“Doubles Vies” se siente una película sumamente francesa, en el sentido en que no se toma demasiado en serio a sí misma ni a sus personajes. Se percibe sumamente densa e intelectual a momentos, pero al final resulta ser una cinta liviana y divertida, con personajes entretenidos y un mundo interesante que no es representado muy seguido en la pantalla grande.
Leonard (Vincent Macaigne) es un novelista venido a menos y Alain (Guillaume Canet) es su editor, y el relato consiste en diversas viñetas en las vidas de estos dos personajes y las mujeres que los rodean, sus relaciones, infidelidades y las dificultades que enfrentan en un mundo que rápidamente transiciona hacia lo digital.
En esto último hay un énfasis curioso, ya que los personajes constantemente hablan sobre sus opiniones y posturas a la hora de enfrentar estos cambios, y se enfrascan larga y distendidamente en discusiones densas y difíciles de seguir. Esto puede resultar un tanto tedioso para la mayoría de los espectadores, pero la verdad es que no es necesario entender los argumentos que plantean los personajes para seguir la historia, esa clase de diálogos están ahí sólo para dejar entrever las personalidades de cada uno de ellos y no para avanzar la historia. De hecho, a pesar del mundo que representa y lo denso y críptico de esos diálogos, la película tiene una trama bastante simple y fácil de seguir. Trata más sobre las relaciones entre estos personajes que sus ideas sobre el mundo y el arte en la era digital, por lo que de todas formas es fácil conectarse con el argumento.
Este universo es representado a través de una estética naturalista y deslavada, con colores poco saturados y un extenso uso de cámara en mano, lo que funciona para mostrar a los personajes de manera honesta y poco glamorosa en sus temores y fallas. Resultan particularmente interesantes los diálogos que ocurren en cafés y otros lugares públicos llenos de gente, ya que se genera un rico contraste entre el tono íntimo y personal de la conversación y la falta de privacidad del lugar en que ocurre. Esto sirve para aterrizar y bajarle el pelo a los dramas y conflictos de los personajes, que de otra forma correrían el riesgo de transformar la película en un melodrama.
La forma en que los personajes son retratados, si bien es siempre transparente con sus fallas de carácter, nunca los muestra en una luz negativa y siempre son queribles, incluso cuando los vemos engañándose y mintiéndose entre ellos. Esto es tanto mérito del director, Olivier Assayas, como del elenco. Las actuaciones son impecables y elevan a estos personajes seudo-intelectuales y pretenciosos, y los transforman en seres humanos multidimensionales, complejos y llenos de contradicciones, pese a que en teoría estos personajes resultan un poco trillados: el escritor inseguro y venido a menos, el editor cínico y ambicioso, la actriz de tv insatisfecha con su carrera. Todos son personajes que hemos visto en otras películas y series, pero el guión de Assayas, junto con las interpretaciones del elenco, son capaces de darles un giro y hacer que cada personaje se sienta único. Mención especial merece Vincent Macaigne, que interpreta a Leonard y representa con genialidad las inseguridades que esconde tras su fachada de orgullo.
Sin embargo, a medida que la película se acerca al final, es inevitable comenzar a preguntarse exactamente qué le están contando a uno, y para qué. ¿Es una metáfora sobre la decadencia de de las elites intelectuales? ¿Es una parábola sobre cómo la digitalización y la democratización de la información pueden terminar por devaluarla? Hay muchas lecturas posibles, pero el hecho de que la película termine haciendo bromas meta sobre una de sus actrices en las escenas finales, lleva a pensar que quizás no hay un mensaje más profundo y la película es lo que es: una serie de viñetas que nos invitan a conocer la caótica intimidad de estos personajes pomposos y pretenciosos, humanos y realistas, en un tono divertido y empático. Una humorada. En este caso eso es más que suficiente para que la película valga la pena.
Título Original: Doubles Vies
Director: Olivier Assayas
Duración: 108 minutos
Año: 2018
Reparto: Juliette Binoche, Guillaume Canet, Olivia Ross, Christa Theret, Antoine Reinartz, Pascal Greggory, Violaine Gillibert, Vincent Macaigne, Nora Hamzawi
“Lightyear” inicia con un pequeño título que dice que, en los años noventa, Andy, el personaje de la serie de “Toy Story”, recibió un juguete de su película favorita, y esta es esa película. Lo anterior podría llevar a imaginar que la cinta en cuestión tendría una estética noventera o tomaría elementos de películas de aventura de la época, de la misma manera que, por ejemplo, la serie “Stranger Things” se apoya en la estética y el estilo del terror de esa época, apropiándose de la narrativa y el estilo de esa década. Sin embargo, acá las referencias a la época comienzan y terminan con ese título inicial, y la obra rápidamente se transforma en otra simple película de aventura. Esto no es necesariamente malo, “Lightyear” es una película completamente funcional, entretenida y que, aunque a ratos se puede volver predecible, logra sorprender con algunos giros, pero esto genera que ese título inicial pierda sentido, y pone en cuestionamiento la razón de ser de esta película.
La historia comienza cuando, luego de quedar varados en un planeta hostil, Buzz Lightyear junto a su compañera Alisha hacen lo posible por llevar a la tripulación de vuelta a casa. Con la ayuda de científicos logran desarrollar un combustible experimental que podría salvarlos, pero durante los experimentos descubren que Buzz Lightyear, piloteando la nave de prueba, experimenta el tiempo de manera diferente: lo que en esa nave son minutos, en la superficie del planeta son años. Sin embargo, Buzz es incapaz de rendirse, y lo sigue intentando durante años y años, durante los cuales sus amigos y colegas envejecen mientras él se mantiene de la misma edad. Todo cambia cuando, al volver de uno de estos ensayos, descubre que algo ha cambiado: el planeta ha sido invadido por robots alienígenas. Con la ayuda de Izzy, nieta de su compañera, Lightyear deberá enfrentarse a estos robots para salvar al planeta y tener una oportunidad para volver a casa.
La de “Lightyear” es una trama que, a pesar de tocar temáticas interesantes sobre el paso del tiempo y la culpa, a ratos se siente muy complicada, ya que pasa mucho antes de que la trama principal siquiera comience. Esto hace que los tópicos que la película tratará a lo largo de su conflicto principal queden un tanto sobreexplicadas durante la primera media hora, lo que genera una desconexión entre lo que los personajes experimentan versus lo que los espectadores entendemos. Cuando Buzz se da cuenta de qué es lo que debe aprender para resolver el conflicto, es algo que se ve venir desde el principio de la historia.
Si bien, esto puede hacer que la película se sienta algo predecible desde un punto de vista temático, desde una perspectiva narrativa funciona bastante bien como cinta de acción y aventura. El universo que construye es visualmente rico y bastante especial, y se beneficia de diversas ideas sobre física cuántica que han sido exploradas en gran cantidad por películas de ciencia ficción, particularmente desde el aspecto de viajes en el tiempo.
Es interesante además que, a diferencia de muchos otros productos de nostalgia actuales, “Lightyear” se ve obligada a construir un universo completamente nuevo, puesto que las referencias que existen en las películas de “Toy Story” son sumamente vagas y genéricas, y es un desafío que el equipo tras esta película logra cumplir de forma satisfactoria. Buzz Lightyear, como personaje, es complejo e interesante, alejándose lo suficiente del juguete de sus películas madre para sostenerse como protagonista, pero logrando mantener suficientes elementos para sentirse familiar. Después de todo, el juguete supuestamente está basado en este personaje.
Por cierto, es difícil alejarse de las películas de “Toy Story”, no sólo porque “Lightyear” sea supuestamente el origen del juguete, sino porque está llena de referencias a la saga. La sombra de la tetralogía lo toca todo, tanto así, que a ratos pareciera que esta película es más una historia fan-made sobre el juguete que el verdadero origen del personaje. Y esto se debe a que no se siente como un producto de la época que supuestamente existe junto a los juguetes en el universo de “Toy Story”, sino que, en muchos sentidos, se percibe supeditada a los juguetes, tanto en sus referencias como en, incluso, un giro cerca del final de la historia.
Lo que queda es una sensación algo agridulce, ya que, cuando se concentra en ser sólo una película de aventuras, “Lightyear” funciona bastante bien, con un universo interesante, personajes coloridos y tensas secuencias de acción, incluso si no llega a los niveles de profundidad temática y madurez emocional de otras películas de Pixar. Lo anterior hace que se sienta como una oportunidad perdida porque como referencia a “Toy Story” no funciona tan bien como parecían ser sus intenciones, pero cuando se aleja de ella la historia marcha mucho mejor y queda la sensación de que hubiera sido aún mejor sin ninguna referencia, sólo existiendo por sí misma.
Título Original: Lightyear
Director: Angus MacLane
Duración: 100 minutos
Año: 2022
Reparto: (voces) Chris Evans, Keke Palmer, Peter Sohn, Taika Waititi, Dale Soules, James Brolin, Uzo Aduba, Mary McDonald-Lewis, Isiah Whitlock Jr., Angus MacLane, Bill Hader