A veces basta que pasen un par de años y solo una película para poner en jaque las reglas del juego. Que lo diga Ilumination Entertainment, que gracias a “Despicable Me” (2010) y las dos cintas derivadas de esta, se ha situado como una fábrica animada de ideas corrientes pero cumplidoras. En total, tres hits al hilo que la tienen hoy como dueña indiscutible de productos destinados a enganchar y como un actor clave de la industria. La prueba de fuego de su estatus actual es el desembarco de una nueva ficción original, peso que en este caso recae en “La Vida Secreta De Tus Mascotas”, un filme que, si de entretenimiento pasajero se trata, cumple con honores.
Situada en Manhattan, sigue la historia de Max, un perro al que no le falta nada junto a su dueña, Katie. Es por sobre todo un canil bien portado: cuando todos sus vecinos animales se dedican a hacer diabluras, él espera tranquilo a que su amiga humana regrese del trabajo. Nunca aburrido de esa monotonía, Max se ve sorprendido con la llegada de un nuevo integrante a la casa, Duke, un gigante y peludo perro café. La amenaza que encarna el arribo de este intruso, deriva en que ambos terminen fuera del departamento y sin sus collares, empezando una travesía por la ciudad que los hará encontrarse con muchos peligros, siendo el principal un ejército de animales domésticos abandonados.
Pese a la juventud que tiene el estudio detrás de este estreno, es posible asegurar que camina derecho a la consolidación de una identidad. La particularidad es cómo hoy lo logra. “La Vida Secreta De Tus Mascotas” establece una doble cara, sin entregar un completo espaldarazo a la fórmula que Ilumination había afinado. Las razones se pueden disgregar en dos direcciones. La primera: que rehúye la simplificación de la aventura, explotada holgadamente en “Minions” (2015), alimentándose de otros elementos interesantes. La contraparte dicta que el vértigo, a ratos destemplado, sigue siendo el motor de la historia, lo que atenta contra las posibilidades de emoción y alguna huella mayor.
Envuelta en una animación muy llamativa, la película fija una narrativa que jamás se vuelve dubitativa, pero sí provee disfrute (en mayoría) y también algunas frustraciones, lo que en cualquier caso nace de su eslogan en forma de pregunta respecto a los animales. Su premisa, tan simple como potente, abre la puerta a visualizar que, de cierto modo, el punto de partida de “Toy Story” (1995) no ha tenido otro acercamiento tan próximo como este en más de veinte años. Pero dos décadas atrás, de algo tan amplio y llamativo como “¿qué hacen tus juguetes cuando tú no estás?”, podría haber salido cualquier cosa. En ese caso fue un clásico instantáneo, facturado por una casa productora llena de ideas, liderada por gente adelantada a su época. Pasado por un filtro menos limpio y genial, esa premisa –o una reversión de ella– termina convertida en un buen intento, nada memorable.
El inicio de la cinta, sazonado con ritmo trepidante y placenteros y abundantes detalles, es sencillamente lo más encandilador del filme, y está entre las imágenes más pulcras y fascinantes que ha entregado Ilumination en su corta historia. Luego viene una ola de frenesí que no asegura un goce completo, aunque no califica como declive. Una vez que Max y Duke empiezan su odisea fuera del hogar, una vez que la historia toma aliento, la cruzada de la película parece ser: la aventura por la aventura, a cualquier costo.
Atrapar al ojo, para que pestañee lo menos posible. Aplicar impulso, para que el respetable quede sin aliento. Es la moral de la cinta, perfecta para esta era de smartphones y Snapchat. Hay mucho apuro y seguirle el ritmo no es tarea sencilla, menos cuando entre los personajes no se elaboran relaciones sólidas que traspasen la pantalla. Ello seguramente porque el filme trabaja en exceso en mantener las emociones a raya y cargarle la mano a la diversión y al desenfreno, como si en una historia como esta no se pudiese explorar otras opciones. Max y Duke conforman una pareja divertida pero no entrañable, mientras que el amplio grupo de secundarios es funcional y logra sacar risas; tales atributos corresponden a una serie de decisiones que van definiendo el sello de un estudio y por ello es natural que algún guiño a los Minions se escape por ahí. Consumada su hora y media de extensión, es entretención ágil y decidida, pero con dosis tacañas de corazón.
Su gracia es que, pese a que deliberadamente esquiva caminos más atractivos, en todo momento ofrece algo gracioso o singular. Hay ingenio, por supuesto, de modo que es inobjetable que se está ante uno de los títulos animados más divertidos del último tiempo y, muy importante, que se puede disfrutar con deleite y sin hacer vista gorda a una trama débil. Aunque se repitan lastres de películas anteriores de la compañía y quede un gusto un poco amargo, de todas formas es un firme paso adelante.
Únete a la familia global de Metallica el jueves 13 de abril para una Listening Party mundial. Podrás disfrutar en primicia del nuevo álbum de la banda, “72 Seasons”, un día antes de su lanzamiento oficial. En la gran pantalla y con un demoledor sonido envolvente, este evento especial tendrá lugar en los cines en exclusiva y por una única noche.
Funciones:
Mallplaza Calama: 19:30 hrs.
Mallplaza Antofagasta: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Coquimbo: 19:30 hrs.
Cinépolis Vivo Imperio: 19:00 hrs.
Arauco Maipú: 19:30 hrs.
Cinépolis Plazuela Independencia Puente Alto: 19:00 hrs.
Parque Arauco: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis Mallplaza Egaña: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis La Reina: 19:00 y 20:00 hrs.
Plaza Maule Talca: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Outlet Temuco: 19:00 hrs.
Cinépolis Paseo Costanera Puerto Montt: 19:30 hrs.
Arauco Chillán: 19:00 hrs.