El estreno de “It” en 2017, comprobó que las adaptaciones cinematográficas de novelas pueden funcionar si están al servicio de su historia y resaltan los elementos más importantes para transformarlos en un producto nuevo y que funciona en paralelo a su fuente original, particularmente si la adaptación es de una obra del aclamado escritor Stephen King. El éxito comercial de aquella producción causó sorpresa al trabajar el terror desde una perspectiva fresca y, a la vez, agregar un tono mucho más oscuro y arriesgado. El tratamiento de el “El Club de los Perdedores” y su ambientación en la década de los ochenta hizo que personajes carismáticos estuvieran al centro de una historia que mezclaba el terror y el drama, teniendo como fuerza antagonista al payaso Pennywise.
La segunda parte de “It” está instalada 27 años después del incidente que involucró a un grupo de preadolescentes y al misterioso payaso conocido como Pennywise (Bill Skarsgård). Ahora, un grupo de adultos debe volver a enfrentar a la misteriosa criatura que acecha al pueblo de Derry, por lo que deberán mantenerse unidos para derrocar la fuerza maligna del payaso.
La primera parte de esta adaptación se centraba en el grupo de preadolescentes y cómo sus problemas personales los habían unido como grupo de amigos y, de esa forma, pudieron enfrentar la pesadilla que significó la aparición de Pennywise y los oscuros momentos que tuvieron que afrontar. Sin embargo, han pasado veintisiete años de aquel evento y la mayoría del grupo se ha mudado de Derry, por lo que los recuerdos de aquel entonces parecen borrosos y casi inexistentes, destacando la presencia del lugar para canalizar la amenaza del payaso que casi acabó con sus vidas. La promesa de volver a reunirse si este aparecía de nuevo sigue viva, y es la llamada de uno de los integrantes del grupo que nunca se movió del pueblo la causante de volver a reunir al clan.
El primer tercio de la cinta se centra en contarnos cómo la vida de cada uno de ellos ha avanzado, y es ahí cuando el primer atisbo de reflexión se hace presente, porque como espectadores estamos conscientes de lo que les ocurrió hace casi treinta años, pero la amnesia involuntaria que significó alejarse del lugar tiene a cada uno en un estado donde el trauma está latente y a punto de estallar. Recurriendo a flashbacks y al relato que arman entre ellos, es que son capaces de montar las piezas que faltaban para entender la procedencia de un trauma escondido y sombrío.
Para que este diálogo entre pasado y presente sea fructífero, se cuenta con un grupo de actores capaces de representar las versiones que ya conocimos de los personajes cuando eran mucho más jóvenes. Y aquel trascendental elemento es una de las fortalezas de este segundo capítulo, pues la interpretación de cada uno permite expandir la personalidad de los integrantes del grupo y entrega una versión mucho más compleja de la manera en que cada uno enfrenta sus miedos, recuerdos y secretos.
Además de la reflexión frente a los traumas y los recuerdos, la cinta explora la idea de mantenerse juntos para poder acabar con el mal que los acecha, reiterando el concepto de amistad y unión que los ayudó en el pasado. De esta manera, la cinta experimenta su relato entre situaciones donde los personajes deambulan solos por sus recuerdos y miedos. Dichas situaciones sirven como pretexto para exponerlos a secuencias de terror donde jump scares y el gore se juntan para profundizar en aterradoras escenas donde la promesa de una cinta de terror se cumple a cabalidad.
Sin embargo, a diferencia de su antecesora, existe un cambio tonal en la comedia, siendo mucho más exacerbada y, aunque ayuda a liberar la tensión, esta rompe con la propuesta más aterradora establecida en su primera parte, dejando que la influencia de cintas de horror y comedia de los ochenta inunde la pantalla con momentos que mezclan el terror y divertidos intercambios entre los personajes.
La extensión innecesaria del metraje hace que “It: Capítulo 2” pierda fuerza a medida que avanza, extendiendo incluso su final, el cual sufre al estar parcelado en pequeñas partes. Y aunque el guion de Gary Dauberman explora cada rincón escondido, este también tiende a sobre explicar momentos y temáticas que visualmente están contadas de manera sutil. Esta gran adaptación separada en dos partes deja en evidencia la complejidad de llevar al cine un reconocido best seller, por lo que, gracias a la dirección de Andy Muschietti, logra acertar en los momentos más aterradores. Siendo imposible separar esta secuela de su antecesora, existe un pequeño descenso en cuanto al tratamiento de esta segunda parte, aunque funciona apropiadamente como cierre de la historia de “El Club de los Perdedores” y Pennywise.
Título Original: It Chapter Two
Director: Andy Muschietti
Duración: 169 minutos
Año: 2019
Reparto: Jessica Chastain, James McAvoy, Isaiah Mustafa, Jay Ryan, James Ransone, Bill Hader, Andy Bean, Bill Skarsgård, Xavier Dolan, Will Beinbrink, Teach Grant, Taylor Frey
“Lightyear” inicia con un pequeño título que dice que, en los años noventa, Andy, el personaje de la serie de “Toy Story”, recibió un juguete de su película favorita, y esta es esa película. Lo anterior podría llevar a imaginar que la cinta en cuestión tendría una estética noventera o tomaría elementos de películas de aventura de la época, de la misma manera que, por ejemplo, la serie “Stranger Things” se apoya en la estética y el estilo del terror de esa época, apropiándose de la narrativa y el estilo de esa década. Sin embargo, acá las referencias a la época comienzan y terminan con ese título inicial, y la obra rápidamente se transforma en otra simple película de aventura. Esto no es necesariamente malo, “Lightyear” es una película completamente funcional, entretenida y que, aunque a ratos se puede volver predecible, logra sorprender con algunos giros, pero esto genera que ese título inicial pierda sentido, y pone en cuestionamiento la razón de ser de esta película.
La historia comienza cuando, luego de quedar varados en un planeta hostil, Buzz Lightyear junto a su compañera Alisha hacen lo posible por llevar a la tripulación de vuelta a casa. Con la ayuda de científicos logran desarrollar un combustible experimental que podría salvarlos, pero durante los experimentos descubren que Buzz Lightyear, piloteando la nave de prueba, experimenta el tiempo de manera diferente: lo que en esa nave son minutos, en la superficie del planeta son años. Sin embargo, Buzz es incapaz de rendirse, y lo sigue intentando durante años y años, durante los cuales sus amigos y colegas envejecen mientras él se mantiene de la misma edad. Todo cambia cuando, al volver de uno de estos ensayos, descubre que algo ha cambiado: el planeta ha sido invadido por robots alienígenas. Con la ayuda de Izzy, nieta de su compañera, Lightyear deberá enfrentarse a estos robots para salvar al planeta y tener una oportunidad para volver a casa.
La de “Lightyear” es una trama que, a pesar de tocar temáticas interesantes sobre el paso del tiempo y la culpa, a ratos se siente muy complicada, ya que pasa mucho antes de que la trama principal siquiera comience. Esto hace que los tópicos que la película tratará a lo largo de su conflicto principal queden un tanto sobreexplicadas durante la primera media hora, lo que genera una desconexión entre lo que los personajes experimentan versus lo que los espectadores entendemos. Cuando Buzz se da cuenta de qué es lo que debe aprender para resolver el conflicto, es algo que se ve venir desde el principio de la historia.
Si bien, esto puede hacer que la película se sienta algo predecible desde un punto de vista temático, desde una perspectiva narrativa funciona bastante bien como cinta de acción y aventura. El universo que construye es visualmente rico y bastante especial, y se beneficia de diversas ideas sobre física cuántica que han sido exploradas en gran cantidad por películas de ciencia ficción, particularmente desde el aspecto de viajes en el tiempo.
Es interesante además que, a diferencia de muchos otros productos de nostalgia actuales, “Lightyear” se ve obligada a construir un universo completamente nuevo, puesto que las referencias que existen en las películas de “Toy Story” son sumamente vagas y genéricas, y es un desafío que el equipo tras esta película logra cumplir de forma satisfactoria. Buzz Lightyear, como personaje, es complejo e interesante, alejándose lo suficiente del juguete de sus películas madre para sostenerse como protagonista, pero logrando mantener suficientes elementos para sentirse familiar. Después de todo, el juguete supuestamente está basado en este personaje.
Por cierto, es difícil alejarse de las películas de “Toy Story”, no sólo porque “Lightyear” sea supuestamente el origen del juguete, sino porque está llena de referencias a la saga. La sombra de la tetralogía lo toca todo, tanto así, que a ratos pareciera que esta película es más una historia fan-made sobre el juguete que el verdadero origen del personaje. Y esto se debe a que no se siente como un producto de la época que supuestamente existe junto a los juguetes en el universo de “Toy Story”, sino que, en muchos sentidos, se percibe supeditada a los juguetes, tanto en sus referencias como en, incluso, un giro cerca del final de la historia.
Lo que queda es una sensación algo agridulce, ya que, cuando se concentra en ser sólo una película de aventuras, “Lightyear” funciona bastante bien, con un universo interesante, personajes coloridos y tensas secuencias de acción, incluso si no llega a los niveles de profundidad temática y madurez emocional de otras películas de Pixar. Lo anterior hace que se sienta como una oportunidad perdida porque como referencia a “Toy Story” no funciona tan bien como parecían ser sus intenciones, pero cuando se aleja de ella la historia marcha mucho mejor y queda la sensación de que hubiera sido aún mejor sin ninguna referencia, sólo existiendo por sí misma.
Título Original: Lightyear
Director: Angus MacLane
Duración: 100 minutos
Año: 2022
Reparto: (voces) Chris Evans, Keke Palmer, Peter Sohn, Taika Waititi, Dale Soules, James Brolin, Uzo Aduba, Mary McDonald-Lewis, Isiah Whitlock Jr., Angus MacLane, Bill Hader