Las historias de cárteles y comerciantes de drogas ilícitas son casi tan viejas como el cine de acción y uno de los temas recurrentes e infaltables año tras año. Dejando de lado la triste realidad de este problema actual, son historias que venden. La acción es atractiva y el suspenso también. La frialdad con la que estas personas actúan para vender sus mercancías y conseguir dinero, va más allá de cualquier invención. Con un escenario contemporáneo y ocupando los recursos conocidos para este género, el director Ric Roman Waugh intenta recrear cómo es ser transportador de droga bajo la premisa de ser, además, un infiltrado.
John Matthews (Dwayne Johnson) es un empresario del rubro de construcción y transporte. Tiene una vida particularmente tranquila: vive con su segunda esposa y su hija, y mantiene una relación alejada con el hijo de su primer matrimonio, Jason (Rafi Gavron). Todo cambia cuando su este último es inculpado injustamente por traficar drogas, y por orden federal debe cumplir una sentencia de diez años de cárcel. John, afligido y culpable por mantener una relación distanciada con Jason, decide infiltrarse en el mundo de los cárteles a cambio de bajar la sentencia de su hijo. Previo acuerdo con la fiscal federal Joanne Keeghan (Susan Sarandon), quien paralelamente prepara una campaña de lucha anti-drogas para ser elegida miembro del congreso, accede a la petición.
Junto con introducir la premisa del mundo de las drogas en Estados Unidos, lo que se intenta entregar como tema que envuelve los hechos es el amor por la familia y el intento de expiación de dos padres que deben demostrarle a sus hijos el valor de la vida. John debe hacerse pasar como un transportador de droga para salvar a su hijo de la crueldad de la cárcel, y Daniel, el ex-convicto, no quiere volver a reincidir en el mundo delictual, por lo que busca sacar adelante a su familia y en especial a su hijo pequeño. Ambos se sienten responsables por lo que sus primogénitos pueden llegar a hacer, así que prefieren arriesgar sus vidas con tal de darles un futuro mejor.
Entonces, más que una muestra de la lucha contra el narcotráfico o la reincidencia, en el filme se confunden estos dos temas principales con el hecho de dejar “bien parado” a la familia estadounidense frente a los “malos”: latinos y gente pobre que vive en EE.UU., finalizando por entregar una historia llena de clichés y que termina pareciendo otra producción de acción hollywoodense.
Sin embargo lo anterior, en algunas escenas se puede sentir el toque “realista” que se pretendió darle en algún momento. Si bien la película da el pie con la frase “inspirada en eventos reales”, lo que es sumamente cliché, no es en vano. El guión está basado en un documental del programa Frontline para PBS, con datos reales acerca de los cambios de la ley de drogas en Estados Unidos, en el que se le da sentencia mínima a los culpables si se infiltran y encuentran nuevos culpables. En este sentido, los riesgos retratados se sienten reales, casi para hacernos admitir “y pensar que esto sucede en la vida real”.
La continuidad en las escenas no tiene altos ni bajos; todo se presenta como una historia lineal. El principio resulta algo lento en ritmo, pero logra repuntar hacia la mitad. La acción y el suspenso, sobre todo, son sumamente efectivos para atrapar la atención y sentir un verdadero deseo de saber qué pasará. Ni la música ni la fotografía son ejes relevantes, puesto que el énfasis está situado en la –deficiente- entrega de un mensaje anti drogas, aunque este último es, al final, consumido por la historia creada.
El problema principal de la película es, lamentablemente, la elección del protagonista. Dwayne Johnson siempre será The Rock. Su actuación es vacía transversalmente y nos entrega poco de emoción. Si bien las escenas cumplen en parte esta misión, su interpretación deja mucho que desear, precisamente teniendo en cuenta que es el personaje que debe sobrellevar las acciones de los papeles secundarios. Hay pocos cambios de temple, de desarrollo de su personaje. Al final del día, es sólo un papá musculoso con disposición de acero y con relativa mala suerte.
La historia interpretada, aunque deficiente en varios aspectos, es práctica a la hora de dar entretención, más que preocupación o ansiedad verdadera frente al tema de las drogas. El suspenso queda en manos de las escenas en que el protagonista se infiltra en las organizaciones delictuales y la redención de los padres se exhibe intacta frente a los hechos que rodean la ficción. Una película expedita, a pesar de sus casi dos horas, pero que deja poco para la posteridad.
Únete a la familia global de Metallica el jueves 13 de abril para una Listening Party mundial. Podrás disfrutar en primicia del nuevo álbum de la banda, “72 Seasons”, un día antes de su lanzamiento oficial. En la gran pantalla y con un demoledor sonido envolvente, este evento especial tendrá lugar en los cines en exclusiva y por una única noche.
Funciones:
Mallplaza Calama: 19:30 hrs.
Mallplaza Antofagasta: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Coquimbo: 19:30 hrs.
Cinépolis Vivo Imperio: 19:00 hrs.
Arauco Maipú: 19:30 hrs.
Cinépolis Plazuela Independencia Puente Alto: 19:00 hrs.
Parque Arauco: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis Mallplaza Egaña: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis La Reina: 19:00 y 20:00 hrs.
Plaza Maule Talca: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Outlet Temuco: 19:00 hrs.
Cinépolis Paseo Costanera Puerto Montt: 19:30 hrs.
Arauco Chillán: 19:00 hrs.