

Comentarios
Los Imprevistos del Amor
Qué difícil es proponerse el hacer un romance adolescente en el cine de hoy en día. La comedia romántica como género, cuenta con una fórmula funcional tan conocida y repetida hasta el punto del abuso y la parodia, que es difícil escapar de ella, y los últimos exponentes que se han salvado del olvido parecieran determinar que es más simple asumir dicha fórmula y darle un giro, o dotarla de novedad en alguno de sus componentes, como lograron manejar algunos ejemplos recientes como “The Fault In Our Stars” (2014) y “The Spectacular Now” (2013). La soluciones pueden ser varias, y la propuesta con la que llega “Los Imprevistos Del Amor” esta semana a carteleras, es la de contar una historia inexcusablemente conocida (basada en una novela de Cecelia Ahern, que seguramente contaba con más complejidades y sutilezas), pero hacerlo con buen humor y nunca mentir al respecto o intentar ocultarlo.
Rosie (Lily Collins) y Alex (Sam Claflin) son mejores amigos desde que tienen uso de razón, y han crecido con esa complicidad sin enfrentarse al hecho de que pueda ocultar otro tipo de sentimientos. Tras salir del colegio, Alex se muda de Inglaterra a Estados Unidos a estudiar medicina, pero Rosie, que planeaba acompañarlo, se enfrenta con inconvenientes que la obligan a quedarse. En los años que siguen, los dos amigos se contactan esporádicamente y sus vidas continúan obviando el hecho de que parecen estar destinados a terminar emparejados, a pesar de una serie de intentos por parte de ambos de darse la oportunidad de estar juntos.
La película no se enfoca en resolver la eterna pregunta “¿pueden dos personas de distinto sexo ser mejores amigos sin enamorarse?”, sino que particulariza el caso de estos dos amigos que nunca parecen toparse en el momento correcto. Es una serie de encuentros y desencuentros gatillados por la distancia, las respectivas nuevas parejas, oportunidades mal aprovechadas, rencores guardados por un tiempo más largo del necesario, y el afecto para toda la vida que se tienen ambos personajes, para bien o para mal. No todos los motivos y peripecias que los acercan y alejan a través de los años cuajan con la misma naturalidad en la historia, y un par de ellos se sienten forzados y repetitivos, pero son lo suficientemente simpáticos para mantener la historia fluyendo sin mayores tropiezos.
Porque es eso, la ternura y el encanto de “Los Imprevistos del Amor”, lo que mantiene la película a flote, incluso en los momentos en que la trama se apega a la fórmula más conocida y trillada de un tipo de comedias románticas que parecen haberse dejado de producir hace algunos años. El humor sexual es tratado con el mismo desenfado que los gags más inocentes, y es fácil notar cómo a lo largo del relato la historia mantiene esta frescura y buena disposición, casi como si no supiera que está calcando el trazo de las innumerables películas del género que la precedieron; o como si lo supiera, pero su respuesta a la acusación fuera sonreír y seguir adelante. Porque, si es necesario aclarar, el final de la cinta se adivina tras una mera lectura de su sinopsis y no hay grandes sorpresas en el camino, pero da gusto dejarse cautivar por el viaje, en vez de permitir que el cinismo empiece a reducir sus partes que no funcionan por completo.
Y esto es gracias principalmente al acierto en el casting de la pareja principal. Lily Collins parece haber tenido una entrada fácil a los grandes papeles principales hace un par de años, pero aquí, a pesar de lo muchas veces convencional de su rol, se demuestra capaz de ser una protagonista atractiva y crea un personaje optimista, al que da gusto seguir. Sam Claflin tiene menos con lo que trabajar, pero es un perfecto blanco de las proyecciones románticas de Rosie y, seguramente, de las del público objetivo de la cinta. También se le agradece a la película el no desviarse de temáticas que podrían escaparse del embellecimiento superficial en el que muchas veces recaen estas comedias. Temas como el embarazo adolescente, el aborto, el divorcio y la muerte son presentados de forma liviana, es cierto, pero son incluidos en la narrativa y racionalizados por los personajes, en vez de obviados por miedo a herir sensibilidades de la audiencia.
Lo anterior no rescata por completo a una cinta que desde el principio no se propone a hacer nada original, pero es tan clara y noble en sus intenciones, que es fácil perdonárselo. “Los Imprevistos del Amor” es una comedia romántica que de ninguna manera es trascendente, pero satisfará por completo al público al que está dirigida, y es más que capaz de hacer pasar un buen rato a quienes no correspondan a él, en la medida que no sean muy críticos y exigentes con ella, y se permitan dejar llevar por el encanto y la inocencia con los que la película nos cuenta esta conocida historia.
Comentarios
Lightyear

“Lightyear” inicia con un pequeño título que dice que, en los años noventa, Andy, el personaje de la serie de “Toy Story”, recibió un juguete de su película favorita, y esta es esa película. Lo anterior podría llevar a imaginar que la cinta en cuestión tendría una estética noventera o tomaría elementos de películas de aventura de la época, de la misma manera que, por ejemplo, la serie “Stranger Things” se apoya en la estética y el estilo del terror de esa época, apropiándose de la narrativa y el estilo de esa década. Sin embargo, acá las referencias a la época comienzan y terminan con ese título inicial, y la obra rápidamente se transforma en otra simple película de aventura. Esto no es necesariamente malo, “Lightyear” es una película completamente funcional, entretenida y que, aunque a ratos se puede volver predecible, logra sorprender con algunos giros, pero esto genera que ese título inicial pierda sentido, y pone en cuestionamiento la razón de ser de esta película.
La historia comienza cuando, luego de quedar varados en un planeta hostil, Buzz Lightyear junto a su compañera Alisha hacen lo posible por llevar a la tripulación de vuelta a casa. Con la ayuda de científicos logran desarrollar un combustible experimental que podría salvarlos, pero durante los experimentos descubren que Buzz Lightyear, piloteando la nave de prueba, experimenta el tiempo de manera diferente: lo que en esa nave son minutos, en la superficie del planeta son años. Sin embargo, Buzz es incapaz de rendirse, y lo sigue intentando durante años y años, durante los cuales sus amigos y colegas envejecen mientras él se mantiene de la misma edad. Todo cambia cuando, al volver de uno de estos ensayos, descubre que algo ha cambiado: el planeta ha sido invadido por robots alienígenas. Con la ayuda de Izzy, nieta de su compañera, Lightyear deberá enfrentarse a estos robots para salvar al planeta y tener una oportunidad para volver a casa.
La de “Lightyear” es una trama que, a pesar de tocar temáticas interesantes sobre el paso del tiempo y la culpa, a ratos se siente muy complicada, ya que pasa mucho antes de que la trama principal siquiera comience. Esto hace que los tópicos que la película tratará a lo largo de su conflicto principal queden un tanto sobreexplicadas durante la primera media hora, lo que genera una desconexión entre lo que los personajes experimentan versus lo que los espectadores entendemos. Cuando Buzz se da cuenta de qué es lo que debe aprender para resolver el conflicto, es algo que se ve venir desde el principio de la historia.
Si bien, esto puede hacer que la película se sienta algo predecible desde un punto de vista temático, desde una perspectiva narrativa funciona bastante bien como cinta de acción y aventura. El universo que construye es visualmente rico y bastante especial, y se beneficia de diversas ideas sobre física cuántica que han sido exploradas en gran cantidad por películas de ciencia ficción, particularmente desde el aspecto de viajes en el tiempo.
Es interesante además que, a diferencia de muchos otros productos de nostalgia actuales, “Lightyear” se ve obligada a construir un universo completamente nuevo, puesto que las referencias que existen en las películas de “Toy Story” son sumamente vagas y genéricas, y es un desafío que el equipo tras esta película logra cumplir de forma satisfactoria. Buzz Lightyear, como personaje, es complejo e interesante, alejándose lo suficiente del juguete de sus películas madre para sostenerse como protagonista, pero logrando mantener suficientes elementos para sentirse familiar. Después de todo, el juguete supuestamente está basado en este personaje.
Por cierto, es difícil alejarse de las películas de “Toy Story”, no sólo porque “Lightyear” sea supuestamente el origen del juguete, sino porque está llena de referencias a la saga. La sombra de la tetralogía lo toca todo, tanto así, que a ratos pareciera que esta película es más una historia fan-made sobre el juguete que el verdadero origen del personaje. Y esto se debe a que no se siente como un producto de la época que supuestamente existe junto a los juguetes en el universo de “Toy Story”, sino que, en muchos sentidos, se percibe supeditada a los juguetes, tanto en sus referencias como en, incluso, un giro cerca del final de la historia.
Lo que queda es una sensación algo agridulce, ya que, cuando se concentra en ser sólo una película de aventuras, “Lightyear” funciona bastante bien, con un universo interesante, personajes coloridos y tensas secuencias de acción, incluso si no llega a los niveles de profundidad temática y madurez emocional de otras películas de Pixar. Lo anterior hace que se sienta como una oportunidad perdida porque como referencia a “Toy Story” no funciona tan bien como parecían ser sus intenciones, pero cuando se aleja de ella la historia marcha mucho mejor y queda la sensación de que hubiera sido aún mejor sin ninguna referencia, sólo existiendo por sí misma.
Director: Angus MacLane
Duración: 100 minutos
Año: 2022
Reparto: (voces) Chris Evans, Keke Palmer, Peter Sohn, Taika Waititi, Dale Soules, James Brolin, Uzo Aduba, Mary McDonald-Lewis, Isiah Whitlock Jr., Angus MacLane, Bill Hader