Cuando el dinero sobrepasa los límites de la coherencia argumentativa en lo que a cine respecta, poco, muy poco, es lo que se puede esperar. Es en este escenario que la mayoría de las películas que definen sólo a un género para su desarrollo se encuentran a día de hoy. En la lógica de mercado, esto es algo entendible –aunque claramente indeseable- si consideramos que categorías como las de terror o comedia generan una enorme rentabilidad en el mayor porcentaje de los espacios audiovisuales a nivel global. Cuando a títulos como a “Annabelle” (2014), “Haunt” (2013), o “The Remaining” (2014) se les da luz verde para su concreción, los recursos disponibles se terminan ocupando en la extensión de fórmulas agotadas hasta el fastidio, desechando de plano la opción de ayudar a la reinvención del género. Ahora el turno es de “Ouija”, que parece no ser la excepción.
Laine (Olivia Cooke) es una joven que no puede aceptar la muerte de su mejor amiga, Debbie (Shelley Hennig) –quien parece haber cometido suicidio-, sin antes tener la posibilidad de despedirse. Utilizando un tablero de ouija, la antigua pieza de madera que sirve para comunicarse con los muertos, Laine tratará de buscar a la recién fallecida, participando también de esto cuatro amigos más, muy cercanos a ellas. Tras haber hecho contacto en una primera sesión, los jóvenes deciden no volver a usar el tablero, sin embargo, lo que aún no saben es que no fue Debbie con la que pudieron hablar, sino que con un espíritu maligno que los comenzará a perseguir para acabar con todos ellos.
Los únicos requisitos que se deben aprobar para tener la ocasión de emular a las películas de terror nacidas desde el Hollywood más comercial, responden sólo a tener en el papel una idea ya calada, disponer de un equipo de actorcillos amateur con buena pinta, y contar con los billetes para cubrir la mayor cantidad de contingencias en el apartado técnico.
En otras palabras: ¿Qué se va a contar? Una historia que tenga a la casa embrujada, a la figura diabólica, o a los eventos paranormales enganchando al drama central; ¿A quiénes voy a ocupar? A un grupo de tipos bonitos; ¿A quién le voy a pedir el dinero? A las megaproductoras que, con sólo escuchar la frase “Cinta de horror”, son capaces de estampar la rúbrica. Dos de estos tres ítems –guión, personajes y/o actores-, tan esenciales para levantar cualquier filme, se siguen descuidando en este tipo de largometrajes. La existencia de una película como “Ouija”, que se hace eco de lo anterior, pasa a ser sólo una anécdota. ¿Cuántas veces hemos visto este juego como elemento dentro de un título con clasificación “R”? Muchísimas. Y, aun así, se sigue insistiendo en explotar un tema ya pisoteado.
Mucho peor es que una cinta como esta, que toma todos los vicios de las películas de miedo –porque ya ni siquiera se puede hablar de clichés, acá son derechamente resabios de forma-, no se esfuerce por salir de la visión limitada. No se apuesta por nada nuevo, los giros del relato, que se pavonea sin razón entre pasajes somnolientos y otros más veloces, son de predecible evidencia; casi escolares. Aquí se reafirma la tesis que pone al golpe sonoro como el salvavidas cuando se agotan las ideas.
A pesar de que al espectador se le debe entregar la oportunidad de ir tejiendo sus propias teorías en relación a lo que se muestra, la película se salta la coherencia del relato, como si esto no fuese un punto importante para juzgar su calidad estructural; muchos de los lugares se desentienden entre sí, omitiendo las explicaciones del porqué. Un pobrísimo montaje, lo que parece ser una muy mala mezcla entre “Ringu” (1998) y “Final Destination” (2000), y una secuencia que hacia el final del metraje se hace caricatura, terminan por enterrar una película que no resiste mayor análisis, porque básicamente es el último eslabón de una cadena desde hace tiempo oxidada.
Existen dos o tres escenas que efectivamente logran crear la mínima tensión para causar algún susto en el espectador, pero esto es sólo atribuible a que si una película de género no fuere lo suficientemente capaz de consensuar en el más exiguo nivel la forma con el fondo, es porque toda la industria cinematográfica es una gran mentira. Con “Ouija”, las grandes productoras siguen subestimando a un público que cada vez es más exigente, y que de a poco deja de consumir este ensamble de productos plásticos.
Únete a la familia global de Metallica el jueves 13 de abril para una Listening Party mundial. Podrás disfrutar en primicia del nuevo álbum de la banda, “72 Seasons”, un día antes de su lanzamiento oficial. En la gran pantalla y con un demoledor sonido envolvente, este evento especial tendrá lugar en los cines en exclusiva y por una única noche.
Funciones:
Mallplaza Calama: 19:30 hrs.
Mallplaza Antofagasta: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Coquimbo: 19:30 hrs.
Cinépolis Vivo Imperio: 19:00 hrs.
Arauco Maipú: 19:30 hrs.
Cinépolis Plazuela Independencia Puente Alto: 19:00 hrs.
Parque Arauco: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis Mallplaza Egaña: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis La Reina: 19:00 y 20:00 hrs.
Plaza Maule Talca: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Outlet Temuco: 19:00 hrs.
Cinépolis Paseo Costanera Puerto Montt: 19:30 hrs.
Arauco Chillán: 19:00 hrs.