Cuando hablamos de las grandes figuras del tenis mundial es imposible no mencionar a Björn Borg, estrella sueca condecorada en más de 90 torneos a lo largo de su estrecha pero fructífera carrera. Por otro lado, una estrella errante empezaba a brillar a principios de los 80. Si Borg era escueto, protocolar y silente, John McEnroe era su contraparte en todo sentido. Errático, explosivo y de fácil arrebato, McEnroe escaló rápidamente en el circuito hasta convertirse en la máxima amenaza para el emperador sueco del tenis. El resultado de la colisión de estos titanes del deporte blanco es la trama central de “Borg/McEnroe: La Película”, planteándose como una biografía íntegra del encuentro y de las vidas que orbitaron en torno a esa magnánima final.
La historia nos sitúa en 1980, ad portas del torneo de Wimbledon. Björn Borg (Sverrir Gudnason), número uno indiscutible del momento, se enfrenta ante la presión de poder ganar su quinto torneo consecutivo, marcando así un precedente histórico único. Pero la seguridad de Borg se desmorona poco a poco a medida que la figura de John McEnroe (Shia LaBeouf) gana fuerza. El inestable campeón sueco experimentará su punto emocional más bajo, mientras que el explosivo McEnroe, con todo el mundo en su contra, se preparará para el momento más importante de su carrera.
El guion transita por dos líneas temporales: el pasado y el presente. Este juego temporal está articulado en función de explicar la construcción del carácter en ambos deportistas: uno introvertido y aparentemente sin sentimiento alguno, y el otro explosivo y de actitud violenta. El pasado se yuxtapone con el torneo y su desarrollo, donde somos testigos del desmoronamiento emocional de Borg, cuyo tránsito por la fama y la presión que esta ejerce sobre él es uno de los elementos cinéticos más importantes del filme. Maniático y supersticioso, Borg está siempre a un paso de ser derrotado por el devenir y los traumas de su infancia, mientras que McEnroe, un underdog en justa regla, lidia con su destructiva personalidad y cómo esta torpedea su ascenso a la cima.
La historia marca su acento en que ambos deportistas son distintas caras de la misma moneda, y si bien la rivalidad entre ambos jugadores es un aroma primordial, la articulación de los personajes no deja entrever en ningún momento un desprecio o aversión entre ellos, por lo que el drama que germina entre ambos protagonistas es inexistente y el quiebre de los personajes –que termina por decantar hacia sus relaciones con los caracteres secundarios– pierde sustento y se siente flojo y desaprovechado.
El tono de la película invita a la introspección y el silencio. El ritmo pausado propuesto por el director Janus Metz permite que la construcción de los personajes sea el anclaje central del entramado narrativo y, gracias al constante uso de flashbacks, vemos momentos de íntima emotividad en ambos lados de la historia. Y es aquí donde los personajes que orbitan a los protagonistas cobran fuerza con sus tramas y conflictos, repercutiendo directamente en la construcción de la personalidad de los tenistas en disputa. Lamentablemente, la resolución de estos conflictos, y el cómo repercuten en Borg y McEnroe, resulta banal y carente de solidez. Queda en duda si la realidad no fue tan dramática como presume la película, pues los nudos argumentales, una vez desenrollados, terminan llevando a ningún lado.
A pesar de esto, la actuación de LaBeouf sobresale con inmensa luz y resulta imposible (tras ser testigos de su vida personal) no empatizar con un sujeto tan desagradable como McEnroe. Puede que las vivencias personales de LaBeouf y su enfrentamiento con la fama le sirvieran como materia prima para esta destacable actuación, la cual demuestra un acierto de casting en justa regla. Por otro lado, Sverrir Gudnason permanece en el silencio, limitándose a tener destacados momentos en pantalla junto al curtido Stellan Skarsgård, quien interpreta a su exigente entrenador y que, en su peculiar estilo, consigue entregar una actuación contenida y cargada de matices. El grueso del filme es la ejecución del partido final, manejando una tensión y un ritmo que ha permanecido ausente durante todo el metraje. Dinámico y envolvente, la final de Wimbledon es una inmensa secuencia que consigue atrapar al espectador y que, en un esfuerzo por rescatar a la película, derrocha todo el talento de sus realizadores.
“Borg/McEnroe: La Película” falla en su intento de crear un conflicto sustentable entre dos enemigos jurados y presenta una rivalidad más hipotética que fáctica. Si bien, cuenta con matices y sombras de dos ídolos del deporte, no se esfuerza en gestar un discurso respecto a sus vidas y en cómo este encuentro las unificó para siempre. Lo que sí, es innegable la solidez con la que aquella final de Wimbledon ha sido llevada al cine, motivo por el que vale la pena sentarse ante la pantalla grande para revivir ese monstruoso y catártico partido protagonizado por dos grandes del tenis mundial.
Únete a la familia global de Metallica el jueves 13 de abril para una Listening Party mundial. Podrás disfrutar en primicia del nuevo álbum de la banda, “72 Seasons”, un día antes de su lanzamiento oficial. En la gran pantalla y con un demoledor sonido envolvente, este evento especial tendrá lugar en los cines en exclusiva y por una única noche.
Funciones:
Mallplaza Calama: 19:30 hrs.
Mallplaza Antofagasta: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Coquimbo: 19:30 hrs.
Cinépolis Vivo Imperio: 19:00 hrs.
Arauco Maipú: 19:30 hrs.
Cinépolis Plazuela Independencia Puente Alto: 19:00 hrs.
Parque Arauco: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis Mallplaza Egaña: 19:30 y 20:30 hrs.
Cinépolis La Reina: 19:00 y 20:00 hrs.
Plaza Maule Talca: 19:00 hrs.
Cinépolis Vivo Outlet Temuco: 19:00 hrs.
Cinépolis Paseo Costanera Puerto Montt: 19:30 hrs.
Arauco Chillán: 19:00 hrs.