“Batman” es la más reciente encarnación del superhéroe de DC, siendo en los últimos 10 años la tercera. Sin embargo, a pesar de que el resultado podría haber sido tedioso, cliché y poco original, Matt Reeves nos presenta una estética que bebe mucho más del cine negro que el de superhéroes, con un Bruce Wayne cuyos poderes no yacen tanto en sus aparatos tecnológicos, como ha sido en otras representaciones, sino en sus capacidades detectivescas. Y es que esta es, ante todo, una película policial, con todas las cualidades y defectos que esto conlleva.
La trama parte cuando el comisionado Gordon (Jeffrey Wright) convoca a Batman (Robert Pattinson) a la escena del escabroso asesinato del actual alcalde de Gotham, quien fue torturado y asesinado por un misterioso individuo que se hace llamar “The Riddler” (Paul Dano). El asesino les deja extrañas pistas y acertijos, y a medida que el misterio se complejiza y el número de asesinatos aumenta, Batman se dará cuenta de que estos crímenes se relacionan con los mismísimos orígenes de la ciudad y, por lo tanto, con su familia.
Tal cual suena, es la trama de una película de suspenso y thriller más que una de acción de superhéroes. Esta es una de muchas decisiones que alejan a “Batman” de las anteriores encarnaciones del personaje en el formato cinematográfico, y la acercan más bien al policial, particularmente a “Se7en” (1995) y “Zodiac” (2007), cuyos asesinos influenciaron claramente a este Riddler.
Visualmente la película también tiene sus referencias muy claras, y no le asusta llevarlas a flor de piel. La atmósfera oscura y amenazante de Gotham se siente como una bocanada de aire fresco entre las representaciones de la ciudad en películas anteriores, mucho más planas y menos estilizadas. Si bien, es comparable con la estética de las Batman de Tim Burton, Matt Reeves le da un toque más realista y sucio, recordando a ratos algunos momentos de “Sin City” (2005). Por su parte, el diseño sonoro y la música también aportan a diferenciarla tanto de otras Batman como del cine de superhéroes en general, y en particular la banda sonora de Michael Giaccino resulta refrescante y le brinda una identidad única a la película, sobre todo en un género en que los drones y los sonidos atmosféricos se han vuelto tan prevalentes.
Si bien, a ratos las actuaciones en general podrían resultar algo planas y poco expresivas, calzan perfectamente con el tono y la atmósfera de la película. Particularmente las de Pattinson y Dano resultan sumamente interesantes, ya que, a pesar de estar en tonos completamente diferentes, ambas se sienten coherentes con el mundo que habitan: cuando Robert Pattinson es siempre contenido e incómodo, Paul Dano pareciera ser una caricatura de los asesinos seriales del cine policial de los noventa. Sin embargo, ambos personajes son completamente verosímiles en esta Gotham realísticamente estilizada, y esto aplica a todo el elenco.
Aunque es refrescante que una historia de superhéroes se centre más en el suspenso y la angustia del misterio que en la acción, esto también trae sus propios problemas: la película sufre un serio problema de ritmo. Y es que “Batman” no da tregua, y hacen falta respiros y descansos, tanto para el público como para dejarnos ver a los personajes en momentos de mayor intimidad, y de esa manera poder acceder a su ser interno. “Batman” no entrega nada de eso, es una maratón de pistas, persecuciones e investigación, lo que quizá podría funcionar si su metraje fuera menor, pero con sus casi tres horas de duración, ya a los dos tercios comienza a agotar. Por otro lado, la historia cae en algunos clichés del cine negro que resultan confusos y anacrónicos, particularmente hacia el final, cuando se vuelve predecible y algo sosa.
Estos defectos definitivamente afectan el disfrute de lo que podría haber sido una gran película, derrumbándose un poco debido a un guión demasiado ambicioso y enamorado de sus referencias. Pese a esto, “Batman” destaca por su estética y su particular perspectiva sobre quién es el personaje, sin temor a mostrarlo como una persona desequilibrada y disfuncional. Especial mención merece la referencia a Rorschach, personaje de Alan Moore inspirado en los lados más oscuros de la psique de Bruce Wayne. Estos atrevimientos de por sí son valorables en una industria que cada vez más pareciera tener miedo a enojar a su fanaticada, estancándose en las mismas historias y franquicias. Y, si bien, esta bocanada de aire fresco pudo haber sido más corta y redondita, es algo que se agradece de todas formas.
Título Original: The Batman
Director: Matt Reeves
Duración: 175 minutos
Año: 2022
Reparto: Robert Pattinson, Zöe Kravitz, Paul Dano, Andy Serkis, Colin Farrell, Jeffrey Wright, Peter Sarsgaard, John Turturro, Jayme Lawson, Con O’Neill, Barry Keoghan, Gil Perez-Abraham, Peter McDonald
“Lightyear” inicia con un pequeño título que dice que, en los años noventa, Andy, el personaje de la serie de “Toy Story”, recibió un juguete de su película favorita, y esta es esa película. Lo anterior podría llevar a imaginar que la cinta en cuestión tendría una estética noventera o tomaría elementos de películas de aventura de la época, de la misma manera que, por ejemplo, la serie “Stranger Things” se apoya en la estética y el estilo del terror de esa época, apropiándose de la narrativa y el estilo de esa década. Sin embargo, acá las referencias a la época comienzan y terminan con ese título inicial, y la obra rápidamente se transforma en otra simple película de aventura. Esto no es necesariamente malo, “Lightyear” es una película completamente funcional, entretenida y que, aunque a ratos se puede volver predecible, logra sorprender con algunos giros, pero esto genera que ese título inicial pierda sentido, y pone en cuestionamiento la razón de ser de esta película.
La historia comienza cuando, luego de quedar varados en un planeta hostil, Buzz Lightyear junto a su compañera Alisha hacen lo posible por llevar a la tripulación de vuelta a casa. Con la ayuda de científicos logran desarrollar un combustible experimental que podría salvarlos, pero durante los experimentos descubren que Buzz Lightyear, piloteando la nave de prueba, experimenta el tiempo de manera diferente: lo que en esa nave son minutos, en la superficie del planeta son años. Sin embargo, Buzz es incapaz de rendirse, y lo sigue intentando durante años y años, durante los cuales sus amigos y colegas envejecen mientras él se mantiene de la misma edad. Todo cambia cuando, al volver de uno de estos ensayos, descubre que algo ha cambiado: el planeta ha sido invadido por robots alienígenas. Con la ayuda de Izzy, nieta de su compañera, Lightyear deberá enfrentarse a estos robots para salvar al planeta y tener una oportunidad para volver a casa.
La de “Lightyear” es una trama que, a pesar de tocar temáticas interesantes sobre el paso del tiempo y la culpa, a ratos se siente muy complicada, ya que pasa mucho antes de que la trama principal siquiera comience. Esto hace que los tópicos que la película tratará a lo largo de su conflicto principal queden un tanto sobreexplicadas durante la primera media hora, lo que genera una desconexión entre lo que los personajes experimentan versus lo que los espectadores entendemos. Cuando Buzz se da cuenta de qué es lo que debe aprender para resolver el conflicto, es algo que se ve venir desde el principio de la historia.
Si bien, esto puede hacer que la película se sienta algo predecible desde un punto de vista temático, desde una perspectiva narrativa funciona bastante bien como cinta de acción y aventura. El universo que construye es visualmente rico y bastante especial, y se beneficia de diversas ideas sobre física cuántica que han sido exploradas en gran cantidad por películas de ciencia ficción, particularmente desde el aspecto de viajes en el tiempo.
Es interesante además que, a diferencia de muchos otros productos de nostalgia actuales, “Lightyear” se ve obligada a construir un universo completamente nuevo, puesto que las referencias que existen en las películas de “Toy Story” son sumamente vagas y genéricas, y es un desafío que el equipo tras esta película logra cumplir de forma satisfactoria. Buzz Lightyear, como personaje, es complejo e interesante, alejándose lo suficiente del juguete de sus películas madre para sostenerse como protagonista, pero logrando mantener suficientes elementos para sentirse familiar. Después de todo, el juguete supuestamente está basado en este personaje.
Por cierto, es difícil alejarse de las películas de “Toy Story”, no sólo porque “Lightyear” sea supuestamente el origen del juguete, sino porque está llena de referencias a la saga. La sombra de la tetralogía lo toca todo, tanto así, que a ratos pareciera que esta película es más una historia fan-made sobre el juguete que el verdadero origen del personaje. Y esto se debe a que no se siente como un producto de la época que supuestamente existe junto a los juguetes en el universo de “Toy Story”, sino que, en muchos sentidos, se percibe supeditada a los juguetes, tanto en sus referencias como en, incluso, un giro cerca del final de la historia.
Lo que queda es una sensación algo agridulce, ya que, cuando se concentra en ser sólo una película de aventuras, “Lightyear” funciona bastante bien, con un universo interesante, personajes coloridos y tensas secuencias de acción, incluso si no llega a los niveles de profundidad temática y madurez emocional de otras películas de Pixar. Lo anterior hace que se sienta como una oportunidad perdida porque como referencia a “Toy Story” no funciona tan bien como parecían ser sus intenciones, pero cuando se aleja de ella la historia marcha mucho mejor y queda la sensación de que hubiera sido aún mejor sin ninguna referencia, sólo existiendo por sí misma.
Título Original: Lightyear
Director: Angus MacLane
Duración: 100 minutos
Año: 2022
Reparto: (voces) Chris Evans, Keke Palmer, Peter Sohn, Taika Waititi, Dale Soules, James Brolin, Uzo Aduba, Mary McDonald-Lewis, Isiah Whitlock Jr., Angus MacLane, Bill Hader