En 1999 “The Blair Witch Project” evidenciaba cómo una película de bajo presupuesto podía ser un éxito gracias a la buena ejecución del terror, de la mano de una buena campaña de marketing que aseguraba que la grabación encontrada era real. Esta película fue innovadora en el uso de found footage, que luego varias cintas de terror intentaron imitar. Además, tal fue su éxito, que el estreno de una secuela fue inminente, sin embargo, “Book Of Shadows: Blair Witch 2” (2000) se alejaba completamente de la cinta original, fracasando en recepción de público y crítica. Después de 17 años del estreno la película que origina el mito, se estrena una secuela que pretende mantener su espíritu original.
James Donahue (James Allen McCune) encuentra un misterioso video que podría probar que su hermana sigue viva luego de desaparecer en el bosque hace casi dos décadas. Determinado en descubrir la verdad, decide partir al bosque junto a dos de sus amigos y una estudiante de cine que documentará la experiencia. El grupo de amigos, más dos lugareños que aseguran la verdad en torno a las leyendas del bosque, intentará sobrevivir a las fuerzas malignas que acechan el lugar.
Es casi imposible separar esta secuela de su antecesora y no establecer paralelos que ayuden a identificar las diferencias entre ambas, pues esta segunda parte se nutre directamente de su hermana mayor casi en forma de tributo al clásico de terror de finales de los 90. Y para ello se debe entender que la película estrenada en 1999 alcanzó el éxito gracias a un contexto en particular, ya que el avance tecnológico hacia el final de aquella década permitía que se generara una mitología alrededor de una cinta misteriosamente encontrada en el bosque. Además, la espontánea grabación agregaba los elementos de naturalidad necesarios para crear verosimilitud en la historia.
Esta vez existe un desafío mayor, pues cualquier interés o curiosidad alrededor de esta segunda parte está fundado solamente en el recuerdo de la primera y no a la expectación y el temor de aquella cinta, por lo tanto, es necesario hacerse cargo del legado y tratar de adaptarse a los tiempos contemporáneos. Para ello el grupo de jóvenes que inician la travesía en el bosque recurre a todo el arsenal tecnológico que tienen a su alcance, para así poder darle la credibilidad necesaria al relato, entendiendo que los aparatos tecnológicos de nuestra época podrían desacreditar cualquier supuesto misterio. Dentro de estos elementos destacan cámaras que permiten movilidad instaladas cerca del oído, el uso de un dron que captura la sensación de aislamiento en la que se encuentran, GPS y cámaras portátiles. Todos estos dispositivos juegan a favor, pues inevitablemente generan una mayor agilidad en el montaje, existiendo el punto de vista de cada uno de los personajes y justificando la constante grabación, a pesar de estar en una situación de extremo peligro.
Una vez que los personajes se adentran en el bosque, se empieza a caminar por un terreno conocido y, en una suerte de déjà vu, los hechos se vuelven repetitivos y una estructura en particular reaparece en la memoria. El problema radica en que existe una herencia difícil de manejar y, cuando se hacen los intentos por aportar algo fresco, lamentablemente se cae en los vicios que se le atribuyen al género, recurriendo a jump scares innecesarios, personajes que toman decisiones cuestionables y sobreexposición de hechos. Siendo este último un error grave, si se considera que el misterio era parte importante de la mitología de esta historia, fallando al revelar y tratar de explicar la incógnita alrededor del bosque y los hechos inexplicables que acechan a los protagonistas.
El ritmo que imprime Adam Wingard es un punto favor, puesto que el manejo visual incita a que la tensión se construya lentamente, llegando a un angustiante y claustrofóbico tercer acto. Sin embargo, no es suficiente para mantener toda la historia en pie: el guión llega a ser descuidado en cuanto a la sucesión de hechos y justificación de acciones por parte de los personajes, además se intenta gestar una mitología fácil de cuestionar y que a ratos se despega del universo narrativo planteado desde el principio.
“La Bruja de Blair” termina siendo sólo un defectuoso tributo a su primera versión, tropezando en los errores e imperfecciones propias de un género al que le cuesta reinventarse, quedando sólo como un intento de revivir y traer a nuestra época un fenómeno cultural que funcionó correctamente porque se encontraron y mezclaron condiciones particulares en un contexto temporal y cultural, resultando en una innecesaria secuela cuestionable en relevancia y trascendencia.
Únete a la familia global de Metallica el jueves 13 de abril para una Listening Party mundial. Podrás disfrutar en primicia del nuevo álbum de la banda, “72 Seasons”, un día antes de su lanzamiento oficial. En la gran pantalla y con un demoledor sonido envolvente, este evento especial tendrá lugar en los cines en exclusiva y por una única noche.
Funciones:
Mallplaza Calama: 19:30 hrs.
Mallplaza Antofagasta: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Coquimbo: 19:30 hrs.
Cinépolis Vivo Imperio: 19:00 hrs.
Arauco Maipú: 19:30 hrs.
Cinépolis Plazuela Independencia Puente Alto: 19:00 hrs.
Parque Arauco: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis Mallplaza Egaña: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis La Reina: 19:00 y 20:00 hrs.
Plaza Maule Talca: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Outlet Temuco: 19:00 hrs.
Cinépolis Paseo Costanera Puerto Montt: 19:30 hrs.
Arauco Chillán: 19:00 hrs.