La gran mayoría de las películas de terror que llegan a nuestra cartelera son de temática sobrenatural, acerca de fantasmas, maldiciones y posesiones. Sin embargo, también están las que acuden sin tapujos a la tortura y la violencia gráfica explícita. Es el llamado torture porn, sub-género que tiene como emblemas a las sagas “Saw” (2004) y “Hostel” (2005). Son filmes que tienen su origen en el gore y que buscan que el espectador disfrute del sufrimiento ajeno. Un tipo de cintas no tan explotado como se esperaría, que tiene un nuevo hijo en “Juegos Mortales”, secuela de “The Collector” (2009).
Elena (Emma Fitzpatrick) va con dos amigos a una fiesta secreta, donde todo es descontrol y nadie espera lo que viene: todo serán masacrados por una trampa de un psicópata enmascarado (Randall Archer). Elena encuentra una caja que tiene dentro un hombre ensangrentado, Arkin (Josh Stewart). Después de que el asesino los halla, sólo él consigue escapar del lugar, mientras que la joven es llevada a un hotel abandonado transformado en una casa de torturas, repleto de cadáveres y cuerpos mutilados. El padre de la chica (Christopher McDonald) reunirá a un grupo de mercenarios para que la rescaten con la ayuda de Arkin, el único que ha logrado salir del lugar.
A simple vista, esto parece cine B. Tiene un bajo presupuesto, actores desconocidos, efectos visuales que apenas califican y un aspecto descuidado. No obstante, carece del riesgo y la audacia de este cine. No se toma ninguna licencia y sigue al pie de la letra el molde. En el fondo, su génesis es la de película de terror más comercial, pero no le alcanzó el dinero para presentarse como tal.
Hay que decir que “The Collector” tenía una mejor historia y acabado. Ambas están dirigidas por Marcus Dunstan, co-guionista de las últimas cuatro entregas de la saga “Saw”, sin embargo, es en la cinta que nos convoca donde se hace más evidente su falta de pericia. Dirige con tal torpeza, que no consigue ni siquiera un manejo decente del suspenso. Tanto así, que no sólo no hay en ella nada sorpresivo ni novedoso, sino que parece que avanzara con piloto automático de cuarta. Esto es un juego del gato y el ratón, por lo que el énfasis no está en los giros dramáticos, sino en impresionar con lo “ingenioso” de las muertes y lo “tenebroso” del lugar en el que se desarrolla la historia. Así se intenta mantener al espectador en vilo, pues el asesino puede encontrarse con los visitantes en cualquier momento. Como se puede suponer, recurre a los clichés del género. La efectista música para potenciar la tensión, un primer plano y ¡sorpresa! aparece el psicópata de turno acompañado de un golpe de sonido, todo para que el espectador pegue un salto y se asuste. Ninguna posibilidad de dobles lecturas ni de mensajes sugeridos.
No está lo sabroso de los juegos de “Saw” (2004) y sus secuelas. En ellas también había destripamiento y gore sin razón, pero el asunto tenía algo más de gracia. Aquí el malo de la película mata y acumula cuerpos porque sí, careciendo de mayor llamativo, como tantos otros que hemos visto en este tipo de cine. Y es que los personajes son gruesos; están ahí como mero instrumento de una cinta que los desprecia y sólo los requiere para impactar. Como si no bastara con eso, los diálogos son torpes y las actuaciones mediocres, aunque no peores que en el filme de terror del montón.
Hay que reconocer que, si bien es un trabajo sin ninguna novedad, el argumento es claro y va directo al grano. No se pisa la cola ni da vuelcos torpes, salvo por un absurdo giro de última hora. No obstante, por el mismo deseo de la película de avanzar rápido, los personajes toman decisiones a una velocidad tan insólita que puede llegar a desconcertar.
En fin, otra apuesta de terror salida de Hollywood que deja un mal sabor. No es una decepción, porque ya nadie puede esperar mucho del género, pero el pésimo rato queda. Una cinta que abraza el exceso y el brochazo, más preocupada de mostrar la mayor cantidad de sangre y cuerpos despedazados, que de sugerir miedos. Su valor cinematográfico es nulo y su capacidad de asustar bastante cuestionable. Agradará a los fans del género, pero el resto sería mejor que no se acerque ni por curiosidad.
Únete a la familia global de Metallica el jueves 13 de abril para una Listening Party mundial. Podrás disfrutar en primicia del nuevo álbum de la banda, “72 Seasons”, un día antes de su lanzamiento oficial. En la gran pantalla y con un demoledor sonido envolvente, este evento especial tendrá lugar en los cines en exclusiva y por una única noche.
Funciones:
Mallplaza Calama: 19:30 hrs.
Mallplaza Antofagasta: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Coquimbo: 19:30 hrs.
Cinépolis Vivo Imperio: 19:00 hrs.
Arauco Maipú: 19:30 hrs.
Cinépolis Plazuela Independencia Puente Alto: 19:00 hrs.
Parque Arauco: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis Mallplaza Egaña: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis La Reina: 19:00 y 20:00 hrs.
Plaza Maule Talca: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Outlet Temuco: 19:00 hrs.
Cinépolis Paseo Costanera Puerto Montt: 19:30 hrs.
Arauco Chillán: 19:00 hrs.