Si existe un término apto para describir actualmente el cine de David O. Russell, este sería sin dudas (aunque a priori) el de “inclasificable”. De hecho, es posible afirmarlo si consideramos que lo único que podemos realmente indicar con certeza respecto a la carrera de este director, es el hecho de que ha sido capaz de forjarse un nombre dentro de la escena cinematográfica gringa, sin la necesidad de comprometerse con ningún género en lo absoluto. Ya sea con comedia absurda, tragedia desgarrada, relato bélico o película biográfica, la verdad es que Russell ha conseguido no tan solo hacerse conocido dentro del circuito más independiente del celuloide (como sí ocurriera en sus inicios), sino que, además, ha logrado ingresar de lleno en el mundillo de las grandes cintas al arriesgarse, más allá de las pequeñas producciones a las que estaba habituado en sus primeros años, con la realización de dos filmes que resultaron ser bastante aclamados por la audiencia: la hollywoodense “Three Kings” (1999) y la espectacular “The Fighter” (2010).
En efecto, común es de este lado del mundo el sólo oír hablar de este director por ser el encargado de dar vida precisamente a estas dos mencionadas cintas, aunque lo cierto es que su carrera se remonta un par de años atrás a unos inicios bastante más polémicos, cuando en el año 1994 y de la mano de “Spanking The Monkey” (su primer largometraje), sorprendiera a muchos al retratar la potente imagen de un joven sexualmente obsesionado con la figura de su madre. De esta manera, y al igual que dos décadas atrás lo hiciera Louis Malle con la francesa “Le Souffle Au Coeur” (1971), Russell se enfrentaría al fantasma del incesto en una película que, si bien ha sido catalogada como perteneciente al género de la comedia, parece poseer más drama y sufrimiento que cualquier otra de sus realizaciones.
Dos años más tarde, sin embargo, la oportunidad de adentrarse definitivamente en los terrenos de dicho género llegaría gracias a la filmación de “Flirting With Disaster” (1996), con la participación de Ben Stiller y Patricia Arquette. En esta cinta, Russell daría rienda suelta por completo al que pareciera ser su tipo de humor predilecto, al retratar la infructuosa búsqueda que un hombre hace de sus padres biológicos, en una realización plagada de situaciones desastre que consiguen obtener risas producto de lo inverosímil que resulta el alcanzar tales niveles de infortunio.
Luego del lanzamiento del exitoso drama bélico “Three Kings” (1999), y pese a que muchos pudiesen llegar a pensar que la carrera de Russell tomaba ya otra senda, su retorno a las pistas de la comedia sería aún más efectivo por medio de la absurda y onírica “I Heart Huckabees” (2004), que contaría con los populares rostros de Dustin Hoffman, Lily Tomlin, Naomi Watts, Jude Law y la maravillosa francesa Isabelle Huppert. En ella, las dudas existenciales del personaje principal (interpretado por Jason Schwartzman) lo llevarán a pedir la ayuda de dos inusuales detectives, que por medio de un espionaje de mutuo acuerdo con su cliente, intentarán llegar al fondo de una suma de casualidades que actualmente lo atormentan.
Con “The Fighter” (2010), finalmente, el cine de David O. Russell es llevado a un siguiente nivel, probablemente gracias a las impecables actuaciones de Christian Bale y Melissa Leo en dos de los roles protagónicos de dicha cinta. La historia de un boxeador decadente y adicto al crack, que intenta por todos los medios proyectar su frustrada carrera a través de la incipiente fama de su hermano menor, fue capaz de llevarse una serie de nominaciones y premios tanto de la Academia como de los Golden Globes. Ahora, si bien es cierto que ninguna de las películas anteriores podría ser catalogada bajo un mismo tipo de realización y que por ello el cine de Russell podría parecer, en un primer acercamiento, como una suma de esfuerzos descolgados por encontrar un estilo propio, no cabe duda de que sí existe dentro del mismo un fuerte hilo conductor a nivel de problemática, especialmente si tenemos en cuenta que una de las directrices fundamentales de la temática tratada por este director es la conflictualización del núcleo familiar, poniendo especial énfasis en el cuestionamiento de las relaciones madre-hijo. La figura del padre, en tanto, será por él planteada permanentemente como una presencia en segundo plano, remitiéndose estos personajes, principalmente, a la observación pasiva de las tortuosas relaciones existentes entre la mujer y su retoño.
El imaginario de la mujer como imagen limitante será, entonces, pieza principal de todo el entramado surgido a partir de la mano de Russel; entramado que da inicio con la manipuladora e incestuosa madre de “Spanking The Monkey” para terminar con la personificación absolutamente aprehensiva y dominante presentada en “The Fighter” (rol interpretado por Melissa Leo). En la misma línea, las figuras maternas originadas a partir de “Flirting With Disaster” y “I Heart Huckabees” podrían ser enarboladas como un emblema de la madre ausente, sobre todo si consideramos que es en la primera de estas cintas donde el protagonista decide ir al encuentro de su madre biológica luego de haber pasado su vida junto a una mujer orgullosa de que sus senos no se hayan visto afectados por la maternidad, mientras que en “I Heart Huckabees” termine por explicarse el conflicto existencial del protagonista por medio de una referencia a la orfandad emocional de la cual fue víctima.
Actualmente, el estreno de la última cinta de este director, “Silver Linings Playbook” (“El Lado Bueno de las Cosas”, 2012) llega al país con bastantes expectativas. Ahora sólo queda esperar que la misma consiga estar a la altura de sus antecesoras, y que Russell pueda sorprendernos, una vez más, con alguna nueva propuesta. Crucemos los dedos.
A mediados de diciembre llegará finalmente “Avatar: The Way Of Water“, nueva obra de James Cameron y secuela de la película de 2009 y que cuenta con un casting compuesto por Sam Worthington, Zoe Saldaña, Sigourney Weaver, Stephen Lang y Kate Winslet. Hoy tenemos el trailer oficial de la cinta, cuya historia se sitúa una década después de los eventos de la primera cinta, contando la historia de la familia Sully, Jake, Neytiri, y sus hijos, abordando su dinámica familiar y los constantes problemas en las batallas que deben mantener para seguir con vida.