ganadora del Oscar a la película extranjera en 2010. Este año se esperan dos estrenos donde participa el transandino, y el que nos convoca es “Tesis Sobre Un Homicidio”, precedida por récord de taquilla en el país vecino.
Roberto Bermúdez (Ricardo Darín) es un abogado experimentado que se acerca a la sexta década de vida y que ha dejado la línea de fuego por la academia. Al comenzar el seminario de Derecho Penal que imparte, reconoce entre sus estudiantes a Gonzalo Ruiz Cordera (Alberto Ammann), hijo de un viejo amigo diplomático. Durante la segunda clase del postgrado, es perpetrado un horrendo homicidio justo frente a sus narices, en el estacionamiento de la universidad. Esta circunstancia obsesiona a Roberto, quien comienza a investigar el crimen y a elucubrar que el asesino sería uno de sus estudiantes. Además, al recabar información respecto a la víctima, se involucra con Laura (Calu Rivero), hermana de la fallecida, atrayendo la atención del sicópata.
El juego de la película está enmarcado en la constante duda que atraviesa el relato respecto a la autoría del delito. Roberto se obsesiona hasta el paroxismo con que su nuevo estudiante está involucrado en el crimen, sin tener jamás pruebas concluyentes, con un exacerbado “olfato profesional” y siempre mirando bajo el agua acerca de los comportamientos del joven a quien acusa. La cinta, siempre contada en primera persona, nos invita a compartir la obcecación del abogado y profesor, aunque sus cercanos nos muestran que el leguleyo ya estuvo involucrado en casos donde terminó inculpando a inocentes sólo por corazonadas y pruebas mal contrastadas.
Tal como se mencionó, la clave del relato está en la posición de primera persona donde se desarrolla, y esto se acentúa al contar con un actor como Darín en el reparto. Es él quien carga de dramatismo a la historia, quien le da coherencia a las elucubraciones de Roberto, y quien termina por dotar, en un ámbito general, del soporte interpretativo para sostener una cinta que, a ratos, se pierde en los callejones sin salida que inventa el guión para sostener este juego del gato y el ratón, donde nunca sabemos quién es el cazador y quién el cazado, como en la escena del museo.
Está claro, entonces, que una cinta como esta no arribaría a las salas nacionales y quizás no habría tenido el nivel de aceptación en el país vecino, sin la inclusión de Darín en el papel protagónico. Por favor, no tomar a mal estas palabras: no es una mala película, se sostiene y demuestra un conocimiento preciso de los medios expresivos de su director, Hernán Goldfrid. La propuesta cercana al suspenso de los filmes de Buñuel o Hitchcock, donde la cámara y sus correctos movimientos son esenciales, acá da la nota con creces. Sin embargo, la presencia del argentino asegura, en primer lugar, que esos recursos técnicos no sean pura pirotecnia, y sostienen una historia bastante común del llamado “cine negro”. Por esto, vale decir que sin Ricardo Darín esta película no tendría mayor sentido, con todo lo que esta afirmación trae consigo.
Únete a la familia global de Metallica el jueves 13 de abril para una Listening Party mundial. Podrás disfrutar en primicia del nuevo álbum de la banda, “72 Seasons”, un día antes de su lanzamiento oficial. En la gran pantalla y con un demoledor sonido envolvente, este evento especial tendrá lugar en los cines en exclusiva y por una única noche.
Funciones:
Mallplaza Calama: 19:30 hrs.
Mallplaza Antofagasta: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Coquimbo: 19:30 hrs.
Cinépolis Vivo Imperio: 19:00 hrs.
Arauco Maipú: 19:30 hrs.
Cinépolis Plazuela Independencia Puente Alto: 19:00 hrs.
Parque Arauco: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis Mallplaza Egaña: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis La Reina: 19:00 y 20:00 hrs.
Plaza Maule Talca: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Outlet Temuco: 19:00 hrs.
Cinépolis Paseo Costanera Puerto Montt: 19:30 hrs.
Arauco Chillán: 19:00 hrs.